Picada de Noticias en el recuerdo
La opinión
de Ricardo Roa
Era hora de que
hablaran (*)
Lo bueno es que hablaron. Lo también bueno
fue el
mensaje que transmitieron sobre lo que hablaron. Macri
tuiteó que Fernández se comprometió a transmitir tranquilidad a los
mercados y “mantener una línea abierta directa entre los dos”.
Fernández dijo que le prometió a Macri “ayudarlo en lo que pudiera” y
que lo que hace falta es que entre ellos haya “un diálogo franco”.
Lo que no fue tan bueno fueron los cortocircuitos que
hubo en el diálogo y de los que por supuesto no hablaron. Macri
le pidió a Fernández que le explique a Wall Street qué piensa hacer si llega
al gobierno y Fernández le dijo que la crisis no era culpa
de él sino de Macri al instalar la idea de que si ellos llegan al poder habrá
otra Venezuela. “Cristina fue socia de Maduro hasta hace cinco minutos”,
le respondió Macri.
Puesto de otra manera, para Macri todo lo que está pasando es por
el miedo que despierta el cristinismo en los mercados y para Fernándezla crisis es un problema de Macri
que tiene que resolver Macri. Fernández sabe que difícilmente gane más votos
distrayéndose de la crisis como si fuera ajena del todo. Macri no puede
distraerse de ella: es el presidente. Si se añade racionalidad,
ganan todos. Ganamos todos.
Las PASO fueron lo que se suponía que
iban a ser: una encuesta para medir la diferencia entre Macri y
Fernández. No elegían nada pero para los mercados eligieron todo. La
crisis lleva ya tres días y le está pegando un golpe fuerte a la economía que
es también pegarle un golpe fuerte a la gente.
El dólar, que nunca tiene techo porque el
peso no tiene piso, superó los $60 y la inflación que parecía encaminarse
hacia el 2% o debajo del 2% podría llegar a ser casi el doble. Otro dato: el
riesgo país bordeó los dos mil puntos. Que es como decir que el crédito
externo seguirá cerrado y que hay más dudas sobre el pago de la deuda
argentina.
Y junto a los números, la impresión de descontrol y de que
todo puede estar incluso peor. Macri reconoció el impacto de la crisis
con un paquete de medidas que buscan mejorar los
ingresos de la gente y de las muy sacudidas pequeñas y medianas empresas. Subió el mínimo no imponible, anunció
bonos para los privados y para los empleados públicos y beneficios fiscales
para autónomos y monotributistas. Aumentó la asignación por hijo y otorgó una
moratoria a las pymes y se propone congelar por 90 días el precio de los combustibles.
Además del reconocimiento de la crisis, las medidas tienen
otro costado evidente: intentar recuperar votos de clase media que
el domingo dejó de votarlo. Está claro: Macri sigue dando pelea y apostando a
una primera vuelta que lo coloque en el balotaje con
el cristinismo. Hasta tiene una fórmula matemática para sostener esa
aspiración: el 3 más 3. Tres puntos que pierda Fernández y tres puntos que
recupere Macri. La fórmula puede lucir muy linda pero tiene un problema: los 15 puntos de ventaja que le sacó Fernández.
Hubo otro cambio evidente en Macri: entendió que su
discurso cargado de bronca del lunes fue un injusto reproche a
la gente que no lo votó y a la que ahora pidió disculpas.
Detrás de la batalla por el balotaje, hay otra batalla: la
de conseguir
la mayor cantidad de legisladores posibles. Un Cambiemos
con polenta parlamentaria aunque se pierda la reelección. La aspiración de
máxima de Macri es que la factura por la crisis de estos días se la carguen al
cristinismo y no a él. Por si no quedó claro, es una aspiración de máxima.
(*) Clarín, 15/8/019.
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