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El haber concentrado toda la acción
de gobierno en la sanción de la ley ómnibus tiene su precio. A Milei le esperan
todavía mucho más obstáculos. Si consigue que Diputados le vote el maltrecho
proyecto, debe pasar todavía por un Senado más que complicado. Victoria
Villarruel consiguió en diciembre sumar una mayoría circunstancial para elegir
las autoridades de la Cámara
pero no pudo repetir este esquema para aprobar la ley de Boleta Única y hoy los
números están complicados. Todo hace pensar que la ley ómnibus deberá pasar por
un complejo debate en comisiones, del cual saldrá probablemente el consenso
para efectuar modificaciones al texto aprobado por Diputados. En otras
palabras, que el proyecto debería volver a Diputados para que se traten las
reformas sancionadas por el Senado. En esta trayectoria y aunque se consiga
reunir consensos, la ley no estaría sancionada antes del 15 de febrero, que es
cuando terminara la prórroga de las sesiones extraordinarias dictada por Javier
Milei. Al presidente no le quedaría otra alternativa que una nueva prórroga de
dos semanas y luego, si el tiempo no alcanza, debería negociar el tratamiento
de la ley en la agenda de las sesiones ordinarias que se inician el 1 de marzo.
Esto es, nuevas demoras para un tema que el gobierno soñó con resolver mediante
un procedimiento express.
¿Habrá control de los DNU?
Consciente de esta realidad, Milei ya
se está acomodando a la misma y preparándose para gobernar por DNU en todo lo
que le sea posible. Hasta ahora, una mala praxis legislativa hace que los DNU queden
vigentes simplemente porque la Comisión Bicameral Permanente de Trámite
Legislativo no dictamina sobre los mismos y las cámaras tampoco los aprueban ni
los rechazan. Así, todo funciona como un cheque en blanco al Ejecutivo. Si a
raíz de la ola levantada por el mega DNU el Congreso se pusiera a controlar los
DNU, la gestión de gobierno se haría todavía mucho más complicada.
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