Javier
Milei paga la factura de Ariel Lijo y enfrenta la resurrección de Mauricio
Macri
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
28/2/025
Para
este sábado, en la vuelta de las sesiones ordinarias del Congreso, la
expectativa pasa más por la presencia de los dos nuevos ministros de la Corte Suprema
designados por el Presidente que por su propio discurso. Quizás, hasta Javier
Milei se sienta obligado a explicar esos cuestionados nombramientos, tanto
sobre Ariel Lijo como de quien se oculta tras él: Manuel García-Mansilla, cuya
vanidad no resistió a que lo pusieran a dedo como un plazo fijo: le apetece
tanto el cargo que hasta se desdijo de lo que había dicho en el Senado, hace
pocos meses, asegurando que no aceptaría una nominación por decreto. Agua bajo
el puente: se lleva todo el torrente, incluyendo las convicciones. Suele ocurrir.
Igual,
los palmares de las criticas la encabeza el otro nominado, Lijo, tal vez la
factura política más cara que ha pagado el Gobierno y él mismo durante 10 meses
de aluviones en su contra, mostrando estos días últimas y explosivas
manifestaciones de tipo institucional, incluyendo a una UIA con integrantes que
han competido con la ex Cámara de la construcción o la de los Estados Unidos
—felices porque ahora Donald Trump los habilita a pagar funcionarios venales—
para distinguirse en el pago de sobornos. Son otros que parecen haber ingresado
a la vida espiritual luego de bañarse en el Jordan.
Bastante
raro el proceso de pulpo que afecta al mandatario, explicado por él mismo ante
un auditorio internacional, ya que sus brazos y ventosas se han desplegado y
complicado por distintas áreas de la Justicia. Tanto que el ministro Cúneo Libarona
defiende como pocos su cargo, en aras de la fe ha postergado otros
convencimientos. Por ejemplo, dos veteranas como María Servini y la ex de
Nisman, Arroyo Salgado, ofrecen actitudes diferentes ante la sofisticada causa
del Criptogate. A una le tocó por sorteo, ha delegado la investigación en el
fiscal (Eduardo Taiano), se desprende del protagonismo sensacionalista en algún
sentido: demasiado trabajo. La otra, federal de San Isidro, se reveló tan
entusiasta del trabajo que pretende hacerse cargo de esa misión y quiere saber
si Milei envió los tuits comprometedores desde la residencia de Olivos, que
está bajo su jurisdicción. Raro: siempre todos los magistrados se quejan por no
tener recursos ni tiempo para afrontar la cantidad de trámites que llegan a sus
juzgados. Una, Servini, por edad no podría acceder a la Corte, la viuda de Nisman en
cambio debe pensar que es una posible candidata a ese tribunal por razones de
genero y falta de concurrencia femenina.
La
imposición del dúo masculino a la
Corte por tiempo determinado enfrenta conflictos varios, de
los acontecimientos posteriores en el Senado con mayoría opositora para
voltearlos a nuevos cursos políticos con derivaciones inesperadas. En el
mundillo oficial se desplumó Manuel Adorni como candidato a senador en la Capital, sea porque hasta
hace una quincena brillaba como el lucero y lo querían en la cercanía de Milei
o, ahora, debido a que no resulta lúcida su participación —junto a la hermana
del Presidente, Karina— con los miembros de la operación Cripto que
enchastraron la gestión. Quedo expuesto aunque haya sido solo traductor en esos
encuentros, suponiendo que hable inglés. Primero, para desplazarlo, sondearon a
Iván de Pineda, luego a Claudio Zuchovicki, ambos —como otros— declinaron el
compromiso, ahora van por otros nombres, quizás menos encumbrados para la
postulación porteña.
El
parcial ocaso de Adorni como candidato singularmente se confronta con la
resurrección de Mauricio Macri, quien estaba dispuesto a morir en términos
politicos, se reservaba un entierro de lujo y ahora, gracias al escándalo de
las cripto —aun sin explicar por el gobierno— y el decreto por los nuevos
miembros de la Corte,
empezó a salir del entubamiento respiratorio: hasta habla. La mejor semana del
año para él, también por la derrota de Boca Juniors en el futbol, encarnada por
su enemigo Juan Román Riquelme y el controversial director técnico Fernando
Gago. Aunque le duela como simpatizante el resultado, esa ecuación lo
benefició. En cambio, sin duda por un proceso que va a continuar, Milei sufrió
un golpazo; a pesar, inclusive, de palabras y asistencias de su colega
norteamericano en su último viaje a USA. Logró con Trump lo que otros nunca obtuvieron,
también concedió posiciones (Ucrania), pero quedó en suspenso la negociación
con el FMI: un acuerdo que el gobierno requiere por el aporte de dinero fresco.
No
tuvo Milei tiempo para esquivar la crisis, al revés de Menem y Néstor Kirchner,
uno cuando se fue a refugiar al departamento de un amigo, Miguel Vico,
lloriqueando por el desprestigio que le ocasiono el litigio con su esposa
Zulema, quien no lo dejaba entrar a Olivos y él luego la mandó a despedir de la
residencia. Días crueles, viviendo en otra casa, hasta que Jorge Antonio lo
sacudió como a un niño y lo forzó a asumir sus responsabilidades. Otra huida
fue hacia el Sur la del matrimonio K con el caso Blumberg, llegando luego a
poner la foto del hijo asesinado en su despacho, o cuando marchó al sur para no
quedarse en la Capital
por la tragedia del incendio de Cromañón. Fueron fugas hacia adelante. El Milei
dos —como dice Rosendo Fraga— de este sábado, el capítulo que se inicia con una
vuelta de página del uno, sin duda repetirá como corresponde el elogio a su
victoria sobre la inflación, la reducción del gasto público y otros éxitos
económicos. Merecidos, claro. Salvo que en los últimos días se oscurecieron
esos méritos por una sucesión de episodios conocidos que, al menos, han puesto
cautela y retroceso en la baja del riesgo país. Por no hablar de los mercados
que parecían cohetes. Otra realidad.
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