La opinión de Fernando González

 


Sexo, rock y desconcierto en la campaña peronista (*)

 

Los errores no forzados de Victoria Tolosa Paz, Sabina Frederic y Alberto Fernández encendieron la preocupación de Cristina y Máximo Kirchner.

Todo peronista tiene una justificación a mano cuando se trata de explicar una batalla interna. Es la histórica frase de Juan Domingo Perón: “Los peronistas somos como los gatos; cuando creen que nos peleamos es que nos estamos reproduciendo”.

Lo que pocos peronistas tienen en estas horas son argumentos para entender la frase de la candidata estrella en la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz. “En el peronismo siempre se garchó”, dijo en medio de las risotadas y la celebración de un par de youtubers kirchneristas. El diálogo se viralizó de inmediato y corrió como pólvora de campaña entre las redes sociales y los medios tradicionales.

No hay que buscar el apotegma de Tolosa Paz entre las Veinte Verdades Peronistas ni en el Manual de Conducción Política, que Perón escribió y publicó en 1951. Tampoco en las entrevistas que le hicieron durante el exilio de Madrid Fernando “Pino” Solanas, Octavio Getino o Tomás Eloy Martínez. La referencia explícita a la sexualidad entre peronistas surgió de la creatividad de la candidata y es fruto, sobre todo, del desconcierto en el que ha ingresado la estrategia electoral del Frente de Todos.

El viento de la improvisación desata tempestades. Un rato después del rayo dialéctico de Tolosa Paz, integrante del malogrado espacio político que debió llamarse albertismo, le respondió otro polemista del movimiento siempre dispuesto al rocanrol: Sergio Berni. “Si no hay justicia social, si hay inequidad social, por más garche que haya, el pueblo es infeliz”, reflexionó el ministro de Seguridad bonaerense en una charla de radio con el periodista Luis Novaresio, después de escuchar el audio de la mujer cuyo afiche se multiplica en las calles y en las autopistas de la Provincia.

La disputa estaba planteada y no era justamente para reproducirse, como profetizaba el General. Berni no se detuvo allí. Aprovechó la mañana agitada del lunes para cobrarse una de sus cuentas pendientes con Sabina Frederic, la ministra de Seguridad de Alberto Fernández con la que choca desde el mismo comienzo del gobierno, quien había jugado con la idea de que Suiza era un país aburrido porque no tenía nuestros dramas de inseguridad.

“Capaz cree (Frederic) que nosotros vivimos de joda y por eso en pleno OlivosGate salió a pedir la reelección del Presidente”, ametralló Berni a Sabina, usando la palabra prohibida (OlivosGate) y apuntando también a la figura de Alberto, a quien incluso llegó a reprocharle el respaldo de los últimos días a la profesora K que adoctrina alumnos a los gritos en La Matanza. Una triple carambola del funcionario que más enerva a la Casa Rosada.

Berni jamás pone en funcionamiento su táctica de confrontación interna sin información. Por eso, sabe que la seguidilla de errores no forzados en la campaña del Frente de Todos ha puesto al borde de un ataque de nervios a Cristina Kirchner y a todo el Instituto Patria. Allí anotan como catarata de despropósitos las fotos de Olivos, el video del cumpleaños, el intento fallido de Alberto de culpar a Fabiola, los carpinchos y el aburrimiento suizo de Frederic, y la jodita para youtubers de Tolosa Paz.

“Hasta se la dejamos servida a (María Eugenia) Vidal, que venía complicada con su propia interna”, se lamentaba un kirchnerista. “¿Creen que los van a votar así? Subestiman a los jóvenes, que de su sexualidad se ocupen ellos. Ocupémonos de darles trabajo y mejor educación”, los pinchó la ex gobernadora, ahora candidata porteña de Juntos, tomándose un respiro de su pulseada brava con Ricardo López Murphy y con el radical Adolfo Rubinstein.

El rumbo que está tomando la campaña electoral en las dos últimas semanas previas a las PASO preocupa especialmente a Máximo Kirchner y a los principales dirigentes de La Cámpora. Agrupados en 2012 bajo el lema de “Unidos y Organizados”, temen que la desorganización que baja desde el albertismo ponga en riesgo las chances de triunfo en la decisiva provincia de Buenos Aires. Una posibilidad inquietante frente a derrotas que ven cómo inevitables en la Ciudad, Córdoba y Mendoza.

En un acto político en Escobar, Máximo Kirchner retomó una costumbre que está en el ADN familiar. Responsabilizó a los medios de comunicación por el disparo que sufrió el diputado Miguel Arias en Corrientes. “Son el caldo de cultivo para que después gente actúe de esa manera”, arriesgó, trazando una parábola que pasaba por Mauricio Macri y los endeudamientos externos de los últimos gobiernos.

En dólares o en pesos, con macristas o con kirchneristas, la deuda siempre siguió creciendo como para condicionar la economía argentina. Y el impactante triunfo de la UCR en esa provincia probó que la hipótesis de Máximo no tuvo ningún tipo de predicamento entre los correntinos.

Más allá de las chicanas, el objetivo del jefe de los diputados K al radicalizar su discurso es el de contener los votos religiosos del kirchnerismo. “Como Alberto está rifando los votos moderados que trajo en 2019, a nosotros nos toca defender los votos duros de la Provincia para asegurar el triunfo por entre 5 y 8 puntos”, explican con optimismo. Una teoría más del laboratorio electoral, que se verá ratificada o que será destruida el domingo 12 de septiembre.

En un texto irónico y divertido, el talentoso Pedro Saborido (guionista de “Peter Capusotto y sus videos”, programa de la TV Pública), se explayaba en marzo de 2020 sobre la relación entre el sexo y el peronismo. “El marxismo, el socialismo y los progresismos vienen a ser la educación sexual, y el peronismo es la parte donde se coge”, ponía el escritor en boca de uno de sus personajes. La pequeña diferencia entre Saborido y la frase de Tolosa Paz es que la candidata creyó siempre que estaba hablando en serio.

(*) Identidad Correntina

Fuente: Clarín, 31/8/021

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