El enfoque de Claudio Jacquelin
Ante la
hora de la gestión y los resultados
Fuente:
(*) Notiar.com.ar
19/6/024
La paciencia necesita
alimentarse de evidencias para sostenerse, pese a que la fábrica de enemigos
parece, por ahora, más rentable que la solución de los problemas.
La
aprobación, con cambios, de
Más
allá del destino que tengan en
Sin
embargo, la aprobación de la ley y, consecuentemente, la derrota de la
oposición más dura, encarnada por un aturdido perokirchnerismo, no aseguran que
los enunciados se traduzcan en logros. Condiciones necesarias, pero no
suficientes. Hay demasiados asuntos que todavía dependen del Gobierno para
terminar de despejar incertidumbres.
El
comunicado de ayer del Fondo Monetario Internacional respecto de inminentes
reformas del sistema cambiario, que incluyen el final de lo que se llama dólar
blend para exportadores, y la casi inmediata desmentida de parte del equipo
económico, confirman que las incógnitas no son patrimonio solo de ciudadanos
desprevenidos. Otra demostración más de que la tan elogiada capacidad de
comunicación del oficialismo tiene sus mayores éxitos en la construcción y
descalificación de enemigos antes que como insumo para la solución de
problemas.
El
caso de la controversia con el FMI expresa la magnitud de ese problema. No se
trata solo de una interferencia en la relación con el principal acreedor y
sostén financiero, del que todavía se esperan más ayudas. La cuestión tiene
consecuencias prácticas, sobre todo cuando el Gobierno necesita con urgencia
que se acelere la liquidación de exportaciones de granos. La controversia,
lejos de despejar el horizonte, le suma nubes en una cuestión de alta
sensibilidad.
Para
entender el estado de situación, basta decir que en mayo pasado el ingreso de divisas
del sector agroexportador fue 37% menos que el registrado en el mismo mes de
2023, cuando la sequía más grande de la historia había hecho estragos en los
cultivos. La baja en la cotización de la soja, sumada a las profundas dudas
sobre la política cambiaria y la percepción de que hay un atraso cambiario
imperante entre productores y exportadores, provocan la retención de los
granos. Estas noticias no incentivan su venta.
A
esto se suma la continuidad del impuesto PAIS para las importaciones (clave para
alcanzar el superávit fiscal en el primer semestre), que agrega distorsiones
por el impacto en el costo de los insumos importados. El tropiezo de la
reposición de Ganancias le sumó dudas sobre las posibilidades de derogarlo en
un plazo perentorio, a pesar de otra desmentida que se sintió obligado a hacer
el equipo económico hace pocos días. El juego del teléfono descompuesto tiene
efectos concretos.
Mientras
una mayoría de economistas advierte cada vez con más insistencia sobre las
consecuencias negativas que puede tener la postergación del levantamiento del
cepo cambiario (lo que tanto altera a Milei), esto dificulta más la apertura.
Son
estas las restricciones a las que se enfrenta el Gobierno cada día y no
precisamente porque los opositores pongan palos en la rueda. Los errores no
forzados cuentan.
En
ese plano, uno de los aspectos más críticos se vincula con la capacidad de
gestión del Gobierno, tanto en la ejecución de las políticas públicas como por
la generación de expectativas a veces desmedidas y otras poco realistas y
contradictorias.
Ese
punto débil se explica en buena medida por la singular arquitectura del
Gobierno. El cerrado sistema de toma de decisiones, concentrado en Milei, la
hermanísima Karina y el gurú Santiago Caputo, no tiene una polea de transmisión
eficaz para poner en marcha la administración sin cortocircuitos,
interferencias y malosentendidos.
A
eso se agrega que en el Gabinete abundan ministros inexpertos, con facultades
disminuidas, sin un guion claro para actuar, con dudas fundadas sobre el
respaldo con el que cuentan y con equipos inconsistentes para llevar adelante
la tarea de transformar radicalmente
La
imagen positiva que tienen del Presidente más de la mitad de los argentinos no
parece expuesta todavía a estos puntos flacos. “La gente reconoce que hemos estabilizado la economía y ese es nuestro
capital”, dice (y exagera) uno de los principales
colaboradores de Milei. La pronunciada desaceleración de la inflación asoma
como la causa dominante (casi excluyente) de ese reconocimiento o tolerancia
social. Pero se encienden luces de alerta.
El
impacto en el índice de precios que tendrán los nuevos aumentos de tarifas, que
no serán los últimos y siguen siendo insuficientes, más la preocupación por el
efecto de la recesión en el empleo, que empieza a desafiar a la inflación como
principal motivo de inquietud social, son indicadores que obligan a la cautela.
La paciencia necesita alimentarse de evidencias para sostenerse. La demanda de
resultados siempre aparece, para todo gobierno. Y la gestión es responsabilidad
del Gabinete.
Los mejores y peores ministros
Allí
es donde cobra más valor una encuesta cuali y cuantitativa realizada en los
primeros días de este mes por las consultoras Grupo de Opinión Pública (GOP) y
Trespuntozero, de Raúl Timerman y Shila Vilker.
En
coincidencia con la fundamentación del apoyo por razones económicas a Milei y
el Gobierno, no extraña que en ese trabajo el mejor evaluado por los
consultados sea Luis “Toto” Caputo. Aunque, paradójicamente (o no tanto),
también encabeza la lista de los peor calificados.
Cuando
se abre la evaluación según el voto en la primera vuelta presidencial se
constata que el reconocimiento al ministro de Economía proviene casi
exclusivamente de quienes votaron a Milei y a la ahora ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich. El rechazo es mayoritario de los que optaron por Sergio
Massa.
Los
expresiones más representativas registradas en los grupos focales muestran esa
polarización absoluta. Las palabras más reiteradas para definir a Caputo,
usadas por quienes votaron a Milei y Bullrich, son: “capaz, genio, esperanza, economía, capo y bueno”. Entre
los votantes de Massa dominaron: “corrupto,
ladrón, delincuente, deuda”.
Las
frases que mejor sintetizan la opinión de los que lo consideran el mejor
ministro son: “El que define la
economía es Milei. Caputo hace lo que dice Milei”, y “Algo bien debe estar
haciendo”. Una confirmación de que el Presidente es el sol
excluyente del sistema oficialista y que de su juicio depende el de sus
votantes.
Sin
embargo, hay evidencias de que es necesario mostrar algunos resultados y no
basta el respaldo presidencial. Se advierte con claridad en el caso de la
ministra que más apoyos ha recibido públicamente de parte de Milei. Del total
de respuestas positivas solo el 6,2% consideró que Sandra Pettovello es de los
que mejor funciona, por detrás de Caputo, Guillermo Francos, que asoma segundo,
y Patricia Bullrich. Además, la ministra de Capital Humano se lleva la medalla
de plata entre los que peor funcionan.
El
segundo puesto de Francos parece coincidir con las razones elementales que lo
llevaron a ese lugar. Por un lado, el apoyo presidencial, reforzado por el
ascenso de ministro del Interior a Jefe de Gabinete, y, por el otro, su
condición de negociador, que es lo que más se le reconoce.
La
palabra más repetida para definirlo tanto por los votantes mileístas, massistas
y bullrichistas es “político”. Toda una singularidad en momentos en que el
clima de época parecía haberle dado a esa palabra solo connotaciones
negativas. “Negociador, conciliador y
excelente” añaden los oficialistas. Los massistas agregaron “oportunista, inútil y acomodado”, a lo
que sumaron la apropiación de un descalificativo bien mileísta: “casta”.
En
el caso de la ministra de Seguridad también parece conjugarse respaldo
presidencial con gestión. Las palabras que resumen la opinión de los
oficialistas consultados son: “seguridad, valiente, coraje”. En ellas coinciden
votantes mileístas y bullrichistas. Los de Milei agregaron “eficiente” y los
excambiemitas, “orden”. Aun así, los oficialistas le reclaman más dureza y
opinan que todavía no mejoró la seguridad, pero parecen valorar el control de
la calle.
Los
votantes de Massa la atacan con dureza por supuestas debilidades de índole
personal (“descalificación ad hominen”, diría Milei), a lo que agregan epítetos
vinculados con su función y su trayectoria, como “represora, asesina,
traidora”.
A
Pettovello, los oficialistas la definen como “honesta, capaz, eficiente, excelente, valiente”. La
valoración está determinada por su enfrentamiento con los dirigentes de los
movimientos sociales y, particularmente, con Juan Grabois, sin referencias
concretas su gestión.
“Hay un mapa dual, simple. De un lado, los movimientos sociales y
sus líderes; del otro, Milei y su amiga Pettovello. A los consultados no les
resulta difícil, una vez trazada esta línea, encontrar posicionamientos. La ministra
es honestidad por oposición a ‘la gerencia de la pobreza’, que es vista como un
‘curro’. A su vez, los opositores, destacan la inoperancia y no dudan en
caracterizarla como inútil. Dos encuadres para una Argentina que mira la
realidad con lentes distintos”, explica Vilker.
Los
votantes de Massa parecen enfocarse en los resultados de la tarea de la
ministra de Capital Humano para calificarla. Así, las palabras más usadas por
ellos para definirla fueron “inútil,
corrupta, incapaz, inhumana, inoperante, ignorante”.
La
lista de los mejor valorados es cerrada, con muy bajos porcentajes de mención,
por el vocero Manuel Adorni (5,6%) y Karina Milei (con un famélico 0,9%).
Como
suele ocurrir, las ausencias pueden ser más significativas que las presencias.
Quienes no aparecieron mencionados en el estudio son algunos de que están
siendo cuestionados y aparecen en la lista de fusibles. Además, tienen poca
visibilidad, mucho desconocimiento y no parecen tener quienes los defiendan
entre los propios.
Si
se los suma a la siempre cuestionada Pettovello, representan el 40% del
gabinete. Entre ellos se desataca Diana Mondino, que en los últimos días debió
ser ratificada nuevamente y que parece haber recibido una extensión del
contrato de trabajo.
Le
sigue a la canciller la cabeza del loteado Ministerio de Justicia, Mariano
Cúneo Libarona, que pareció buscar sobrevida con la denuncia a dos periodistas
en la semana en la que se celebró el Día del Periodista.
Otro
tanto ocurre con el silente ministro de Salud, Mario Russo, quien comparte con
Cúneo Libarona la injerencia en su área del tercer integrante del triángulo del
poder mileísta, Santiago Caputo. En ambas carteras el gurú presidencial tiene
intereses, topos y agentes.
Los
ruidos, las interferencias y la muy discutible performance de los integrantes
del Gobierno han sido salvadas hasta acá por la robustez del apoyo social,
convertido en el mayor capital de la administración Milei, sostenido por la
deslegitimación de los que gobernaron antes.
“La caracterización de los miembros del gabinete confirma el país
partido y las visiones irreconciliables entre electorados”, concluye la directora de
Trespuntozero.
Esa
rígida polarización, en la que la porción dominante corresponde a los que
rechazan el pasado derrotado en noviembre, explicaría la tolerancia al “mayor ajuste de la historia”, solidificado
por la desaceleración de la inflación. La fábrica de enemigos parece por ahora
más rentable que la solución de los problemas.
Pero
el tiempo transcurrido, inconvenientes postergados, demandas insatisfechas y
problemas agregados en los primeros seis meses de mandato indican que está
llegando la hora de la gestión. Antes de entrar en el siempre sísmico año de
elecciones intermedias.
¿La
base está? Milei se resiste a más cambios, cuando hay superávit de dudas. Todo
dependerá de los resultados.
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