La mirada de Sofía Hart

 


Ni el Garrahan, ni Discapacidad, ni los jubilados; Milei es el que va a "quebrar al Estado"

Prensa Obrera

22/8/025

Javier Milei cerró el  Council of the Americas aludiendo a la agenda parlamentaria de la última semana, atravesada por el veto al paquete jubilatorio, la Emergencia en Discapacidad y la Emergencia Pediátrica. El mandatario sostuvo que "el punto de llegada de todas estas iniciativas es quebrar al Estado". Lo dice para encubrir el peso sobre las cuentas públicas que significa el pago de intereses de deuda por la suba de tasas del Tesoro. La quiebra del fisco es por el pago al capital financiero, no por los derechos de los trabajadores.

Según estimaciones privadas, el aumento sideral de tasas en el cual ha incurrido el gobierno para sostener la bicicleta financiera elevaría el costo de financiamiento del Tesoro, hasta febrero 2026, en $2,6 billones (0,27% del PBI). Semejante cifra, destinada a las arcas de un puñado de especuladores, contrasta con las tímidas mejoras que Milei les negó a los jubilados a través del veto, convalidado por el Congreso.

El oficialismo busca mantener el tipo de cambio pisado y preservar el carry trade ofreciendo tasas exorbitantes en las licitaciones del Tesoro, que no despejan las dudas del mercado pero agravan los costos usurarios de la deuda en pesos. Las proyecciones de la consultora Equilibra arrojan que tamaña suba de los intereses sumaría $2,6 billones a los vencimientos pautados hasta febrero del año que viene. El monto incluso podría ser mayor si el gobierno persevera en su política de aumentar los rendimientos de los títulos públicos.

La generosidad de Milei con los acreedores de la deuda contrasta con la postura inflexible que adopta frente a los reclamos populares. Sin ir más lejos, el encarecimiento de los intereses del Tesoro mencionado más arriba equivale a 23,6 millones de bonos jubilatorios de $110 mil que vetó el presidente con la complicidad de la oposición parlamentaria. A su vez, con esa suma se podrían pagar 8,1 millones de jubilaciones mínimas, las cuales llegan apenas a $320.277 en septiembre, por debajo de la línea de indigencia. Además, es 41,7 millones de veces mayor que el aumento de $62.273 en el haber mínimo que contemplaba la ley vetada.

De más está decir que este nivel de tasas agrava la explosividad de la hipoteca del Tesoro, que va gestando en su interior potenciales corridas de grandes proporciones. El esquema ya muestra fisuras, a tal punto que el gobierno tuvo que obligar a los bancos a aumentar los encajes e ingresar en la licitación de emergencia ante el fracaso de la anterior subasta, donde obtuvo un rollover de solo el 61%. Sin dudas, Milei profundizará el ajuste contra el pueblo en la medida que continúen las dificultades a la hora de renovar vencimientos de deuda.

Por otro lado, el alza en las tasas acicatea la recesión económica, encareciendo los préstamos a las empresas y el financiamiento con tarjeta de crédito. En ese sentido, cabe destacar que son los trabajadores quienes pagan las consecuencias de la caída de la actividad y del consumo, por medio de despidos, más endeudamiento familiar y privaciones al momento de hacer las compras.

Es necesario oponerle a este rumbo inviable, y contrario a los intereses de las mayorías, una salida a la crisis comandada por los trabajadores, que parta de la nacionalización bajo control obrero de la banca y el repudio de la deuda fraudulenta para terminar con la usura y la fuga de capitales constante que hunden al país y a quienes viven de su trabajo.

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