Picada de Noticias en el recuerdo
La opinión
de Ricardo Kirschbaum
El giro al centro, recurso electoral que suma poder (*)
El indisimulable corrimiento al
centro de Alberto Fernández, verificable tanto en su
discurso de tono moderado como en gestos políticos, puede ser leído como una
estrategia electoral y de acumulación de poder interno.
Luego de ser el candidato más votado, el compañero de
fórmula de Cristina Kirchner, puso énfasis en el
carácter de coalición que tiene el Frente de Todos: el peronismo aliado al
kirchnerismo. Para ser más gráfico, reveló que su
gabinete, en el caso de ganar
Esta estrategia, para algunos, rescata la “avenida del
medio” por la que aspiraba a crecer Sergio Massa porque reforzaría la idea de que
nuclearía así a la mayor parte del peronismo y actuaría, en un futuro no muy
lejano, de contrapeso a los sectores más radicalizados del kirchnerismo. A
ese polo, Fernández aspira a que se acerque hasta el gobernador de
Córdoba.
Ese rumbo de acumulación busca bajar los temores de un
viraje “venezolano” y aplacar temores del mercado, que se acentuó por declaraciones del candidato sobre los
bonos y la reestructuración de la deuda. Sergio Massa estuvo en
Nueva York y Washington, usando contactos que le facilitó Rudolf Giuliani, para
insistir que Fernández no seguirá el camino de Maduro. Si lo consiguió o no, se
verá en los mercados.
Así como Fernández se corre al centro, Cristina Kirchner
se mantiene en la media sombra.
Sustrae así un elemento central de la campaña electoral
de Macri, que el jueves pasado reclamó que la
ex presidenta saliera al ruedo. El objetivo del reclamo es obvio: primero está diciendo
que Cristina es la más fuerte de la fórmula opositora, y segundo, que la
polarización es más nítida con ella y sus seguidores que con la versión mansa
que cultiva Alberto.
Macri aspira a descontar la pérdida de votos y acortar
diferencias. Necesita de un discurso épico que devuelva el entusiasmo pero,
además de encontrar el tono y el modo, el Presidente debe transmitir la
convicción de que es posible. No basta con reconocer el sufrimiento económico
del ajuste ni con la convicción de que el rumbo hacia la estabilidad, que saltó
por los aires el 11 de agosto, mejorará todo en el futuro si se le ofrece a la
gente la misma receta del presente, que determinó el voto bronca.
Buscarán, además, que sus opositores expliquen cómo harán
lo que prometen. En esas explicaciones en las que subsisten posiciones
divergentes (Venezuela, por ejemplo), el oficialismo pretende remontar la empinada
cuesta hasta el balotaje. Objetivo casi inalcanzable.
(*) Clarín, 24/8/019.
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