La pluma de Marcelo Figueras

RETORNO AL BOSQUE OSCURO (*) Si algo necesitamos en estos días son cuentos de hadas. En serio. Ustedes dirán: En materia de relatos creados para un destinatario infantil, con Durán Barba tenemos suficiente. Pero cuando digo cuentos de hadas me refiero a algo más que un relato concebido para distraer a un público ingenuo. Las princesas y la corrección política son la resaca del género, lo que ocurre cuando se bebe de más sin tener la cultura para metabolizar el licor. Para empezar, los mejores cuentos de hadas carecen de hadas y de princesas: es la forma en que denominamos lo que antes llamábamos fábulas, una historia breve con un espinazo ético, de esas que incorporamos cuando niños y si hay suerte terminamos de entender de grandes. Pero lo fundamental, lo que determina que estamos en presencia de un verdadero cuento de hadas, es su incorrección política. Son cuentos que no están pensados para bailar de puntillas alrededor de la ...