El enfoque de Mónica Gutiérrez
House of Cards a la criolla
Infobae
23/8/025
La
primera semana de la doble campaña ensamblada fue difícil para el oficialismo
libertario. Algo no funciona en el corazón político del Gobierno: los
bornes que articulan el triángulo de hierro están sulfatados.
No
se trata solo del malestar entre los soldados celestiales por haber sido
excluidos de las listas provinciales; hay algo más pesado, vinculado al armado
electoral de cara a octubre.
Las
profundas diferencias sobre la estrategia comicial, que
enfrentan al asesor estrella Santiago Caputo —líder de Las Fuerzas del Cielo—
con la avanzada terrenal de la hermana presidencial, secundada por el equipo de
los Menem, empiezan a pasar inquietantes facturas.
La
avasallante conformación de alianzas que “el Jefe” forzó en varios distritos
dejó un tendal de heridos que ninguna ambulancia partidaria logró recoger ni
contener a tiempo.
La
decisión de ir con los propios, desplazando a dirigentes con trayectoria
parlamentaria, tuvo un altísimo costo en las sesiones de esta semana, cuando se
trataron temas de extrema sensibilidad.
Legisladores
que hasta hace poco eran aliados incondicionales mutaron en electrones
libres, dispuestos a votar por cuenta propia.
El miércoles, en una sesión electrizante, Diputados volteó el veto de Milei a la ley de emergencia en discapacidad con una mayoría abrumadora: 172 votos a favor, 73 en contra y 2 abstenciones, muy por encima de los dos tercios requeridos. María Eugenia Vidal y Gabriela Besana se abstuvieron, pese a que inicialmente habían votado contra el proyecto. Solo febriles gestiones de último minuto lograron blindar el veto a la suba de las jubilaciones y al ajuste del bono.
Santiago
Caputo se involucró personalmente en las negociaciones con gobernadores que
permitieron sostener, apenas, la voluntad presidencial de no aumentar las
jubilaciones. El asesor todoterreno salió a enmendar sobre la marcha los daños
ocasionados por el avance territorial del karinismo.
Su
empeño no alcanzó para frenar la aprobación del proyecto de los gobernadores
que ordena que el Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) se reparta de
forma diaria y automática según los criterios de la coparticipación federal.
Mientras
Caputo proponía negociar alianzas sin confrontar en distritos naturalmente
aliados —como forma de proteger hacia adelante las políticas nodales del
Gobierno—, en la práctica se impuso la impronta de “el Jefe”, avalada por el
propio Milei: ir con los propios a cualquier costo. La jugada enojó
aún más a los gobernadores.
La
sostenida política de golpear tanto a afines como a opositores se está
volviendo demasiado costosa para el partido de la libertad.
En
la madrugada del viernes, en otra jornada negra para el oficialismo, el Senado
convirtió en ley la emergencia de la salud pediátrica y de las residencias
nacionales, que obliga al Ejecutivo a financiar al Hospital Garrahan y
a las universidades. En ambos casos, con mayoría de más de dos
tercios. También fueron derogados cinco decretos de Federico Sturzenegger que
reducían la estructura del Estado.
La
mayoría obtenida garantiza un cortafuegos frente al casi seguro veto
presidencial.
Milei
calificó lo ocurrido en el Congreso de “espectáculo macabro”. Acusó al
Parlamento de estar secuestrado por el kirchnerismo y de buscar la quiebra del
país. Desde allí le respondieron con discursos feroces: Juliana Di Tullio
replicó que lo que Milei quiere es cerrar el Congreso.
En
una suerte de House of Cards a la criolla, la interna que
agita la mesa chica libertaria sumó nuevos capítulos.
A
la embestida contra el ministro de Salud, Mario Lugones —cuestionado
por la tragedia del fentanilo contaminado—, se agregó la filtración de audios
del titular de
El
material se difundió apenas horas antes del debate de la emergencia en
discapacidad. Demasiada precisión para atribuir al azar: imposible no pensar en
un carpetazo.
Más
allá de intrigas, tanto el fentanilo asesino como los audios golpean en el
centro mismo del poder.
En
el caso de la contaminación masiva, el Estado quedó expuesto en su
incapacidad de prevenir una tragedia sanitaria evitable con controles
básicos. La justicia apartó al Ministerio de su rol de querellante para
investigar la responsabilidad de los funcionarios.
El
escándalo de los audios mostró a un oficialismo paralizado, incapaz de
controlar daños. La respuesta fue echar al denunciante y a Daniel María
Garbellini, director de Acceso a los Servicios de Salud de ANDIS.
La
oposición kirchnerista fue mucho más rápida: gatilló pedidos de informes en la
sesión más caliente de Diputados. Gregorio Dalbón presentó una denuncia
judicial y la justicia intervino de inmediato.
Spagnuolo,
a quien el oficialismo no pudo localizar en las horas posteriores a la
filtración, fue hallado este viernes en un allanamiento en un barrio
privado de Pilar. La policía le secuestró dos teléfonos, una computadora,
una máquina para contar billetes y documentación. En paralelo, al empresario
Emmanuel Kovalivker, de
Jonathan
Kovalivker, hermano del anterior, desapareció minutos antes del allanamiento de
su casa en Nordelta de donde partió dejando una de sus tres cajas de seguridad
abiertas. En una de las restantes se hallaron U$D 50.000.
El
juez dispuso la prohibición de salir del país a todos los allanados, incluído
el denunciante Diego Spagnuolo.
La
denuncia de Dalbón, abogado del entorno de Cristina Fernandez de Kirchner, pide
investigar por cohecho, administración fraudulenta, negociaciones
incompatibles, violación a la ética pública y posible asociación ilícita.
El
arranque de la campaña queda atravesado por estas crisis que el Gobierno
prefiere ignorar. Milei apuesta a teñir de violeta el mapa de octubre con un
discurso polarizador.
Nada
de esto parece descolocarlo. Su narrativa logró confundir al arco opositor:
mientras el kirchnerismo aparece como rival principal, los partidos de centro
derecha lucen desorientados, sin articular una respuesta a la demanda social.
La
pregunta es si al votante promedio, no radicalizado, le alcanza con los dos
ejes de Milei: derrotar al kirchnerismo y sostener el equilibrio
fiscal.
“Milei
no tiene a quién ganarle”, dijo el politólogo Pablo Semán, una definición
ajustada al momento.
Las
listas de LLA combinan sobrevivientes de la implosión de Juntos por el Cambio
con libertarios incondicionales y outsiders del espectáculo, el deporte y
el show business.
Mientras
tanto, la oposición aparece hiper fragmentada. Los intentos de una
tercera vía se deshicieron antes de inscribir candidatos.
Interlocutores
con experiencia advierten un cambio absoluto en la cultura política que la
dirigencia no logra registrar, lo que se traduce en desconcierto e incapacidad
de ofrecer alternativas que interpreten el momento.
El
mapa político se reconfigura a una velocidad de vértigo. La oferta no ordena la
demanda, y muchos que batallaron contra el kirchnerismo pero objetan parte de
las políticas mileístas no encuentran dónde ubicarse.
La
irrupción de los audios malditos y la celeridad puesta por
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