La trama política de Eduardo van der Kooy
LA FUNCIONALIDAD MILEI-MADURO Y EL
DESAMPARO KIRCHNERISTA
Fuente: Clarín
(*) Identidad
Correntina
30/7/024
Desde el
último domingo la enorme crisis que hizo eclosión en
Venezuela por la nueva reelección de Nicolás Maduro que casi nadie cree limpia ni legítima, está
atravesando y condicionando la política de toda la región.
La impronta
de tantos años de relación no estuvo signada sólo por la acción política común. Hubo en el transcurso, desde que vivía Hugo
Chavez, una trama de negocios oscuros con el petróleo, con la provisión de
alimentos, combustibles, préstamos a tasas elevadas (13.5%) que tomaba nuestro
país y con circulación de dinero negro que de modo incesante iba y venía en
aviones entre ambas capitales.
Valdría
recordar dos episodios. Los U$S800 mil dólares detectados en
una valija que ingresó por Aeroparque el venezolano-estadounidense
Guido Antonini Wilson. Fueron destinados, según su confesión, para la campaña
electoral de Cristina en 2007. Estuvo, por otra parte, la denuncia del ya
fallecido diplomático Eduardo Sadous acerca de la existencia de una “embajada
paralela” en Caracas regenteada a la distancia por el ex ministro de
Planeamiento condenado, Julio De Vido.
Queda
por dilucidar, además, uno de los asuntos más tenebrosos. La firma del
Memorándum de Entendimiento con Irán para el presunto esclarecimiento del atentado
en
La llegada
de Javier Milei a
Milei
se colocó una vez superada la noche del domingo como el dirigente de la región
que con mayor vehemencia impugnó las elecciones en Venezuela. No habló de la necesidad de
esperar las actas, como aconsejó Lula, ni de las sospechas y faltas de
transparencia que manifestó Luis Lacalle Pou, de Uruguay. Denunció fraude. Terminante. El
lunes al mediodía grabó un video que incluyó en un tuit con el siguiente
relato: “Sigan luchando –arengó a los venezolanos--, tarde o temprano se va a
terminar el socialismo”. Añadió: “El
fraude que ha llevado a cabo el dictador Maduro no es más que una victoria
pírrica”.
La ofensiva
del mandatario argentino pudo haberle resultado funcional a Maduro en los momentos en que
comenzó la gestación de la gran crisis. El dictador de Caracas intentó
sobrellevar la infinidad de objeciones al acto electoral y las primeras
manifestaciones populares en su contra apelando a la confrontación con
las “derechas o extremas derechas” del
mundo que pretenderían boicotearlo. El libertario pareció encajar en esa
estrategia: “nazi nauseabundo”, lo bautizó.
Maduro
tampoco se olvidó de agitar otros fantasmas para colocar a Milei como blanco de
su batalla. El Presidente jamás ha ocultado su admiración por Donald Trump,
acusado de haber intentado ocupar el Capitolio a fin de desconocer su derrota
ante Joe Biden. Tampoco evita la defensa de Jair Bolsonaro, enemigo de Lula,
contra quien intentó un golpe a pocos días de haber asumido en el Planalto.
El
pico de tensión externo en este grave conflicto que se desató en Venezuela ha
quedado también circunscripto por ahora a las figuras de Maduro y Milei. El dictador resolvió romper
relaciones con
Maduro
también se alimentó de la política argentina para tratar de sobrellevar este
trance. Después de haber sido consagrado ganador sin un solo voto verificado, se manifestó peronista y
entonó una adaptación de la marcha junto a militantes argentinos cuya
procedencia y pertenencia aún se desconocen. Deben haber sido algunos de los
pocos que autorizó a permanecer en Venezuela, en medio de una oleada de
deportaciones.
Alberto
Fernández, el ex presidente, se quedó afuera de esa fiestita. Quizás contó,
finalmente, con una dosis de fortuna. Había sido invitado como observador
(junto a Roberto Baradel, Hugo Yasky y Carlos Raimundi, entre otros) pero se le
ocurrió advertir un día antes que si Maduro llegaba a perder debía aceptarlo.
Una ingenuidad. Jamás el dictador
se podía permitir una licencia de ese tipo.
Alberto
posteó en las últimas horas un texto de ocho párrafos en los cuales explicó sus
esfuerzos de los últimos años para lograr en Venezuela una convivencia
democrática. Con evidencia, no ha tenido éxito. El ex presidente sugirió que
con el objeto de disipar cualquier posibilidad de duda y recuperación de la
convivencia sería imprescindible transparentar el resultado electoral. Es la responsabilidad que cabe al régimen de Maduro.
Hasta ahora no la ha ejercido.
La de
Alberto resultó casi una expresión en soledad. Unicamente más audaz fue el
ministro de Desarrollo Social de Buenos Aires, Andrés Larroque. Difícil que
hable de cuestiones espinosas sin la venia de Axel Kicillof, el gobernador.
Aquel funcionario que supo ser camporista reclamó a Milei“ que respete la voluntad popular”.
En el resto
de la geografía kirchnerista imperó un silencio hondo. Desconcierto. El
canciller venezolano, Yvan Gil, comunicó que entre las adhesiones recibidas por
la presunta victoria electoral había una de
Tal
enmudecimiento tendrá para unos días más. Al menos, hasta la reaparición que se
anuncia el sábado de Cristina en México para hablar sobre política electoral en
América Latina. Clase magistral, predicen.
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