El recuerdo histórico de Daniel Cecchini
A medio siglo del secuestro de los
Born: cómo fue la operación en
la
que Montoneros cobró un rescate
de 60 millones de
dólares
Los diarios de esa mañana, los
mismos que leían algo distraídos los dos hombres sentados en el asiento trasero
del Ford Falcon de Luxe celeste que recorría las calles de Olivos, anunciaban
para el día siguiente un paro general con movilización a
Juan Domingo Perón había muerto
hacía poco más de dos meses y medio, el 1° de julio, con la imagen todavía
fresca de sus dos últimas y contradictorias plazas: la que se había
vaciado por la mitad el 1 de mayo, cuando los militantes del ala izquierda de
su movimiento – esos “estúpidos imberbes” - le dieron la espalda, y la
del 12 de junio, colmada, de la que se llevó en sus oídos “la más
maravillosa música que es para mí la palabra del pueblo argentino”.
Los diarios que leían los dos hombres estaban fechados el jueves 19 de septiembre de 1974. Hacía dos semanas, el viernes 6, que Montoneros había anunciado en una conferencia de prensa encabezada Mario Firmenich que pasaba a la clandestinidad. “Se han agotado todas las formas legales de continuar la lucha”, había dicho el jefe montonero para luego explicar que la organización volvía a la “guerra popular integral” en la cual “hay que golpear a todos por igual hasta que gane el pueblo, y si se agudizan las contradicciones en el gobierno, mejor”.
Los hermanos Jorge Born III, de
39 años, y Juan Carlos Christian Born, de 40 - los hombres que viajaban en el
asiento trasero del Falcon -, directivos y herederos de una de las empresas más
poderosas del país, no imaginaban, mientras los hojeaban, que al día siguiente
ellos mismos estarían en las portadas de esos diarios como blanco e
involuntarios protagonistas del secuestro más resonante de la historia
argentina, realizado en una ajustada operación comando por Montoneros, la
organización que acababa de pasar a la clandestinidad. Tampoco podían imaginar
que por su liberación se pagarían 60 millones de dólares, la suma
más alta obtenida por una organización guerrillera en América latina.
“Operación Mellizas”
Montoneros venía preparando el
secuestro de los hermanos Born desde mucho antes de anunciar que pasaría a la
clandestinidad. La “Operación Mellizas”, como la llamaron, no solo sería una
acción de gran impacto por lo que representaba el poderoso grupo Bunge &
Born en la economía y la política argentinas de la época, sino que también
proveería a la organización de fondos indispensables para lo que consideraba una
etapa superior de su lucha.
La tarea de planificarla quedó
a cargo del número dos en la estructura de “los montos”, el abogado Roberto
Quieto, un experimentado guerrillero con entrenamiento en Cuba y fundador de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que un año antes se habían fusionado
con Montoneros. La ejecución material de la operación fue asignada a
Después de estudiar
detenidamente el recorrido habitual de los Born y su custodia desde su residencia,
en Olivos, hasta las oficinas de la compañía en
Quieto decidió formar un
comando de 19 guerrilleros, divididos en cinco equipos para realizar todos los
pasos de la operación. El primero de los grupos estaba compuesto por tres
militantes disfrazados de operarios, con overoles grises y cascos
amarillos, que desviarían a los autos con la excusa de una obra. El
segundo equipo lo integraban otros dos hombres armados, uno con un FAL y otro
con una pistola ametralladora, para dar seguridad a los falsos operarios y dar
apoyo en la siguiente etapa de la operación. El tercer equipo, encargado de
reducir a la custodia de los Born, contaba con cinco guerrilleros: uno vestido
de policía y tres de civil, todos con armas largas y cortas, a los que se
sumaba el chofer de la camioneta encargada de embestir al Falcon de los
custodios. En el cuarto estaba el responsable general de la operación con otros
cuatro hombres: uno al volante de la camioneta que chocaría el auto donde
viajaban los hermanos y otros tres, fuertemente armados, encargados de reducir
a los ocupantes del auto y llevarse a los Born. El último estaba formado por
dos militantes disfrazados de ferroviarios que debían mantener abierto un paso
a nivel para permitir el escape y otros dos que, a bordo de un auto, se
adelantarían para advertir que se aproximaba el blanco al lugar de la
operación.
Un secuestro sincronizado
Aquel jueves de septiembre, día
elegido para realizar la operación, Jorge y Juan Born salieron a de su casa en
Olivos a bordo del Ford Falcon poco después de las ocho de la mañana. Al
volante estaba el chofer de siempre y guardaespaldas Juan Carlos Pérez, de 35
años, y en el asiento delantero iba Jorge Bosch, gerente general de Molinos Río
de
El auto se dirigía por Avenida
del Libertador hacia
Los dos Falcon comenzaban a
cruzar la bocacalle en la esquina de Elflein y Acassuso cuando fueron
embestidos a la vez por las camionetas, en ambos casos a la altura de las
ruedas delanteras, para inmovilizarlos. De inmediato, el auto de los
Born y el de los custodios quedaron rodeados por un grupo de hombres y mujeres
que apuntaron a sus ocupantes con armas largas.
Los custodios que ocupaban el
Falcon que iba atrás no ofrecieron resistencia, pero en el otro auto el chofer
de los Born intentó sacar su arma y recibió de inmediato disparos cruzados,
algunos de los cuales impactaron también sobre el gerente de Molinos. Los dos
murieron instantáneamente.
Juan Born fue sacado del
auto sin que ofreciera resistencia mientras su hermano, que intentaba zafarse
de los secuestradores y escapar, fue reducido en plena calle. Los subieron a una camioneta que salió disparada
por la calle Roma, seguida por un Peugeot que le servía de apoyo. Cuando los
dos autos pasaron por las vías del tren, el grupo que había reducido al
guardabarreras le ordenó que bajara las barreras para cortar cualquier intento
de persecución. Realizada con la exactitud de un cronómetro, la “Operación
Mellizas” había sido consumada con todo éxito.
60 millones de dólares
El viernes 20 de septiembre, el
secuestro de los hermanos Jorge III y Juan Born fue tapa de los medios de casi
todo el planeta. Se conocían pocos detalles de la operación militar realizada
por el comando de Montoneros, pero la importancia económica del grupo Bunge
& Born en
Eso se desprendía también de un
documento que Montoneros difundió pocos días después. “Si usted alguna vez se
imaginó que podría tener toda la plata de Bunge & Born, seguro que se quedó
corto. Algunos ejemplos bastan para demostrarlo: Bunge & Born es dueña de
“Es la explotación de los
trabajadores, entonces, la fuente
principal de la riqueza de Bunge & Born”, afirmaba el documento montonero,
y detallaba: “Las cinco empresas industriales más grandes de Bunge & Born
en el país (Grafa, Alba, Molinos, Centenera y Compañía Química) producen
diariamente productos por valor de un millón de dólares”.
Montoneros exigió
inicialmente un rescate de 100 millones de dólares. Las negociaciones se realizaron en el más hermético
de los secretos hasta que finalmente se llegó a un acuerdo por 60
millones (equivalentes a unos 410 millones actuales) y la distribución
de mercaderías en barrios pobres por el valor de 3.600.000 dólares.
Muchos años después, al investigar a fondo el secuestro y la negociación posterior para su libro Born y Quieto – La negociación secreta entre el magnate y el montonero, la periodista María O’Donnell llegó a la conclusión de que la cifra final quedó fijada luego de que Montoneros conociera a fondo el capital del que disponían los Born. “El punto era de dónde supieron que el grupo tenía esa disponibilidad de fondos. Está claro, y eso surge muy claramente en esta nueva versión (de su libro) con las grabaciones, que a lo largo del proceso le van extrayendo mucha información al propio secuestrado, a Jorge Born”, afirmó.
La periodista reveló, además,
un dato hasta entonces desconocido: “El padre (Juan Born II) decía no voy a
pagar; y al final termina pagando el rescate más caro de la historia. Entonces
hay un tema ahí. Creo que cuando el secuestro se alarga, uno de los hermanos,
Juan, se quiebra. Hay una carta que yo conseguí en esta nueva documentación
donde Jorge Born ruega por su vida y la de su hermano. Esta documentación nueva
demuestra cuánto él tuvo que ser artífice en su propia liberación”.
El acuerdo final determinó que
la liberación de los hermanos se realizara en dos etapas: primero Juan y
después Jorge III, cada una de ellas después del pago de 30 millones de
dólares.
La libertad y el dinero
Juan Born, con un estado
anímico y de salud muy precarios, fue liberado por Montoneros el 23 de marzo de
1975, luego del pago de la primera parte del acuerdo. Estuvo secuestrado en dos
casas-cárcel durante 185 días. Jorge Born debió esperar 58
días más, hasta el 20 de junio, para que se concretara el segundo pago y
obtener su libertad.
Así como la liberación de Juan
se había realizado en secreto, Montoneros decidió anunciar la de Jorge III con
una conferencia de prensa con un reducido grupo de periodistas -entre los que
se contaron, el corresponsal de EFE Fernando del Corro, Andrew
Graham-Yool y Claudio Polosecki- y un equipo de la televisión sueca. Los
periodistas fueron llevados “tabicados” hasta una casa de Acasusso y
algunos de ellos acompañarían después a Jorge Born en su proceso de liberación.
En Youtube todavía se puede
encontrar una breve filmación realizada por los suecos, donde se ve hablar
primero a Firmenich y después a Jorge Born, y también se aprecian las empanadas
y el vino “Montonero” en damajuanas con que fueron agasajados
los periodistas invitados.
Medio siglo después del
secuestro de los hermanos Born, sigue sin poder establecerse con exactitud el
destino de los 60 millones de dólares pagados por su liberación. Se sabe que
unos 40 millones fueron llevados a Cuba para financiar actividades de
Montoneros, que otra parte del rescate fue administrada por el banquero David
Graiver y que un número no precisado de millones terminó en un banco
suizo. Pero eso es otra historia…
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