El enfoque de Claudio Jacquelin
Un fuerte revés que el propio Milei se encargó de agravar
Fuente:
(*) Notiar.com.ar
8/9/025
“Fuerte voto castigo contra el Gobierno”. “Fue un
triunfo de los intendentes peronistas y su aparato”. En una
Argentina binaria esas son las dos frases dominantes con las que los dos polos
de la política pretenden explicar en su beneficio la durísima derrota del
oficialismo nacional y el contundente triunfo del perokirchnerismo
bonaerense.
Ambas afirmaciones son explicaciones plausibles y
complementarias para un resultado que desbordó todas las previsiones, pero lo
más relevante es que lo sucedido tiene los contornos de un cataclismo, de
consecuencias para el Gobierno que empezarán a avizorarse a partir de hoy.
Al mismo tiempo, expuso un grave error estratégico del
presidente Javier Milei, basado en una errada táctica política de quien él
llama su “jefe” y es la secretaria general de
Fue, en definitiva, una suma de serias equivocaciones
que deja en una situación de mayor fragilidad a la administración justo en
momentos en que necesitaba imperiosamente ser ratificada y fortalecida por el
voto popular y no todo lo contrario. Como ocurrió ayer.
Se abre así un horizonte más complejo a partir de hoy,
en lo político y en el económico-financiero. Los principales actores del
mercado habían anticipado que una derrota de hasta cinco puntos porcentuales no
entrañaba riesgos, pero que más allá de esa cota se encenderían alarmas, que
podrían afectar la confianza en el Gobierno. El resultado deparó una diferencia
de casi el triple de esa prevención.
Y fue el propio jefe del Estado quien ató buena parte
de la suerte de su gestión y de su programa a esta elección legislativa
provincial, en el momento en que decidió nacionalizarla a puro riesgo.
Él la había definido como una valla por trasponer como
requisito para poner fin a las turbulencias económico-financieras. También,
para despejar los efectos negativos de las acusaciones de corrupción que
salpican a su hermana, al más íntimo colaborador de ella y al presidente de
Milei se automimpuso ese desafío en público hace diez
días ante los principales empresarios del país y lo ratificó luego en los
tumultuosos actos de campaña que temerariamente decidió encabezar en el
conurbano.
El gran desafío para el oficialismo será ahora
recuperarse de este cimbronazo y evitar que la derrota tenga consecuencias aún
más negativas para la marcha de la economía
Así, el Presidente le dio un carácter de plebiscito
anticipado a su gestión sin contar con elemento alguno de seguridad para hacer
una puesta tan riesgosa. Un equilibrista sin red que pisó en falso.
Tendrá que hacer ahora un urgente control de daños.
Pero lo que nadie puede augurar y resulta un factor inquietante es cómo
metabolizará semejante adversidad una personalidad tan peculiar como la suya y
una estructura política y de gestión concentrada casi excluyentemente en él
mismo, en su hermana y unos pocos funcionarios más.
Anoche, tras la derrota, buscó empezar a hacer ese
control de daños con la admisión del resultado adverso, la promesa de una
profunda autocrítica, la predisposición a corregir errores, así como la
ratificación del rumbo de su gestión.
Fue eso último un mensaje claramente dirigido a los
mercados para recuperar la confianza, antes que a los electores. El recuerdo
del impacto cambiario-bursatil registrado luego de que Mauricio Macri fuera
duramente superado por el peronismo en las PASO de 2019 está presente en
Rumores de cambios de Gabinete
Milei, sin embargo, no dio precisiones sobre lo que
podría cambiar. Por el contrario, curiosamente ratificó a uno de sus ministros
cuestionados, como Mario Lugones, ubicado a su lado en el escenario, cuya
gestión, más allá de los cuestionamientos, no parece haber influido en nada en
estos comicios.
En el oficialismo dicen que, en realidad, eso debe
leerse como un mensaje encriptado para la interna de la cima libertaria.
Lugones es Santiago Caputo, quien fue el gran cuestionador de la fallida
táctica electoral desarrollada por Karina Milei y su íntimo colaborador Eduardo
“Lule” Menem, cada vez más oculto. Es hora de cerrar heridas antes de que sea
tarde.
Las versiones sobre cambios en el equipo de Gobierno
adquirieron anoche más densidad. Algunas de las más prominentes figuras del
Gabinete las relativizaban, pero sin animarse a descartarlas de plano. La larga
noche que transcurriría en Olivos tras el desangelado acto realizado en las
afueras de
Lo concreto es que el gran desafío para el oficialismo
será ahora recuperarse de este cimbronazo y evitar que la derrota tenga
consecuencias aún más negativas para la marcha de la economía después de los
remezones que se descarta se harán sentir en las primeras horas posteriores a
esta derrota.
Luego, el Gobierno deberá poner acciones concretas en
marcha para repechar la cuesta de los 13 puntos de ventaja que terminaron
separando a Fuerza Patria de
No solo perdió con un perokirchnerismo que llegó a
esta elección en su momento más crítico, atravesado por una disputa fratricida,
que aún no tiene visos de cauterizarse, ni siquiera con el siempre eficaz
cicatrizante de la victoria.
Opera como un agravante que el oficialismo nacional
llegaba a los comicios supuestamente reforzado tras haber sumado (o, mejor
dicho, sometido) al PRO.
La conformación de esa forzada coalición acrecienta la
magnitud de la derrota, ya que ambas fuerzas unidas perdieron casi 200.000
votos respecto de lo que las dos habían logrado reunir por separado hace dos
años. El “violeta o nada” tuvo consecuencias.
Y eso sin hablar de las impresionantes diferencias que
hubo en algunas secciones electorales, como la tercera, donde LLA perdió por
más de 20 puntos.
Muy inquietante es para la coalición violeta con vetas
amarillas lo ocurrido en la primera sección electoral, donde aspiraba a
descontar parte de lo que perdía en la tercera.
Y aún más es lo ocurrido en el interior de la
provincia, donde las escisiones cambiemitas permitieron triunfos de Fuerza
Patria en municipios de secciones como la segunda y la cuarta en las que el
peronismo no lograba hacer pie desde hace casi una década.
Otra avenida del medio
Allí radica otra novedad de estos comicios: la buena
performance que tuvo la tercera vía, que apareció en esos distritos de la mano
de los intendentes que se resistieron a ser absorbidos sin beneficio alguno por
parte de LLA, como pretendía Karina Milei.
No obstante, en términos locales a esos jefes
comunales se les abre un horizonte complejo, dado que ya los libertarios solían
votar con los kirchneristas y estos ahora ampliarán su representación.
Curiosidades del armado libertario.
Además, el espacio alternativo a los dos polos lejos
está de tener asegurada una performance similar el 26 de octubre
Otro de los hechos destacables de estos comicios fue
el porcentaje de participación, que también superó las previsiones al no seguir
la tendencia abstencionista de recientes elecciones provinciales, y terminó
jugándole en contra al oficialismo nacional.
La convocatoria del Presidente a ir a votar, en la
convicción de que una baja participación favorecería al peronismo, resultó otro
importante error de cálculo.
A Milei antes que sus votantes blandos desmotivados
parecieron hacerle caso los electores enojados con su gestión, como a Luis Caputo
le habían respondido los “campeones” que salieron a comprar dólares porque
consideraban, contra su opinión desafiante, que estaba barato. Probablemente
también vuelvan a hacerlo hoy.
En medio de la tempestad, el ministro de Economía,
ausente en el escenario perdidoso, salió anoche por las redes a ratificar el
rumbo de la gestión, empoderado por los dichos del Presidente.
El de Milei fue claramente fue un mensaje a los
mercados y no al electorado que ayer en el territorio bonaerense había
castigado al Gobierno, no solo por el impacto de las políticas económicas en su
vida cotidiana, pero también por eso. Aunque mucho habrían pesado, además, los
modos del Presidente y los recientes escándalos instalados en el centro de la
agenda pública.
Sin embargo, ninguna de esas cosas pareció haber
estado entre las previsiones del oficialismo. Ayer quedó en evidencia que el
Presidente y sus colaboradores avanzaron a ciegas con una confianza que no se
basaba en ningún un hecho constatable y apostó parte sustancial de su suerte a
dos fechas como un jugador al que le quedaran pocas fichas, lo cual no se
ajustaba a la realidad. El Gobierno tenía y aún tiene un apoyo social muy alto,
aunque evidentemente ya no mayoritario.
Ahora Milei cuenta con la oportunidad de revertir esta
deriva el 26 de octubre próximo en las elecciones legislativas nacionales de
medio término, que sí operan habitualmente como un plebiscito de la gestión
presidencial. Pero deberá transitar 50 días que pueden ser muy largos en medio
de esta tempestad.
El Gobierno, no cabe dudas, fue el gran derrotado, al
igual que la dirigencia del PRO, encabezada por Mauricio Macri, que aceptó
someterse convencida de que el oficialismo estaba destinado a la victoria y que
con el triunfo terminaría de borrar al amarillo del mapa de colores.
Esa inapelable defección, que lleva por nombre y
apellido
Sin embargo, las diferencias internas no se han
zanjado y habrá que ver si el peronismo ratifica en octubre la magnitud de lo
hecho ayer, cuando los intendentes peronistas ya dejaron casi todo lo que
tenían para sostener su poder territorial en estos comicios.
Por otra parte, aunque Kicillof y los suyos digan que
fue un apoyo a su gestión, todo indica que operó con más fuerza un castigo al
gobierno nacional y, también, la capacidad de tracción de los intendentes, que
Milei prefiere descalificar diciendo que todo es producto excluyente de la
práctica clientelar peronista y no de su legitimidad.
Para pesar del gobernador, el voto castigo al gobierno
nacional es a lo que precisamente adjudicó Cristina Kirchner el resultado
electoral provincial, en el mensaje grabado que envió al acto de festejo desde
su prisión domiciliaria.
“Fue un límite puesto al Gobierno”, dijo la
expresidenta condenada. Luego para demostrar que poco ha cambiado y que sus
rencores son prolongados puso a Kicillof a la par de Sergio Massa, de Juan
Grabois y su hijo Máximo, que por si hiciera falta dijo que estaba a su lado,
como artífices de la victoria. No hay distancia que la victoria haya acortado.
La aspiración presidencial de Kicillof todavía no tiene allanado el camino ni
siquiera internamente, aun en su momento de gloria.
Esa es una discusión a futuro. En el presente urge
saber cómo el Gobierno se repondrá de una derrota que el Presidente se encargó
de agravar. Demasiado para revisar.

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