Artículos publicados en El Informador Público
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Bajo la sonrisa sobradora del verdugo
Anexo
“El Capital” de Carlos Marx
Bajo la sonrisa sobradora del verdugo
En su edición del 9 de abril, Página/12 publicó el texto de la Carta Abierta número
25 titulado “La medida de lo humano”. Expresa lo siguiente: “Si la política
fuera una ondulación de fuerzas y hubiera un aparato científico para medirlas,
podríamos decir que el macrismo está en un momento donde el ciclo inicial de
acumulación no ha concluido aún. Pero por suerte, la política no tiene aparatos
tan sinuosos de medición, aunque continuamente este gobierno más que cualquier
otro, se la pasa midiendo” (…) “Los medidores macristas, tanto los públicos
como los secretos…dirigen la robótica del gobierno según parámetros de la
inteligencia artificial y otros lineamientos del cientificismo empresarial y la
mercantilización de informaciones personales privadas. ¿Cuál es la mercancía
que miden? Las pasiones públicas. Y allí encuentran razones para sus hipótesis
de permanencia en el poder, considerándose dentro de un tiempo abstracto donde
sólo existen conceptos como aceleración o gradualismo, donde impera la idea de
objetivos, no de plazos” (…) “Y el medidor, el llamado amperímetro ¿dice que
hay tanto más aceptación cuanto más empeño se ponga en ser despiadado, pero con
sonrisa indiferente en los labios?” (…) “Se cree que con el macrismo permanecen
las instituciones democráticas, los ejercicios de representación, las
alternativas con las que se empalma el juego abierto entre Estado y sociedad, lo
cual es aceptable como apariencia pero erróneo como realidad” (…) “Durante el
gobierno kirchnerista arreció una campaña que prácticamente abarcó a todos los
medios de comunicación en torno al llamado relato gubernamental, que llevaba a
dividir lo real en una zona dominante de imposturas y en una franja
declaracionista destinada a disfrazar esas imposturas” (…) “Les pedimos a
quienes formularon esa cuestión como si hablaran en nombre de una realidad
desnuda, monolítica, hecha de granito y piedras duras, que digan en qué
situación estamos ahora” (…) “¿Es Macri una vuelta a la realidad, tomada
unívocamente como último soporte de una verdad objetiva?” (…) “En un ensayo
final de experimentación humana, el macrismo está a punto de industrializar la
conciencia pública y llamar pluralismo a la aceptación de ese molde genérico, y
dentro sentirse “libremente” vanguardista o “libremente” contestatario” (…) “El
gobierno ve la política como un adosamiento exterior, manejado para que las
víctimas se sientan felices de serlo y el victimario sea envidiado” (…) “Es un
gobierno, el macrismo, que habla de lo que se mide y mide lo que se habla. En
ese sentido es un gobierno de papel maché sostenido por hierros duros de un
capitalismo de mastines” (…) “Según arcaicas etimologías, hombre quiere decir
medida. Pueden sacarse extraordinarias conclusiones de este hecho” (…) “Pero en
el macrismo, hombre es medida de pérdida de autonomía del sujeto, pérdida de
soberanía del común nacional, pérdida de entidad subjetiva en el intercambio de
bienes y servicios, pérdida de la noción social de la política y de la noción
política de la representación social. La combinación de la ternura y la
confianza de que mide bien la crueldad, caracterizan a Macri como a Vidal.
Otrora se había definido el liberalismo como falta de crueldad. Ahora se han
encontrado en la bisectriz adecuada, los dos vocablos se han conjugado” (…)
“Todo está medido por la nueva forma del fetichismo de la mercancía, cual es la
del fetichismo del gobierno que mide su crueldad y está satisfecho de los
resultados conseguidos. El descaro y la capacidad de daño infligido velozmente
en razón de la pérdida masiva de derechos, se mide, el aumento exponencial de
la pobreza, la reducción de la calidad de vida en alimentación, salud, vestimenta,
acceso a la educación y el trabajo; se mide y se aprueba” (…) “Pero medir es la
ocupación menos feroz del mundo. Objetivamente, puede medirse la propia
ferocidad. En el casillero del medidor figura como “lo que la gente quiere”.
Esta es la posta post del relato” (…) “El gobierno elegido por el pueblo, que
hace de las elecciones no un evento de la democracia sino un estudio de casos
que el laboratorio en las sombras luego mide y sopesa, está destruyendo las
instituciones, tergiversando la función de la justicia a la que también somete
a su propio balancín, que concluye en la figura presidencial como Gran Juez en
última instancia, sin que ello se debilite por ser una figura carente de
elocuencia, de alimentos culturales y de sensibilidades sociales” (…) “Una
metodología direccionada a cercenar obscenamente la libertad de expresión, con
aprietes, expulsiones y mensajes de contenido mafioso a los periodistas, no son
novedad. La novedad es que lo hacen en un mundo en el que no viven, no lo
habitan pues se repliegan lejos en la ultratumba de los medidores…donde todo
fluye con el auxilio de banalidades ilimitadas, mientras que la otra realidad
anulada quedó a cargo de inventores de fraseologías, consultores del estado de
conciencia colectiva donde introducen la varilla que mide el aceite” (…)
“Entonces hablemos de lo real como de unos estamentos que se combinan entre sí
bajo la forma del manipuleo de la relación de lo legal con lo ilegal,
triunfando siempre este último, o haciendo pasar a lo legal las porciones enteras
de lo ilegal, como cuando se dice que los capitales off shore no son ilegales.
Novedad macrista: basta “blanquear” la ilegalidad para que se torne legal” (…)
“Todo esto enturbia el juicio crítico, lacera la memoria y distorsiona el dato
fáctico al sustraer la mirada hacia un territorio libre de conflictos…la
promesa de un mundo más simple y moderno, con tecnologías renovadas para
trámites y comunicaciones celulares, confunden la democracia con una ciudadanía
que consiste en “viralizaciones” y las dificultades de la existencia colectiva
con una psicopatía para la gente linda, que acepta la epidemia de una época
llena de rebusques discursivos y palmaria escasez en los repartos del ingreso
público-que consolida y acrecienta la desigualdad-“ (…) “Bajo la sonrisa
sobradora del verdugo, vienen las novedades del Comando Sur…viene el
endeudamiento, el desafuero económico de la fuga de divisas, los negocios de
familia…viene el arrasamiento del trabajo debilitando a la clase trabajadora…se
degrada intencionalmente la estatura de la capacidad intelectual y productiva
de un país…nos humillamos ante los poderes mundiales…se consuma la adhesión a
un nuevo plan ofensivo para quebrar los proyectos nacionales y populares de
América Latina” (…) “Ante todo esto, festejamos que haya resistencia y que
sobre esos cimientos, tanto antiguos como emergentes, se construya un frente
social de unidad entre todos los sectores que no fueron absorbidos por la
aspiradora conceptual del macrismo, disparando a las espaldas de la memoria colectiva”.
En su edición del 8 de abril Página/12 publicó
un artículo de Edgardo Mocca titulado “El golpe brasileño y los argentinos”.
Escribió el autor: “En Brasil se acaba de producir la quiebra del proceso de
democratización de América del Sur, iniciado con la asunción de Raúl Alfonsín a
la presidencia argentina en 1983. Y vale recordar que la democracia se recuperó
después de un proceso de golpes de estado y dictaduras que se inició,
justamente, en Brasil en 1964 con el golpe contra Joao Goulart” (…) “Hasta aquí
parece que todo esto no tiene nada que ver con el golpe de estado contra Lula
perpetrado por las élites brasileñas, y trabajadas por el imperio; no otra cosa
es lo que alimentó la payasada judicial que agravia hoy a Brasil. Mucho menos
tendría que ver con los argentinos que podríamos mirar para otro lado y hacer
de cuenta que no pasó nada en el país vecino. Sin embargo, tiene mucho que ver.
Si miramos con un poco de atención vamos a descubrir una interesante
correlación. Los quince años que van de 1974 a 1989 son los años que el análisis
histórico atribuye a la consolidación de la globalización neoliberal” (…)
“¿Cómo pueden coincidir en el tiempo los procesos de recuperación democrática y
los de la transformación del capitalismo nacional-industrial-social emergido
triunfante de la segunda guerra en el nuevo capitalismo de la timba financiera
que se ensancha día a día?” (…) “El hecho real es que las democracias
globalizadas, que sucedieron a las añejas dictaduras de signo militar, tienen
algunos rasgos más o menos comunes. Son todas democracias de partidos. En todas
ellas funciona la alternancia. Y funcionó hasta el final del siglo pasado una
suerte de pacto no escrito en cuyo marco había cosas que no se podían hacer,
particularmente afectar los intereses y los negocios del sector dominante del
país” (…) “Que las élites locales e internacionales quisieran sacarse de encima
a las paleodictaduras es fácil de explicar. El abuso de poder corporativo por
los caudillos autoritarios, la exposición de los militares a situaciones
críticas y a bandazos ideológicos…y el factor de incertidumbre que siempre
tiene un proceso no sujeto a reglas ciertas, entre otras muchas cosas, lo
explican. El éxito de las transiciones democrático-liberales consistió en sacar
del escenario central de la discusión y de la lucha política cualquier idea de
transformación del carácter de nuestras democracias” (…) “Se impuso la
democracia como el nombre de una maquinaria institucional cuyo funcionamiento
estable y regular es el único bien al que podemos aspirar” (…) “El caso es que
la crisis del consenso de Washington creó las condiciones para que el contrato
neoliberal se rompiera. Que se rompiera no significa, desgraciadamente, que se
lo reemplazara por un nuevo contrato claro y superior” (…) “Los gobiernos
“populistas” sudamericanos de los primeros años son el signo definitivo de lo
que las élites de la democracia neoliberal-locales y extranjeras-no pueden
admitir. Naturalmente, por ahora, el asalto y la recuperación del poder no
pueden asumir las formas antiguas de la intervención militar y la violencia sin
reglas. Se recurre a sistemas judiciales corruptos, el aparato monopólico de
comunicación, servicios de inteligencia que trabajan en redes de conexión
internacionales y políticos dispuestos a alinearse” (…) “El mensaje del poder
en Brasil tiene un enorme alcance regional. Es una declaración de guerra
preventiva, es el aviso de que no se tolerarán hacia el futuro, liderazgos y
proyectos que pongan en juego la “paz de los poderosos” (…) “Es indispensable
pensar la política en nuestro país en los años que vienen a partir de esta
novedad que trae la experiencia brasileña”.
En su edición del 7 de abril Página/12 publicó
un artículo de Luis Bruschtein titulado “Despeñadero”. Escribió el autor: “El
arresto de Lula va más allá de Brasil, tantea límites y bordea abismos
conocidos, regresa a escenas del pasado, cierra puertas en toda la región. Las
democracias recuperadas tras la caída de las dictaduras han llegado a una
encrucijada o un despeñadero. Esa imagen de Lula perseguido y acorralado por
los poderosos trae reminiscencias inevitables del Salvador Allende de los ´70
en el Chile de los cacerolazos y los momios” (…) “Ahora no hay tanques en las
calles, no hay bombardeos” (…) “Tras el golpe parlamentario que desplazó a la
presidenta Dilma Rousseff, Lula decidió salir a la calle. A Rousseff la
destituyó el Parlamento en un golpe palaciego y no le pudieron probar una sola
acusación de corrupción” (…) “Dilma fue derrocada pero ni siquiera fue acusada
penalmente” (…) “La convicción democrática de Lula lo llevó a la calle, hizo
caravanas por todo Brasil y logró revertir los efectos de la fuerte campaña de
O´Globo en su contra. Las encuestas lo mostraron como el candidato con más
intención de voto, muy por delante de su seguidor inmediato, Jair Bolsonaro, un
fascista que simpatiza con las dictaduras militares” (…) “Lula hubiera ganado
las elecciones y probablemente todavía lo puede hacer porque el Partido de los
Trabajadores anunció que presentará su candidatura aunque esté en prisión.
Quedará así expuesta la falsa vocación democrática de la derecha representada
por sectores del Poder Judicial, el poder económico y las corporaciones
mediáticas” (…) “El juez de Curitiba, Sergio moro, ha sido acusado de actuar
por intereses políticos…es el juez que ha perseguido en forma encarnizada a
Lula y el que ha ordenado su encarcelamiento” (…) “En un artículo publicado en
el New York Times en enero de este año se señala que Moro “ha demostrado su
propia parcialidad en varias ocasiones. Tuvo que disculparse ante el Supremo
Tribunal Federal en 2016 por divulgar conversaciones grabadas entre Lula y la
entonces presidenta Dilma Rousseff, su abogado y su esposa e hijos” (…) “El
artículo se extiende para demostrar que Lula ha sido condenado sin pruebas
consistentes, nada más que con una declaración obtenida luego de que el testigo
permaneciera detenido seis meses sin juicio. Previamente había declarado lo
contrario y se negaron a concederle los beneficios de la ley del arrepentido,
que solamente le otorgaron cuando implicó a Lula” (…) “El habeas corpus que
presentó Lula ante el Tribunal Superior de Justicia fue rechazado por seis de
los once jueces que lo integran. De esos seis, cinco fueron designados durante
la gestión del acusado. Por esa razón, eran los más vulnerables a la presión
mediática encabezada por O´Globo, que fue el origen de las denuncias. Estaba
claro que si votaban a favor del hábeas corpus hubieran sido descuartizados por
los medios. El poder de las corporaciones mediáticas desequilibra el sistema
democrático. Y la parcialidad de una parte del Poder Judicial se suma a ese
factor desequilibrante” (…) “Los ciudadanos son libres para elegir al gobierno
de derecha que deseen. Pero los movimientos populares están proscriptos por la
persecución mediática y judicial motorizada por el poder económico” (…) “Lula
en la sede de los obreros metalúrgicos de Brasil, rodeado por decenas de miles
de manifestantes es una fotografía de esa realidad, que quiere expandirse hacia
los demás países de la región” (…) “El comienzo es siempre una campaña de
destrucción mediática que se transforma después en amenaza judicial para
arrinconar a los movimientos populares. La amenaza se mantiene si esa campaña
consigue dividir y debilitar. Pero culmina con prisión y condenas, como ahora
en Brasil, cuando el movimiento popular resiste las embestidas y muestra
capacidad para volver a disputar el gobierno” (…) “Es la misma estrategia en
todos los países. Han institucionalizado nuevamente un estatuto de violencia
que no existió durante los gobiernos populares. La prisión de Lula es
violencia. La persecución judicial injusta, sin pruebas y con evidentes
objetivos políticos, es violencia. La derecha no es democrática y promueve la
violencia. Por el contrario, los movimientos populares son democráticos porque
su única arma está en la posibilidad de generar formas de expresión ciudadana
para las mayorías”.
El 24 de marzo de 1976 y el 2 de abril de 1982
tienen algo en común: la hipocresía. Hoy, lunes 2 de abril, se conmemora el
trigésimo sexto aniversario de la decisión de la dictadura militar comandada
por Leopoldo Fortunato Galtieri de recuperar por la fuerza militar las Islas
Malvinas, conquistadas por el imperio inglés en el siglo XIX. En aquel momento
el régimen castrense atravesaba por una delicada situación. Había evidentes
signos de desgaste en todos los ámbitos, fundamentalmente en los terrenos
institucional y económico. En diciembre de 1981 el insípido Roberto Eduardo
Viola, un general cercano a Videla, fue víctima de un golpe de estado palaciego
que sentó en el sillón de Rivadavia a un halcón de las Fuerzas Armadas:
Galtieri. Apenas asumió hizo pública una frase que lo haría famoso: “las urnas
están bien guardadas”. Con estas palabras dejó bien en claro que el retorno a
la democracia no estaba en sus planes. En el gabinete se destacaron dos
civiles: los doctores Nicanor Costa Méndez y Roberto Teodoro Alemann. El
primero se hizo cargo de la
Cancillería y el segundo del ministerio de Economía. Costa
Méndez era un tradicional conservador mientras que Alemann era un conspicuo
representante del neoliberalismo y, fundamentalmente, de la banca suiza. La
economía marchaba a los tumbos. El anterior ministro de Economía, Lorenzo
Sigaut, también había lanzado una famosa frase: “el que apuesta al dólar
pierde”. Los hechos demostraron que quien apostó al dólar ganó. La inflación y
el desempleo estaban devastando a una sociedad que resistía como podía. Fruto
de ese malhumor fue el paro general organizado por la CGT de Saúl Ubaldini el 30 de
marzo de 1982. Los manifestantes que poblaron la Plaza de Mayo fueron
duramente reprimidos. Fue, realmente, una jornada aciaga. Setenta y dos horas
más tarde, como por arte de magia, el humor de los argentinos se modificó radicalmente.
De la depresión pasamos a la euforia sin solución de continuidad. La razón fue
contundente: en la mañana del 2 de abril el gobierno de Galtieri informó que se
habían reconquistado las Islas Malvinas sin necesidad de disparar un solo tiro.
La bandera argentina comenzó a flamear en Puerto Stanley, que a partir de ese
histórico momento comenzó a llamarse Puerto Argentino. El júbilo y el frenesí
invadieron las calles del país. Miles y miles de compatriotas salieron con sus
autos para manifestar, bocina mediante, el estado de ánimo imperante. ¡Las
Malvinas volvían a ser nuestras! En ese momento era imposible una evaluación
racional de la decisión que acababa de tomar Galtieri. Recuerdo que la inmensa
mayoría de la clase dirigente se mostró partidaria de la reconquista. Hubo muy
pocas voces (una de ellas fue la de Raúl Alfonsín) que alertaron sobre el
peligro que tal decisión podría implicar para la Argentina. La plaza
de Mayo se llenó de enfervorizados manifestantes que entonaban cánticos a favor
de la Argentina
y en contra de los ingleses. Nadie imaginaba lo que sucedería días más tarde.
Nadie suponía que Inglaterra tomaría nuevamente el control de las islas por la
fuerza militar. Lo cierto es que la decisión de Galtieri molestó a la primera
ministra británica Margaret Thatcher y su principal socio internacional, el
presidente de EEUU Ronald Reagan. En aquel entonces estaba vigente la guerra
fría. Era otro mundo, muy diferente al actual. La Unión Soviética
era considerada el imperio del mal por Reagan, Thatcher y el papa Juan Pablo
II. Era evidente que una guerra en el Atlántico Sur sería muy bien vista por
los soviéticos. Lo curioso es que tanto Thatcher como Galtieri eran “amigos” de
Reagan. Todos tenían en común un acendrado espíritu anticomunista. Es probable
que Reagan, al enterarse de la noticia, haya quedado perplejo. Lo peor de todo
fue que ni Galtieri ni Thatcher querían la paz. A ambos les convenía la guerra
por razones similares: reconquistar el “cariño” de sus respectivos pueblos. El
problema era que Galtieri parecía no ser consciente de la envergadura militar
del enemigo. En efecto, el régimen militar no había hecho más que desafiar a la OTAN y, de manera indirecta,
a Estados Unidos, la principal potencia militar del mundo. De todas maneras,
Regan intentó evitar una conflagración bélica entre sus socios. Es por ello que
envió a su secretario de Estado, el general Alexander Haig a mediar entre
Galtieri y Thatcher para evitar un desastre. El funcionario visitó varias veces
Buenos Aires y Londres obteniendo el mismo resultado: un fracaso rotundo.
Mientras tanto, la causa Malvinas comenzó a recibir apoyos morales de
Latinoamérica, el tercer mundo y, obviamente, la Unión Soviética.
Paradojas de la vida política: Fidel Castro, emblema del comunismo, pasó a ser
un ferviente defensor de la decisión de Galtieri, un ferviente anticomunista,
de recuperar las islas. Por su parte, Fernando Belaúnde Terry, presidente
peruano, se ofreció como mediador pero no consiguió absolutamente nada. Las
cartas estaban echadas. Mientras tanto, el fanatismo nacionalista seguía
aumentando. Quien osara cuestionar la decisión de Galtieri era inmediatamente
acusado de traidor a la
Patria. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que la guerra
era inevitable: Thatcher había decidido enviar a la zona del Atlántico Sur
cerca de 100 buques de la “Royal Navy” repletos de soldados profesionales. Por
su parte, Galtieri utilizó el histórico balcón para decirle a una enfervorizada
multitud: “si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”. La guerra
dio comienzo el 1 de mayo de 1982. Duró exactamente un mes y medio. El 14 de
junio las tropas argentinas se rindieron de manera incondicional. Hubo batallas
sangrientas como la de Monte Longdon y actos de heroísmo de parte de la
aviación. Pero la profesionalidad de los ingleses más la ayuda de Chile
pudieron más que el entusiasmo argentino. La noticia de la rendición devastó al
país. El desbordante festejo del 2 de abril fue sepultado por la depresión
generalizada del 14 de junio. Mucho tuvo que ver con esta situación la
flagrante manipulación psicológica a la que fuimos sometidos desde el noticiero
central de Argentina Televisora color. Su figura estelar, el periodista José
Gómez Fuentes, no se cansaba de repetir que íbamos ganando. Lo dijo en las
horas previas a la rendición incondicional. La derrota en Malvinas puso en
jaque a la dictadura militar. Galtieri fue echado del gobierno y se disolvió la Junta militar. A partir de
ese momento y hasta las elecciones del 30 de octubre de 1983 el gobierno quedó
en manos del Ejército que nombró como presidente de facto al recientemente
fallecido general Bignone. A 36 años de la guerra de Malvinas muchas cosas
quedaron en evidencia. El régimen de Galtieri utilizó el fanatismo nacionalista
para revitalizar un gobierno que se caía a pedazos. Por eso se tomó la decisión
de reconquistar Malvinas. Ahora bien, evidentemente tanto Galtieri como su
canciller Costa Méndez no supieron medir las consecuencias de semejante
decisión. Pareciera que hubieran dado por descontado el apoyo moral de Reagan a
la causa de Malvinas cuando la historia ha demostrado hasta el cansancio la
sólida “amistad” entre EEUU y Gran bretaña. ¿Qué fue lo que falló? ¿Acaso los
servicios de inteligencia brindaron información falsa a Galtieri? ¿Realmente
creyeron Galtieri y Costa Méndez que Thatcher no reaccionaría como finalmente
lo hizo? ¿No sabían que el apodo “la dama de hierro” había sido dado por los
propios soviéticos en señal de admiración y respeto? ¿Acaso pensaron que “la
dama de hierro” iba a tener piedad con las tropas argentinas? Jamás la tuvo.
Prueba de ello lo constituye su decisión de aniquilar al Crucero General
Belgrano. ¿Por qué Galtieri no hizo retirar inmediatamente las tropas del suelo
malvinense en señal de predisposición a la negociación bipartita sobre la
soberanía? Estas preguntas se las llevó Galtieri a la tumba. Mientras se
desarrolló el conflicto el pueblo, en su gran mayoría al menos, estuvo más
pendiente de la actuación del equipo de Menotti en España que en la guerra.
Aunque resulte doloroso reconocerlo, esa es la realidad. Por otra parte, cuando
comenzó la guerra muchos argentinos la comparaban con un partido de fútbol. Por
ejemplo, cuando la aviación hundió el buque Shefield muchos argentinos lo
festejaron como un gol argentino a un equipo inglés. Nunca nos dimos cuenta de
la gravedad de la situación. Nunca nos dimos cuenta de que durante varios días la Ciudad de Buenos Aires, por
ejemplo, estuvo a tiro de las naves inglesas. ¿Qué hubiera pasado si los
ingleses disparaban contra el Casa Rosada, por ejemplo? Tiempo después supimos
que las tropas argentinas no estaban preparadas para el combate, que no
recibieron la alimentación adecuada ni tenían ropa para protegerse del intenso
frío. Supimos que el grueso de las tropas estaba constituido por jóvenes de
piel morocha provenientes del norte argentino que jamás habían estado en un
clima tan destemplado. Supimos que fueron muchos los soldados que fueron
maltratados por sus propios superiores. Una vergüenza. El pueblo argentino no
toleró la derrota. A raíz de ello los ex combatientes sufrieron exclusión y
menosprecio. Durante años fueron ignorados y los sucesivos gobiernos
democráticos nada hicieron por ayudarlos, aunque sea económicamente. Se calcula
que el número de suicidios supera al de muertos en combate, signo elocuente del
desamparo en el que se encontraron una vez que regresaron a sus hogares.
Maltratamos a nuestros ex combatientes porque perdieron. Salir segundo no
sirve, sentenció una vez Carlos Salvador Bilardo. Sólo sirve ganar, entonces.
Como ello no sucedió con nuestros soldados, los tratamos como si tuvieran
sarna. Otra vergüenza incalificable. La derrota en Malvinas significó el fin de
la dictadura militar. La transición democrática fue su consecuencia directa. No
es cierto eso de que “el pueblo argentino recuperó al democracia”. Lo que
sucedió fue que los militares no tuvieron más remedio que irse. Y se fueron
porque perdieron en Malvinas. Si hubieran ganado Galtieri probablemente se
hubiera quedado en el poder durante una larga temporada.
En su edición del 1 de abril Página/12 publicó
un artículos de Raúl E. Zaffaroni” titulado “La deuda lesiona el derecho al
desarrollo”. Escribió el autor: “Por tercera vez en cuatro décadas nuestra
Nación cae en el endeudamiento” (…) “Cabe preguntarse si ante esto tiene algo
que decir el derecho y, en especial, si tienen algo que decir los Derechos
Humanos” (…) “Cualquier habitante sabe que si un comerciante compra siempre más
de lo que vende y recurre a préstamos bancarios para cubrir la creciente
pérdida que se le genera, pronto irá a la quiebra, que será calificada como
fraudulenta si lo hizo en forma intencional” (…) “Es previsible que nada muy
diferente le suceda a un Estado que importa más de lo que exporta y acumula
deuda en dólares” (…) “Algunas voces oficialistas dicen que la deuda crecerá
hasta 2020. En esa fecha, al ritmo actual de endeudamiento, por lo menos
superaría la cifra inimaginable de doscientos cincuenta mil millones de dólares
(250.000.000.000) y comprometería los presupuestos nacionales por varios años”
(…) “Los recursos reducidos del gasto público y los que en el futuro se
dediquen a pagar la deuda, suman cientos de miles de millones de dólares que no
se podrán destinar a salud, educación, previsión, infraestructura, asistencia
social, tecnología, ciencia e investigación, etc., lo que causará muertes,
frustrará existencias por carencias alimentarias en la infancia y por
dificultar la incorporación escolar y la formación profesional; exilará
científicos y técnicos; provocará crisis familiares” (…) “Creemos que, ante
estos resultaos, desde el derecho es verificable que nos hallamos frente a una
lesión masiva al derecho humano al desarrollo” (…) “El derecho humano al
desarrollo suele considerarse de tercera generación, lo que es aceptable sólo
en el sentido de que su reconocimiento internacional es más reciente, pues en
el plano mundial se incorporó a los temas de Naciones Unidas desde que su
Comisión declaró en 1979 que el derecho al desarrollo es un derecho humano y
que la igualdad de oportunidades es una prerrogativa tanto de las naciones como
de los individuos que forman las naciones” (…) “Casi todo el siglo pasado se
discutió una supuesta opción preferencial y hasta contradicción entre derechos
individuales (llamados de primera generación) y derechos sociales (de segunda
generación). Tal opción es falsa, pues si se da libertad sin pan, será usada
para conseguir el pan y, de no concederlo, se perderá el pan y la libertad; si,
por el contrario, se da pan sin libertad para controlar al que reparte, al
final éste se quedará con la mayor parte o con todo el pan” (…) “Esto impuso la
conclusión, hoy generalizada, de que los Derechos Humanos son interdependientes
y, por lo tanto, no puede haber un orden de preferencias…la jerarquización de
los Derechos Humanos no es más que una racionalización para violarlos” (…) “No
obstante, existe otro nivel de discusión, en que se sostiene que los derechos
sociales no son exigibles ante los jueces…La razón por la cual se sostiene lo anterior,
en definitiva, es el temor de que los jueces ordenen políticas de Estado, lo
que usualmente se llama activismo judicial y se considera un vicio” (…) “Este
temor…se funda en un falso prejuicio. Según este prejuicio los derechos
individuales se concretan en prohibiciones (el Estado no debe hacer algo) y los
sociales en mandatos (debe hacer algo). En realidad, muchas veces el respeto a
los derechos individuales exige que el Estado haga algo (mejore las cárceles,
por ejemplo) y, por el contrario, la de los sociales que se abstenga a hacer
algo (no reparta medicamentos vencidos, por ejemplo)” (…) “En verdad, esta
disputa es más teórica que práctica, pues si por ejemplo se condena a un Estado
porque ha privado a alguien de atención médica, poco importa que se invoque
expresamente la lesión al derecho a la salud como social, porque de todos modos
se le indica que no debe lesionar la salud de nadie, y con eso, se le está
ordenando que debe respetar el derecho a la salud también como derecho social,
pues la salud pública no es más que la de todos los habitantes” (…) “Pero las
objeciones más fuertes (al derecho humano al desarrollo) provienen de los
autores del hemisferio norte, que sostienen que es un concepto difuso que
podría postergar los derechos de las dos generaciones anteriores” (…) “En el
fondo, los intereses en juego responden a la creciente brecha entre norte y
sur, porque el antecedente internacional de este derecho es la descolonización
de tiempos de la última posguerra, dado que la primera condición del desarrollo
es la independencia” (…) “La definición de la Convención Americana
(incorporada a nuestra Constitución en 1994) se aproxima a la tesis que lo
entiende como un derecho-síntesis, que refuerza la idea de interdependencia o
conglobación de todos los Derechos Humanos” (…) “Por nuestra parte, sin
apartarnos de la definición de la
Convención , creemos que es algo más que eso, en razón de que
el más elemental realismo jurídico muestra que el desarrollo es el presupuesto
o marco indispensable para la realización de los otros Derechos Humanos, desde
que un país empobrecido, con marcada estratificación, exclusión social,
dependencia económica en razón de una deuda sideral y alta concentración de
riqueza, mal puede hacer efectivos, no sólo los derechos sociales, sino tampoco
los de la llamada primera generación, porque la conflictividad inherente a su
propia precariedad le llevaría a lesionar también esos derechos” (…) “Un
gobierno con mandato electoral de cuatro años, está comprometiendo quizá por
décadas los presupuestos nacionales futuros, haciendo oídos sordos a las
advertencias de los técnicos. Dada la incorporación de la Convención Americana
a la
Constitución Nacional , esta violación de Derechos Humanos es
un ilícito tanto conforme a nuestro derecho nacional como al derecho
internacional continental”.
En su edición del 1 de abril La Nación publicó un artículo
de Jorge Fernández Díaz titulado “La autoamnistía que nadie se atreve a
repudiar”. Escribió el autor: “Lo curioso no es cómo se escribe la historia,
sino cómo se borra”, refería Manuel Alcántara. El viejo maestro del articulismo
español aludía de algún modo a la amnesia personal y también a la colectiva, a
esas operaciones de ocultamientos que nos prodiga el inconsciente o que nos
imponen los hábiles memorialistas del sentido. En la Argentina se ha borrado
la verdadera historia de los primeros e infaustos años 70, con sus abominables
crímenes políticos y bajo la falsa idea de que recordarlos implicaría
justificar la última dictadura. Mediante este chantaje eficaz…resulta que los
terroristas deben ser evocados como jóvenes inocentes, lúcidos y democráticos,
y Perón debe ser despegado de la salvaje persecución de “izquierdistas” que
ordenó desde el poder, de los atentados perpetrados por la Juventud Sindical
que actuara bajo su inspiración y de las organizaciones paraestatales de
represión ilegal que montó su gobierno” (…) “Durante los últimos actos del 24
de marzo, quienes jamás pidieron perdón por sus aberraciones, quienes
practicaron como soldados el terrorismo en democracia y después se refugiaron
como pacifistas en los organismos de derechos humanos, celebraron una nueva
misa laica y declararon su autoamnistía. Borrón y cuenta nueva, compañeros;
teníamos razón en la lucha armada y no vamos a andar pisándonos el poncho, ni a
darle pasto a las fieras. Somos buenos, nosotros somos buenos, y la
“contradicción fundamental” consiste ahora en olvidar los pecados y
divergencias, y unirnos para combatir al partido del “antipueblo”,
reencarnación actual de aquel despotismo sangriento” (…) “En un momento de esa
ceremonia escalofriante, los oradores aseguraron defender “la política como
herramienta de transformación de la realidad”. Sin embargo, enumeraron
enseguida facciones que son precisamente la negación del Estado de derecho y la
consagración de la antipolítica, y lo hicieron con orgullo reivindicativo:
Montoneros, FAP, FAL y ERP” (…) “También se soslayó que la cúpula montonera,
creyendo que venía una especie de Lanusse y no el nefasto almirante Massera y sus
pistoleros y torturadores, anhelaban el golpe castrense, alarmada e incómoda
por la cacería que el propio peronismo ortodoxo había desatado contra ella. Y
por supuesto, se ha omitido que los trostkistas revolucionarios tenían el mismo
anhelo y pugnaban por apurar y agudizar las contradicciones; porque ya se sabe:
cuanto peor, mejor” (…) “Para entender la gravedad simbólica e institucional
que implica rehabilitar de manera heroica y con adulteraciones grotescas
aquellas aventuras a puro gatillo y trotyl, sólo habría que imaginar qué
ocurriría si en España se realizara hoy un acto celebratorio de la ETA o en Colombia se
organizara una marcha para ensalzar la lucha de las FARC” (…) “Aquí nadie se
arrepiente y a nadie le importa nada; cunden la cobardía, la hipocresía y la
indiferencia entre la clase dirigente y una parte relevante de la
intelectualidad actúa por acción o por omisión como facilitadora de este
peligroso fraude convertido en doctrina” (…) “No solo es necesario ocultar los
homicidios setentistas y disfrazar a los guerrilleros de algo que nunca fueron
(demócratas), sino que es preciso vincular el más tenebroso gobierno de facto
con un simple gobierno constitucional. El pasado con el presente”.
En su edición del 31 de marzo Página/12
publicó un artículo de Luis Bruschtein titulado “esquizofrenia” Escribió el
autor: “Es esquizofrénico pero no es esquizofrenia. Cuando hablan como
funcionarios de este gobierno, se quejan de la fuga de divisas por la
desconfianza de los empresarios. Y cuando hablan como titulares de cuentas en
el exterior, dicen que van a repatriar sus fortunas cuando “haya confianza en
el país”. Quiere decir que ellos se tienen desconfianza a sí mismos. O es así,
o son atorrantes de aquí a la
China ” (…) “Uno de los problemas básicos de este gobierno son
los récords absolutos de fuga de divisas y son los mismos funcionarios de este
gobierno los que generan y estimulan el problema que supuestamente debería
preocuparlos” (…) “Esa contradicción es esquizofrénica, pero estos tipos no son
locos, por eso no es esquizofrenia. Hay una lógica en esa contradicción en
función de sus intereses como parte de una clase millonaria. Desde que
Cambiemos está en el gobierno, la fuga de capitales casi se duplicó con
relación al 2015. Mauricio Macri dijo que sacaba el cepo que había puesto el
kirchnerismo al dólar para generar una “lluvia de inversiones”. Nunca se
produjo la lluvia de inversiones, y por el contrario, la fuga de divisas fue
mucho más grande que cuando existía el famoso “cepo” (…) “Según Tax Justice
Betwork-una red internacional de profesionales y organizaciones que luchan
contra la evasión tributaria-, las compañías transnacionales dejan de pagar
unos 500.000 millones de dólares anuales en el mundo. La Argentina es el quinto
país donde más lo hacen, con unos 21.400 millones” (…) “Y al mismo tiempo,
según la agencia internacional Blumberg, Argentina es el país “emergente” que
más deuda emitió en los últimos dos años. Y no consigue bajar el riesgo país”
(…) “Lo que fugan estos delincuentes se financia con deuda externa. El
crecimiento de la deuda desde que llegó Macri, siguió índices muy parecidos a
los de la fuga de capitales. Sube la deuda, sube la fuga. O sea: los millones
que no pagan esos atorrantes en impuestos, lo pagará con mucho sacrificio cada
uno de los ciudadanos” (…) “En ese enojo de Aranguren por la pregunta sobre su
fortuna, en la defensa de Macri, en general en el escándalo de las fortunas en
el exterior de los funcionarios, desde Macri hasta sus ministros, que defienden
y naturalizan lo que en todo el mundo es una vergüenza, se abre una ventana
llena de interrogantes. Hay una sociedad que no tiene cuentas en el exterior,
que tiene que pagar tarifas desproporcionadas, que necesita trabajar con
esfuerzo para sobrevivir a una alta inflación con salarios a la baja, pero que
recibe en forma pasiva este discurso ofensivo que justifica las artimañas de la
clase millonaria en su detrimento. Hay un vínculo enfermizo y enfermante en ese
diálogo alienado donde el millonario que gobierna le escupe en la cara y una
parte importante de la sociedad se relame” (…) “Pero hay una carga perversa
cuando se empobrece a la sociedad con medidas que buscan esa meta y se la
quiere convencer que está de maravilla. Es un lenguaje que construye la
justificación de los privilegios para algunos que pueden tener cuentas en el
exterior y el sacrificio de la inmensa mayoría de los que van de a pie y, sobre
todo, de los más vulnerables” (…) “Cualquier sacrificio se admite para impedir
el regreso de ese enemigo (el kirchnerismo). Para que una parte importante de
la sociedad acepte el escupitajo y la humillación se requirió la creación del
enemigo virtual. Esa creación fue parte de un discurso de sometimiento como
pieza central de una estrategia muy fuerte de los Ceos de Macri cuando estaban
en el llano y eran opositores. Aunque ha sido también un discurso para
mantenerse en el gobierno, la ilusión sobre la que se asienta es más difícil de
sostener”.
En su edición del 31 de marzo La Nación publicó artículos de
Eduardo Fidanza (“En Malvinas, los muertos recuperaron su nombre”) y Héctor M.
Guyot (“Ha vuelto la sombra de la impunidad”).
Escribió Fidanza: “A diferencia de la mayoría
de los sucesos de la historia argentina, las Malvinas son fuente de consenso.
En torno a ellas, el país desarrolló una política de Estado y construyó una
noción clave del sentido común de los argentinos: las Malvinas constituyen un
trozo de territorio nacional arrebatado por una potencia extranjera” (…) “La
saga de las Malvinas tuvo, no obstante, un punto de inflexión: la guerra que,
para recuperarla, desencadenó una dictadura brutal. La causa legítima
manipulada por una casta política espuria fue un mensaje difícil de descifrar.
Los argentinos de aquella época escenificaron su confusión, aclamando en la Plaza de Mayo a los
dictadores, para terminar gritándole poco tiempo después a su líder ocasional:
“Galtieri borracho/ mataste a los muchachos”. La unidad en torno a las islas se
había quebrado” (…) “La democracia restituyó a las Malvinas su carácter de causa
nacional compartida por la mayoría. Los sucesivos gobiernos retomaron el
reclamo diplomático y se elevó por ley a las víctimas de la guerra a la
categoría de héroes, lo que significó un reconocimiento de la sociedad y el
Estado a los que allí combatieron y murieron” (…) “Gracias a un trabajo
mancomunado de organizaciones civiles y gubernamentales de la Argentina y el Reino
Unido, de diplomáticos de carrera, de ex militares, de empresarios y hasta de
figuras del espectáculo internacional, fueron identificados 90 de los 123
soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin” (…) “Para que los
cadáveres encontraran sus nombres debió trabajarse con ahínco durante años.
Primero, buscando y sepultando a los soldados argentinos esparcidos por las
Islas, luego armando una trama solidaria entre todos los involucrados hasta
alcanzar el objetivo, para lo cual los métodos de identificación basados en el
ADN fueron decisivos” (…) “Las Malvinas lo volvieron a conseguir, tal vez por
algo que entendió Max Weber, ese nacionalista incorregible, al cabo de la Primera Guerra : la
fraternidad bélica y la muerte en batalla son la base de la autonomía de la
comunidad política frente a la religión. Esta tiene la incierta tarea de
otorgarle sentido a la muerte natural. En cambio, el soldado idealizado sabe
por qué lucha y por qué muere” (…) “El mito del héroe es a la vez un consuelo
íntimo y la expresión de una identidad nacional agónica”.
Escribió Guyot: “Los juicios en los que se
investigan actos de corrupción del gobierno kirchnerista son muchos” (…) “En
medio de la profusión de causas que se multiplican sin prisa pero sin
pausa…ciertos jueces se esconden tras los expedientes para volver a sus viejos
hábitos” (…) “Fallan fiero y aspiran, como antes, a pasar desapercibidos. Pero
ya no es tan fácil llevarse la mano al bolsillo tras firmar una resolución a
medida y en contra de lo que dicta el derecho” (…) “De todos modos, las leyes y
su interpretación siempre ofrecen el margen de oscuridad necesario como para
complicarlo todo” (…) “Las maniobras delictivas del gobierno anterior fueron
muchas, demasiadas, pero podrían resumirse así: en complicidad con supuestos
empresarios, los funcionarios vaciaban el Estado mediante obra y facturación
truchas para darle al dinero una ruta cierta que retornaba siempre al Calafate.
Puede que se quiera estudiar los planetas uno por uno, pero no hay que olvidar
que conforman un solo sistema en cuyo centro hay un único Sol, que ha dominado
la órbita de todos ellos” (…) “Ahora el planeta Cristóbal López están en
libertad, pero a la deriva y con destino incierto. Ya no hay Sol que lo
caliente, aparte del dinero en el que está sentado. Fue, en su momento, una
pieza clave para perpetuar las llamas de ese fuego que casi lo devora todo” (…)
“Los incombustibles Farah y Ballestero fueron muy lejos. ¿Corresponde levantar
la preventiva a alguien que podría entorpecer el curso de la causa?” (…) “Lo
más grave, sin embargo, es el sobreseimiento virtual que le concedieron al
cambiar la calificación de la causa de fraude a evasión fiscal” (…) “Esta fue
solo la más resonante entre las muchas decisiones judiciales controvertidas de
las últimas semanas. Parecería que muchos en Comodoro Py vuelven a su
costumbre, acaso nunca abandonada, de trabajar para la impunidad. O para el
propio beneficio, da igual” (…) “En síntesis, también en Comodoro Py y en lo
más alto de la justicia hay funcionarios fuera de órbita que buscan sobrevivir
a cualquier costo, aferrados a un poder menguante y sin saber a ciencia cierta
dónde calienta el sol. Con ese poder, de todos modos, pueden hacer todavía un
daño considerable, como lo prueban estos desaguisados que tiñen el curso de las
causas que deben juzgar a los responsables de un latrocinio cuyas consecuencias
hoy paga el país entero, y en especial los más pobres”.
En su edición del 30 de marzo La Nación publicó un artículo
de Sergio Berensztein titulado “Donald Trump, la ola populista y la “recesión
democrática”. Escribió el autor: “Leo las durísimas críticas que recibe Donald
Trump por parte de casi toda la prensa, los académicos y los expertos en las
más diversas áreas de política pública, incluso cercanos al Partido
Republicano, y por una cuestión metodológica me surge la pregunta: ¿en qué
podrían estar equivocándose?” (…) “Tal vez sea cierto que el mandatario
norteamericano haga todo mal: que su reforma impositiva termine promoviendo una
crisis fiscal aterradora y acelere el fin de un ciclo casi inédito de
recuperación económica que lleva más de nueve años; que su política exterior
termine de destruir el siempre imperfecto (des) orden global construido desde
el final de la Segunda
Guerra y cree un mundo más inestable y caótico, incluyendo el
proteccionismo y las devaluaciones competitivas; que su negacionismo en materia
ambiental profundice un problema que ya alcanzó umbrales alarmantes” (…) “Si
ese fuera el caso, sólo resta esperar que el daño sea lo más acotado posible y
que en las elecciones de noviembre de este año y, sobre todo, en las
presidenciales de 2020, surja alguna alternativa competitiva dentro del GOP o
entre los demócratas que haga que también los EEUU sean de nuevo “un país
normal” (…) “¿Puede acaso el personaje (sus modales, su pasado controversial,
el caos que caracteriza su gestión) generar tanto rechazo que sus logros en algo
más de un año de gestión no se valoren lo suficiente? Algunos trumpistas
republicanos recientes resaltan que logró reducir la inmigración ilegal,
reformar los impuestos bajando la presión a empresas e individuos, desregular
la economía para estimular el crecimiento” (…) “Sus medidas se corresponden con
muchas de las promesas de campaña, incluyendo la construcción del muro en la
frontera con México” (…) “Este solo hecho de que un presidente cumpla con lo
prometido cuando era candidato ameritaría un evento académico que estudie el
caso a fondo. Pero la presidencia de Trump no debe analizarse aisladamente: se
suma a la “ola populista” que recorre Occidente hace ya mucho tiempo” (…) “La
noción misma de “democracias maduras” está puesta en duda” (…) “El mejor exponente
de esta tendencia pesimista es el gran libro de Steve Levitsky y Daniel
Ziblatt, “How Democracies Die”, que en enero de este año publicó Penguin Books.
Plantea que la democracia muere en tres tiempos: la elección por vías
democráticas de un líder autoritario; la concentración desmedida y el abuso en
el ejercicio de poder y la represión de la ciudadanía y, sobre todo, de los
líderes de oposición. Es una suerte de manual de chavismo ilustrado, pero se
basa en muchos otros casos de indudable relevancia como la Turquía actual o el Perú
de Fujimori” (…) “Occidente vivió entre los 1950 y comienzos de este siglo una
etapa notable de progreso económico, político y social. Es natural que se
sorprendan frente a personajes como Trump, que vienen a cuestionar formas y
contenidos que parecían sacralizados” (…) “La política continúa, a pesar o
incluso gracias a Trump. Mucha más gente lee los diarios, una industria que
languidecía y que parece salvarse gracias al interés por los asuntos públicos,
multiplicado en los últimos tiempos” (…) “Las recesiones pueden ser largas y
dolorosas. Pero en algún momento terminan”.
En su edición del 30 de marzo Página/12
publicó un artículos de Oscar Luna titulado “Malvinas: la guerra que nos pasó”.
Escribió el autor: “Todo acontecimiento que marca o cambia el destino de un
pueblo, tiene más de una lectura posible. La mía está sobreimpresa del registro
particular de alguien que saliendo de la adolescencia, formó parte como soldado
conscripto de ese hecho histórico y cercano que a muchos marcó para siempre”
(…) “Una guerra es trabajo, es logística, es una larga preparación para esa
contienda única que dará sentido a las diversas reivindicaciones” (…) “Me
gustaría tener una mirada romántica sobre la Guerra de Malvinas, pero no la tengo. Las
derrotas a veces no enseñan nada” (…) “Es triste el frío, es doloroso. Lo
inhóspito se hace estado cuando el sol brilla tenue y las manos a la intemperie
se aferran a un fusil cargado de penas que morirá matando” (…) “Los días fueron
largos en Malvinas, eternos. Un tiempo perdido en el espacio” (…) “Adelante o
atrás, un país desconcertado en su algarabía ante la noticia que los arrancaba
un abril de la modorra, del sueño hipnótico, donde las estaciones se sucedían
como siendo pasajeros de un largo viaje, en trance. La gesta se hizo entonces
pantalla, se hizo revista, diario, noticia. La guerra transformó la rutina. Los
bares fueron búnker y los mozos estrategas. Las muestras de solidaridad se
multiplicaron, se explotaron” (…) “Fuimos locales, y de una manera inédita,
antiimperialistas” (…,) “Entonces, la calle fue bocina y banderas. Y parte de
esa Argentina acorralada y suprimida de derechos, sintió que un rey en copas
podía llevarlos a la victoria” (…) “El olvido, el malentendido y hasta la
negación constituyó el escenario. “El teatro de operaciones” detrás del cual
una potente voz en off repetía lo que otros necesitaban escuchar… ¡Vamos
ganando!” (…) “La derrota no fue un tropiezo, fue el epílogo de un proceso que
nació y vivió entre las ruinas del horror, en un país vendido, desaparecido y
en bancarrota. Un país sometido en mundiales, mundialitos, y al amparo de la
versión oficial reproducida por los grandes medios de comunicación que formaron
parte de la ideología y del negocio” (…) “Ya nunca seremos los mismos después
de Malvinas. Una parte de nosotros quedó allá, enterrada” (…) “Caminamos la
vida reconociéndonos en la profundidad de algunas cicatrices. Lloramos en
silencio cada abril, lloramos por la injusticia, por los que menos tienen. Ya
no somos soldados, pero sabemos que ciertas luchas duran para siempre”.
En su edición del 29 de marzo Página/12
publicó un artículo de Fernando Krakowiak titulado “Otro tarifazo para meter
leña a la inflación”. Escribió el autor: La tarifa de gas volverá a aumentar a
partir del domingo. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, informó ayer
que el ajuste promedio será de 32 por ciento, pero en las categorías más bajas
las subas llegan al 40 por ciento. Con esta nueva actualización, en doce meses
los incrementos en el Área Metropolitana de Buenos aires llegarán al 110 por
ciento y en dos años de gobierno superarán el 1000 por ciento, siempre que se
mantenga el mismo consumo” (…) “Para justificar semejantes incrementos,
Aranguren remarcó ayer que entre 2001 y 2015 la tarifa de un usuario
residencial de gas natural de la categoría más baja aumentó 169 por ciento,
mientras que en el mismo lapso la inflación fue de 1392 por ciento y el
incremento salarial de 1658 por ciento. De este modo, dejó en claro también la
fuerte recuperación que tuvo el salario real durante el kirchnerismo, aunque su
intención no haya sido demostrar eso” (…) “El ministro sostuvo además que esas
tarifas bajas no incentivaron la inversión y forzaron una importación creciente
de Gas Natural Licuado. A raíz de ello recordó que entre 2006 y 2015 el
kirchnerismo destinó 24.400 millones de dólares para subsidiar el consumo de
gas natural” (…) “Aranguren también aprovechó para contestarle a la oposición
que reclama mayor gradualismo. “Cuando alguien hoy hace una propuesta, y hasta
hay proyectos de ley, que quieren acercar los incrementos tarifarios a los
salarios no estamos viendo que es lo que ha pasado en el pasado y si eso lo
repitiéramos en el futuro vamos a tener energía escasa y cara porque va a ser importada”,
afirmó el ministro” (…) “Aranguren sostiene que si se congelan nuevamente las
tarifas volverá a haber un desincentivo a la producción y un incremento de los
subsidios. Sin embargo, lo que le cuestionan desde varios sectores de la
oposición no es que las tarifas hayan subido sino el ritmo en el que lo han
venido haciendo, intentando devolverle a las empresas en cuatro años la
rentabilidad en dólares que perdieron desde 2001” .
En su edición del 29 de marzo La Nación publicó un artículo
de Carlos Pagni titulado “Las goleadas también pueden ser un problema político
para el gobierno”. Escribió el autor: “Angustiados por la misteriosa
fluctuación del afecto popular, los políticos intentan siempre conectarse con
cualquier fenómeno que concentre emociones positivas. El fútbol está entre los
primeros” (…) “Es lógico, entonces, que la derrota de anteayer por 6 a 1 contra España encendiera
una señal de alarma en el oficialismo” (…) “El Gobierno cruza los dedos,
esperando que se consolide el tímido progreso de la receta gradualista: mayor
actividad, creación de puestos de trabajo, más recaudación, menos pobreza.
Tiene la secreta fantasía de que el equipo nacional acompañe con sus triunfos
esa recuperación. Pero se cruzó un presagio pesimista. Que el segundo semestre
de este año, que sería el verdadero, comience a envenenarse por los resultados
deportivos. Sobre todo si el Mundial se vuelve corto para la Argentina ” (…) “No hay
antecedente de una administración tan ligada al fútbol. Es obvio: Mauricio
Macri proviene de esa actividad” (…) “Muchos hinchas están convencidos de que
el Presidente utiliza su influencia para manipular los resultados” (…) “La
relación del Gobierno con el fútbol tiene una dimensión más peligrosa en
vísperas de un Mundial. La AFA
tiene hoy una conducción modelada por Macri a través de Angelici. Esta
dependencia tiene antecedentes. Agustín Justo, con quien Macri tiene tantos
parecidos, colocó al frente de la
Asociación de Football Argentino a su yerno, Eduardo Sánchez
Terrero, quien más tarde lideró Boca e inauguró la Bombonera. Con Juan
Domingo Perón, la asociación comenzó a llamarse de “Fútbol Argentino” y tuvo al
frente a Oscar Nicolini, muy vinculado a la madre de Eva Perón. Con Arturo
Illia la Asociación
estuvo comandada por Francisco Perette, hermano del vicepresidente” (…)
“Angelici celebró un acuerdo con su colega de Independiente, Hugo Moyano, para
que Claudio “Chiqui” Tapia, yerno del camionero, ocupe el histórico sillón de
Julio Grondona. Ese pacto se realizó bajo la supervisión directa del
Presidente” (…) “La inquietud del oficialismo con el Mundial está justificada. La AFA es casi un ministerio.
Sería un error, sin embargo, pensar que el Presidente tiene un control directo
sobre el seleccionado. Allí cogobierna con Lionel Messi, quien fue decisivo en
la contratación de Jorge Sampaoli como técnico. Ni haría falta aclarar que
Macri no simpatizó con la decisión” (…) “En su momento, se declaró (Sampaoli)
admirador de Cristina Kirchner y de los valores de su esposo, Néstor. La
tensión política con el DT podría contaminar las decisiones deportivas.
Sampaoli ya hizo trascender su disconformidad de jugar contra España” (…) “Hay
un motivo más íntimo por el que esta saga deportiva conmueve al gobierno. El
Presidente, que se ufana de ser un ingeniero cartesiano, reconoce que el fútbol
activa su costado irracional” (…) “Para el Presidente, el fútbol es un modelo
de pensamiento sobre el cual razona la política en una extenuante traducción. A
esa actividad pertenecen varios miembros de su equipo” (…) “La Corte , en pleno, a
instancias de Ricardo Lorenzetti, le pidió (a Gustavo Arribas) que rinda
cuentas por las filtraciones de conversaciones telefónicas de Cristina
Kirchner” (…) “El miércoles de la semana pasada, en la Cámara de Diputados,
ocurrió lo que se creía imposible. Elisa Carrió y el radical Mario Negri
propusieron al kirchnerista Agustín Rossi realizar un pedido de informes para
que Lorenzetti, el camarista Martín Irurzún y el juez Ariel Lijo expliquen las
irregularidades ligadas a intervenciones telefónicas. El texto no llegó a
votarse. Pero había sido aprobado por el kirchnerista Leopoldo Moreau; por su
hija Cecilia, massista, y por el salteño Pablo Kosiner, del PJ Federal”.
En su edición del 28 de marzo Página/12
publicó un artículo de Federico Kucher titulado “A la defensiva como Sampaoli”.
Escribió el autor: “El Banco Central mantuvo ayer la tasa de interés de
referencia en 27,25 por ciento. La autoridad monetaria aseguró que, pese a las
tensiones de precios de la primera parte del año, la inflación bajará en la
segunda mitad de 2018. El optimismo de la entidad respecto de la evolución del
proceso inflacionario es inquebrantable. El problema es que en la práctica los
pronósticos no se cumplen y el ritmo de avance de los precios se mantiene en
torno al 2 por ciento mensual” (…) “Una hora después de confirmar que mantiene
sin cambios la tasa de referencia en 27,25%, el Banco Central comunicó su
octava intervención consecutiva en el mercado cambiario para evitar una
disparada del dólar. Después de negarlo durante dos años, la autoridad
monetaria terminó por reconocer el impacto directo de la suba del dólar sobre
la inflación. Ayer la liquidación de reservas frente a una nueva demanda de
divisas que no afloja llegó a 158,9 millones de dólares, para totalizar 1926
millones desde el 5 de marzo” (…) “El BCRA advirtió en su último comunicado que
veía una divergencia entre la presión sobre el valor del peso y su visión sobre
la política monetaria”, recordó la entidad en el comunicado donde explicó por qué
no tocó la tasa rectora y por qué interviene para frenar al dólar. “En
consecuencia, continuó interviniendo para sostener el valor de la moneda, en la
convicción de que una depreciación mayor a la ya ocurrida no estaría
justificada ni por impactos económicos reales ni por el curso planeado de su
política monetaria y que, de no evitarse, tendría el potencial de ralentizar el
proceso de desinflación”, admitió” (…) “Los indicadores de alta frecuencia de
fuentes estatales y privadas que monitorea el Central indican que la inflación
núcleo de este mes se mantendrá en registros elevados”, indicó la entidad. Pero
afirmó que estas tensiones son momentáneas. “Consideramos que la aceleración de
la inflación de los últimos meses es transitoria y que se debe a los fuertes
aumentos en los precios regulados y a la rápida depreciación del peso entre
diciembre y febrero. Superados estos factores transitorios, la inflación
consolidará su tendencia a la baja”, dijo, como si esos eventos no fueran
responsabilidad del Gobierno y de su propia gestión”.
En su edición del 27 de marzo Página/12
publicó un artículo de Alejandro Kaufman titulado “Sobre el consentimiento como
legado de la dictadura”. Escribió el autor: “Presumimos como diferencias
existentes entre encubrimiento y consentimiento el conocimiento preciso y
cercano del que se dispone en el primero sobre el hecho de que se trate. No
podría encubrirse algo que no se conoce, algo que se sustrajera a la mirada o
al entendimiento. El encubridor es partícipe del hecho “con posterioridad a su
ejecución” y contribuye a que permanezca fuera de la vista. Es responsable de
ello. El encubridor puede no haber estado presente en la escena misma del hecho
pero sabe lo que le concierne. El consentimiento, en cambio, si bien puede
eventualmente coincidir con el encubrimiento, reviste un sentido más amplio y
difuso. Se consiente con algo que de algún modo se sabe con vaguedad que
ocurre, sin más. Se puede consentir con algo que se desconoce. Se puede “no
saber nada”. El consentimiento deviene de la contemporaneidad con el hecho. No
se estuvo en la escena sino a una distancia que habría permitido conocer el
hecho si se lo hubiera propuesto. El abordaje moralista del consentimiento lo
identifica con el encubrimiento y lo culpabiliza en forma homóloga. Este
parecer simplifica y a veces distorsiona las valoraciones que podamos realizar
sobre las memorias del horror. Proyecta sobre quienes señala una
responsabilidad desbordada e incomprobable que deviene síntoma del trauma pero
aporta escasamente al esclarecimiento. Quien consiente podría y por lo tanto
¿debería? haber hecho otra cosa que abstenerse de toda acción o palabra. Tal
potencia se infiere de la correspondencia espacio temporal con el hecho de que
se trata. Con posterioridad, cuando se da testimonio del horror, el
consentimiento se presenta como un misterio inabordable porque se remite a la
opacidad que el hecho tiene para quien no ha participado ni ha sabido
directamente de su ocurrencia. Aquello que disipa el consentimiento es solo una
pregunta por un suceso del que nada o casi nada se sabe. Puede ignorárselo todo
acerca del suceso. Puede disponerse solo de una sospecha, una intuición, un
pálpito o incluso nada de todo ello, ni siquiera curiosidad. La pregunta puede
tener el carácter inocuo que reviste la inquisición infantil, esa que se
profiere como recursividad infinita: ¿y por qué?, justamente cifra de la
emergente subjetividad que nace con el juego de las preguntas que prosiguen
hasta el infinito. La pregunta que aquí importa es inaugural y carece de
fundamento. No sabe la respuesta. Solo rasga el silencio: “¿dónde está tu
hermano?” En la narrativa arcaica, la ética se funda en la impugnación del
consentimiento” (…) “Consentir es solo preguntar. No es más ni es menos. Es
mucho pero es también nada. Es una ausencia, un vacío. Es solo ahogar la
inquietud que rasgaría el silencio. Es mantener la muerte del alma en el
tiempo” (…) “Nunca los derechos humanos fueron demandas que comprometieran
destinos electorales en la posdictadura. No lo fueron cuando se eligieron
gobiernos defensores, ni cuando indiferentes o elusivos, ni desde luego cuando
restauradores siniestros de la anomia concernida con el horror” (…) “Muy
recientemente hemos inaugurado una nueva modalidad, clave de un nuevo ciclo: que
en la contienda electoral se le preguntara y vuelto a preguntar a unos
candidatos sobre lo que iban a hacer si ganaban, incluso de modo acusatorio, y
que lo negaran siempre sin vacilar, para, una vez en el poder, llevar a cabo
con exactitud geométrica cada cosa que habían negado que iban a hacer, y que
además era lo que con toda previsibilidad iban a hacer. Se los votó porque
negaron que iban a hacer lo que no podrían dejar de hacer y negaron que iban a
hacer. Esta es la novedad que nos inquieta con respecto al legado de la
dictadura en términos de consentimiento Se dijo tantas veces que la democracia
en sus inicios estaba condicionada por la persistencia del horror precedente,
pero no se ha advertido algo que solo ahora estamos en condiciones de apreciar en
toda su dimensión. Institucionalidad democrática es sinónimo de consentimiento”
(…) “Profundizar una experiencia democrática no puede sino disminuir la premisa
del consentimiento y elevar el tono de la pregunta, reducir el silencio y
extender las demandas de manera intensa” (…) Y lo que resulta menos evidente es
el legado de la dictadura sobre la cultura política que nos atañe: las
condiciones del consentimiento llevan aherrojadas las marcas del horror”.
En su edición del 26 de marzo Página/12
publicó artículos de Eduardo Aliverti (“La potencia de lo necesario”) y Mempo
Giardinelli (“Lo único que no se puede hacer con la Memoria es derrotarla”).
Escribió Aliverti: “Hace ya muchos años que
los 24 de marzo están marcados en la agenda argentina como una efeméride que,
en su tipo, no existe en ningún lado. Absolutamente en ninguno. No, por lo
menos, en los alcances de que dispone más allá del marcaje de un feriado que de
por sí es sustantivo: ¿dónde hay un Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia ? Dentro de ese
recuadro, ¿este 24 tiene algo en particular?” (…) “Cita de honor. El honor que
jamás tendrán los sectores propicios o ya indiferentes ante la dictadura, tanto
en modo activo como olvidadizo porque en esto no hay medias tintas. Quienes
pretenden que los dejen de joder con lo que pasó hace 42 años son partícipes
pasivos, en el mejor de los casos, de lo reproducido y reproducible en los
gobiernos que hoy expresan los mismos intereses que las juntas militares” (…)
“La doctrina Chocobar; la probabilidad de prisión domiciliaria para represores
bajo la legítima excusa de que les corresponde la igualdad ante la ley; el
derecho burocrático a dar clases de una apologista del terrorismo de Estado; la
persecución mediático-judicial a dirigentes opositores que poco a poco debe ir
retrocediendo porque el escándalo precisamente jurídico es inocultable, nutren
una atmósfera de la que pueden sacarse conclusiones nada antitéticas. Son
complementarias, en verdad. Por un lado, los medios y comunicadores oficialistas
pregonan polémicas acerca de, justamente, el imperio de la ley” (…) “¿Por qué
no le corresponderían al Ángel de la
Muerte las mismas prerrogativas que al común de los mortales?
Correcto, formalmente, si quisiera hacerse un esfuerzo de lectura aséptica. Pero
esto no es cuestión de formalidades o bien, aún incluyéndolas, cualquier
análisis político que se precie de serio toma en cuenta el escenario general.
Esto es, un clima de época o etapa en el que queda habilitado hablar de los
derechos de Compañía y Pando como si no hubiera contexto. El límite de esa
trama está puesto por el universo efectivo y simbólico de quienes se
movilizaron el sábado, en prácticamente todo el país, si bien los medios de
alcance nacional sólo dieron cuenta de la Plaza de Mayo” (…) “Como dice Jorge Alemán (…)
“el 24 no es la resurrección pero sí la demostración en acto de lo que no
termina de morir nunca…Lo que no puede ser asesinado del todo está siempre
presente, en el núcleo de cualquier proyecto emancipatorio. Por eso este acto, este
día, es el que supervisa en última instancia a todo (el) proyecto político, el
actual y lo que vendrá también. El homenaje del 24 no celebra nada ni borra el
insulto a la Humanidad
que se perpetró. Pero rememora lo que ahora y siempre nos interpela, el deseo,
“que hace que la vida no tenga sentido si produce un cobarde”.
Escribió Giardinelli: “Recularon con
Etchecolatz, recularon con Pando, recularon con Astiz. Dejaron en libertad a
Zannini y a D´Elía. No pueden con la economía ni con el descontento” (…) “Y el
24 fue un espectáculo glorioso el desplazamiento incesante de cientos de miles
de compatriotas que coparon avenidas y plazas, y no sólo la de Mayo en Buenos
aires” (…) “Y es que, como decía Mario Benedetti hace añares, a estos tipos si
no los despeina el viento los va a despeinar la Historia. Y es lo que
está sucediendo” (…) “La movilización del 24 fue extraordinaria, impactante, si
bien todavía hace daño-maldita sea-la vieja enfermedad del sectarismo. Porque
hay que decirlo aunque a algunos no les guste: fue doloroso que a eso de las
seis de la tarde y luego de una jornada luminosa en todos los sentidos,
mientras media Plaza de Mayo se retiraba por avenida Belgrano, por otras calles
llegaban contingentes con otras banderas pero afirmando lo mismo: Memoria,
Verdad, Justicia” (…) “Pero más allá de sectarismos, hay algo que se mueve en
los sótanos de la Patria.
Esa es la esperanza. Con ella se podrá sacar a votazos a
estos tipos en 2019. Pero hay que organizarse, claro, y ése sí que es un
problema. El peronismo solo no va a poder. Más allá de candidatos, y de buenas
voluntades mezcladas con cretinos ultraconocidos, solos no serán gobierno. Y si
llegaran a serlo, no durarían tres meses sin pelearse como gatos en bolsa” (…)
“La historia enseña que lo único que no se puede hacer con la Memoria es derrotarla,
pero también enseña que la grandeza política en estas pampas es escasa. Y que
las ambiciones son tan dañinas como las corrupciones, quizás, seguramente,
porque su etiología es una sola” (…) “Por eso no terminan de entusiasmar los
aprestos de algunos dirigentes con prestigio y arraigo en provincias. Porque
los palos en la rueda son el rasgo más común de la historia política argentina”
(…) “Cierto que el pueblo fue confundido arteramente en el final del cristinismo;
lo engañaron fiero y de puro desconcertado votó como votó. Y por eso ahora le
cuesta tanto y va de a poquito venciendo el desaliento, y por momentos hasta
con miedo porque ya se dio cuenta de la violencia de que son capaces los
estafadores” (…) “Por eso las culpabilidades-o responsabilidades, para decirlo
en clave delicada-no le incumben tanto a esa pobre inocencia manipulada y
abusada, sino y sobre todo a dirigencias traidoras y ni se diga a empresarios y
ruralistas transnacionalizados y evasores, y a banqueros y especuladores al
servicio del FMI y de toda la caterva mundial explotadora y corrupta. Hay
demasiada podredumbre alrededor, y lo más grave es que parece naturalizada” (…)
“¿Quién no tiene un amigo que votó a estos tipos, y hoy está arrepentido porque
aprendió, en la malaria, el dolor y el desamparo, a ver su propia metida de
pata?” (…) “Todo eso es también nuestro problema. De todos y todas. Del campo
nacional y popular, y el primer paso para resolverlo es admitir que es un
problema muy serio y difícil de resolver. Por eso, en El Manifiesto Argentino
venimos hablando de Confluencia Nacional y Popular” (…) “Ya lo decía Alfonsín,
Raúl, a quien convendría recuperar: “No habrá radicales ni antirradicales, ni
peronistas ni antiperonistas cuando se trate de terminar con los manejos de la
patria financiera, con la especulación de un grupo parasitario enriquecido a
costa de la miseria de los que producen y trabajan (…) No habrá radicales ni
antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas sino argentinos unidos para
enfrentar al imperialismo en nuestra patria. La construcción y la defensa de la Argentina la haremos
marchando juntos, aceptando en libertad las discrepancias, respetando las
diferencias de opinión, admitiendo sin reparos las controversias en el marco de
nuestras instituciones, porque así y sólo así podremos lograr la unión que
necesitamos para salir adelante”.
En su edición del 25 de marzo La Nación publicó un artículo
de Morales Solá titulado “La peor crisis entre el Gobierno y la Justicia ”. Escribió el
autor: “Es probable que a fin de año ya no sean jueces Jorge Ballestero y
Eduardo Farah. Por primera vez en la historia, la Corte Suprema pidió
que se investigue a esos dos jueces porque habrían conspirado, dice sin
decirlo, para conformar un tribunal decidido a beneficiar a Cristóbal López.
Antes, el oficialismo en el Consejo de la Magistratura resolvió
llevar a Ballestero y Farah al enjuiciamiento político para ponerles fin a sus
carreras judiciales. Aunque en este caso parecen dos instancias que confluyen
en una misma dirección, la relación entre el gobierno de Macri y la Corte Suprema
atraviesa por un momento de extrema tensión” (…) “La Corte sabe, aunque no lo
dice en su documento, que la elección de Farah como juez subrogante fue una arbitrariedad
de Ballestero. Nunca el tribunal se metería en la elección de un juez si no
estuviera seguro de que existieron serias irregularidades La resolución sobre
López no tenía mayoría…en una Cámara integrada solo por dos jueces después de
la destitución de Eduardo Freiler” (…) “Es decir, Ballestero decidió quién lo
acompañaría en la firma de una resolución que puso en libertad a Cristóbal y
cambió la carátula de su causa contra la opinión de un tribunal superior, la Cámara de Casación. Por
eso, Elisa Carrió sembró la sospecha de que habían existido sobornos y revisó
la historia de la fortuna personal de Ballestero” (…) “La alegría no fue solo
de Cristóbal López en estos días. Una resolución de la Corte Suprema
benefició a Cristina Kirchner, aunque también es improbable que exista una
amplia conspiración de ese tribunal con los jueces federales de Comodoro Py,
junto al peronismo centrista de gobernadores y senadores” (…) “Los resultados
de la resolución, que cuestionó los traslados de los jueces nacionales de
instrucción al fuero federal, tuvieron dos consecuencias catastróficas. Una de
ellas es lo que sucederá con los juicios orales a Cristina Kirchner. La causa
por el memorándum con Irán, la histórica denuncia de Alberto Nisman antes de
morir, quedará en manos de un tribunal compuesto por jueces de cercanías
kirchneristas. Es el tribunal que ayer sacó de la cárcel a Carlos Zannini y
Luis D´Elía. El expediente por “la ruta del dinero K”, al que podrían
integrarse el direccionamiento de la obra pública y las causas Hotesur y Los
Sauces, quedará en manos de un tribunal con dos jueces razonables. ¿Habrá
justicia, entonces? Difícil. El fiscal de ese juicio será Abel Córdoba,
militante de Justicia Legítima y habitual panelista de programas kirchneristas
en tiempos de Cristina” (…) “La otra consecuencia es que el gobierno de Macri
no podrá implementar la ampliación del número de jueces federales. El macrismo
proyectaba elevar el número de los 12 jueces actuales para licuar el poder de
estos y quería hacerlo con jueces nacionales de instrucción penal” (…) “Para
peor, la Corte
deberá resolver sobre la constitucionalidad de la reforma previsional” (…) “La
figura de Lorenzetti es la que más desconfianza provoca en medios oficialistas.
Creen que el presidente de la
Corte les dice una cosa a unos y otra cosa a otros. Ha dejado
de ser previsible para el macrismo”.
En su edición del 25 de marzo Página publicó
un artículo Edgardo Mocca titulado “Una oportunidad política”. Escribió el
autor: “La puesta en libertad de Carlos Zannini y Luis D´Elía marca el derrumbe
de una nefasta doctrina que convirtió la prisión preventiva en una herramienta
de linchamiento público de personas y de persecución política de la principal
fuerza política de oposición en el país. Marca un antes y un después en la
historia del Poder Judicial argentino y está indicando que es muy problemática
la existencia del estado de derecho en Argentina bajo un régimen judicial
absolutamente desquiciado en sus funciones a través de todas sus instancias”
(…) “Hasta aquí, su mandato (Macri) tiene a la manipulación publicitaria, la
extorsión, la persecución de sus adversarios y la represión callejera como
instrumentos centrales y casi excluyentes. Podría agregarse la complicidad de
una parte de los legisladores que fueron electos para fines opuestos a los que
ostensiblemente parecen perseguir, pero aquí hay una zona gris con la
mencionada práctica del apriete: algunos de esos parlamentarios actúan bajo el
imperio de públicas y manifiestas presiones sobre los gobernadores, casi todas
ellas reducibles al condicionamiento de los fondos financieros que necesitan.
Lo cierto es que lo que empezó a resquebrajarse no es solamente una práctica
nefasta del poder judicial sino un sistema de gobierno” (…) “¿Puede funcionar
de otro modo el gobierno? ¿Puede reemplazar el entusiasmo morboso de la parte
de la población por la prisión de quienes considera enemigos políticos? ¿Puede
afirmarse sobre la base de la verdad, de la libertad y renunciando a sus
prácticas autoritarias? Es muy difícil imaginarlo” (…) “Una parte importante
del poder judicial y de la clase política respira el clima de época; es un
clima en el que el poder político, económico e ideológico está concentrado en
las mismas manos y son usados sin otro límite que el que le imponen las
múltiples formas de la movilización popular” (…) “La necesidad de la unidad se
hace dramática. Porque es una necesidad de una parte muy importante de la
población que empieza a salir del cautiverio publicitario montado sobre la base
de la mentira y la manipulación y constata cómo se ha deteriorado su calidad de
vida, cómo su salario real ha disminuido. Y percibe que no se trata de errores
circunstanciales sino del núcleo mismo de sentido de este gobierno y de las
clases a las que representa. Si se quiere reducir a su expresión más concreta y
reducida el lugar histórico que se ha dado este gobierno es el de elevar la
rentabilidad del gran capital a costa de la reducción del “costo” salarial” (…)
“Todavía muchos dirigentes políticos temen más las represalias de los grandes
grupos mediáticos y del gobierno que los de la calle. El último fin de semana
en San Luis, diversos sectores del peronismo y fuerzas aliadas protagonizaron
una nueva reunión abierta con la mira puesta en el avance hacia la unidad. Es
un secreto a voces que el gobierno operó activamente en los días previos para
debilitar el encuentro, con el ya clásico recurso de la extorsión. Sin embargo
el proceso de agregación plural sigue su marcha; ya se nos está haciendo
costumbre encontrar entre sus adherentes más entusiastas a dirigentes que
tenían hasta hace poco posiciones muy encontradas entre sí” (…) “El nuevo
nombre de los argumentos contra la unidad es el “corruptómetro”. Detrás de esa
desafortunada frase del diputado Solá se encolumnan todos los prejuicios
sistemáticamente sembrados por los grandes medios y por el actual oficialismo;
esos prejuicios no consisten en el invento de la corrupción estatal; esta
existe y es una verdadera lacra que tendría que justificar un mejoramiento del combate
sistemático contra ella y de las penas para su práctica. La manipulación
consiste en la identificación de la corrupción con una fuerza política, el
kirchnerismo. Y esto se hace en momentos en que estamos conociendo todos los
días nuevas “hazañas empresarias” de los miembros de este gobierno” (…) “Y la
novedad es que la corrupción que estamos conociendo no es la siempre condenable
avivada de tal o cual funcionario. Es una corrupción sistémica. Es el capital
liberado de compromisos legales. Es el poder sin controles jurídicos ni límites
morales. Es la manera de ser del capitalismo contemporáneo” (…) “Se necesita
entonces un gran corruptómetro colectivo. Y que no sea un modo de chicanear
adversarios o de perseguir y encarcelar enemigos sino un gran movimiento
político-social para hacer valer la cultura del trabajo, de la producción por
sobre la de los abusos de poder de los funcionarios públicos y los abusos de
los poderosos de la tierra que consideran que eludir o evadir impuestos y
normativas laborales y ecológicas-entre otras-es un recurso productivo” (…)
“Mientras tanto hay que lograr que esta situación crítica en la que han entrado
algunos de los pilares del régimen impulse una nueva brújula política. Una
brújula que descarte las fáciles chicanas y los juegos que se practican para
ganar la buena voluntad de los poderosos. En palabras simples es necesario
perder el miedo, hacer política sin miedo” (…) “Es claro que oponerse a las
políticas de hambre, persecución y entrega va a seguir siendo muy costoso en la Argentina de los días
que vienen. Pero es necesario registrar que de saquí a la elección de 2019 se
están definiendo muchos problemas históricos en el país”.
Anexo
“El Capital” de Carlos Marx
La acumulación del capital no se reduce a un
incremento cuantitativo del capital sino también a un permanente cambio
cualitativo de su naturaleza, de su composición, lo que provoca un aumento
incesante del capital constante en detrimento del capital variable. Dice Marx:
“Advertir aquí para más tarde: cuando el aumento sólo es cuantitativo, las
ganancias de los capitales mayores y menores, en la misma rama industrial, son
proporcionales a las magnitudes de los capitales desembolsados. Cuando el
aumento cuantitativo surte efectos cualitativos, la cuota de ganancia de los
capitales mayores aumenta también”. El régimen capitalista de producción, el
desarrollo de la fuerza laboral productiva y los cambios que este desarrollo
provoca en la composición orgánica del capital, avanzan con mayor rapidez que
el crecimiento de la propia acumulación y la riqueza social. Ello se debe a lo
siguiente: el incremento absoluto del capital global de la sociedad se da de la
mano con la centralización de sus elementos individuales, mientras que el
cambio técnico del capital adicional va acompañado por la transformación
técnica del capital primitivo. Explica Marx: “Así, pues, al progresar la
acumulación, cambia la proporción entre el capital constante y el variable, si
originariamente era de 1:1, ahora se convierte en 2:1, 3:1, 4:1, 5:1, 7:1,
etc., por donde, como el capital crece, en vez de invertirse en fuerza de
trabajo ½ de su valor total sólo se van invirtiendo, progresivamente, 1/3´,
1/4´, 1/5´, 1/6´, 1/8´, invirtiéndose en cambio 2/3´, ¾´, 4/5´, 5/6´, 7/8´.,
etc., en medios de producción”. La demanda de trabajo es independiente del
volumen del capital total pero no lo es del capital variable; en consecuencia,
cuando comienza a crecer el capital total comienza a disminuir progresivamente
la demanda de trabajo. La demanda de trabajo se desacelera, disminuye,
proporcionalmente a la magnitud del capital global y lo hace en progresión
acelerada, en sintonía con el incremento de esta magnitud. Cuando se desarrolla
el capital total al mismo tiempo se produce el crecimiento del capital variable
y la fuerza de trabajo que absorbe (número de obreros), pero en una proporción
que decrece constantemente. Mayor es la cantidad de obreros que se quedan en la
calle o no son absorbidos por el sistema capitalista. Ahora bien, para que el
sistema capitalista absorba un determinado número adicional de trabajadores y
resguarde los puestos de trabajo a los obreros que ya absorbió, la acumulación
del capital total debe acelerarse cada vez más. Pero hay algo más. “Además”,
remarca Marx, “esta misma acumulación y centralización creciente se trueca, a
su vez, en fuente de nuevos cambios en cuanto a la composición del capital,
impulsando nuevamente el descenso del capital variable para hacer que aumente
el constante”. El descenso relativo del capital variable es la contracara de un
aumento absoluto de la clase obrera, aumento que es más veloz que el del
capital variable. Ahora bien, este crecimiento, remarca Marx, es relativo: “la
acumulación capitalista produce constantemente, en proporción a su intensidad y
a su extensión, una población obrera excesiva para las necesidades medias de
explotación del capital, es decir, una población obrera remanente o sobrante”.
En otros términos: la acumulación del capital condena inexorablemente a
importantes sectores de la población obrera a la exclusión social, a formar
parte de la mano de obra desocupada que tan funcional es a los intereses de los
capitalistas.
La dinámica de la acumulación del capital social a veces ocasiona
cambios periódicos y en otras ocasiones se produce un reparto simultáneo de sus
elementos entre las diversas órbitas de producción. ¿Qué sucede con el capital
en dichas órbitas? En algunas su composición se modifica sin que se produzca al
mismo tiempo un crecimiento de su magnitud absoluta, lo que se debe a la simple
concentración. En otras el aumento absoluto del capital va de la mano con una
disminución absoluta de la fuerza de trabajo (capital variable) por aquél
absorbida. En otras el crecimiento del capital se apoya sobre su técnica actual
mientras la fuerza obrera que sobra se asimila de manera proporcional a su
crecimiento, o bien el capital experimenta un cambio orgánico que provoca una
reducción del capital variable. “El crecimiento del capital variable, y, por
tanto, el de la cifra de obreros en activo”, enfatiza Marx, “va unido en todas
las esferas de producción a violentas fluctuaciones y a la formación
transitoria de una población sobrante, ya revista ésta la forma ostensible de
repulsión de obreros que trabajan o la forma menos patente, pero no por ello
menos eficaz, que consiste en hacer más difícil la observación de la población
obrera sobrante por los canales de desagüe acostumbrados”. Vale decir que se
oculta la existencia de los obreros que están fuera del sistema de producción.
A pie de página Marx transcribe los resultados de un censo realizado en aquella
época en Inglaterra y Gales (“Census of England and Wales for 1861, t. III,
Londres, 1863, pp. 35/37): total de personas que trabajan en la agricultura: en
1851, 2.011.447; en 1861, 1.924.110; retroceso: 87.337. Manufactura lanera:
1851, 102.714; 1861, 79.242. Fábricas de seda: 1851, 111.940; 1861, 101.678.
Estampado de percales: 1851, 12098; 1861, 12.556…Fabricación de sombreros:
1851, 15.957; 1861, 13.814. Fabricación de sombreros de paja y adornos de
cabeza: 1851, 20.293; 1861, 18.176. Cerveceros: 1851, 10.566; 1861, 10.677.
Fabricación de velas: 1851, 4.949; 1861, 4.686…Aserradores de madera: 1851,
30.552; 1861, 31.647…Fabricantes de clavos: 1851, 26.940; 1861, 26.130…Minas de
zinc y cobre: 1851, 31.360; 1861, 32.041. En cambio, industria de hilados de
algodón y tejidos: 1851, 371.777; 1861, 456.646. Minas de hulla: 1851, 183.389;
1861, 246.613. “El aumento del número de obreros es mayor, en general, en
aquellas ramas en que hasta ahora no se ha conseguido aplicar con éxito la
maquinaria”, se lee en el censo.
Dice Marx: “Con la magnitud del capital social
ya en funciones y el grado de su crecimiento, con la extensión de la escala de
producción y la masa de los obreros en activo, con el desarrollo de la fuerza
productiva de su trabajo, con el flujo mayor y más pletórico de todos los
manantiales de riqueza, aumenta también la escala en que la mayor atracción de
obreros por el capital va unida a una mayor repulsión de los mismos, aumenta la
celeridad de los cambios operados en la composición orgánica del capital y de
su forma técnica y se agranda el cerco de las órbitas de producción afectadas
simultánea o sucesivamente por estos cambios”. Vale decir que el desarrollo
tecnológico del sistema de producción capitalista provoca simultáneamente una
gran atracción de mano de obra barata y una feroz repulsión de gran parte de
dicha mano de obra. Se trata de una ley de población que hace a la esencia del
régimen de producción capitalista. Dice John
Barton (“Observations on the Circumstances which influence the Conditions of
the Labouring classes of Society”, Londres, 1817, pp. 16 y 17): “La demanda de
trabajo depende del incremento del capital circulante no del capital fijo. Si fuese verdad que la
proporción entre estas dos clases de capital es la misma en todos los tiempos y
en todos los países, se llegaría prácticamente al resultado de que el número de
obreros que trabajan está en relación con la riqueza del país. Sin embargo,
esta conclusión no presenta apariencias de probabilidad. Al perfeccionarse y
extenderse la civilización, el capital fijo va ganando más y más en proporción
respecto al variable. La suma de capital fijo que se invierte en fabricar una
pieza de muselina inglesa es, por lo menos, cien veces y acaso mil veces mayor
que la que cuesta producir una pieza igual de muselina india. Y la proporción
de capital circulante cien y hasta mil veces menor…Aunque se añadiesen al
capital fijo todos los ahorros obtenidos durante el año, no influirían para
nada en el crecimiento de la demanda de trabajo” (según Marx este autor
confunde el capital constante con el fijo y el variable con el circulante).
La superpoblación obrera no es solamente un
producto necesario del proceso de acumulación capitalista sino también “una de
las condiciones de vida del régimen capitalista de producción”. La exagerada
cantidad de obreros hace, pues, a la esencia del régimen capitalista de
producción. Sin esta masa obrera dispuesta a ser sacrificada la sociedad
capitalista sería inviable. Dice Marx: “constituye un ejército industrial de
reserva, un contingente disponible, que pertenece al capital de un modo tan
absoluto como si se criase y mantuviese a sus expensas”. Los obreros soportan
que el capitalista les robe parte de su salario porque saben que su puesto de
trabajo es apetecido por miles de desocupados que esperan ansiosamente su
oportunidad. Ese ejército industrial de reserva no hace más que legitimar la
explotación capitalista. “Le brinda (el ejército obrero desempleado) el
material humano, dispuesto siempre a ser explotado a medida que lo reclamen sus
necesidades variables de explotación e independiente, además, de los límites
que pueda oponer el aumento real de la población”, remarca Marx. Al acumularse
y desarrollarse la fuerza laboral, el capital se expande con más fuerza. Ello
se debe, por un lado, a que la elasticidad del capital en funciones y la
riqueza absoluta crecen, y que el crédito permite que la producción tenga a su
disposición una parte extraordinaria de dicha riqueza; y, por el otro, la
tecnología del proceso de producción hace posible, al aplicarse en gran escala,
modificar rápidamente el producto excedente en nuevos medios de producción. Al
progresar la acumulación se desborda la masa de riqueza social y se abalanza
sobre las antiguas ramas de producción provocando un aumento en la dimensión
del mercado o crea las condiciones para el surgimiento de nuevas ramas de
explotación. Esta nueva situación exige la presencia de grandes masas humanas
disponibles, aptas para cubrir los nuevos puestos de trabajo. La superpoblación
es la encargada de brindar a la industria esa marea humana que busca trabajo
para sobrevivir. Dice Marx: “El curso característico de la industria moderna,
la línea-interrumpida sólo por pequeñas oscilaciones-de un ciclo decenal de
períodos de animación media, producción a todo vapor, crisis y estancamiento,
descansa en la constante formación, absorción más o menos intensa y reanimación
del ejército industrial de reserva o superpoblación obrera. A su vez, las
alternativas del ciclo industrial se encargan de reclutar la superpoblación,
actuando como uno de sus agentes de reproducción más activos”.
El desarrollo de la industria moderna no
hubiera sido posible en la época en que nació la sociedad capitalista. La
composición del capital no se modificó de un día para el otro. La acumulación
del capital trae aparejado el aumento de la demanda laboral. Según Marx la
súbita e intermitente expansión de la escala de producción constituye la
premisa del fenómeno contrario: su súbita contracción. Esta súbita contracción
da origen a una nueva expansión que sólo progresa si existe la masa de obreros
necesaria, si se da un aumento del censo obrero más allá del incremento
absoluto de toda la población. Ahora bien, ¿cómo logra el sistema capitalista
disponer de ese material obrero descartable? Responde Marx: “Esto se consigue
mediante un simple proceso, consistente en dejar “disponibles” a una parte de
los obreros, con ayuda de métodos que disminuyen la cifra de obreros que
trabajan en proporción con la nueva producción incrementada. Toda la dinámica
de la industria moderna brota, por tanto, de la constante transformación de una
parte del censo obrero en brazos parados u ocupados sólo a medias”. En el
régimen capitalista la desocupación es, pues, sistémica. El capitalismo
necesita sí o sí la existencia de un ejército de reserva, de una gran cantidad
de desocupados y subocupados para poder funcionar. Así como los cuerpos
celestes, compara Marx, una vez lanzados en una dirección no hacen más que
reiterar el mismo movimiento, “la producción social, una vez proyectada en esa
línea alternativa de expansiones y contracciones, se mantiene ya siempre dentro
de ella”. Las consecuencias pasan a ser causas y las alternativas del proceso
pasan a ser periódicas. Cuando la periodicidad se consolida queda en evidencia
que la producción de una población sobrante relativa (mano de obra desocupada)
hace a la esencia de la industria moderna.
En su libro “Lectures on colonization and
colonies” (Londres, 1841 y 1842, t. 1, p. 146), H. Merivale expresa: “Supongamos
que, en ocasión de una crisis, la nación (Inglaterra) hiciese un esfuerzo
ímprobo para deshacerse, por medio de la emigración, de unos cuantos cientos de
miles de brazos sobrantes: ¿cuál sería la consecuencia de esto? Que, en cuanto
volviese a presentarse la demanda de trabajo, se produciría un déficit. Por muy
rápida que sea la reproducción humana, siempre hará falta el intervalo de una
generación para reponer los obreros adultos. Ahora bien; las ganancias de
nuestros fabricantes dependen primordialmente de la posibilidad de aprovechar
los momentos propicios en que se reaviva la demanda, resarciéndose con ellos de
las épocas de paralización. Esta posibilidad sólo se la garantiza el mando
sobre la maquinaria y el trabajo manual. Han de contar con brazos disponibles,
con medios para cargar o descargar la tensión de sus actividades en la medida
en que sea necesario, con arreglo a las exigencias del mercado; de otro modo,
no podrán bajo ningún concepto afirmar en la batida de la concurrencia la
supremacía sobre la que descansa la riqueza de este país”. El fenómeno de la
superpoblación fue reconocida por el propio Malthus (para Marx este autor
concibe la superpoblación obrera como un exceso absoluto de población obrera y
no como un remanente relativo). En su libro “Principles of Political Economy”,
pp. 254, 319 y 320) manifiesta: “Ciertas prácticas previsoras en punto al
matrimonio, si se aplican con cierta extensión entre la clase obrera de un país
que vive principalmente de la manufactura y el comercio, pueden llegar a
perjudicarle…Dada la naturaleza de la población, no puede lanzarse al mercado
una nueva promoción de obreros hasta que no pasen de 16 o 18 años, y la
transformación de renta en capital por el ahorro puede seguir un curso mucho
más rápido; un país se halla siempre expuesto a que su fondo de trabajo crezca
con mayor rapidez que su población”. Según Marx, “a la producción capitalista
no le basta, ni mucho menos, la cantidad de fuerza de trabajo disponible que le
suministra el crecimiento natural de la población. Necesita, para poder
desenvolverse desembarazadamente, un ejército industrial de reserva, libre de
esta barrera natural”.
El aumento o la disminución del capital
variable son proporcionales al aumento o a la disminución del número de obreros
que trabajan. Ahora bien, aunque la cantidad de obreros ocupados no se
modifique o disminuya, el aumento del capital variable es provocado por un
mayor rendimiento laboral del obrero. Aunque el precio del trabajo no se
modifique y el salario disminuya, la masa de trabajo crece más lentamente. El
aumento del capital variable pone en evidencia, en estos casos, la existencia
de más trabajo, lo que no significa que haya aumentado el número de obreros que
trabajan. Aumentan las horas de trabajo de cada obrero pero no la cantidad de
obreros. Lo que pretende el capitalista es que un número cada vez más reducido
de obreros trabaje de sol a sol, pese a que podría tranquilamente obtener dicha
cantidad contratando a una mayor cantidad de obreros. Dice Marx: “En el segundo
caso, la inversión de capital constante crece en proporción a la masa del
trabajo puesto en movimiento; en el primer caso, crece mucho más lentamente.
Cuanto mayor es la escala de producción, más decisivo se hace este móvil. Su
empuje crece con la acumulación del capital”.
Gracias al desarrollo del régimen capitalista
de producción y de la fuerza productiva del trabajo, el capitalista está en
condiciones, desembolsando el mismo capital variable, de desplegar una mayor
cantidad de trabajo explotando sin misericordia a los obreros. Este sistema de
explotación también le permite al capitalista, con el mismo capital, comprar
más obreros, desplazando los obreros hábiles por otros menos hábiles,
reemplazar mano de obra madura por otra más joven y barata (incluso niños).
“Por tanto”, dice Marx, “de una parte, conforme progresa la acumulación, a
mayor capital variable se pone en juego más trabajo, sin necesidad de adquirir
más obreros, de otra parte, el mismo volumen de capital variable hace que la
misma fuerza de trabajo despliegue mayor trabajo y, finalmente, moviliza una
cantidad mayor de fuerzas de trabajo inferiores, eliminando las más perfectas”.
La desmovilización de obreros se produce con mayor rapidez que el cambio
técnico del proceso de producción, acelerado de por sí a raíz de los progresos
experimentados por la acumulación y del descenso proporcional del capital
variable respecto al constante. Como los medios de producción aumentan de
volumen e incrementan su rendimiento, dejan de lado su función de garantizar
trabajo a los obreros. Mientras se incrementa la fuerza productiva del trabajo,
crece más rápidamente la oferta de trabajo del capital en relación con su
demanda de obreros. Es la flexibilización laboral en su máxima pureza: “el
exceso de trabajo de los obreros en activo engrosa las filas de su reserva, al
paso que la presión reforzada que ésta ejerce sobre aquéllos, por el peso de la
concurrencia, obliga a los obreros que trabajan a trabajar todavía más y a
someterse a las imposiciones del capital”. En una fábrica trabajan 10 obreros y
en la calle hay 20 esperando una oportunidad para ingresar a dicha fábrica.
Como los 10 obreros empleados trabajan, por ejemplo, 16 horas por día, no hay
espacio físico para los 20 obreros que están en la puerta esperando su
oportunidad. A su vez, la presencia de esos 20 obreros obliga a los 10 que
están en la fábrica a aceptar cualquier antojo del empresario con tal de no
perder su puesto de trabajo. Es así como el capitalista, al exprimir al máximo
a los obreros que trabajan para él, obtiene pingües ganancias: “la existencia
de un sector de la clase obrera condenado a ociosidad forzosa por el exceso de
trabajo impuesto a la otra parte, se convierte en fuente de riqueza del
capitalista individual y acelera al mismo tiempo la formación del ejército
industrial de reserva, en una escala proporcionada a los progresos de la
acumulación social”.
¿Cómo se regula el movimiento general de los
salarios? Muy simple: por las expansiones (aumentos) y contracciones
(disminuciones) de los obreros que están en la calle esperando ser contratados
(ejército industrial de reserva), que corresponden a las alternativas
periódicas del ciclo industrial. Dicho movimiento, enfatiza Marx, obedece “a la
proporción oscilante en que la clase obrera se divide en ejército en activo y
en ejército de reserva, al crecimiento y descenso del volumen relativo de la
superpoblación, al grado en que ésta es absorbida o nuevamente desmovilizada”.
La clase obrera es, pues, la variable de ajuste, como si diría hoy. Sería
ideal, tal como lo sueña la economía clásica, que existiera una ley eterna e
inmutable que estableciera la regulación de la demanda y oferta de trabajo en
función pura y exclusivamente de los movimientos absolutos del censo de
población. Según la ortodoxia económica la suba salarial es consecuencia
directa de la acumulación del capital. Cuanto más altos son los salarios más
rápidamente crece la población obrera. Dicho crecimiento encuentra finalmente
su techo: la saturación del mercado de trabajo, es decir cuando el capital no
da abasto frente a la oferta laboral. Es en ese momento cuando los salarios
comienzan a descender, quedando en evidencia la otra cara del asunto. El
descenso de los salarios provoca efectos deletéreos sobre la población obrera hasta
que se llega a un punto límite: “el capital excede de la oferta de trabajo”.
Otros economistas consideran que al bajar los salarios e incrementarse la
explotación del obrero, vuelve a aclararse el proceso de acumulación mientras
que la baja salarial hace de dique de contención de la clase obrera. De esa
forma se arriba a una situación en la que la oferta laboral supera a la
demanda, se produce un incremento salarial, etc.
Marx no tiene piedad con la ortodoxia
económica. Exclama: “¡Hermoso método de desarrollo éste para la producción
capitalista avanzada!” y Agrega: “Antes de que el alza de salarios pudiese
producir un crecimiento positivo de la población realmente capaz para trabajar,
habría expirado con creces el plazo dentro del cual ha de desarrollarse la
campaña industrial, el plazo dentro del cual hay que dar y ganar o perder la
batalla”. Luego expresa: “Cuanto más bajos son los salarios, mayor es el
porcentaje que acusa toda subida, por insignificante que ella sea”. El salario
semanal es de 20 chelines y sube 2 chelines, es decir, asciende a 22. En este
supuesto, se produce un alza del 10 por 100. Ahora bien, si el salario es de
solo 7 chelines y aumenta 2 chelines (el salario pasa a ser de 9 chelines) el
alza que se registra es del 28 4/7 por 100, lo que a primera vista parece un
aumento nada despreciable.
Según Marx, la economía clásica no hace más
que confundir las leyes que regulan las relaciones de la fuerza laboral total y
el capital global de la sociedad, con las leyes que “distribuyen la población
entre las diferentes órbitas de producción”. Si en un momento dado la
acumulación se vincula con una esfera específica de la producción provocará un
aumento de las ganancias que excederán el límite normal atrayendo así nuevos
capitales, con lo cual la demanda de trabajo crecerá, al igual que los
salarios. Esta suba salarial hace que la mayoría de los obreros se dirijan a la
órbita de producción favorecida para obtener trabajo hasta que se produce una
saturación de la fuerza laboral (demasiados obreros para la cantidad de puestos
de trabajo existentes), lo que provoca un retroceso de los salarios a su
situación primigenia. Cuando ello sucede cesa el aluvión de obreros a la rama
industrial favorecida por la acumulación y, al mismo tiempo, se fomentará un
proceso inverso: la emigración obrera. Marx considera que lo que en realidad
observa el economista clásico no son más “que las oscilaciones locales del
mercado de trabajo de una determinada órbita de producción, los fenómenos de
distribución de la población obrera entre las distintas esferas de inversión
del capital, a tono con sus necesidades variables”. Cuando hay estancamiento o,
a lo sumo, una prosperidad pequeña, los desocupados (el ejército industrial de
reserva) ejercen presión sobre los obreros que trabajan (ejército obrero en
activo). Por el contrario, en épocas de vacas gordas los desocupados dejan de
exigir. Dice Marx: “La superpoblación relativa es, por tanto, el fondo sobre el
cual se mueve la ley de la oferta y la demanda de trabajo. Gracias a ella, el
radio de acción de esta ley se encierra dentro de los límites que convienen en
absoluto a la codicia y al despotismo del capital”.
Marx vuelve a la carga contra los economistas
apologéticos. Cuando se amplían las máquinas antiguas o se implantan nuevas una
parte del capital variable se convierte en capital constante. Pues bien, el
economista apologético presenta esta operación exactamente al revés de lo que
sucede en la realidad. En efecto, en vez de decir que con esta operación se
inmoviliza el capital dejando en disponibilidad a una parte de los obreros,
dice que lo que en realidad queda en disponibilidad es un sector del capital
para que sea usufructuado por los obreros. Para Marx el cinismo de los
economistas clásicos es ilimitado. Dice a modo acusatorio: “Los que quedan
disponibles, con esta operación, no son sólo los obreros directamente
desalojados por las máquinas, sino también sus sustitutos y el contingente
adicional que, normalmente, hubiera sido absorbido por la expansión habitual de
la industria sobre su antigua base”. A mayor maquinización de la fábrica,
entonces, mayor desocupación. Todos los obreros quedan “disponibles”,
indefensos frente a un nuevo capital que decide entrar en operaciones. La
demanda general de trabajo será nula siempre que el nuevo capital retire del
mercado la misma cantidad de obreros “que las máquinas han lanzado a él”. Si el
nuevo capital emplea a menos obreros, se incrementa el número de los
supernumerarios. Si, por el contrario, emplea a más obreros la demanda general
de trabajo sólo se incrementará en aquellos ámbitos donde el número de obreros
empleados supera a la de los obreros sin trabajo, es decir “disponibles”. “El
mecanismo de la producción capitalista”, remarca Marx, “cuida de que el
incremento absoluto del capital no vaya acompañado por el alza correspondiente
en cuanto a la demanda general de trabajo”. La regla básica es: que el capital
aumente todo lo que quiera pero que jamás la demanda de trabajo suba con igual
intensidad. Marx no puede contener su enojo: “¡Y a esto lo llama el apologista
compensación de la miseria, de las penalidades y de la posible muerte de los
obreros desplazados durante el período de transición que los condena a vegetar
en el ejército industrial de reserva!”. Así como la demanda de trabajo no se
identifica con el crecimiento del capital, la oferta de trabajo no es sinónimo
de crecimiento de la clase obrera. El capital actúa al mismo tiempo sobre la
demanda de trabajo y sobre la oferta de trabajo. Cuando el capital se acumula presiona
para que aumenten, al mismo tiempo, la demanda de trabajo y la oferta de
obreros. Estos quedan en disponibilidad y, desesperados por conseguir trabajo,
presionan a los obreros que trabajan quienes, para no quedar en la calle,
rinden más y más, haciendo posible que en cierta medida “la oferta de trabajo
sea independiente de la oferta de obreros”. Dice Marx: “El juego de la ley de
la oferta y la demanda de trabajo, erigida sobre esta base, viene a poner
remate al despotismo del capital”. Los capitalistas, por ende, hacen lo que
quieren con los obreros, incapaces de hacer frente a un poder de fuego
infinitamente superior. La descripción que hace Marx del sistema capitalista es
descarnada. Tan pronto como los obreros se dan cuenta de la explotación a la que
son sometidos por los capitalistas y deciden, en consecuencia, organizarse para
defender sus derechos, los capitalistas y los economistas clásicos se enfurecen
y acusan a los obreros de violar la sagrada ley de la oferta y la demanda. “Por
eso, tan pronto como los obreros desentrañan el misterio de que, a medida que
trabajan más, producen más riqueza ajena y hacen que crezca la potencia
productiva de su trabajo, consiguiendo incluso que su función como instrumentos
de valoración del capital sea cada vez más precaria para ellos mismos; tan
pronto como se dan cuenta de que el grado de intensidad de la competencia
entablada entre ellos mismos depende completamente de la presión ejercida por
la superpoblación relativa; tan pronto como, observando esto, procuran
implantar, por medio de los sindicatos, un plan de cooperación entre los
obreros en activo y los parados, para anular o por lo menos atenuar los
desastrosos efectos que aquella ley natural de la producción capitalista
acarrea a su clase, el capital y su sicofante, el economista, se ponen
furiosos, clamando contra la violación de la ley “eterna” y casi “sagrada” de
la oferta y la demanda”, acusa Marx. La vigencia de este párrafo realmente
provoca escalofríos.
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