La pluma de Miguel Wiñazki

 


El asesinato de Lucio Dupuy y el corazón de las tinieblas

      Clarín

03/12/2021

Lo incomprensible y lo monstruoso ocurre y es así que al niño Lucio Dupuy, solísimo, desamparado ante la rabia y el sadismo, lo mataron, pero lo venían asesinando desde antes castigándolo con insólita y metódica ferocidad por el solo hecho de existir.

El bestialismo se conecta con la sordera institucional que, o por indolencia o por degradación liminar, no oyó ni ayudó a un chico que estaba siendo torturado por su progenitora y por su novia, que atendían a sus propios deseos homicidas, psicópatas perdidas, pero amparadas por la ausencia de las redes de protección que deberían haber custodiado la vida de Lucio y actuado ante las denuncias que revelaban el evidentísimo y letal maltrato.

¿Por qué no respondieron a las alarmas innegables? ¿Por qué Lucio no está vivo?

Lucio Dupuy no fue salvado por la irresponsabilidad mortal del Estado que no estuvo donde debía estar. Y que tantas veces está donde no debería estar.

La angustia de observar a los que lo quieren y ya no lo tienen contrasta con esa voluntad de exterminio del amor.

La vida se nos va con la muerte, pero cuando la muerte es provocada por esos demonios que detestan a lo más querible suben a la superficie social síntomas de una gravísima inversión de todos los valores, de una inhumanidad que acecha y mata.

Es desgarrador ver el amor de los abuelos de Lucio hacia su nietito ahora escarnecido y sacrificado por la venenosa perversión de dos pérfidas sin perdón. Hay un video que no puede mirarse sin lágrimas. El abuelo le enseña a decir mientras le da yogur con inconfundible amor: - Con Lucio, no.

Y Lucio, pobrecito, repite: -Con Lucio, no.

Lo aguardaba el tormento y el final más cruel.

Lucio con el abuelo toma el yogur y mira con sus ojos inocentes y habla con esa gracia de los nenitos . No puede comprender la maldad. Tiene un pulovercito, pide comer banana- “Manana”, dice. Es un niñito, un ángel.

¿Cómo pudieron hacerle lo que le hicieron?

¿Qué puede anidar en el alma de alguien que aplica puñetazos, mordiscos y que quema con cigarrillos a una criatura horriblemente desamparada?

La Justicia deberá explicar por qué abandonó a ese chico.

Pero tal como están las cosas con el florecimiento de tantas impunidades es probable que nadie explique nada.

Hay muchos Lucios.

Chicos abusados, golpeados, disociados a la fuerza de su infancia por violencias que a veces trascienden al público, pero pocas veces.

El abuso infantil y el maltrato infantil son una extendida plaga que no cesa.

Mientras tanto el palabrerío de los demagogos persiste y se ahonda en sus naderías.

El cuerpo liquidado de Nancy Videla de 31 años que apareció ahora, manifiesta también la indefensión que crece en tantos casos hasta la muerte misma.

Hay muchas Nancys.

El bestialismo es una profundidad que brota desde el fondo de un volcán que es un espejo de lo más tenebroso que anida en el corazón del horror.

Hay demasiadas víctimas.

Hay una degradación ultrajante, un permiso para matar que deviene quizás de un permiso para robar, de un pasaporte anti sanitario para transgredir, de un clima propicio para las tragedias reiteradas.

La demolición educativa está conectada con la generación de lo peor de la sociedad y exhibe el drama quizás más relevante.

Lucio quedó durante la pandemia encerrado con esas dos asesinas y sin escuela.

Porque en muchas ocasiones la escuela salva. Y aquí militaron cerrarlas con candados e ideologismos “analfabetizadores”.

La intención de sustituir la educación por la lógica gremial de choque produjo agujeros negros que ahogan el saber.

La ignorancia también mata.

Y entonces aparece ese abismo entre lo que se dice y lo que se hace.

Mientras avariciosos intendentes del suburbano se suben a la posibilidad reabierta ahora de su reelección. La pobreza aumenta. Es inseguro caminar, viajar, salir a la calle y también estar dentro de casa. Los criminales no reconocen fronteras. Hay más incertidumbre y sube la marea indignada de la sociedad harta ya de las múltiples acechanzas.

El impacto de la desescolarización tiene un correlato con el avance de los narcos contra tantos menores, desbarrancados en el consumo e incluso en la venta de droga.

La criminalidad temprana ataca.

El tema central no es la reelección de los Barones del cinturón feudal del conurbano , sino la resolución de esos gravísimos problemas.

A los funcionarios que solo buscan su autopreservación, o sus negocios, su poder y sus roscas, Lucio Dupuy los está observando.

Pero en rigor, Lucio ya no mira porque con inusitada vileza lo han matado.

Pero a la vez, sí. En un sentido nos contempla.

Las víctimas inocentes de tanta altanería y de tanto egoísmo político son testigos morales que siguen vivos en los que estamos todavía en éste mundo.

Hay que mirar con los ojitos de Lucio.

Y decir como él: -Con Lucio, no.

Comentarios

  1. No tenés derecho, Miguel. No tenés derecho de arrancarme tantas lágrimas con tu comentario, tan desgarrador y lúcido. Como padre, como abuelo, quisiera decir que no entiendo tanta barbarie. Pero lo peor es que sí la entiendo. Porque soy conciente de lo que pasa en nuestro país. Y lo sufro. Y lo lloro. Porque Lucio no es el único, sólo que como pasó en el AMBA se hizo noticia. Pero el país no termina allí y sería bueno que los medios "nacionales" lo visualicen. Hace 6 años dejé Rosario para venir a Soldini, a sólo 10 minutos de la ciudad. Tres mil habitantes. Auto abierto con la llave puesta, puerta de calle sin llave. Cuando juntamos firmas para que la cooperativa de luz no nos cobre una tarifa 16 veces más cara que en París, las mujeres no querían firmar si el marido no les daba permiso. ¿Eso nop es una especie de femicidio sin asesinato?

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