La columna política de Javier Calvo
Cuándo termina esta locura (*)
Un domingo a la noche, la justicia porteña le ordena a
Larreta abrir las escuelas que Alberto F ordenó cerrar. El
Presidente dice que es un mamarracho. A Kicillof le resulta repugnante. La justicia federal invalida
ese fallo por incompetencia. Larreta lo desoye. Que decida
La sucesión de dislates político-judiciales en torno a las nuevas
restricciones y a las clases presenciales en el Área Metropolitana sería el
enésimo paso de comedia a los que nos tiene acostumbrada la dirigencia
argentina, si no fuera porque el sistema sanitario está por saturarse y se multiplican los
contagios y las muertes por covid.
En vez de dejar
de lado diferencias y aspiraciones, se acentúan chicanas e irresponsabilidades.
Como las que protagonizaron las autoridades del PAMI y de
Ojalá me
equivoque, pero este nivel de insensatez amaga con pronunciarse esta semana,
cuando el viernes 30 venza el plazo del último DNU.
Allegados a
Kicillof ya han dejado trascender que reclaman un cierre casi total, similar a
la fase 1 de hace un año, en el AMBA para evitar el colapso sanitario.
Cerca del
Presidente dan casi por hecho que las restricciones se van a prolongar y no
descartan que se vayan a ampliar, aunque no necesariamente a la altura de lo
que piden las autoridades bonaerenses.
En Ciudad, sin
embargo, se comenzaron a divulgar cifras de desaceleración de los contagios y
de la velocidad del aumento de internaciones. El propio ministro Quirós sostuvo
que eran datos alentadores pero no suficientes para tener la situación bajo
control.
Pese a estas señales preocupantes de desacuerdos, algunas mentes de la Ciudad y
de la Provincia reman en pos de retomar diálogos mínimos, frente
a las futuras nuevas definiciones que se deberán tomar. Santilli-Berni,
Miguel-Bianco, Quirós-Kreplak y Straface-Trotta son algunos de los binomios que
intentan tejer cierto grado de entendimiento por estas horas. No son los
únicos.
Por si ellos o
sus jefes se tientan otra vez a dinamitar todo, convendría que alguien les
acerque una copia del estudio que desarrolló el Laboratorio de Psicología
Social Aplicada de
A la locura se la
combate con racionalidad. No con más desvaríos.
(*) Perfil, 24/4/021
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