La columna judicial de Irina Hauser
Los generadores de odio se desentienden del atentado contra
Cristina Kirchner
Página/12
20 de febrero de 2025
"Es absurdo decir que Revolución Federal
(RF) creó un clima de violencia", quiso despegarse Jonathan Morel frente
al Tribunal Oral Federal 6 (TOF6) que juzga el intento de magnicidio contra
Cristina Fernández de Kirchner, cometido el 1 de septiembre de 2022. El joven
fue uno de los referentes del grupo que protagonizó antes del atentado una
seguidilla de acciones violentas y arengas en redes sociales con amenazas de
muerte a exfuncionarios, entre ellos la exvicepresidenta, pero se desentiende
de los efectos que esto pudo haber provocado. En el mismo relato se jactó de
haber fabricado una guillotina --elemento que le encanta invocar a Javier
Milei-- que llevó a una manifestación contra el gobierno de Alberto Fernández y
que, dice, ayudó a su agrupación a ganar notoriedad. La había armado en la
pequeña carpintería sin cartel a la calle que tenía en Boulogne, donde
mágicamente había aparecido Rossana Caputo, una de las hermanas del ministro de
Economía, Luis Caputo, que lo contrató para equipar un edificio entero en
Neuquén, cerca de Vaca Muerta. Los pagos empezaron un día antes de que RF se
presentara en sociedad y se cortaron con el ataque a CFK.
Morel declaró como testigo en el juicio, donde a
pedido de la querella de CFK y la fiscalía se analiza el clima de violencia y
odio que rodeó al atentado, y que tuvo como protagonistas a organizaciones y
referentes de la derecha política. Aprovechó para decir: "No participé, no
tuve conocimiento, no financié, no tengo nada que ver con el atentado a
Cristina Kirchner". "No conozco a ninguno de los imputados. Jamás los
vi o hablé", aseguró en relación a Fernando Sabag Montiel, quien intentó
matar a la expresidenta, su entonces novia, Brenda Uliarte, y Gabriel Carrizo,
dueño del emprendimiento de copos de azúcar. Uliarte y Sabag estuvieron en al
menos una de las protestas de RF, la llamada marcha de antorchas.
Guillotina
y política
En otra causa que tramita en primera instancia
Morel, de 25 años, está procesado por incitación a la violencia colectiva junto
con otros tres integrantes. Para el juez Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal
Gerardo Pollicita, sí actuaron con violencia y odio y alimentaron un espiral
que derivó en el intento de magnicidio. En esa causa se supone que se investiga
el presunto financiamiento recibido de Caputo Hermanos, que le pagó unos 15
millones de pesos a Morel. Ninguno de los Caputo --a quienes representa el
estudio del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona-- fue citado a
indagatoria en estos dos años y medio. Morel contó que Rossana es la única de
todos sus clientes (más de cien, según él) con la que sigue en contacto. Usó
esa referencia para acotar: "no la conocía, no me interesaba la política,
soy una persona que se enfoca en lo laboral".
Sin embargo, acto seguido dijo que fundó RF
después de reunirse con un grupo de libertarios en el que conoció a Leonardo
Sosa. "Pegamos afiches con la cara de Milei, que para nosotros era
guau", relató. "Me compré una bandera, un megáfono y salí con mi
amigo", dijo. La primera vez, recordó, fue el día que renunció el
exministro de Economía Martín Guzmán. Fue a
Ahí contó la historia de la guillotina de madera
consciente del significado: "En Twitter decían 'no hay que marchar, esto
se resuelve con guillotina'. Le dije a Leo ¿Y si hacemos una? La hice en media
hora, costó 5 o 10 mil pesos", resaltó para mostrar que no necesitaba
millones. "La gente estaba encantada. Se sacaban fotos con la guillotina
y... te espantás", admitió. La llevaron a una movilización el 9 de julio
de 2022, un banderazo que tenía una amplia convocatoria de la oposición al
gobierno de Fernández. Querían llamar la atención. Fueron al obelisco, donde
habría libertarios y referentes del PRO.
El relato de Morel tuvo la paradoja de negar la
violencia y confirmar sus acciones violentas. Se cuidó, de todos modos, cuando
le preguntaron por las convocatorias en Twitter Spaces, en los días previos al
atentado, mientras crecían las movilizaciones de apoyo en Recoleta a CFK por el
juicio "Vialidad". El solía llevar la voz cantante, eran
conversaciones sobre cómo agredir a dirigentes o funcionarios del gobierno, o a
la militancia. Hablaban de matarlos, fusilarlos, tirar agua hirviendo. En una
de la charlas Morel dijo que cuando veía a la entonces vicepresidenta saludando
a la gente al llegar a su casa pensaba que si a él no lo conocieran se hubiera
"infiltrado ahí una semana, espero que baje (...) te canto ahí la marcha
peronista y en cuanto puedo paso a la historia. Me linchan, pero paso a la
historia". Fue una de las expresiones que motivaron la causa donde terminó
procesado. Según declaró, sólo se refería a que quería decirle a Cristina
"en la cara que es una corrupta y nos arruinó la vida a toda una
generación". El método de hacerse pasar por militante fue utilizado por
Sabag Montiel.
Morel se refirió despectivamente a los acusados,
dando a entender que no los veía capaces de organizar un ataque y que todo le
parecía "raro". Como el hecho de que Uliarte estuviera en la marcha
de antorchas, en Crónica TV, en un romance con el libertario Eduardo
Prestofelippo (El Presto). "Esto lo hicieron por un fin político, no lo
hicieron por ellos", afirmó, aunque después dijo que eran conjeturas.
De pronto hizo gala de su capacidad de oratoria.
"Como soy tan buen vendedor, le terminé vendiendo 144 mesitas de
luz", se refirió a Rossana Caputo, quien le habría ofrecido equipar 60
departamentos en Añelo, Neuquén, en el mismo encuentro que le reclamó por dos
muebles que se le habían roto. Aquel proyecto justifica los millones para el
carpintero, quien asegura que hizo el trabajo y que hasta le consiguió los
sommier y las lamparitas de los veladores. "A Rossana no tengo más que
pedirle disculpas", sorprendió. Su planteo es que por manifestarse perjudicó
a su familia y sus clientes. Para enfatizar que no tenía relación con los
Caputo dijo que si hubiera sabido de entrada quién era ella tal vez se hubiera
dedicado más a trabajar que a protestar.
Morel no terminó el secundario, contó, aunque a
veces omite ese detalle en su currículum. Se quejó de que la causa en su contra
y el atentado afectaron su vida laboral. Cuando cerró la carpintería, trabajó
de mozo en Chivilcoy, pero dijo que iba gente a agredirlo. Tuvo una verdulería
y a su último trabajo llegó una carpeta con su historial y lo echaron. Se le
escapó que la primera vez en su vida que se pudo comprar un celular y
zapatillas fue en 2015. El abogado José Manuel Ubeira le hizo notar que debió
ser fruto del gobierno de CFK. Entonces mezcló 2016, cuando ya gobernaba
Mauricio Macri. "A Macri lo voy a militar hasta el último día", se
enfervorizó.
Sosa,
Guerra y la vecina
Gastón Guerra fue otro testigo de RF. Dijo que
conoció a la agrupación en su primera marcha con antorchas, en el Cabildo, el
25 de mayo de 2022. Estaba enojado con el gobierno y se entusiasmó con militar.
Se sumó al grupo de WhatsApp y cuando podía iba a las protestas. Coincidió con
Morel y Sosa en el acto en Gerli en junio de ese año en el que Milei lanzaba su
candidatura a presidente. Guerra vive de hacer arreglos y así justifica su
presencia constante los días previos al atentado en el edificio donde vivía
CFK: iba al piso de arriba, a la casa de Ximena de Tezanos Pinto, la famosa
vecina antikirchnerista. Dijo que la conoció porque ella se había interesado
por ir a verlo a Comodoro Py cuando lo imputaron por golpear el auto de Sergio
Massa. Su abogada le alquilaba una habitación a De Tezanos Pinto, que aún no
fue citada.
Sosa, que como Morel era un referente de RF y
está procesado, declaró que coincidió con Guerra en la casa de la vecina en los
días de movilizaciones. Se sacaron una foto en el balcón, "por cholulo y
para provocar". La había conocido de manera similar: a Sosa lo detuvieron
cuando se metió en aquellas manifestaciones y Tezanos Pinto apareció para su
rescate. Aparecía como nexo Luján Romero, una activista cercana a Patricia
Bullrich. Sosa se despegó de Morel en el manejo de las charlas en Twitter y
admitió discusiones por la guillotina y la frase que llevaba: "Todos presos,
muertos o exiliados", con el sol del Frente de Todos en la "o".
Le habían preguntado por qué creía que el país estaría mejor con los
kirchneristas "presos muertos o exiliados" y gambeteó la respuesta.
Dijo que maneja un Uber, se declaró simpatizante libertario, dijo que además de
haber ido al Congreso al empezar el debate de
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