El escrito de Ignacio Miri
La era del conflicto de poderes permanente
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
22/8/025
No hay manera de saber hoy cómo terminará esta payada,
pero sí se puede hacer un diagnóstico sobre lo que está ocurriendo hoy.
Javier Milei comanda un gobierno con varias capas de
debilidad superpuestas.
En el primer tramo de su mandato, Milei fue capaz de
transmitir a los mercados, el sistema político y a la sociedad argentina que
estaba decidido a hacer cualquier cosa con tal de reducir el déficit fiscal
porque esa restricción, junto al freno de la emisión monetaria, eran la receta
para bajar la inflación. Como el ritmo del aumento de precios efectivamente se
hizo más lento, el poder del Presidente creció.
En los últimos meses, esa situación se modificó en dos
aspectos fundamentales. Los mercados consideran que el precio del dólar no
puede seguir tan bajo porque eso fogonea las importaciones y el gasto de los
argentinos en turismo en el extranjero y genera una situación muy adversa para
las empresas exportadoras, lo cual en principio tiende a volver a los dólares
más escasos. El orden de esa enumeración puede cambiarse, según cada economista
estime mejor, pero el problema está.
Los políticos, por su lado, detectaron que la campaña,
y más precisamente el modo en que el oficialismo armó su estrategia electoral,
abría una falla en el Congreso. Hoy hay muchos más diputados y senadores
enojados con Milei que están dispuestos a enfrentarlo porque no tienen mucho
que perder o porque de ese modo consolidan su discurso para la campaña en sus
provincias.
Esos dos mundos, el de los operadores financieros y el
de los políticos no oficialistas, consideró a su vez que buena parte de sus
propias dudas y convicciones existían también en la sociedad. Este último
aspecto de la cuestión no se puede corroborar todavía -de eso se encargarán las
elecciones que quedan en el calendario de este año- pero sí se puede comprobar
que los mercados y la oposición apuntan todo su arsenal de señales al Gobierno.
Los bancos ya advirtieron que ya no creen lo que dice
el Gobierno y que para ordenarlos hace falta el premio de la tasa o el castigo
de la regulación y el Congreso dejó claro que buscará voltear todos los
decretos que pueda y a defender sus leyes de los vetos presidenciales. Es un
desafío que el Gobierno deberá administrar en un año en el que -según dice el
Presidente a quienes lo visitan- no habrá muchas buenas noticias económicas que
dar.
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