La columna política de Edaurdo Aulicino
La columna política de Edaurdo Aulicino
En medio de internas cruzadas,
Alberto Fernández encara una tensa semana para definir su gabinete (*)
En medio de internas cruzadas,
Alberto Fernández encara una tensa semana para definir su gabinete (*)
Alberto
Fernández se enoja con la promoción de ministeriables a través de los
medios, lo cual representaría un doble fastidio en ese estilo que combina
malestar con la prensa y bastante dependencia de los títulos periodísticos.
Eso, aseguran, provocó las últimas y más sonoras tachaduras en
el listado del gabinete, aún con importantes zonas indefinidas. Y algunas de
esas bajas motorizan tensiones con Sergio Massa, que detrás de
tales vetos estaría viendo un mensaje más amplio y denso de Cristina
Fernández de Kirchner. El presidente electo navega así en aguas
difíciles: no parece buena la imagen de su propio enojo y más aún, la
del sello CFK en al armado del equipo.
La
sensibilidad de estas horas es notable. Y hasta señales inesperadas y
extremas son vistas como parte de un todo armado pieza por pieza en un
escritorio. Un ejemplo: Hebe de Bonafini cargó el jueves duramente
contra la posible designación de un massista al frente del Enacom, un
organismo considerado estratégico en especial por la relación con las empresas
periodísticas y no tanto por el desarrollo digital. Bonafini fue más lejos.
Calificó a Massa como “gatito” y le reclamó al presidente
electo que “se apodere” de los medios.
Esa
embestida, claro, no fue interpretada en círculos massistas como un cascoteo
restringido a un cargo en particular, sino como parte de un mensaje
directo y amplio para limitar los espacios políticos de Massa. Ocurrió
además horas después que de trascendiera que no corría más para el Ministerio
de Seguridad el nombre de Diego Gorgal, asesor del líder del Frente Renovador
en ese rubro. Mucho oleaje en un mismo día.
Las
explicaciones varían según cada cuartel. Los ataques de Bonafini –también, un
mensaje nada amigable para Alberto Fernández, porque busca limitarlo en
sus decisiones- son descalificadas o bajados de precio como un dato
marginal. En cambio, el malestar entre el presidente electo y el futuro titular
de Diputados alimenta distintas consideraciones, que involucran por
supuesto al kirchnerismo duro.
Desde
el entorno de Alberto Fernández se deja circular una queja creciente por la
difusión de virtuales ministros, como logro político individual e influencia
personal a futuro, que se habría hecho desde las cercanías de Massa. La
reacción directa habría sido bajar nombres, aunque todo transita
por el terreno de las versiones y contraversiones. Visto así, el castigo habría
alcanzado a Mirta Tundis, mencionada para la Anses , y a posibles designaciones en áreas de
economía, producción y transporte.
Desde
el massismo se sugiere que se trataría de imposiciones de la ex
presidenta. Las cosas, desde esa perspectiva, circularían a contramano
de los buenos puentes con Máximo Kirchner que son destacados
desde ese mismo espacio de la interna. Como sea, se construyen explicaciones
diferentes pero de repetida matriz. Señalan que existiría fuerte
interés de la ex presidente por el rubro de seguridad, como parte de las
líneas de acompañamiento a Axel Kicillof en un terreno especialmente delicado
para el GBA. En el caso de Tundis, se recuerdan sus declaraciones sobre un
destrato de CFK en el acto de festejo del triunfo electoral. En este y otros
casos gravitarían más consideraciones personales que funcionales o
políticas.
Por
supuesto, se trata de interpretaciones que en cualquier caso indican que el
tramo final del armado del gabinete –que sería anunciado en una semana o tal
vez algo antes- está surcado por internas, cruzadas. Sin atender a las visiones
más dramáticas, el massismo sabe –y no se lo oculta el kirchnerismo duro-
que nadie le facilitará espacios. Eso, más allá de la buena
relación que mantiene desde hace dos o tres años con Máximo Kirchner. Un
vínculo articulado además por Eduardo “Wado” de Pedro.
El
punto no son sólo las internas por cargos en el gabinete –habituales, si se
quiere, sobre todo en coaliciones políticas- sino que esas internas se
están produciendo en un terreno que varios protagonistas descartaban hace no
mucho tiempo. El presupuesto difundido desde el Frente de Todos era que CFK
tendría peso en el Congreso, que Alberto Fernández construiría sin mayores
sobresaltos su equipo de ministros –se admitía alguna que otra objeción puntual
de la ex presidente- y que los gobernadores jugarían naturalmente con la cabeza
del Ejecutivo. En los últimos diez días, el tablero mostró mayor
complejidad.
Está
claro que el tema de mayor interés público sigue siendo la asignación de
escritorios y los planes en el área económica. Es sabido que el interés sigue
puesto en Roberto Lavagna, sin mayores precisiones sobre su lugar: las
especulaciones han recorrido desde la conformación de un superministerio de
Economía a la constitución de un poderoso Consejo Económico y Social.
Pocos
prefieren dar por cerrado ese capítulo. El ex candidato mantendría la
negativa, aunque algunos recuerdan su abrazo de reconciliación con
Néstor Kirchner después de la derrota electoral de 2007. ¿La
insistencia puede representar un problema? En el mejor escenario, si
aceptara ir al Consejo, Lavagna concentraría el grueso de las expectativas y
eclipsaría a los ministros del rubro. Y si mantiene el rechazo, los ministros
que asuman correrían el riesgo de hacerlo como plan B, más allá de las idas y
vueltas sobre “tapados”.
Por
supuesto, no es para nada menor lo que ocurra en otros rubros de gestión. Y el
modo en que quede teñido el conjunto tomando en cuenta esta etapa previa,
de cierta incertidumbre y de internas en ascenso o más notorias.
Las versiones sobre la incorporación de Carlos Zannini como procurador del
Tesoro exhiben una pincelada de la ex presidente. Y algo similar ocurre con las
especulaciones sobre Sergio Berni para el Ministerio de Seguridad, una movida
que algunos ven probable pero no óptima.
En
casos como estos, lo que pueda explicarse es de escasa relevancia frente al
impacto y las lecturas que pueden generar en amplias franjas de la sociedad. La
imagen es una cuestión compleja, que muchas veces escapa a la voluntad de los
protagonistas. Sugieren lo que son o han sido.
(*) Infobae,
30/11/019.
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