La mirada de Brenda Struminger
Preocupación en el Gobierno por
las derrotas en el Congreso y la
apuesta a octubre como punto de
inflexión
Los
recientes reveses en el Congreso dejaron expuesta por enésima vez la fragilidad
legislativa del oficialismo. Y si bien no hay mea culpa en público,
crece la preocupación en el Gobierno por los pésimos resultados obtenidos en
todas las sesiones recientes, tanto en Diputados, donde supuestamente debían
estar más cómodos, como en el Senado, donde arrancaban con malas perspectivas.
Al punto de que hablan de octubre como la meca que le permitirá mostrar
confianza.
Hay
pedidos internos para replantear la estrategia política, que por ahora son
desoídos en la cúpula mileista. “Viendo todos los nombres de los que no votaron
con nosotros hay muchos que podríamos convencer, es cuestión de ponerse un poco
las pilas”, dijo un importante referente libertario. Pero, por ahora, no hay
planes de recalcular en la relación con los gobernadores, ni convocar a los
aliados que se alejaron -aún más- del oficialismo después del cierre de listas
que comandó Karina Milei.
En rigor, el Gobierno ya había hecho un intento, hace pocas semanas, de coordinar mejor la faceta política de la administración. Con la incorporación de Guillermo Francos al “triángulo de hierro”, con la decisión de los Menem y Santiago Caputo de limar asperezas en las formas y empezar a interactuar de manera virtuosa. Y con la revitalización de las mesas políticas semanales, que habían quedado diezmadas por las internas.
Si
bien es cierto que después de los fuertes roces entre ambos sectores se
redujeron las críticas cruzadas, la dinámica renovada no sirvió para aceitar la
relación con las provincias, ni con los diputados de
Así,
el Gobierno apenas tuvo resultados positivos en las últimas votaciones en el
Congreso, donde se debatieron y perdieron vetos, anteayer, y los decretos de
Federico Sturzenegger, ayer. Excepto por la reiterancia del veto contra la suba
de jubilaciones que, dicen, hubiera puesto contra las cuerdas a Caputo y su
plan económico, todas las discusiones se transformaron en derrotas. Francos
salió a festejar el único triunfo, de todas formas, al destacar que se había
tratado de un “empate”.
El
impacto en los mercados pone nervioso al Gobierno. En público, Luis Caputo
minimizó el efecto político, ayer, en el Hotel Alvear, durante el Consejo de
las Américas. Y no hubo ninguna autocrítica de Milei en el discurso donde
responsabilizó exclusivamente al kirchnerismo por tener de “rehén” al Congreso.
Sin embargo, por lo bajo, en varios despachos libertarios, tanto del Gobierno
como del Congreso, aparecían pedidos para revisar nuevamente la estrategia
política.
Con
todo, poco después de que el Congreso transformara en ley el nuevo
financiamiento Universitario (que seguramente Milei vetará dentro de diez
días), en
“El
escenario de incertidumbre que mete la oposición se va a reducir notablemente
después del resultado electoral. Con ello va a haber menos volatilidad, con
mucho menos riesgo Kuka”, dijeron cerca del Presidente. El Gobierno necesita
proyectar fortaleza y abriga esperanza de que los resultados electorales logren
disipar la volatilidad política y estabilizar la agenda. Pero el foco de la
administración nacional ya no señala el recambio parlamentario, sino que
concentra expectativas en lo que suceda el día posterior a los comicios.
Así,
sin planes de reformular los contactos con la oposición, todas las fichas del
oficialismo estarán puestas en lograr una buena performance en las locales en
PBA en septiembre, y dos meses después, en las más relevantes elecciones
nacionales en todas las provincias.
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