El análisis de Jorge Fontevecchia
Geografía y política (*)
“El
mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él”, dijo Obama al asumir la
presidencia de Estados Unidos en 2009. Doce años después, con la asunción de
Joe Biden el mundo ha vuelto a cambiar, especialmente en los últimos cinco
años, con la salida de Obama, los cuatro años de Trump y la llegada de Biden.
Mientras en China continúa Xi Jinping, en Rusia Vladimir Putin y todo
parece indicar que pasarán varios presidentes norteamericanos más mientras
China y Rusia sigan gobernadas por las mismas personas.
La disputa por las vacunas contra el
coronavirus es un síntoma de cómo este mundo sigue cambiando. Cuando Elisa
Carrió sostiene que no se dará la vacuna Sputnik V como testimonio crítico al
modelo autocrático ruso, está proponiendo el alineamiento de
Pero la vida real no es tan simple. China y
Rusia no son un bloque ni Estados Unidos con Europa, otro. Estados Unidos
venció a la ex Unión Soviética cooptando a China progresivamente al capitalismo
a partir del célebre viaje de Kissinger en 1972, tras la muerte de Mao en 1976
y el ascenso en 1978 de Deng Xiao Ping a la conducción del país. Deng,
arquitecto general de reforma y apertura, marcó el nuevo rumbo de China con dos
frases: “enriquecerse es magnífico” y “no importa si el gato es blanco o negro,
lo que importa es que cace ratones”, por el sistema económico que permita
generar más bienes.
Pero ahora a quien tiene que vencer Estados
Unidos, si tal situación fuera posible, es a China. Paralelamente, Rusia no va
a ser segundo de China ni de nadie, como ya lo demostró torpemente Trump, quien
tratando de atraer a Rusia en su competencia con China terminó siendo él mismo
quien era usado por Putin.
La apuesta de Estados Unidos es a que
India, país que ya superó en cantidad de habitantes a China, reemplace a China
en el destino de las inversiones norteamericanas que durante el último casi
medio siglo, desde aquella trascendente visita de Kissinger a Pekín,
promovieron en parte su vertiginoso desarrollo.
Latinoamérica fue el escenario de
En Brasil crece cada día la
posibilidad de que sea Lula el que venza a Bolsonaro en las elecciones
presidenciales del año próximo y como Brasil es dos tercios de toda Sudamérica,
tanto en kilómetros cuadrados, población como producto bruto, un
desalineamiento de Brasil de los Estados Unidos modificaría la geopolítica
regional. Por eso, a pesar de que la agenda climática es estratégica para Biden
en su diferenciación con Trump, existirían acercamientos del actual gobierno
demócrata de Estados Unidos con Bolsonaro, a pesar de representar
ecológicamente lo contrario, porque terminaría siendo “un mal menor” frente a
la posibilidad de que un regreso de Lula arrastre a toda Sudamérica
a una posición más distante de Estados Unidos.
Robert Kaplan, autor del libro La venganza
de la geografía, sostiene que la geografía es “un punto de partida, un telón de
fondo en el que se desarrolla el drama humano de las ideas, la voluntad y el
azar”. La geografía no determina sola la historia pero “siempre se venga de
nosotros cuando la desafiamos; y cuanto mejor se la entienda, mayor capacidad
se tendrá para comprender la economía y la ciencia política porque todo
comienza en el mapa”.
Entre los vaticinios de Kaplan está “la
continuidad de este caos de baja intensidad”, donde no había dos sino tres
bloques:
1) Estados
Unidos, con Inglaterra (al separarse de Europa) e India (como gran
manufacturera y proveedora de mano de obra en sustitución de China), reeditando
así parcialmente
2) China.
3) Eurasia:
Rusia + Europa. Con una Europa continental cada vez más corriéndose hacia el
este, absorbiendo las ex repúblicas soviéticas, y ya sin Inglaterra con Berlín
como centro y Rusia como su potencial socio.
Y el resto del mundo alineándose como
puede: Corea del Sur y Japón, como siempre, más México a Estados Unidos. El
norte de África e Irán con Eurasia. Kazajistán, “
Lo que haga Brasil será determinante: la
escuela de relaciones exteriores de Itamarati fue pro norteamericana en el
siglo XX y pro multilateralista en el siglo XXI más decididamente a partir del
Lula. Siguiendo los condicionantes de la geografía del libro de Kaplan, el
mayor contacto geográfico de Brasil es con
Mientras tanto, los millones de argentinos y argentinas que recibieron y recibirán la vacuna Sputnik V, por su calidad y disponibilidad, crearán un lazo afectivo con Rusia, que dejará huellas en el inconsciente colectivo.
(*) Perfil, 24/4/021
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