El editorial de Néstor Pitrola
2025: los desafíos de Milei y los de la clase obrera
Prensa Obrera
Que Milei ha ganado el centro de la escena política nacional
no caben dudas. Que se inscribe en la saga internacional de ultraderechas de
Trump, Meloni, Bolsonaro o Le Penn, menos. Que todos ellos se basan o intentan
basarse en regímenes fuertes, de poder personal y atropello de las instituciones
de la democracia formal capitalista, tampoco. Sin dudas, la crisis mundial los
engendra para mejor descargarla sobre las masas. Milei no es la excepción, pero
su proyecto bonapartista de derecha es sui generis y caracterizar sus rasgos y
contradicciones importa mucho para quienes construimos una corriente obrera y
socialista llamada a ser su enemiga mortal. Por lo pronto, Milei mismo entiende
que somos ese tipo de enemigo si observamos que ha puesto al Polo Obrero y una docena de sus militantes y
dirigentes en la primera línea de su política de represión y persecución
política y judicial.
Nos adelantamos a cualquier debate sobre su bonapartismo,
muy diferente al de Perón del ’45 que pendulaba entre dos gigantes, el
imperialismo y la clase obrera, con concesiones a una y otra orilla, típico de
los movimientos nacionalistas de la época. Este bonapartismo o semibonapartismo
de derecha se eleva por encima de las fracciones capitalistas para acometer tareas
de fondo contra la clase trabajadora, sus condiciones sociales y conquistas
democráticas, mientras gobierna por encima de las distintas fracciones
capitalistas con claro predominio de los intereses del capital financiero, lo
cual inevitablemente acumulará contradicciones más o menos explosivas en su
propio frente de clase.
Fortalezas
y debilidades
El relativo fortalecimiento con el que terminó su primer año
de mandato no proviene de las fuerzas del cielo sino de haber logrado asestar
fuertes golpes a las masas trabajadoras aplicando un ajuste criminal. Y eso fue
posible ante todo por el cerrado apoyo del imperialismo y el “tout” de la
burguesía nacional; en segundo lugar, por el default completo de la oposición
política tradicional; y en tercer lugar, lo más relevante, porque las luchas de
los trabajadores, habiendo sido importantes, no estuvieron a la altura de
superar los bloqueos de la burocracia sindical y social.
Milei está buscando formatear una nueva versión de la
democracia argentina que a su turno significará una reforma constitucional, si
antes las cosas no vuelan por los aires. Ha gobernado con los decretazos y los
vetos, por
Por otro lado Milei ha destruido al macrismo más que a
nadie, aunque peronistas y radicales se dividan en pedacitos. Todos se han
adaptado a su agenda y los más próximos tienen la disolución más acentuada:
Milei se está quedando con la base de la centroderecha macrista. Hasta se
especula que Bullrich pudiera ser su candidata a senadora por la capital.
Resulta difícil pensar que los carpetazos de alto voltaje contra Ritondo y
Santilli y sus propiedades en el exterior mediante sociedades off shore no
provengan del manejo de los aparatos de inteligencia, a los que además sumaron
a Kravetz, figura del gabinete de Jorge Macri. La compra del senador
Kueider, como antes de la senadora Crexell, son testimonio de la
inescrupulosidad y corruptela del propio régimen de Milei. Muy ilustrativo para
los trabajadores, porque la corrupción es inherente a un sistema social que no
reconoce “ética” alguna en ninguna de sus fuerzas políticas, algo que no pudo o
no quiso comprender el desaparecido periodista Jorge Lanata que hizo su fama
con los casos más sonados. No hay Estado barato y sin coimas que no sea el de
los trabajadores, bajo control de los propios trabajadores. Como lo demuestra
la “limitación” de las dietas de los senadores a 7,8 millones de pesos. Las
debilidades del discurso de Milei surgen de su arma más preciada: de la
denunciada casta que tiene metida hasta la médula, al punto que acusa de agente
de la casta a su segunda, Villarruel.
Por ahora no pudo llamar a extraordinarias para aprobar las
reformas electorales. Probablemente nombre como jueces de
El
fantasma de la devaluación
La gran victoria mileísta de moderar la inflación se
consiguió con una caída del PBI en 2024 del 6%, si descontamos la sequía del
Aún así la miradas críticas del propio FMI y otros popes de
la economía capitalista, como Cavallo o Melconián, están en la apreciación
del peso que crece día a día. En un contexto en el que Brasil,
el gran socio comercial, devaluó más de un 25% en 2024; en el que la asunción
del proteccionista Trump, decidido a fortalecer el dólar, puede disparar
inflación y proceder a un aumento de la tasa de interés norteamericana para
contenerla. Eso puede acelerar el fin de la jugosísima
bicicleta financiera de Caputo –carry trade- que rindió hasta
un 60% entre noviembre 2023 y diciembre 2024. Algunos como Toyota se empezaron
a ir y produjeron una minicorrida cambiaria la semana de Navidad.
En estos días tres pulpos del agro -Surcos, Los Grobo y
Agrofina- defaultearon obligaciones de deuda. Por cifras menores, pero que
podrían ser la punta de un iceberg en la medida que los precios internacionales
se derrumbaron, no hubo la proclamada baja de retenciones y el dólar se
retrasa. Primero la deuda, contesta Milei. Un CEO de Techint se quejó por el precio
del dólar. El fantasma de la devaluación produce sudor frío, que
disimulan Caputo y compañía, por eso en medio de reservas fuertemente negativas
han encanutado 6.000 millones de dólares para asegurar el pago de capital e
intereses al menos hasta julio, buscando tirar hasta las elecciones. ¿Llegan?
¿Y después? Las importaciones del dólar barato están agravando la crisis
industrial, y la balanza turística se dio vuelta. La crisis mundial, su guerra
comercial y de monedas –y las guerras- operan en la vulnerabilidad total del
esquema adoptado. Suplican fondos al FMI y a la banca para que les financien,
ya no digamos la salida del cepo sino al menos cierto bimonetarismo y llegar a
octubre.
Hay que llevar a los trabajadores la compresión de las
contradicciones de Milei y su régimen, porque la salida capitalista a todas
ellas es ir por reformas antiobreras más profundas en lo laboral, en lo
previsional, en el esquema tarifario e impositivo, y por ello mismo contra los
derechos democráticos conquistados.
El
desafío de los trabajadores
La “sabia” dirigencia sindical peronista, “astuta
negociadora” con todos los gobiernos según el periodismo vulgar, no pega una.
Milei y su régimen de extorsión se los está llevando puestos, aunque los
más perjudicados sean los trabajadores que dicen representar, por supuesto.
Camioneros acaba de hocicar sin lucha en una paritaria de 5% de diciembre a
febrero, contra el 15% que pedía. La bonificación anual de $600 mil se cobrará
en cuatro cuotas, lo cual sólo disimula la pequeñez de los aumentos. A la obra
social le irán $16.000 mensuales por trabajador, que indudablemente las
patronales descontaron del salario. O sea que el moyanismo que marcaba los
topes salariales no escritos con Cristina, con Macri y con Alberto, los marca
también con Milei. Entre los movimientos sociales, el Evita se borró de toda
lucha hacia el fin de año, y
Las grandes luchas de 2024, la huelga docente neuquina, el
misionerazo, el levantamiento universitario, las luchas piqueteras y otras más
puntuales como el Garrahan, los jubilados o las batallas del Neumático, han
sido aisladas por la burocracia sindical. El peronismo sindical, de los Daer
hasta las CTAs, como las direcciones de los movimientos sociales integradas a
UxP, han sido finos actores para evitar un curso ascendente que pusiera en
debate la huelga general contra las medidas del gobierno. Ellos ponen por
delante una “democracia”, que hoy es de infantería, y la recomposición de un
peronismo que comparte agenda capitalista de fondo.
El empeño del Partido Obrero se expresa en la consigna
“Fuera Milei” porque es un grito de lucha en la calles, de organización en los
lugares de trabajo y estudio, en los barrios. Es un llamado a reagrupar a la
vanguardia obrera para abrir un curso de lucha y debatir un programa de salida
de los trabajadores. Por ello insistiremos en este 2025 en la realización de un
congreso del Frente de Izquierda, más que nunca. Cualquier progreso
-incluso electoral- será posible si contribuimos a enfrentar al régimen en
todos los planos de la lucha de clases. Es Milei o los trabajadores. Tenemos
que estar a la altura.
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