La opinión de Javier Calvo
La opinión de Javier Calvo
Peligrosas señales de crispación (*)
Javier Calvo
Mientras
los tres funcionarios con más poder de gestión del país dan –con matices–
señales de acuerdos básicos para enfrentar la pandemia, los extremos vinculados
a sus espacios políticos han empezado a tensar la cuerda. En unos días, otra
vez el trío más mentado (Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel
Kicillof) se mostrará en Olivos para anunciar la renovación de la cuarentena
dura en el Área Metropolitana de Buenos Aires. E intentará blindarse ante las
“ideas locas” y la “desobediencia civil” de los fundamentalismos. Del control
estatal sobre la propiedad de empresas privadas a la infectadura, de Susana a
Tinelli, de la conveniente aparición de un escándalo de espionaje a la siempre
servicial activación de Comodoro Py. Todo parece servir para alentar el inicio
de una crispación política no solo innecesaria, sino sobre todo peligrosa. El
horno social no está para bollos. Menos aún en la zona más densamente poblada
de la Argentina ,
donde todavía falta lo peor en materia sanitaria y socioeconómica, según
indican hasta las propias previsiones oficiales. Ni hablar de las privadas, más
pesimistas todavía. Si a la angustia en esta zona del país por los setenta días
de aislamiento estricto (que se convertirán en no menos de cien) se le suman
las acentuadas restricciones para llegar a fin de mes y mantener el empleo, se
cocina ya un caldo espeso que requeriría de cierto grado de calma y
responsabilidad de parte de quienes agitan el fuego. Ello no implica impedir el
debatir y el intercambio de miradas distintas sobre los pasos a seguir frente a
la crisis en la que estamos y, sobre todo, a la que vendrá. Pero cuando se pasa
a la acción, como empezó a verse en estos últimos días, se corre el riesgo de
exponer la olla a su máxima presión. Ya sabemos, porque lo hemos vivido, en qué
puede derivar.
(*) Perfil, 31/5/020.
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