Cada cual atiende su juego (*)
Cobijados
bajo el paraguas de la coalición y la necesidad, los distintos componentes del
Frente de Todos comienzan a analizar cómo posicionarse frente al difícil
desafío del año electoral que enfrentan. Lo que los une, claramente, es el
espanto a perder las elecciones de octubre venidero. En eso la coincidencia que
se observa entre el oficialismo y la oposición es absoluta. A Juntos por el
Cambio también lo une el espanto de una derrota electoral. Por eso ambos bandos
trabajan no solo en la consolidación del espacio propio, sino también en el
fomento de la división del otro. Desde el oficialismo se fogonea la iniciativa
que encabezan José Luis Espert y Javier Milei que representa un drenaje de
votos que, de concretarse, deja sin chances de triunfo a JxC, varios de
cuyos referentes, en forma simétrica han salido a la búsqueda del peronismo
republicano para incorporarlo a sus filas y horadar así la endeble unidad del
FdT. La territorialidad juega un papel clave en las disputas dentro del
oficialismo. Por eso la lucha es tan fuerte en la provincia de Buenos Aires,
que es el único distrito aparte de Santa Cruz en el que Cristina Fernández de
Kirchner hace pie con solidez. La lucha por imponer a su hijo Máximo como jefe
del Partido Justicialista provincial responde a ese proyecto de construcción de
poder presente y futuro que tiene como pilar fundamental a La Cámpora. Uno de los
instrumentos más importantes para que ese proyecto tenga visos de viabilidad
son las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Sin ellas, el dominio de
los barones del PJ en las intendencias del Conurbano es inconmovible. Habrá que
observar también cuáles son los pasos que vaya a dar Sergio Massa, cuyas
declaraciones en contra de la amnistía y/o indulto a los ex funcionarios K
condenados por delitos de corrupción cayó pésimamente dentro del entorno K.
“Massa hace su juego y eso molesta mucho.
Pero
lo tenemos que soportar porque necesitamos los votos que él nos aporta”, señaló
con crudeza y fastidio una voz del kirchnerismo duro que frecuenta el Instituto
Patria. “La pulseada entre La
Cámpora y los leales a AF va a seguir durante todo el
mandato. Los de Maximo quieren afirmarse como alternativa electoral del
kirchnerismo duro y no tienen ningún problema en hacer temblar al Gobierno en
su búsqueda de poder. Tienen caja, ocupan puestos clave y tienen a Cristina y
la épica de la imagen de Néstor. Si AF no da señales más claras y no ejerce el
poder de manera más explícita, esto se va a poner difícil”, señala un peronista
que recorre a diario el Conurbano. Es ese kirchnerismo duro el que ha estado
tras la defensa a rajatablas de Gildo Insfrán ante las denuncias documentadas
de malos tratos y abuso de poder en el manejo de la pandemia.Lo que se vive en
Formosa desde hace más de dos décadas es la muestra de un régimen feudal basado
en la suma absoluta del poder público. La falta de un Poder Judicial
independiente le ha permitido y le permite a Insfrán cometer todo tipo de
abusos sin ningún impedimento. Es, al fin y al cabo, una réplica de lo que han
hecho y hacen los Kirchner en Santa Cruz. Por eso, tanto énfasis en la defensa
del mandatario formoseño. La errabunda vacunación. Iban a ser millones en
diciembre, millones en enero y más millones en febrero. Hablamos, claro, de la
vacuna Sputnik V, esa “tabla de salvación”a la que recurrió el Gobierno, vía la
gestión primigenia de Cristina Fernández de Kirchner a través del embajador
ruso en la Argentina,
Dmitry Feoktistov. A esos efectos recuérdese que hubo una nutrida delegación
encabezada por la secretaria de Acceso a la Salud y viceministra de Salud, Carla Vizzotti,
que pasó quince días en Moscú visitando el Instituto Gamaleya e
interiorizándose de los pormenores de la investigación y de la elaboración de
la vacuna. Lo de los pormenores es una forma de decir porque a esta altura ya
no es un secreto que, tal cual se adelantó en esta columna, hubo información
faltante. No contentos con ello, hubo una presión fenomenal para que –en tiempo
récord– la Anmat
emitiera la recomendación a fin de que el Ministerio de Salud Pública de la Nación aprobara el uso de la Sputnik. Sin embargo,
nada de ello sirvió para que la
Argentina pudiera acceder a las cantidades prometidas por el
gobierno de Vladimir Putin.
Con
todo, los problemas no terminan ahí. El Gobierno habló también de un monumental
plan de vacunación –nunca visto en la historia del país– para asegurar que el
proceso alcanzara en un tiempo no mayor a dos meses a los millones de
argentinos mayores de 18 años. La realidad del presente está a una fenomenal
distancia de ese objetivo. Los números de los que se disponía hasta el viernes
indicaban que todavía no se había completado el cupo de las 300 mil dosis del
primer componente y que las 300 mil del segundo se van administrando a paso de
carruaje. Nadie puede explicar el porqué de esta lentitud, máxime si se tiene
en cuenta que el grupo de este primer lote de vacunas abarca al personal de
salud que se vacuna en el mismo lugar en el que supuestamente se debería
almacenar la Sputnik.
Pero aún hay más. Desde el vamos estuvo la sospecha de la utilización
político-electoralista que el oficialismo haría de la vacunación. Hubo mucha
actividad en las redes sociales desde La Cámpora y otros sectores duros del kirchnerismo
prenunciando marchas de acólitos que por las calles del país irían a
reivindicar la épica de la vacunación. Un absurdo propio de los que se generan
en las arenas de la militancia K. En un paso de ese uso electoralista descarado
y desvergonzado del plan de vacunación esta semana se conocieron las
direcciones que se recomiendan para que la gente vaya a consultar sobre la
vacuna y/o a registrarse para recibirla. En la Región Sanitaria
4, los municipios de Pergamino, San Nicolás y Ramallo fueron testigos de esta
modalidad. Plantaron centros de asesoramiento y puntos de inscripción para
vacunarse en unidades básicas de La
Cámpora, Nuevo Encuentro y en una sede del bloque de
concejales del Frente de Todos. Militantes y políticos en lugar de centros
médicos Un bochorno. Nada que sorprenda. Como decía Jorge Luis Borges, “son
incorregibles”.
(*) Perfil, 31/1/021
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