La columna económica de Horacio Rovelli

La columna económica de Horacio Rovelli




HORA DE DEFINICIONES (*)



“Esto yo ya lo viví en 2003. Los acreedores tienen cómo molestar en la economía interna y, lamentablemente, estas cosas pasan», enfatizó el Presidente Alberto Fernández en medio de la dura negociación de deuda, al sostener que los acreedores «tienen cómo hacerlo y tienen gente en la Argentina que se pone al servicio de ellos. Es un tema que me preocupa y estamos viendo cómo resolverlo. No hay argumento lógico para que esto pase».
Tienen gente en la Argentina dice el Presidente y es verdad, desde lo ideológico, político y cultural y por razones financieras están los que masivamente juegan al dólar, pero el gobierno contraatacó fuerte el jueves 14 de mayo, al publicar el BCRA un informe denominado “Mercado de cambios deuda y formación de activos externos 2015-2019”, donde afirma que el acrecentamiento de la deuda externa argentina  en el período fue de 100.000 millones de dólares, de los cuales se fugaron 86.200 millones. En el desgobierno de Cambiemos aumentaron la deuda en 100.000 millones y el 86% de la misma no se invirtió en el país y se convirtió en activos financieros de privilegiados residentes argentinos en el exterior.
Es más,  los 10 mayores compradores (personas físicas y jurídicas) adquirieron  7.945  millones de dólares entre diciembre de 2015 y octubre de 2019. Los 50 mayores compradores (incluidos los primeros 10):19.153 millones de dólares y los 100 mayores  24.679 millones de dólares . Obviamente, las autoridades saben nombre y apellido y/o razón social, domicilio, actividad, etc. etc. de quienes son, uno por uno, para llamarlos y decirles, ustedes declaran que ganan tanto y, como puede ser que fuguen en menos de cuatro años 86.200 millones de dólares, una cuarta parte del PIB anual argentino.
Sin tener esos datos, que si tiene el gobierno nacional, es justo suponer que entre los primero 100 fugadores están los dueños de los grandes bancos privados nacionales y de las grandes empresas que operan en el país. Decimos esto con el fundado razonamiento de que es imprescindible la participación de los grandes bancos del sistema financiero local en la fuga de capitales de la Argentina, tal lo demuestra en sus declaraciones ante la justicia argentina del ex funcionario del banco JP Morgan, Hernán Arbizu, como en la presentación de la AFIP de las cuentas de residentes argentinos no declaradas en el Banco HSBC de Ginebra, más la información provista por el BCRA sobre las compras de divisas en los años 2008 y 2009, el listado de compradores de divisas en 2011 y los Papeles de Panamá, de Bahamas y de otras guaridas fiscales, y los más de 2.600 millones de dólares no declarados por 950 argentinos en bancos de la OCDE (organización de 37 países desarrollados) que recibió la AFIP de Alberto Remigio Abad, actual Director del Banco Santander-Río, que archivó la denuncia. El tributarista Jorge Gaggero solicitó que sea investigada toda la causa y así lo presentó el Fiscal Federal Federico Delgado en la semana transcurrida.  En todos estos casos, apenas un puñado de firmas es responsable de buena parte de la compra de divisas y de los capitales fugados. Algunos grupos económicos que operan en el país como Clarín, Ledesma y Techint, entre otros, se repiten constantemente a través de dichas firmas, pero además por la presencia de sus principales directivos y accionistas.
Si ese es el marco, podemos entender porque se genera una nueva corrida cambiaria que hace que en plena cuarentena, donde estamos mayoritariamente recluidos los habitantes, el dólar paralelo dicen que vale (siempre tipo de cambio vendedor) $ 138, cuando el 20 de marzo 2020 decían que valía $ 85.  O que el dólar CCL (contado con liqui) el viernes 15 de mayo cerró a $ 121 cuando el dólar PAIS cotiza a $ 91 y el oficial a $ 70, siendo la brecha del 33% y 72,8% respectivamente.
Esa disparada del precio del dólar que perjudica a la mayoría de la población que percibe ingresos fijos en moneda nacional, se genera por:
1.     Restructuración de la deuda– Entre los acreedores privados de los 21 títulos que están en moneda y en jurisdicción extranjera, por 66.238 millones de dólares en total,  los grandes Fondos de Cobertura (Blackrock, Fidelity, Vanguard, Pimco, Gramercy, Ashmore y Franklin Templeton, etc.) ya tienen un porcentaje de los mismos que anula la cláusula de acción colectiva (25 o 33% depende del bono) para exigir el pago en las condiciones originales, no aceptan la propuesta argentina y, como tantas veces pasó otrora, utilizan los grandes medios que también seguramente tienen parte de los dólares que fugaron en esos fondos que se los administran, con el amor a la patria que los caracteriza. La propuesta Argentina es lógica y razonable, tres años de gracia, una quita de capital del 5,4% y cambiar los intereses por una tasa del 0,5% en el primer año de pago (mayo de 2023) y, después, ir aumentándola al 0,5% anual hasta ser de un promedio del 2,33% para toda la vida del nuevo bono, cuando ellos mayoritariamente no le prestaron a la argentina y compraron esos títulos al 30 o 35% de su valor, que significa una tasa real en torno al 7% anual en dólares (El rendimiento efectivo no es sobre la lámina de 100 dólares, que es su valor nominal, sino sobre 30 o 35 dólares que es el valor al que adquirieron esos títulos).
2.    Subfacturación y retención de exportaciones- La Bolsa de Rosario informa  que las exportaciones de trigo en el primer trimestre de 2020 habían superado en un 40% a igual período del año anterior (6,16 millones de toneladas versus 4,42 millones) y que el pedido de compras hasta ahora y  para todo el año 2020 es de 14,7 millones de toneladas (superior en un 40% a la del año pasado). Por lo tanto, no es creíble que CIARA – CEC (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y Centro de Exportadores de Cereales)  reporten que comparado el primer cuatrimestre 2020 con el del 2019 el ingreso en divisas es un 17,8 % inferior.  Ellos dicen que en los primeros cuatro meses de 2020 ingresaron 5.017,5 millones de dólares y en igual lapso del año pasado 6.104,4 millones de dólares, cuando el peso oficial se devaluó en promedio un 65% entre ambas fechas, de $ 42,5 a $ 70.- y se infiere que semejante depreciación es un estímulo a exportar. En la zona núcleo, la cosecha de soja aún no concluyó, la mayor parte se cosecha entre abril y mayo, en ese marco el BCRA mediante la Comunicación “A” 7018 estableció que a partir del lunes 18 de mayo las Pymes agrícolas que quieran acceder a los créditos a tasa subsidiada del 24% –ofrecidos por el BCRA– deberán tener en acopio no más de un 5% de su “capacidad de cosecha anual” de “trigo y/o soja (2019/20), medida que en realidad no va a desandar el camino especulativo pero va “marcando la cancha”. Los principales puertos exportadores de granos y de aceite están sobre la Hidrovía del Paraná, son 18 (dieciocho) puertos, de los cuales 14 (catorce) son concesiones privadas a Cargill, COFCO-Agri, Aceitera General Deheza, Bunge Ceval, Vincentín, Louis Dreyfus, Glencore y ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas) y, dada la situación, más que justifica una fuerte fiscalización.
3.    El sistema financiero- Los nueve mayores bancos privados realizan la mayor parte de las operaciones de comercio exterior y a la vez, son los principales vehículos para que sus clientes cambien depósitos en pesos por contado con liqui (CCL) o dólar bolsa (dólar MEP), razones por los que también se requiere un fuerte control de dichas operatorias.  Paralelamente, la nueva conducción del BCRA les otorgó a los bancos capacidad prestable por $ 460.000 millones, de los cuales unos $ 120.000 millones prestaron al 24%, supuestamente para hacer frente a la pandemia y a la merma del trabajo y la producción.  Habría que rastrear entre quienes recibieron ese monto, si una parte no fue a comprar dólares vía CCL o MEP (en que el precio del dólar implícito creció en dos meses  en un 62%).  Y, finalmente, con los $ 340.000 millones restantes que tienen de capacidad prestable y no prestan ¿que hacen?
4.    El pago de impuestos a las ganancias y bienes personales-En los meses de abril a junio de cada año deben abonar el impuesto a las ganancias del año pasado (los mayores bancos ganaron fortunas, con una tasa de rentabilidad promedio del 70%), y lo mismo pasa con las grandes empresas, Tenaris y Ternium de Techint, Ledesma y el multimedio Clarín y otras. Igual con respecto al gravamen a los Bienes Personales (Patrimonio de los contribuyentes) del año 2019 que deben pagar ahora, se trata de ganancias y patrimonio antes de la pandemia, que permitiría financiar al fisco y a la vez restaría fondos que van a comprar dólares y fugarlos del sistema económico nacional.
5.    Devaluación de Brasil y demás países de la región- El dólar en Brasil se pactaba a 5,96 reales al viernes 15 de mayo de 2020, con un incremento del 48,3% desde los 4,02 reales del cierre de 2019. Pese a ello, la venta de granos, harina, aceite y carne de este año 2020, sumada al freno en el nivel de actividad (y por consiguiente menos importaciones), más el período de gracia de suspensión del pago de los servicios de la deuda externa, en conjunto, implica un fuerte superávit comercial para este año, siempre y cuando se controlen las operaciones de comercio exterior y la operatoria de los grandes bancos del país.

En síntesis

La tarea de la Administración Nacional es ardua, pero posible, se trata de controlar exhaustivamente a nueve grandes bancos, su operatoria (esencialmente las operaciones con el exterior y las que posibilitan la compra de acciones y/o títulos en pesos para venderlos en divisas), a sus dueños y ceos, por un lado y, por el otro, fiscalizar los 14 puertos concesionados de la Hidrovía del Paraná,  con eso se limita la fuga de capitales y se asegura que no aumenten más el precio de los alimentos, del alcohol, etc., para que la demanda externa sea para bien de todos y no en beneficio de una minoría rentística y parasitaria como siempre ha sido.  Hoy el Presidente de la República tiene los nombres y apellidos de los que se beneficiaron con el endeudamiento macrista que pagamos todos los demás. Ya sabe fehacientemente con quienes está lidiando, donde había dudas hay certeza, no le van a volver a decir a su ministro que no sabe con quién se está metiendo. En la mesa del juego, conocer las cartas del rival no es poco.
(*) El cohete a la luna, 17/5/020.


Comentario
Hernán Andrés Kruse
17/5/020

En su didáctico artículo Horacio Rovelli destaca las razones que han provocado la escalada del dólar: reestructuración de la deuda, subfacturación y retención de exportaciones, el sistema financiero, el pago de impuestos a las ganancias y bienes personales y devaluación de Brasil y demás países de la región. Sus argumentaciones son difíciles de refutar, en especial de parte de alguien como yo, un neófito en la materia. Sin embargo, y contando con la tolerancia del autor, me tomo el atrevimiento de agregar (puede ser que esté equivocado, obviamente) el factor psicológico. Me refiero, concretamente, a un fenómeno propio de los argentinos: la falta de confianza en nuestra moneda. Hoy, para los argentinos el peso es papel pintado. Lo utilizan porque no tienen más remedio. Pero si les dieran a elegir entre el peso o el dólar, creo que se volcarían por el billete verde. Lo que no deja de ser lamentable ya que un país es verdaderamente soberano cuando, entre otras cosas, cuenta con una moneda sólida, estable y creíble.

A continuación paso a transcribir este artículo que, pese a referirse a la realidad económica mexicana, puede ayudarnos a entender nuestra obsesión con el dólar.

La Necesidad de la Confianza en el Dinero

Palabras de Manuel Sánchez González Subgobernador del Banco de México en la inauguración de la exposición Seguridad y Confianza: 90 Años de Billetes del Banco de México .Museo Franz Mayer México, D.F.3 de diciembre de 2015


Me da mucho gusto participar en esta celebración. Como cada año, el Banco de México, a través de su biblioteca, organiza una exposición temática en la que se exploran los vínculos entre la economía y la cultura. El día de hoy, con la hospitalidad del Museo Franz Mayer, inauguramos una muestra del billete mexicano, que resulta muy representativa de la evolución histórica, política y cultural de nuestro país. Se le ha titulado “Seguridad y Confianza: 90 años de Billetes del Banco de México”, pues tales atributos son esenciales para que el dinero desempeñe sus funciones. En esta ocasión, me gustaría enfocar mis comentarios en la importancia de la confianza en el dinero.
La confianza en el dinero
El papel esencial del dinero consiste en ser un medio de pago universalmente aceptado. Su presencia hace posible superar las dificultades del trueque, el cual requiere la coincidencia exacta de las distintas necesidades de los individuos que interactúan en los intercambios. El medio monetario, en contraste, permite ampliar el número y la variedad de las transacciones, así como las posibilidades de producción y de despliegue de otras actividades económicas. Debe apuntarse que el dinero fue originalmente una invención social espontánea. En las culturas primitivas, las comunidades usaron objetos considerados útiles para facilitar el comercio. Sin embargo, a lo largo del tiempo, las autoridades de los 2 países intervinieron estableciendo reglas para la emisión y circulación del dinero. Esta injerencia buscaba aumentar la aceptación de este instrumento, lo que no siempre se logró (1). Una característica fundamental para la admisión del dinero ha sido la confianza del público en su capacidad de servir como herramienta de pago. Inicialmente, ésta se depositó en el atractivo del material mismo del que estaba hecho el dinero. De esta manera, resultaba habitual el uso, como medio de pago, de materias primas asociadas con algún símbolo ritual, como las conchas y las plumas de aves exóticas, o de metales preciosos con notorias cualidades ornamentales, como el oro y la plata. Por muchos siglos, la intervención de los soberanos se manifestó en la forma de acuñación de monedas con metales preciosos. En la era moderna, en cambio, los medios de dinero primario, como los billetes y las monedas emitidos por los bancos centrales, constituyen promesas de pago sin valor intrínseco. La ventaja de este dinero fiduciario es su relativamente bajo costo de producción, que lo convierte en un medio eficiente de pago al distraer pocos recursos de la economía. Sin embargo, precisamente por la carencia de valor intrínseco, la confianza en el dinero moderno se fundamenta en la capacidad de la autoridad de convencer al público de que tal medio servirá adecuadamente el propósito de liquidar pagos.
El deterioro de la confianza
De ahí que un aspecto primordial para el uso amplio del dinero, en cualquiera de sus manifestaciones, sea que su poder adquisitivo se conserve. A lo largo de la historia, el valor del dinero se ha vulnerado repetidamente, lo que en casos extremos ha llevado a su repudio total. La causa recurrente de deterioro de la utilidad del dinero ha sido la trivialización del mismo impulsada a menudo por aquellas autoridades que fungen como sus garantes. Esto ocurrió, por ejemplo, cuando en el pasado, debido a la necesidad de aumentar la acuñación para financiar guerras o ritmos de vida fastuosos de las monarquías, algunas monedas disminuyeron su contenido de metal precioso, generando incertidumbre y rechazo en los usuarios. Igualmente, cuando se introdujo el papel moneda convertible a metales preciosos, la confianza se dañó en los casos en que la emisión de billetes superó la capacidad de sufragar las conversiones, generando la reticencia ante este instrumento. En la época moderna, el principal factor de desconfianza en el dinero ha sido el escalamiento de la inflación, que es en última instancia una consecuencia del aumento excesivo de la oferta monetaria. Hay ejemplos históricos de la erosión del poder adquisitivo que incluso llevaron a algunas economías a involucionar hasta el trueque y a que los billetes perdieran casi cualquier valor y estima social. En los casos más dramáticos de hiperinflaciones a lo largo del siglo pasado, como la ocurrida durante los años veinte en la República de Weimar, los billetes llegaron a usarse para tapizar paredes o prender cigarros. En México, sin llegar a estos extremos, los episodios de desconfianza en el dinero han sido, por desgracia, frecuentes. En particular, a diferencia de la moneda virreinal acuñada en metales preciosos, que logró gran aceptación y credibilidad no solo en la Nueva España sino internacionalmente, el dinero fiduciario enfrentó problemas para consolidarse como medio de pago reconocido. Por ejemplo, cuando tras la Independencia se introdujo el papel moneda en nuestro país, la inestabilidad política y económica imperante se tradujo en una falta de credibilidad monetaria.
Ni el billete del Imperio de Iturbide, ni el republicano, que en un intento desesperado de alcanzar aceptación se imprimía en el reverso de bulas papales, lograron su utilización como herramienta extendida y, a la postre, tuvieron que salir de circulación. Otro paradigma de desconfianza podemos observarlo con el estallido de la Revolución Mexicana cuando, debido a la emisión abundante y desordenada por parte de las diversas facciones en pugna, el papel moneda se depreció hasta perder su valor de uso. Si bien en 1925 el Banco de México asumió las funciones de emisor único, la restauración de la confianza de los usuarios en los billetes fue inicialmente difícil y no han escaseado episodios adicionales de desconfianza. Una etapa de suspicacia en torno a la moneda ocurrió en los años ochenta del siglo pasado cuando se registró la más elevada inflación anual de la historia moderna de nuestro país, que llegó a alcanzar 180 por ciento en febrero de 1988. Ante el persistente problema de la inflación, en los años noventa se ensayaron, con resultados poco halagüeños, fórmulas de combate heterodoxas, que incluyeron controles de precios bajo la modalidad de pactos de concertación social. Estos episodios afectaron severamente la certidumbre en la moneda, dañando la economía y reduciendo el bienestar social, al tiempo que reflejaron una desconfianza en el poder de la política monetaria. De hecho, en algunos círculos llegó a plantearse la discusión de si era preferible adoptar el dólar como la moneda de curso legal (2).
La recuperación de la confianza
Ha sido durante el presente siglo cuando se han consolidado las bases para una mayor confianza en el dinero en México. Ello ha sido así porque, en este lapso se ha ejercido el poder de la política monetaria para controlar la inflación. La reducción en el crecimiento anual de los precios ha sido notable, hasta alcanzar en 2015 no solamente el objetivo permanente de inflación de 3 por ciento establecido desde 2003, sino sucesivos mínimos históricos por debajo de esta referencia. Para el abatimiento de la inflación han influido dos factores esenciales: por una parte, el ejercicio de facto de la autonomía del Banco de México y, por otra, un compromiso de la política monetaria de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, mandato establecido en la Constitución. Como en muchos otros países, la estrategia monetaria se ha basado en objetivos explícitos de inflación, con un régimen cambiario de libre flotación. El mantenimiento de una inflación baja implica una extraordinaria ganancia social pues brinda a las empresas un entorno de mayor certidumbre para la planeación de proyectos productivos; permite que las familias tomen mejores decisiones de consumo y ahorro; y ayuda a crear empleos, así como a preservar el valor real de los salarios. Por eso, debemos apreciar y resguardar este logro que hemos alcanzado como sociedad y reaccionar con oportunidad y energía ante cualquier fenómeno que lo ponga en peligro. El Banco de México está plenamente comprometido con su objetivo institucional de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional.
Conclusión
Podemos concluir que la mayor confianza alcanzada en el uso de la moneda nacional y los medios de pagos que en ella se sustentan han generado beneficios significativos a nuestro país. Sin embargo, el billete mexicano cuenta también con un gran valor histórico y belleza, que podrán apreciar el día de hoy en esta espléndida exposición. El acervo del billete es una ventana privilegiada a nuestra historia, nuestra cultura y nuestra sensibilidad. En dicha colección pueden encontrarse desde piezas pintorescas y rudimentarias hasta exquisitos ejemplares de billetes contemporáneos, cuya estética y refinada factura en el diseño y el grabado les han hecho ganar numerosos reconocimientos. Los invito a que, juntos, hagamos este extraordinario recorrido por el pasado y el presente de nuestros billetes.

1-Para una revisión del surgimiento espontáneo del dinero, ver Menger, C. (1892). “On the Origin of Money,” Economic Journal, (2).
2-Esta desconfianza en el poder de la política monetaria no ha sido privativa de México. Para una exposición de los argumentos que explican la elevada inflación de Estados Unidos en los años 70s véase, por ejemplo, Romer, C. D. y D. H. Romer (2013). “The Most Dangerous Idea in Federal Reserve History: Monetary Policy Doesn’t Matter,” American Economic Review: Papers & Proceedings, 103(3).

Respuesta de Horacio Rovelli
17/5/020

Estimado Hernán, el problema es que utilizamos el dolar como moneda de reserva de valor y al peso como mero instrumento de cambio y esto no fue siempre así, se impuso desde el «rodrigazo» en 1975 en que Ricardo Cairoli y luego Emilio Mondeli dejaron que se dinamitara nuestro dinero. Y por supuesto lo llevó a su máxima degradación la dictadura militar. El pretexto es el déficit fiscal que en lugar de financiarse en pesos (el Estado paga las jubilaciones y pensiones, a sus trabajadores, las contrataciones, las licitaciones, etc. en pesos) se financia CON DEUDA EN DÓLARES. Los ricos de este país no demandan desarrollo económico, crecimiento, estabilidad ni tener un mercado interno prospero, sino solo poder comprar dólares y fugarlos, pidiendo que el Estado se endeude para financiarles dicho proceso. Porque además, cuando existen los colapsos económicos, y esto nos sirve para saber por qué son tan recurrentes estos la Argentina, es que logran que hayan devaluaciones y, así, que sus patrimonios se valoricen más, ampliando las desigualdades. De este modo, el caos económico, las crisis y el desorden económico les son totalmente funcionales: generan disciplinamiento social y concentración económica.



Comentario
Hernán Andrés Kruse
19/5/020

 Estimado Horacio, muchas gracias por responder mi comentario. Hacés mención de Emilio Mondelli, ministro de Economía cuando el gobierno de Isabel se desmoronaba. Hay una foto memorable donde se los ve, de izquierda a derecha, a Lorenzo Miguel, Isabel (quien señala a Mondelli), Casildo Herreras y Mondelli. Mondelli fue parte de un modelo de ajuste que explotó cuando se hizo cargo de la cartera de Economía Celestino Rodrigo. Lo que hizo, me parece, fue blanquear una situación que no daba para más. En ese entonces el golpe estaba en marcha, fogoneado tanto por el establishment como por las organizaciones guerrilleras. Finalmente, el 24 de marzo de 1976 las fuerzas armadas se hicieron cargo del país. Para quien sabe poco y nada de economía, que somos muchos, creo que el mejor documento que explica lo que fue la dictadura en materia económica es el notable film de Fernando Ayala “Plata dulce”, interpretada por Federico Luppi, Gianni Lunadei, Julio De Grazia y Alberto Segado (están todos muertos, qué lo parió). Seguro que lo viste. Es un fiel retrato de la “patria financiera”, de un país donde los dólares eran utilizados por los cholulos para irse de compras a Miami. Luppi interpreta a un pobre infeliz que es cruelmente engañado por Lunadei, una especie de Toto Caputo de aquella época. Te confieso que tardé décadas pero al final me di cuenta que el objetivo de la dictadura fue crear las condiciones para afianzar definitivamente la patria financiera.

Raúl Alfonsín pretendió aplicar un plan económico keynesiano. Por eso lo nombró ministro a su amigo Grinspun. Decís en otro comentario que sos militante radical. Entonces no habrás olvidado el suplicio que fue para Alfonsín y Grinspun el primer año de gobierno en materia económica. ¿Te acordás del viaje que hizo Alfonsín a Estados Unidos al comienzo de 1985? Es probable que en ese viaje los norteamericanos le hayan “aconsejado” manejar la economía con un criterio ortodoxo. No recuerdo si fue inmediatamente antes o inmediatamente después de su estadía en Houston, pero en ese momento Alfonsín reemplazó a Grinspun por Sourrouille, un tecnócrata que creó el plan Austral. Fue un plan de ajuste clásico que al principio logró controlar la inflación, lo que le permitió a Alfonsín ganar las elecciones de 1985. Pero luego comenzó a hacer agua por todos lados. Para colmo, el sindicalismo ubaldinista se valía de los paros generales para esmerilar la autoridad presidencial. En 1987 el gobierno perdió las elecciones y a partir de entonces el peronismo comenzó a oler sangre. Fracasado el austral, vinieron el australito y el plan primavera, que también fracasaron. En enero de 1989 comenzó la hiperinflación. Para colmo, el MTP cometió la locura criminal de copar el Regimiento de La Tablada. Desgastado Sourrouille, fue reemplazado por Juan Carlos Pugliese, quien pasó a la historia por aquella famosa frase “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, en alusión a los grandes empresarios. Pero eso poco le importaba a la hiperinflación, a esa altura un alud incontenible. Se fue Pugliese y asumió Jesús Rodríguez. Pero nada cambió ya que la suerte del gobierno de Alfonsín estaba echada. El descontrol de la economía y los saqueos organizados lo obligaron a adelantar la entrega del poder, en manos de Menem luego de su victoria sobre Angeloz el 14 de mayo de aquel durísimo año.

Ahora prefiero terminar porque comenzaron a caérseme varios lagrimones…


Comentarios

  1. Hola Horacio: hice un comentario en la publicación del Cohete a la luna que expando en mi sitio académico https://perio.unlp.edu.ar/sitios/observatoriodetecnologias/dinero-de-nueva-generacion/
    Espero tu respuesta o dudas de factibiliad
    Gracias

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La nota de Brenda Struminger

La columna internacional de Jorge Elbaum

El recuerdo histórico de Daniel Cecchini