La opinión de Iván Hirsch
¿Un gobierno produmping? El combo que agrava la crisis industrial
Prensa Obrera
La decisión del gobierno de bajar la tasa de devaluación
mensual al 1%, que en los hechos implica acelerar la apreciación del peso
frente al dólar, ya era una mayor desventaja para la industria criolla ante la
competencia de las importaciones. Pero Caputo le sumó otra: anunció la
flexibilización del régimen antidumping.
Las patronales industriales habían cerrado el año emitiendo
alertas sobre el agravamiento de la recesión resultante de la caída del consumo, el encarecimiento del peso, la
devaluación del real brasileño y la apertura importadora. Desde
No es una simple patoteada. Entre noviembre 2023 y
septiembre 2024 bajaron la persiana 11.931 empleadores y se perdieron más de
215.000 puestos de trabajo registrado. Al menos ocho multinacionales dejaron de
operar en Argentina. Desde Industriales Pymes Argentinos alertan que en 2025 podrían
desaparecer más de 25.000 pymes y 300.000 empleos. Empresas emblemáticas en sus
localidades, como Dass o Dánica, acaban de anunciar el cierre de sus plantas en
Coronel Suárez y Llavallol, respectivamente.
Donde no hay cierre, hay ajuste. Según una encuesta, el 60%
de los sindicatos industriales reportó despidos en el último trimestre y un
tercio denunció atrasos en el pago de salarios. Además, el 82% dijo que hubo
recortes en las horas extras y el 72% sufrió suspensiones, licencias o adelanto
de vacaciones (Ámbito Financiero,
24/12/24).
Las últimas disposiciones oficiales subieron la tensión. La
medidas antidumping son un resguardo de los países para proteger a empresas
locales ante la «competencia desleal» de fabricantes extranjeros que vendan sus
mercancías a bajo precio para desplazar a sus rivales. Pero Caputo dijo que eso
«evita la competencia y encarece productos para los consumidores e insumos para
la industria», señalando que por esa vía estaba casi bloqueada hace décadas la
importación desde bicicletas a electrodomésticos. Por eso redujeron a tres años
la vigencia de esas medidas y eliminaron la posibilidad de prórrogas ilimitadas
(solo podrán renovarse una vez, por dos años).
No hay muchas dudas de quién se beneficia con eso. De las 94
medidas antidumping vigentes en la actualidad 50 son contra China. Es un guiño
al gigante asiático en momentos en que potencias como Estados Unidos y
Heavy
metal
Efectivamente, junto con la fuerte depreciación del real, la
entrada de importaciones provenientes de China es uno de los principales puntos
que acusaron los industriales para implementar paradas en las fábricas,
suspensiones, retiros voluntarios y despidos. Un caso emblemático es el del
acero, cuando la industria metalúrgica registró en 2024 una caída de 12,1%
según los datos de la cámara patronal Adimra.
Los gigantes siderúrgicos venían advirtiendo sobre el combo
fatal de menor demanda de la construcción y la industria, dólar barato y
apertura de importaciones. En Ternium Siderar, la planta laminadora de Techint
en San Nicolás, diciembre cerró con una producción de 125.000 toneladas cuando
el promedio mensual es de 180.000, según la seccional de
Si este es el cuadro de los gigantes del rubro, no hace
falta agregar que peor es el panorama de los talleres chicos o medianos que
componen la gran mayoría de los empleadores. Ahora la mendocina Ferroglobe
anunció que suspende sus operaciones desde febrero y hasta nuevo aviso. Un
agravante son los tarifazos, que revirtieron buena parte de los
menores costos relativos en una rama electrointensiva.
Pero los reclamos de Paolo Rocca al gobierno para que
«nivele la cancha» frente a la competencia de acero de China y Brasil no
tuvieron el efecto esperado. A contramano, el primer decreto de Sturzenegger de
2025 habilitó la exportación de chatarra, que es un insumo clave en la
producción de acero laminado y ahora va a pasar a alinearse con el valor
internacional. Para la fabricación local deriva en un aumento del precio de la
materia prima, porque va a tener que importar hierro y carbón, mientras que la
chatarra criolla ahora va a abaratar los costos de China.
Estamos ante una orientación de desmantelamiento productivo
en beneficio de las casas comerciales exportadoras. En el rubro son muy pocos
los que están en condiciones de exportar chatarra y las malas lenguas señalan
que uno de ellos es la firma E-Scarp, para la cual hacía consultorías el actual
titular de
Va de suyo que los platos rotos los pagan los trabajadores,
no solo con despidos. Mientras
Es que la reforma laboral que impulsan los capitalistas y el
gobierno como vía para reducir costos es literalmente criminal. El 24 de
diciembre murieron dos operarios al estallar una cubierta de gran porte en
Tenaris Siderca de Campana, y el sindicato denuncia que contabilizó en 2024
cinco fallecimientos por siniestros laborales solo entre Tenaris y Ternium, del
grupo Techint.
Argentina
for export
La crisis abarca a varios sectores importantes de la
industria. La fuerte caída del consumo por el menor poder adquisitivo de los
salarios está reconfigurando el parque productivo con negocios apuntados a la
exportación y mayor concentración empresaria.
Bridgestone, el mayor fabricante mundial de
neumáticos, anuncia 290 nuevos despidos con más flexibilización
laboral y rebaja de adicionales, en una industria que ya se cobró 1.200 bajas
en poco más de un año (casi la tercera parte de los obreros del sector).
Mientras aduce crisis, la multinacional japonesa hace negocios importando sus
propias cubiertas de Brasil u otros países.
Las automotrices tuvieron el año pasado una producción 17,1%
menor a la de 2023. Las ventas a las concesionarias no cayeron, pero se
colocaron 26,9% menos de vehículos nacionales, según la cámara Adefa. Tienen
expectativas de incrementar la actividad en 2025, pero sobre la base de
abaratar costos a fuerza de superexplotación laboral: Toyota tiene previsto un
repunte en unidades fabricadas, pero con 180 operarios menos.
Lo mismo ocurre en ramas más ligadas al consumo masivo. 2025
arrancó con tres casos de despidos masivos en frigoríficos, de los cuales el
más resonante es el del Frigorífico Euro de Villa Gobernador Gálvez, en Santa
Fe. Según Cicra, la cámara del sector, el consumo interno retrocedió 9% el año
pasado respecto de 2023, en una comparación con niveles que ya estaban en un
piso histórico -hay que retroceder más de cien años para encontrar índices tan
bajos. Como contrapartida, las exportaciones de carne vacuna fueron récord, con
un aumento de 9,8% interanual, y ya equivalen al 29,5% de la producción total
(proporción que duplica el promedio de una década atrás). Aún así, la
apreciación del peso también aprieta y advierten que hoy el novillo argentino
de exportación se transformó en el más caro del Mercosur, muy por encima del de
Brasil y Uruguay.
Panorama similar vemos en las molineras. El grupo Pérez
Companc afirma que va a concentrar sus apuestas en Molinos Agro, la pata que se
dedica a la exportación de derivados de soja y cereales, y hasta en explorar
una diversificación en otros rubros -volvieron al mundo del petróleo. Eso ante
la menor rentabilidad de Molinos Río de
Como sea, ahí los interrogantes se plantean en la caída de
cotización internacional de la soja. La tendencia puede seguir a la baja si con
Trump se endurecen las tasas de interés (lo que influye negativamente sobre las
commodities) y si China -que compra cerca del 90% del poroto de soja argentino-
sigue devaluando el yuan. El aspecto interno también juega: en el campo dicen
que el rendimiento promedio del este cultivo está estancado desde hace 20 años
respecto a competidores como Brasil y Estados Unidos. La sequía podría ser una
complicación adicional, en el sector que es el principal generador de divisas
del país.
El capital agrario va subiendo de tono sus reclamos por una
rebaja de las retenciones o alguna «corrección cambiaria», aunque sea solo para
ellos; resulta que el blend exportador ya no ofrece grandes ganancias por el
achatamiento de la brecha cambiaria, aunque sí implicó una pérdida de 12.000
millones de dólares de la oferta de divisas en el mercado oficial. En el
gobierno no se muestran muy permeables a resignar recaudación ni dólares.
El default de Los Grobo echa leña al fuego, y vuelve
a mostrar la dependencia de los productores ante los acopiadores y sus
maniobras financieras.
La
ofensiva antiobrera no resuelve la competitividad
La crisis industrial y las presiones patronales contra el
dólar barato ponen sobre la mesa, junto con la desidia del gobierno, el
parasitismo de los capitalistas argentinos. No es mentira que durante las
últimas décadas basaron su competitividad en la constante devaluación de la
moneda, mientras primaba la desinversión y la fuga de capitales.
Los analistas estiman que en Argentina las inversiones
llevan décadas estancadas en niveles promedio de 18% inversión/PBI, cuando para
mejorar la productividad se calcula como mínimo una proporción de entre 25% y
30% del PBI (El Cronista, 7/1).
Por eso cada vez que hablan de productividad los capitalistas apuntan
únicamente contra el «costo laboral», buscando incrementar la rentabilidad por
la vía de abaratar salarios y barrer con los convenios colectivos de trabajo.
Es el motivo de la decadencia económica del país.
Este es el trasfondo de por qué la política de Milei de
eliminación de medidas proteccionistas y la apreciación del peso está forzando
el desmantelamiento de ramas enteras y una mayor concentración capitalista. El
impacto lo sufrimos en primer lugar los trabajadores.
Según releva Cepa, el 99,5% de los cierres de empresas se
dio en las que tienen plantillas menores a 500 empleados. Esto importa porque
las pymes abarcan el 64% del empleo registrado, mientras que las grandes
compañías emplean solo al 7% aunque representen la cuarta parte de todo el
valor bruto de producción nacional (según la encuesta del Indec a las 500
mayores empresas en 2023). Los índices oficiales refutan los mitos patronales
sobre la reforma laboral y la presión impositiva: medido contra el valor bruto
producido, estos peces gordos mejoraron en los últimos años su margen de
ganancia (9% en 2023 vs 7,2% promedio desde 2012), achicaron el costo laboral
(13,6% vs promedio de 14,3%) y pagaron menos impuestos (7,7% en 2023 vs
promedio de 10,7%).
Así las cosas, la ofensiva antiobrera del gobierno y las
patronales no resuelve el problema de la competitividad de la industria
argentina. Podrá mejorar la rentabilidad de sectores capitalistas concentrados,
pero en todos los casos a costa de un retroceso significativo tanto del nivel
de vida de las familias trabajadores como de la capacidad productiva del país.
La evolución de esta situación va a marcar el pulso de la
configuración política «libertaria». Es que en la medida en que aparece como un
vehículo para imponer una derrota estratégica a los trabajadores (incluido un
cambio del régimen político), se refuerza el carácter bonapartista del
gobierno. Pero en cuanto implica una reorganización económica que liquida un
sector del capital puede derivar en crisis y choques dentro de la burguesía
contra una camarilla que gobierna como agente del capital financiero
internacional.
Solo la clase obrera puede defender un interés verdaderamente
nacional, a costa del capital criollo y extranjero.
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