La columna política de Joaquín Morales Solá
El peligro de otra derrota
Fuente:
(*) Notiar.com.ar
10/9/025
Dicen que el Presidente llegó el lunes a
Martín Menem ya había pasado un momento desagradable
en público cuando el domingo Milei lo saludó solo con la mano y sin mirarlo, a
pesar de que venía dándoles abrazos a todos los que lo rodeaban en el acto de
“El Jefe”, como Milei llama a su hermana (algo o mucho
de machismo le impide usar el femenino para referirse a una mujer, aunque sea
su invalorable hermana), no es solo, por lo que parece, una metáfora; Karina
Milei es realmente la jefa de la administración pública, salvo el manejo técnico
de la economía que está en manos de Milei y del ministro Luis Caputo. Por eso,
era imposible que el Presidente imaginara siquiera lo que muchos proponían: que
Karina Milei abandonara su cargo actual, se convirtiera en jefa de los asesores
del Presidente, y que tanto los Menem como Pareja se dedicaran a otra cosa. Que
Carlos Menem haya tenido talento político, con sus luces y sus muchas sombras,
no significa que sus genes han sido heredados por los sobrinos. Pero tales
ideas ni le llegaron ni se le ocurrieron a Milei. Jamás habrá un
Gobierno de Javier Milei sin la presencia eminente y decisoria de su hermana.
Milei y los clavos en el cajón equivocado
La única modificación que se les ocurrió a la diarquía
que gobierna es la creación de una mesa política con los mismos
protagonistas que ya estaban y que, al final del día, actuaban como
asesores políticos de la perdidosa administración. Solo cambiaron el
lugar de las sillas. Punto. Nada más para ofrecerles a los argentinos
que esperaban ver cómo se salva o cómo derrapa un Gobierno de apenas 21 meses.
Si bien se mira esa mesa, solo hay dos personas con experiencia política como
para aportar algo nuevo ante la crisis que se abrió: el jefe de Gabinete, Guillermo
Francos, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Pero
Francos necesita tener, por lo que se observa a la distancia, más poder en el
valor de su palabra frente a los aliados y a los adversarios. Y dejar de
conducir la ambulancia del SAME político para andar curando las heridas que
provocan Milei y los mileístas.
Al Presidente se le ocurrió también convocar a los
gobernadores a una reunión, pero Milei cree que la gente se olvida fácilmente
de los agravios y de los ninguneos. Los gobernadores aseguran que el
superávit de las cuentas nacionales se alcanzó gracias a que les deben a ellos
los recursos que les corresponden. Muchos mandatarios provinciales
debieron, al mismo tiempo, hacerse cargo de obras públicas, como la
conservación de rutas nacionales, disponiendo de dineros provinciales y ante la
fuerte protesta de una sociedad que no suele distinguir quién es el responsable
de cuidar su calidad de vida.
Los gobernadores no están en condiciones de aceptar
fácilmente una reunión con el Gobierno nacional después de que este cayó
abatido electoralmente por el peronismo en un distrito clave. En rigor, el
Gobierno federal maltrató a los gobernadores aliados y también a los
adversarios, o los trató de igual manera a los dos. Fue la primera
reacción de los mandatarios ante las consultas de funcionarios nacionales.
Además, seis de ellos formaron un frente político distinto del mileísmo y del
kirchnerismo.
Según versiones creíbles, Francos les propuso a los
gobernadores reunirse con cada uno de ellos en reuniones separadas porque
reconoce que los problemas no son los mismos. “Qué tiene que ver la
situación de Tierra del Fuego con la de Córdoba”, explican cerca de
los gobernadores. También es cierto que siempre resultará mejor el diálogo cara
a cara con cada gobernador que hablar frente a una asamblea de 24 mandatarios
juntos.
El caso de Bullrich es distinto. Hay algunos
funcionarios de Milei que proponen conservar en su actual cargo a la ministra
de Seguridad y sacarla de la boleta electoral de octubre como
candidata a senadora nacional por
En verdad, fue Karina Milei la autora intelectual
de la candidatura a senadora de Patricia Bullrich. “Se la quería
sacar de encima y encontró una forma elegante de hacerlo. Patricia se irá del
Gobierno en diciembre”, dicen los funcionarios que conocen las
costuras de la política oficialista. Dan por descontado, con razón, que la
ministra de Seguridad tendrá una banca de senadora, ya sea por la mayoría o por
la minoría. Es mucho más probable que sea por la mayoría, según la conformación
del electorado capitalino.
Existe también un problema de gestión, del que nadie
se hace cargo. Guillermo Francos lo dijo con claridad cuando,
al hacer una evaluación pública de la derrota, señaló que los logros de la
macroeconomía no habían llegado a la microeconomía, que es la que ve y toca la
gente común. La economía del día a día fue una razón esencial de la derrota. Nadie
intentó en los meses pasados, que fueron los meses de la luna de miel, las
imprescindibles reformas previsional, laboral e impositiva. Los esfuerzos de la
sociedad podrían ser recompensados con una baja de impuestos y con una mejor
gestión de los recursos públicos. Resulta que algunos políticos aliados
llevaron esos problemas a
Ahora puede ser tarde. Tal vez un buen
termómetro del malestar político deba buscarse entre los dirigentes de Pro,
donde les empiezan a pasar duras facturas políticas a los que llaman “los
apresurados” (en aliarse con Milei) y a reivindicar a dirigentes que
tomaron distancia a tiempo del mileísmo, como María Eugenia Vidal o Silvia
Lospennato. Otros dirigentes de ese partido contraargumentan que la soledad de
Pro en las elecciones pasadas lo hubiera dejado en un lugar muy pobre en los
resultados del domingo, y que, encima, el Gobierno habría tenido el pretexto de
culparlo de la derrota. “Pagamos el precio de acercarnos, es cierto, pero
ahora el Gobierno está obligado a mirarse en el espejo si quiere encontrar el
culpable”, señala, socarrón, un alto dirigente de Pro. El silencio de
Mauricio Macri es también un síntoma de su incomodidad. “Le dio todo su
apoyo al Presidente cuando el país vacilaba entre caer en manos de Sergio Massa
o de Javier Milei, y el Gobierno le contestó con el destrato, la indiferencia o
el agravio”, cuentan los que frecuentan al expresidente. Ni siquiera,
aseguran, aceptaron un solo consejo de los muchos que les dio el
macrismo. La soledad es también una construcción propia.
Milei corre el riesgo de perder en octubre todos los
votos que Pro le dio en la segunda vuelta de las presidenciales de 2023. Hasta
el sábado, la política y los encuestadores aseguraban que el Gobierno perdería
las elecciones bonaerenses del domingo (nunca imaginaron que sería por
semejante diferencia) y que ganaría las elecciones nacionales de octubre.
Después del descalabro de Buenos Aires, ninguna certeza está vigente. Para peor,
al frente lo tiene al peronismo. Un dirigente que viene del peronismo, aunque
ya no milita en esa corriente, describe así el momento actual: “Cuando el
peronismo huele la derrota se vuelve trotskista y practica el cuanto peor,
mejor”. Se escucha a algunos dirigentes peronistas, y no a los más
radicalizados, decir que “es necesario que Juan Schiaretti esté en
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