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Mostrando entradas de diciembre, 2018

José Pablo Feinmann y el fin de año

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José Pablo Feinmann y el fin de año El fin de año no existe No hay una temporalidad objetiva. Basándose en ciertas regularidades de la naturaleza (las mareas, las estaciones, los astros), se han d elineado, a lo largo de los siglos, los llamados calendarios. Que son el intento de trasladar las regularidades de la naturaleza a la historia de los sujetos humanos. Tal vez sea tranquilizador pensar que todo tiene un orden en un mundo que no presenta ninguno. Si ha caído el sentido de la historia, al menos nos queda el sentido del calendario. Festejamos el fin de un año, brindamos, nos embriagamos, comemos excesivamente y al día siguiente nos levantamos con un tremendo dolor de cabeza, eso que se dice hangover, y que es un malestar generalizado de los excesos del día anterior. ¿Por qué sucede algo tan escasamente tranquilizador, tan desagradable? ¿No fue el año pasado cuando cometimos esos excesos? ¿Por qué los padecemos ahora si pasó un año entre el brindis burbujeante y descomed

Leyendo a Jorge Luis Borges. Nathaniel Hawthorne (continuación) (*)

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Leyendo a Jorge Luis Borges. Nathaniel Hawthorne (continuación) (*) Escribió Borges : “Algo más grave que las duplicaciones y el panteísmo se advierte en los bosquejos, algo más grave para un hombre que aspira a novelista, quiero decir. Se advierte que el estímulo de Hawthorne, que el punto de partida de Hawthorne era, en general, situaciones. Situaciones, no caracteres. Hawthorne primero imaginaba, acaso involuntariamente, una situación y buscaba después caracteres que la encarnaran. No soy un novelista, pero sospecho que ningún novelista ha procedido así: “Creo que Schomberg es real”, escribió Joseph Conrad de uno de los personajes más memorables de su novela “Victory” y eso podría honestamente afirmar cualquier novelista de cualquier personaje. Las aventuras del “Quijote” no están muy bien ideadas, los lentos y antitéticos diálogos-razonamientos, creo que los llama el autor-pecan de inverosímiles, pero no cabe duda de que Cervantes conocía bien a Don Quijote y podía creer

Leyendo a Jorge Luis Borges. Nathaniel Hawthorne (comienzo) (*)

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Leyendo a Jorge Luis Borges. Nathaniel Hawthorne (comienzo) (*) Escribió Borges : “Empezaré la historia de las letras americanas con la historia de una metáfora; mejor dicho, con algunos ejemplos de esa metáfora. No sé quién la inventó; es quizás un error suponer que puedan inventarse metáforas. Las verdaderas, las que formulan íntimas conexiones entre una imagen y otra, han existido siempre; las que aún podemos inventar son las falsas, las que no vale la pena inventar. Esta que digo es la que asimila los sueños a una función de teatro. En el siglo XVII, Quevedo la formuló en el principio del “Sueño de la muerte”; Luis de Góngora, en el soneto “Varia imaginación”, donde leemos: “el sueño, autor de representaciones, / en su teatro sobre el viento armado, / sombras suele vestir de bulto bello”.   “En el siglo XVIII, Addison lo dirá con más precisión: “El alma, cuando sueña-escribe Addison-, es teatro, actores y auditorio”. Mucho antes, el persa Umar Khyyam había escrito q

Balance de un año complicado

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Balance de un año complicado En pocas horas culmina 2018, un año difícil e insoportable para la inmensa mayoría del pueblo argentino. Lo fue porque la política económica aplicada sin anestesia por el gobierno nacional obligó a millones de compatriotas a soportar con estoicismo una merma permanente de su nivel de vida. Lo fue porque la sociedad está a un paso de naturalizar el ajuste y sus deletéreas consecuencias. El mensaje del gobierno (“se debe pagar el costo de la fiesta de Cristina”) caló hondo en el espíritu de muchos de nosotros. Si bien muchos argentinos no niegan el sufrimiento que ello implica, están convencidos de que es algo lógico que ello suceda porque durante 12 años y medio se vivió en el país de la jauja, del despilfarro irresponsable, de la demagogia desenfrenada, de la corrupción intolerable. No queda, pues, más remedio que felicitar a Jaime Durán Barba ya que consiguió algo sumamente complicado: convencer a millones de personas que está bien que sufran pr

Balcón del pensamiento (*)

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Balcón del pensamiento (*) EL HOMBRE QUE QUERÍA MORIR Alicia Caballero Galindo Conclusión Daniel corrió hasta él, pero la banca estaba vacía y no se veía ya el joven; con desánimo se sentó un momento porque se sentía cansado y a su lado, el niño que apretaba con fuerza aquel viejo camión de madera que le faltaban las ruedas pero que para él era importante. Los ojos del niño lo miraban interrogantes sin hablar; balanceaba sus piernas sentado en la banca. La gente pasaba por todos lados como si ellos no existieran ¡era en verdad una locura, empezaba a darle un poco de miedo, entonces se levantó de la banca decidido. __¡No puedo más! Vámonos a casa; te daré un vaso tibio de leche y mañana buscaremos a tus padres; estarán preocupados por ti. Una lágrima rodó por el rostro del niño y le señaló el extraño edificio del balcón haciendo un gesto de tristeza. Daniel no supo que decir; tomó al niño de la mano y caminó rumbo a su casa. A pesar de estar cerca de parque, él sentía q

Voz Ciudadana (*)

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Voz Ciudadana (*) PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO Alicia Caballero Galindo CADA AÑO QUE CONCLUYE REPRESENTA 365 DÍAS DE HISTORIA QUE ESCRIBIMOS EN EL LIBRO DE NUESTRA VIDA Y CADA AÑO QUE INICIA ES UNA ESPERANZA QUE NOS DA  LA OPORTUNIDAD DE  SER MEJORES. En dos días más llegamos al último día del año; en la mayoría de los hogares las familias se reúnen, se preparan para celebrar juntos una fecha simbólica muy especial; la terminación de un año; de un período de doce meses, que representan 48 semanas, 365 días en el transcurso de nuestra vida.  Para los niños significa cohetes, luces de bengala, antojos al por mayor y reunión con los primos y amigos que por largo tiempo no veían. Para los jóvenes, tiempo de “reventón” bailes, encuentros y ¡mucha diversión! y para la gente madura, es tiempo de balances en la vida  que es río eterno que  fluye sin detenerse ni poder regresar al punto de partida y arrastra consigo, propósitos realizados, éxitos alcanzados, afecto sem

Las razones de Friedrich A. Hayek a favor de la libertad

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Las razones de Friedrich A. Hayek a favor de la libertad Escribió Hayek (“Los fundamentos de la libertad”, capítulo II): “Los argumentos favorables a la libertad individual descansan principalmente en el reconocimiento de nuestra inevitable ignorancia de muchos de los factores que fundamentan el logro de nuestros fines y bienestar. Si fuéramos conscientes, si pudiéramos conocer no sólo todo lo que afecta a la consecución de nuestros deseos presentes, existirían pocos argumentos a favor de la libertad. Y viceversa, la libertad del individuo hace imposible la completa presciencia. La libertad es esencial para dar cabida a lo imprevisible e impronosticable: la necesitamos, porque hemos aprendido a esperar de ella la oportunidad de llevar a cabo muchos de nuestros objetivos. Puesto que cada individuo conoce tan poco y, en particular, dado que rara vez sabemos quién de nosotros conoce lo mejor, confiamos en los esfuerzos independientes y competitivos de muchos para la prevención

El "Discurso del Método" de Renato Descartes: su obsesión por distinguir lo verdadero de lo falso

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El "Discurso del Método" de Renato Descartes: su obsesión por distinguir lo verdadero de lo falso El “discurso del método” es una de las obras filosóficas más importantes de todos los tiempos. Fue uno de los más sólidos basamentos ideológicos de la moderna sociedad capitalista. La primera parte lleva por título “Consideraciones que atañen a las ciencias”. Escribió Descartes: “El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada uno piensa estar tan bien provisto de él que aun aquellos que son más difíciles de contentar en todo lo   demás, no acostumbran a desear más del que tienen. En lo cual no es verosímil que todos se engañen, sino que más bien atestigua ello que el poder de bien juzgar y de distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que se llama el buen sentido o la razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y asimismo, que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino sol

Charles Wright Mills: la élite omnipotente y la élite impotente

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Charles Wright Mills: la élite omnipotente y la élite impotente Escribió Wright Mills (“La élite del poder”, capítulo 1): “La minoría que ocupa los puestos de mando puede considerarse la poseedora del poder, la riqueza y la fama; puede considerarse así mismo como formada por individuos pertenecientes al estrato superior de una sociedad capitalista. También se les puede definir con criterios psicológicos y morales, como ciertas especies de individuos selectos” (…) “El humanista, por ejemplo, puede concebir la élite no como un plan o categoría social, sino como el conjunto de los individuos dispersos que intentan superarse a sí mismos y que, en consecuencia, son más nobles, más eficientes, como hechos de mejor clase. No importa que sean pobres o ricos, que ocupen altas o bajas posiciones, que sean aclamados o despreciados: son élite por la clase de individuo que son. El resto de la población es masa, la cual, según esta concepción, yace indolentemente en una incómoda mediocri