La columna política de Eduardo Aulicino
Prejuicios y señales de castigo: el Gobierno abrió otro
frente de debate con el caso de los varados en el exterior (*)
El mensaje oficial
niega la importancia del problema y difunde cifras sobre viajeros. Pero en
lugar de minimizar el tema, lo potencia con una mirada de condena. Destaca con
sentido descalificante que muchos viajaron por turismo. Y que asumieron riesgos
El Gobierno se puso a
discutir si los argentinos que están en el exterior y deben postergar sin
certezas su vuelta al país pueden ser considerados o no como “varados”. No es
un destino irremediable, pero están varados. La intención de los funcionarios
es, en rigor, bajarle el precio al tema. Pero como en otros terrenos, se lo
sube. La medida de restringir los vuelos de regreso no resulta convincente en
materia sanitaria y generaría otros problemas al parecer no previstos. Con un
añadido profundo, conceptual: asoma en el discurso un tono de castigo a las
personas que viajaron como turistas, muchos seguramente también para vacunarse.
Un enorme prejuicio, un espejo -el de los supuestos privilegiados- que muchos
funcionarios deberían evitar.
La respuesta principal al problema generado por estas
restricciones frente al coronavirus estuvo a cargo de la titular de
Ocurre que ni siquiera parece una decisión bien calibrada en
términos prácticos, al margen incluso de cuestiones legales, graves, y no
únicamente monetarias. El Gobierno apoya la decisión en dos cuestiones básicas:
la amenaza de la propagación de la variante Delta del virus y el alto grado de
incumplimiento de las medidas de aislamiento por parte de argentinos que
regresan desde otros países. Esto último es especialmente llamativo, porque en
lugar de asegurar el cumplimiento de las normas –y de asumir responsabilidades,
en todo caso, para mejorar el sistema- son dispuestas mayores restricciones
para que el número de viajeros a controlar sea menor.
En ese plano, ya se ha planteado un debate específico.
Existen críticas desde el punto de vista sanitario y también sobre el impacto
en el servicio aerocomercial. Por ahora, no hay señales de alguna intención
inmediata de reconsiderar los alcances de la medida, que le puso número (600)
al ingreso diario de pasajeros, sin mayor discriminación sobre el origen de los
vuelos, que ya tenía limitaciones.
Uno de los cuestionamientos apunta precisamente a ese punto.
Se pone el foco en la llegada por vía aérea y sin discriminar vuelos desde
países, en especial Estados Unidos, elegidos por argentinos para vacunarse. Y
siguen constituyendo un problema, agravado en esta larga época de pandemia,
algunos puntos de frontera, particularmente con Brasil, Paraguay y Bolivia.
Otra crítica está orientada a efectos al parecer no
previstos sobre los embarques de cargas. Agregó un matiz dramático la denuncia
sobre la pérdida de cinco córneas de donantes que debían llegar desde Estados
Unidos. Pero existen otros insumos que se podrían ver afectados.
A ese cuadro, el Gobierno sumó declaraciones que potenciaron
el debate que se empezaba a abrir. Con la intención de bajarle el volumen al
problema de los argentinos que deben aguardar reprogramaciones de vuelos, con
varios días y hasta más de una semana de espera, el mensaje incluyó una
explicación para deslindar responsabilidades y una apenas disimulada condena a
los viajeros.
La directora de Migraciones sostuvo que cada persona, al
firmar una declaración jurada, asumió “consecuencias sanitarias y económicas”.
Agregó que no había que dramatizar porque, en definitiva, “los que están de
vacaciones se van a poder quedar unos días más”. Y sin demoras, el organismo a
su cargo difundió cifras sobre los motivos del viaje informados por los
argentinos que partieron al exterior en el último mes.
Carignano confundió algunas cifras en el intento de
minimizar el tema y descargar responsabilidades. “No hay varados. En realidad,
se trata de 45 mil argentinos que declararon salir por turismo en los últimos
cuatro meses”, dijo. Las cifras informadas por Migraciones dicen que en las
últimas cuatro semanas salieron del país 44.242 personas. De ese total,
viajaron por turismo 26.528 (60 por ciento). Y el resto, lo hizo por trabajo,
residencias, estudios y mudanza, entre otros rubros.
El énfasis en señalar a quienes declararon viajar por
turismo –muchos, incluidas figuras alineadas con el kirchnerismo, para ir a
vacunarse a Estados Unidos- y el destacado sobre las posibles “consecuencias”
asumidas por escrito son parte de la misma concepción implícita en el mensaje
oficial. En otras palabras, la repetida matriz ideológica según la cual en la
vereda kirchnerista habría superioridad moral para juzgar al resto. Parados en
tales alturas imaginadas, difícil asumir errores y responsabilidades propias.
(*) Notiar.com.ar, 30/6/021
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