La columna judicial de Irina Hauser
Tras la huella de la pata política del atentado contra Cristina
Kirchner
Página/12
3/7/023
La querella de Cristina Fernández de Kirchner
reclamó ante la jueza María Eugenia Capuchetti que se investigue la maniobra
para borrar los celulares de las dos colaboradoras del diputado del PRO Gerardo
Milman (y no se descarta que el suyo también) que estaban presentes en
el momento en que un testigo lo escuchó decir en el bar Casablanca "cuando
la maten yo estoy camino a la costa", dos días antes del atentado a la
expresidenta. El planteo se debe a que la fiscalía se negó a llevar adelante
las medidas para corroborar el relato de una de las mujeres, Ivana
Bohdziewicz, quien declaró bajo juramento (ya hace más de un año) que hubo
una reunión en una oficina de Patricia Bullrich para hacer desaparecer el
contenido de los teléfonos en plena investigación del intento de magnicidio,
cuando los abogados de CFK habían pedido que fueran secuestrados. El perito que
se habría encargado de la tarea fue nombrado por la actual ministra de
Seguridad como director de Tecnología.
La pata
política
Esto ocurre en un tramo del expediente del
intento de matar a la entonces vicepresidenta, que quedó abierto en primera
instancia, es decir, que no fue elevado para formar parte del juicio oral que
comenzó la semana pasada contra los tres acusados de la autoría material
(Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo) y que continuará
este miércoles. Se trata, nada menos, que de un ángulo de la causa en
el que aparecían líneas de investigación que podían vincular el caso con la
política, o que podían ayudar a analizar quién estuvo detrás y/o vincular
alguna pista de financiamiento. Pero al cerrar la investigación sobre el hecho
en sí el juzgado afirmó que no tenía probado nada de eso.
La propia Capuchetti había rechazado y demorado
medidas claves, como secuestrar los celulares de las colaboradoras de Milman.
La querella lo pidió el 26 de octubre de 2022, cuando las mujeres declararon
como testigos y entraron en contradicciones, pero Capuchetti recién lo hizo en
diciembre, después que se lo ordenó
"La realización de una reunión para borrar
prueba ante la posibilidad de que se secuestren dispositivos en esta causa,
convocada por Milman, sería un elemento de convicción obviamente relevante para
presumir un posible involucramiento de este último en el atentado. ¿Por qué, si
no, estaba tan preocupado Milman por borrar no sólo su teléfono sino también
los de sus asesoras?", plantea el recurso presentado por los abogados José
Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal. Si es rechazado por la jueza, los letrados
recurrirán ante
La verdad en riesgo
El dictamen que firmó el fiscal Carlos Rívolo la semana
pasada le dice "no ha lugar" por ahora al pedido de
la querella de investigar el encuentro relatado por la secretaria de Milman.
Sus razones para no avanzar son paradójicas: primero, argumenta que no se halló
información relevante para la investigación en los celulares de las mujeres,
algo que es obvio porque precisamente fueron borrados; segundo, plantea que hay
que esperar los resultados del peritaje de un celular entregado por Milman en
un gesto de supuesta buena voluntad. Sin embargo, el propio fiscal había
advertido --recuerdan los abogados-- que se trata de un modelo Iphone 14 Pro
Max que salió al mercado con posterioridad al atentado, que el legislador no
entregó la clave, incluso lo empezó a usarlo dos meses después del ataque,
ocultó que tenía otras líneas y --de todos modos-- no hay tecnología disponible
en el país para extraer la información que contenga. La fiscalía también dijo
que hay que esperar el análisis de un aparato de la otra secretaria, Carolina
Gómez Mónaco, de las mismas características.
Los domicilios de Milman nunca fueron allanados
ni otros celulares o aparatos secuestrados pese a que lo dispuso
"Si lo denunciado es que se borraron los
celulares, no puede supeditarse la comprobación de este hecho a encontrar
información en esos celulares", dice la presentación judicial. Agrega que
"esperar a lo que surge de un celular que fue entregado para dilatar lo
que debería haber sido un secuestro de dispositivos electrónicos, y que se sabe
con certeza que es posterior al delito investigado, carece de sentido. Lo mismo
para con el teléfono de Gómez Mónaco...". Recuerda que tampoco es cierto
que no hubiera elementos de ningún tipo, ya que --por ejemplo-- del celular de
Bohdziewicz se recuperaron algunos mensajes como uno donde decía al grupo de
trabajo del despacho de Milman, antes de la reunión en Casablanca:
"Chicas, borren todo lo del chat, mis fotos y demás, de la oficina, plis,
por las dudas". Y algo hallado de Gómez Mónaco, que aludiría a la pareja
de Milman: "bloquear que Florencia se meta, que no se la intervenga, por
eso, hay que emprolijarla".
Entre las medidas que había pedido la querella y
que el fiscal negó figuran la búsqueda de imágenes de un bar "Tienda
Café" donde Bohdziewicz dijo que se juntó con Gómez Mónaco antes de ir a
la oficina de Bullrich, las cámaras del edificio y ese inmueble, quién es su
propietario, un allanamiento a ese lugar, qué peritos trabajan para Bullrich y
Milman, identificar al perito que se ocupó del borrado y asesoramiento y al
abogado que los apuntaló y rastrear comunicaciones entre ellos, Milman, las
secretarias y los acusados por el intento de magnicidio. Nada admitió la
fiscalía. De mínima, el testimonio de Bohdziewicz había sido coherente con lo
que ella misma dijo al entregar su aparato al juzgado.
Pero es curiosa la lógica en este expediente.
Cuando Jorge Abello, asesor en el Congreso, testificó que había escuchado a
Milman decir "cuando la maten yo estoy camino a la costa", la jueza
aceptó mandar a otro juzgado una denuncia del diputado por falso testimonio,
por lo que hay una causa abierta. La primera vez que la magistrada analizó las
cámaras de Casablanca y alrededores les dijo a los abogados de CFK que no había
visto nada relevante. Después ellos le mostraron que, en efecto, como decía el
testigo, Milman había estado ahí con dos mujeres, por la tarde, y que al
día siguiente se fue a Pinamar. Después fue el atentado. Milman, además, venía
pidiendo en llamativos proyectos en Diputados, información de sobre la custodia
de la expresidenta.
"Nos vemos obligados a recordar, porque
parece que muchas veces se olvida, que se gatilló una pistola en el rostro de
una dos veces presidenta de
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