Rechazado y en soledad el supremo medita su futuro
Página/12
5 de abril de 2025
Después del cachetazo que recibió en el Senado,
Manuel José García Mansilla no fue a trabajar este viernes. Nadie lo vio por el
despacho en el cuarto piso del Palacio de Justicia que hizo pintar a su gusto
en cuanto asumió, como quien se proyecta por mucho tiempo en la Corte Suprema pese a
estar designado en comisión. La noche anterior, después de la votación que
rechazaba su pliego por 51 votos y de que una medida
cautelar del juez federal Alejo Ramos Padilla le ordenara abstenerse de firmar
fallos y decisiones administrativas, echó a rodar la versión de que
les pediría opinión a sus compañeros de tribunal acerca de qué hacer. ¿Me quedo
o me voy? No lo hizo por escrito. Pero al final tampoco se comunicó con los
supremos. Un emisario intentó sondear los ánimos y se chocó con un estado de
incomodidad generalizado. Ahora nadie en el tribunal quisiera --aunque no lo
diga en forma explícita-- que permanezca mucho más en el cargo y la ironía
repetida es: "está grande y debería decidir solo".
El que exteriorizó su reacción fue el supremo
Ricardo Lorenzetti al decir que "es una decisión personal que él (García
Mansilla) estará evaluando" y que la Corte judicialmente no tiene nada "para
opinar" al respecto. Luego acotó: "Yo nunca aceptaría ser designado
por decreto, lo dije infinidad de oportunidades, y creo que hay que ser
coherentes". Recordó que aquella fue su posición cuando el expresidente
Mauricio Macri nombró por decreto a sus actuales colegas Horacio Rosatti y
Carlos Rosenkrantz, quienes al final --tras un gran revuelo-- obtuvieron
acuerdo del Senado. Aunque en el pasado los actuales presidente y vice de la Corte aceptaron ese tipo de
nombramiento, la contundente decisión del Senado en esta ocasión le pone
un cariz diferente a la situación y exhibe la fragilidad institucional que
embadurna al propio tribunal. Por estas horas deslizan que respetan el momento
de encrucijada para "Manuel", como lo llaman y a quien definen como
"un caballero", pero que esperan que reflexione y decida el fin de
semana.
Mensajes
de todo tipo
Durante el viernes circularon mensajes en todas
las direcciones. Desde el Gobierno sugerían que al exdecano de Derecho de la Universidad Austral
no deberían importarle las opiniones ajenas y quedarse atornillado, bajo la
teoría de que su nombramiento por decreto es constitucional. Previo a la
decisión del Senado la posición en el círculo cercano a Milei era que si
rechazaban los pliegos, en el caso de García Mansilla de mínima debería
quedarse hasta fin de noviembre, cuando termina el período legislativo, pero intentar
estirar su estadía hasta marzo de 2026. El abogado devenido juez había
presentado días atrás un escrito ante Ramos Padilla donde decía que se
consideraba un magistrado como cualquier otro, que goza de la garantía de
inamovilidad, y por lo tanto solo podría ser removido por Congreso en un juicio
político.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, acusó a
Macri por el rechazo de los pliegos en un escenario electoral (en sintonía con
el peronismo y el radicalismo). "No creo que sea un fracaso para el Gobierno,
en todo caso es un fracaso de las instituciones", se descargó. La Oficina del Presidente
había publicado un comunicado que decía que "repudia la decisión del
Senado", le adjudicaba motivos "políticos" y no de
"idoneidad". Los gestos de descrédito al debate parlamentario no son
novedad en el repertorio de Javier Milei. El texto agregaba que la
"politización de la justicia es una amenaza para la
democracia".
Por la tarde se hizo pública una solicitada que,
al revés, evidencia que el problema para la democracia sería que García
Mansilla siga en la
Corte Suprema en las condiciones actuales, y pide su
"cese inmediato" con las firmas de medio centenar de profesores/as de
derecho y académicos/as de universidades de todo el país, incluidos algunos
integrantes del Poder Judicial, como el juez federal Daniel Rafecas, el
camarista de Casación Alejandro Slokar, el procurador fiscal ante el alto
tribunal Víctor Abramovich, el fiscal Alejandro Alagia, el defensor Gabriel
Ignacio Anitua, el camarista contencioso Horacio Corti, la jurista Marisa
Herrera, la decana de la
Facultad de Derecho de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos
Aires, Laura Giosa, los constitucionalistas Roberto Gargarella, Gustavo
Araballo, Andrés Gil Domínguez, Raúl Gustavo Ferreyra y Daniel Sabsay, el
exfiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, las profesoras
titulares Laura Clérico y Mariela Puga, entre otros/as.
En el texto difundido destaca que el rechazo a
la designación de García Mansilla se produjo por dos tercios de los votos. Su
continuidad, dice, es "insostenible" porque viola el artículo 99
inciso 4 que dice que el Presidente de la Nación nombra a los supremos pero que requiere el acuerdo del Senado con esa proporción de voluntades que en este caso se expresaron al revés. "Esta grave situación --advierte el
documento-- vulnera las garantías de los justiciables y compromete el valor de
las decisiones de la
Corte Suprema, afecta la confianza social en el tribunal, y
su legitimidad como máximo intérprete de la Constitución. No
estamos dispuestos a aceptar que la enseñanza del derecho se convierta en
nuestro país en un relato de ficción. Por respeto a la Constitución Nacional
y al derecho que juró respetar, el Dr. García Mansilla debe apartarse del
cargo para el que finalmente no ha sido designado".
Por otra parte, el Colegio Público de
Abogados, que preside Ricardo Gil Lavedra, pidió que se acate la decisión del
Senado ya que si se queda García Mansilla “daña el prestigio del propio
tribunal y a la Justicia
toda”.
Los
supremos en su trampa
García Mansilla juró como juez nombrado por
Milei por decreto, en comisión, en un acto secreto en la Corte Suprema el 27
de febrero último al mediodía. Esperaba el aviso, dice el relato instalado en
tribunales, en el bar Petit Colón de la esquina de Libertad y Lavalle. La
noticia llegó a algunos medios mientras el acontecimiento ocurría solo en
presencia de los supremos, secretarios y del número dos del ministerio de
Justicia, Sebastián Amerio. El ministro Mariano Cúneo Libarona no fue invitado.
El constitucionalista Gil Domínguez hizo notar después de un pedido de acceso a
la información que no hubo actos administrativos básicos como pedirle que
suspenda la matrícula de abogado (algo que hizo por su cuenta) y que presente
la lista de sus clientes, para excusarse.
Una de las primeras decisiones que firmó fue
rechazarle la licencia como juez federal al otro nombrado con la misma
metodología, Ariel Lijo, cuyo pliego tampoco tuvo aprobación del Senado. Desde
su desembarco, según el sistema de consulta de sentencias de acceso público,
García Mansilla firmó 214 fallos y más de 30 resoluciones administrativas. En
el tribunal estiman que se vienen planteos de nulidad sobre las sentencias que
suscribió. También fue recusado, no solo por Cristina Fernández de Kirchner en
la causa "Vialidad" --quien señaló que no puede, nombrado por Milei y
en comisión, se un juez imparcial-- sino, por ejemplo, por la Fundación Mujeres
por Mujeres en una causa donde un grupo de ciudadanos salteños piden que se
declare la inconstitucionalidad de la
Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Es harto
conocida la posición antiaborto del juez en comisión.
Al tomarle juramento en la Corte no fue tema de
preocupación que García Mansilla hubiera mentido ante el Senado al decir tres
veces en la audiencia pública que aceptaría un nombramiento en comisión. Esto
sí fue un argumento en el Senado, así cómo la falta de mujeres en el tribunal
algo que, justamente, está planteado por la Red de Mujeres para la Justicia en una causa
ante la propia Corte que no escapa al radar de los cortesanos. Más allá de los
arriesgados movimientos, no se les escapan detalles: al final de la acordada
sobre la licencia de Lijo los cortesanos tomaron un recaudo a futuro, ya que
aclararon que no estaban emitiendo "juicio alguno sobre la validez y el
alcance del decreto n° 137/2025", el de los nombramientos de los supremos
en comisión.
Quien adelantó un análisis fue Ramos Padilla al
dictar una medida cautelar en un amparo donde varias organizaciones piden la
inconstitucionalidad de los nombramientos por decreto. Señaló que "evadir
los consensos políticos" "compromete la estructura del sistema
democrático y republicano, eliminando la función de control" del
"Senado y poniendo en riesgo los principios de división de poderes e
independencia judicial". Si García Mansilla insiste en quedarse, la
discusión de fondo escalará a la Corte. Ahora, le advierte, no puede meterse en
ningún tema por tres meses bajo apercibimiento de sanciones. La Corte no debería tomarle
juramento a Lijo, agrega, si renunciara. Ya fueron notificados los supremos,
Milei y la vice Victoria Villarruel.
Entre el fárrago de decisiones que García
Mansilla firmó en este tiempo, se tomó el trabajo de hacer votos propios. En
uno criticó a la Corte
de los tiempos de Néstor Kirchner al dejar sin efecto (en consonancia con el
resto) un fallo que validaba la aplicación de un convenio de la Organización
Internacional del Trabajo, en defensa de los trabajadores,
que había aprobado el Congreso. El nuevo reproche para revertir la jurisprudencia
era que no pasó por el Ejecutivo. También firmó el sobreseimiento del juez
marplatense Pedro Hooft, implicado en la desaparición de abogados laboralistas
en La Noche de
las Corbatas. Como informó este diario, firmó el rechazo a avalar como travesticidio
el crimen de la activista trans Diana Sacayán.
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