La columna de economía de Juan Carlos De Pablo
La columna de economía de Juan Carlos De Pablo
Cuarentena:
la nueva fecha es lo de menos (*)
Juego peligroso
Cuarentena:
la nueva fecha es lo de menos (*)
Si la cuarentena iba a durar
primero hasta el 30 de marzo, luego hasta el 13 de abril y después hasta el
26 del mismo mes, lo único que indica la nueva extensión, hasta el 10 de mayo
próximo, es la fecha aproximada en la cual el presidente de la Nación , Alberto Fernández, volverá a anunciar una
ulterior prórroga.
La clave, entonces, no
está en la nueva fecha, sino en la dinámica que se está produciendo entre las
decisiones gubernamentales y lo que hace cada uno de los seres humanos para
conseguir la base material para su existencia, eso que la mayoría denomina
"la economía".
La cuarentena se está flexibilizando de derecho
y de hecho. Lo primero tiene que ver con la exclusión del aislamiento social preventivo
y obligatorio de ciertas actividades en determinadas jurisdicciones, una
correcta decisión derivada del hecho de que, en materia de contagio del
coronavirus, la Argentina
no es homogénea. Lo segundo deriva de que nadie puede pretender que algún ser
humano fallezca dentro de su casa por haber respetado la cuarentena, a raíz de
la cual se quedó sin alimentos o bebidas.
Los funcionarios
pueden creer que, vía legislación, prohibiciones o requerimientos obligatorios,
pueden dominar el timing de la realidad económica. Gran equivocación, que se
agrava con el correr del tiempo.
Insisto: no es lo
mismo que las fábricas y los comercios funcionen a que el Estado emita para pagar
salarios y otros gastos; y no me refiero simplemente a los inevitables
problemas de implementación.
Juego peligroso
Quien dice "estoy
de acuerdo con las decisiones adoptadas por el Gobierno, pero..." está
jugando peligrosamente con las palabras. Porque si estás de acuerdo no hay pero
que valga.
La clave está en
advertir que el conflicto entre "salud y economía" es real, pero su
dimensión depende de las medidas que se adopten. Ejemplo: el congelamiento de
los precios genera desabastecimiento, no mejora de los salarios.
En estos días en los que se destaca tanto el
papel del Estado, es menester enfatizar la enorme cantidad de energías privadas
puestas al servicio de encontrarle la vuelta. Teletrabajo, delivery , transformación de la
producción, revisión de los contratos, etc. Sobre esto último: los empleados de
la sección finanzas de las empresas saben mejor que sus dueños cuánta plata hay
para pagar salarios, de manera que a nivel individual se negocia sobre bases
ciertas, teniendo presente que nadie sabe cuánto va a durar esta emergencia.
(*) La Nación , 30/4/020.
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