La nota de Javier Ortega
LA
SECTA Y El Microscopio
No hay praxis sin teoría. Al menos en el ser humano, ya que la
racionalidad es su distintivo. Racionalidad es la capacidad de abstracción por
medio de símbolos para representarse al mundo, entenderlo y operar sobre él. La
capacidad simbólica estará dada principalmente por el lenguaje, hoy en crisis
por la simplificación rudimentaria consecuencia del avance de la imagen en la
cultura digital.
El lenguaje se estructurará en el discurso, que es una manera
particular de manejar las palabras, con vocación totalizadora. Así, el discurso
quiere dejar de ser el vehículo de interpretación del mundo de un grupo
particular de personas que lo articula, para pasar a imponerse como “la” manera
de interpretar el mundo que usarán todas las personas que viven en él. Lo que
hoy vulgarmente se llama “el relato”, para determinados formadores de opinión
es algo ficcional, un algo que existiría para distorsionar la facticidad
indiscutible. No. Ese supuesto relato ficcional es solo un discurso más que
pugna contra otro discursos, en lucha por conquistar la hegemonía del sentido
en que se interpretarán las cosas.
Lo que conocemos como realidad no es más que un océano de
significantes (símbolos, palabras) que representan materialidades
(significados) según un discurso determinado. El discurso de los sacerdotes de
la antigua Tenochtitlan atribuía la solución de la “materialidad sequía” al
hecho de calmar el mal humor del dios Tláloc. Eso se hacía ofrendándole
sacrificios. Lo que funcionaba para contener las angustias de los mexicas por
un momento. El problema es que, más temprano que tarde, la materialidad
verdadera llega para tomarse revancha. Que es cuando sigue sin llover.
Una de las ramas del conocimiento menos maleables por un
discurso interesado es (tal vez) la de las matemáticas. Allí nos costará
trabajo discursear que dos más dos no son cuatro. Por ello, cuando las
matemáticas son un impedimento, un discurso taimado las evitará, aun si ese
discurso se presenta a los demás como científico. El discurso de los sacerdotes
de Tenochtitlan, para justipreciar la eficacia de sus sacrificios, prescindía
de la demostración matemática de la frecuencia de las lluvias. Los exponentes
de
Si se afirma que se podrá hacer recaer el costo de un ajuste
solo en el gasto político, lo primero que se debe hacer es ver los números de
ese gasto. Así, supongamos que el Presidente electo no solo dinamita (según sus
textuales dichos) al Banco Central. También hace volar toda la administración
gubernamental de
Más que ser una doctrina de pensamiento económico,
Murray Rothbard era un enemigo declarado de la banca central, a
quien culpaba de la inflación. En su tiempo (1926-1995) se opuso a la lucha por
los derechos civiles de los afroamericanos y a los feminismos, por
considerarlos responsables del crecimiento del Estado de Bienestar. Lo que era
una tragedia fiscal y libertaria. Supo tener vínculos estrechos con
negacionistas del Holocausto y con integrantes del Ku Klux Klan. En su visión,
todos los derechos (civiles, políticos, sociales, ambientales) pueden
sintetizarse en uno solo: el derecho a la propiedad, del que derivarían todos
los demás. El derecho de propiedad será el garante de la libertad. Así, la
propiedad hace a la libertad, por lo que, quien no la tenga, vaya pensando en
la esclavitud. Hasta subsume a la responsabilidad parental en una propiedad que
tendrían los padres sobre sus hijos. En este contexto, que se oponga a la banca
central es lo más leve.
Para Nicolás Cachanovsky, estudioso de los austríacos, Milton
Friedman está más cerca de John Keynes (en el estudio del fenómeno económico)
que de autores como Mises, Hayek y Rothbard.
El director de El
Cohete a
* El autor es doctor en derecho público y economía de gobierno,
docente de UNDAV y UNLA.
(*) El Cohete a
26/11/023
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