Antonio Gramsci y la escuela creativa como coronación de la escuela activa

Antonio Gramsci y la escuela creativa como coronación de la escuela activa


Antonio Gramsci, filósofo marxista, periodista y político italiano que sufrió la cárcel por oponerse al fascismo, escribió, entre otros temas, sobre los intelectuales y la cultura, lo que se vio reflejado en su libro “Los intelectuales y la organización de la cultura”. El segundo capítulo lo dedica fundamentalmente a la escuela creativa como coronación de la escuela activa.

Escribió Gramsci:

“Se puede observar en general que en la civilización moderna todas las actividades prácticas se han hecho tan complejas y las ciencias se han entrelazado con la vida en tal medida que toda actividad práctica tiende a crear escuelas para sus propios dirigentes y especialistas, y por tanto tiende a formar un grupo de intelectuales especialistas de grado más elevado, que enseñan en estas escuelas. De modo que junto al tipo de escuela que se podría llamar “humanista” y que es el tradicional más antiguo, destinado a desarrollar en cada individuo humano la cultura general aún indiferenciada, la potencia fundamental de pensar y de saberse conducir en la vida, se ha ido creando todo un sistema de escuelas particulares de distintos cursos para ramas enteras profesionales o para profesiones ya especializadas y perfectamente individualizadas. Se puede decir que la crisis escolar que hoy recrudece está ligada al hecho de que este proceso de diferenciación y de particularización se produce caóticamente, sin principios claros y precisos, sin un plan bien estudiado y conscientemente fijado” (…).

“Hoy la tendencia consiste en abolir todo tipo de escuela “desinteresada” y “formulativa”, o en dejar sólo un ejemplar reducido para una pequeña élite de señores y de señoras que no tienen que pensar en prepararse para un porvenir profesional, y en difundir en forma creciente las escuelas profesionales especializadas, en las que el destino del alumno y su futura actividad están predeterminados. La crisis tendrá una solución que racionalmente debería seguir la línea siguiente: escuela única inicial de cultura general, humanista formativa, que equilibre justamente el desarrollo de la capacidad de trabajar manualmente y el desarrollo de las capacidades del trabajo intelectual” (…) “Se debe tener presente la tendencia en desarrollo según la cual toda actividad práctica tiende a crear su propia escuela especializada, así como toda actividad intelectual tiende a crearse círculos propios de cultura, que asumen la función de instituciones posescolares especializadas en organizar las condiciones que hacen posible estar al tanto de los progresos que se producen en cada dominio científico”. “También se puede observar cada vez más que los órganos deliberantes tienden a distinguir su actividad en dos aspectos “orgánicos”, la actividad deliberativa, que les es esencial, y la técnico-cultural, por la que los expertos examinan previamente y analizan las cuestiones que deben ser resueltas. Esta actividad ha creado ya todo el cuerpo burocrático de una nueva estructura, ya que junto a los oficios especializados de elementos competentes que preparan el material técnico para los cuerpos deliberantes, se crea un segundo cuerpo de funcionarios más o menos “voluntarios” y “desinteresados”, seleccionados en la industria, en la banca y en las finanzas. Este es uno de los mecanismos por medio de los cuales la burocracia de carrera terminó por controlar los regímenes democráticos y los parlamentos” (…).

“Se plantea la cuestión de modificar la preparación del personal técnico-político, integrando su cultura según las nuevas necesidades, y de formar nuevos tipos de funcionarios especializados que en forma colegiada integren la actividad deliberante. El tipo tradicional del “dirigente” político, preparado solamente para las actividades jurídico-formales, se vuelve anacrónico y constituye un peligro para la vida estatal El dirigente debe tener un mínimo de cultura general técnica que aunque no le permita crear de manera autónoma la solución justa, por lo menos lo capacite para juzgar las soluciones presentadas por los expertos y elegir la justa desde el punto de vista “sintético” de la técnica política” (…) “Indudablemente, en esta especie de actividades colectivas (Gramsci alude a lo que sucede en algunas redacciones de revistas), cada trabajo produce nuevas capacidades y posibilidades de trabajo, ya que crea condiciones de trabajo cada vez más orgánicas: ficheros, materiales bibliográficos, colecciones de obras fundamentales especializadas, etc. Se impone una lucha intensa contra las tendencias al diletantismo, a la improvisación y a las soluciones “oratorias” y declamatorias. El trabajo debe ser hecho por escrito; también las críticas deben ser hechas por escrito, en notas sucintas, lo que puede lograrse distribuyendo el material con tiempo, etc.; el método de escribir las notas y las críticas es un principio didáctico necesario si se quiere combatir la tendencia a la prolijidad, a la declamación y al paralogismo que engendra la oratoria” (…).

“Un punto importante en el estudio de la organización práctica de la escuela unitaria es el que se refiere a la carrera escolar en sus varios niveles conforme a la edad y al desarrollo intelectual y moral de los alumnos y a los fines que la escuela misma quiera cumplir. La escuela unitaria o de formación humanista o de cultura general, debería proponerse colocar a los jóvenes en la actividad social después de haberlos llevado a cierto grado de madurez y de capacidad, a la creación intelectual y práctica y a la independencia en la orientación y en la iniciativa” (…) “La escuela unitaria exige que el Estado pueda asumir los gastos que hoy solventa la familia para la manutención de los escolares” (…) “Toda la función de educación y formación de las nuevas generaciones deja de ser privada para hacerse pública, porque únicamente de ese modo puede abarcar a todas las generaciones sin división de grupos o de castas. Pero esta transformación de la actividad escolar exige una enorme ampliación de la organización práctica de la escuela, o sea, de los edificios, del material científico, del cuerpo docente, etc.” (…) “La escuela unitaria debería corresponder al período que hoy representan las escuelas elementales y las de enseñanza media, reorganizadas no solamente en lo que se refiere al contenido y al método de enseñanza, sino también en la disposición de los diversos cursos de la carrera escolar. El primer curso elemental no debería ser de más de tres o cuatro años y junto con la enseñanza de las primeras nociones “instrumentales” (leer, escribir, contar, geografía, historia) de la instrucción debería desarrollarse especialmente la parte que actualmente está descuidada de los “derechos y deberes”, es decir, las primeras nociones del Estado y de la Sociedad” (…) “El resto del curso no debería durar más de seis años, de modo tal que a los quince o dieciséis años se hayan cumplido todos los cursos de la escuela unitaria” (…).

“Actualmente, entre el liceo y la universidad, o sea entre la escuela propiamente dicha y la vida, hay un salto, una verdadera solución de continuidad, no un pasaje racional de la cantidad (edad) a la cualidad (madurez intelectual y moral). De la enseñanza puramente dogmática, en la que la memoria tiene una gran parte, se pasa a la etapa creativa o de trabajo autónomo e independiente; de la escuela con disciplina de estudio impuesta y controlada autoritariamente se pasa a una etapa de estudio o de trabajo profesional en la que la autodisciplina intelectual y la autonomía moral son teóricamente ilimitadas” (…) “De ahí, entonces, que en la escuela unitaria la última etapa debe ser concebida y organizada como etapa decisiva en la que se tiende a crear los valores fundamentales del “humanismo”,  la autodisciplina intelectual y la autonomía moral necesarias para la ulterior especialización” (…) “El estudio y el aprendizaje de los métodos creativos en la ciencia y en la vida debe comenzar en esta última etapa de la escuela y no ser más un monopolio de la universidad, o dejado al azar de la vida práctica: esta etapa escolar debe contribuir a desarrollar el elemento de la responsabilidad autónoma en los individuos, debe ser una escuela creativa” (…) “La escuela creativa es la coronación de la escuela activa: en la primera etapa se tiende a disciplinar, por tanto también a nivelar, a obtener una especie de “conformismo” que se puede llamar “dinámico”; en la etapa creativa, sobre el fundamento alcanzado de “colectivización” de tipo social, se tiende a desarrollar la personalidad, que ya ha llegado a ser autónoma y responsable, pero con una conciencia moral y social sólida y homogénea. Por tanto, escuela creativa no significa escuela de “inventores y de descubridores”; indica una etapa y un método de investigación y de conocimiento, no un “programa” predeterminado con la exigencia de originalidad e innovación a toda costa” (…) “Descubrir por sí mismo, sin sugerencias y ayudas externas una verdad es creación, aunque la verdad sea vieja, y demuestra la posesión de un método; indica que se ha entrado en el período de madurez intelectual en el que se pueden descubrir nuevas verdades. Por eso en esta etapa la actividad escolar fundamental se desarrollará en los seminarios, bibliotecas, laboratorios experimentales; en esta etapa se recogerán las indicaciones orgánicas para la orientación profesional”. “El advenimiento de la escuela unitaria significa el comienzo de nuevas relaciones entre trabajo intelectual y trabajo industrial no sólo en la escuela sino también en toda la vida social. El principio unitario se reflejará, por lo tanto, en todos los organismos de cultura, transformándolos y dándoles un nuevo contenido”.





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