Balcón del pensamiento
Balcón del pensamiento
Alicia Caballero Galindo
¡Esa música! ¡Paren esa música
que me enloquece! Tapo mis oídos para no escucharla, sin embargo, se
cuela entre mis dedos y siguen torturando mi mente esas notas; pienso en
piruetas, saltos… Volar por los aires en triples giros… ¡jamás volveré a
hacerlo! después de aquel día, ya nada es igual. El mundo perdió su color y la vida es para mí en
blanco y negro, más
negro que blanco. ¡Odio estas malditas correas que sostienen mi pierna derecha!
Un día las quemaré para no verlas nunca más…
¿Por qué tenía qué estar mi casa, justamente a lado de la
academia de ballet? ¡Me
molestan esas risas! ¡Me hieren! Punzan en mi cabeza. Un triple giro era para
mí cosa de juego… Una y otra vez retumba en mi cabeza la voz imperiosa de mi
madre; “no te subas a ese caballo, es muy brioso, te puede tirar”… y yo,
creyéndome dueña del mundo, pensé, “soy ágil; si me tira, sencillamente volaré
como en el escenario.” No imaginé que aquel animal, caería sobre mi pierna y la
rompiera. Nunca más podré bailar como hace apenas unos meses. La semana pasada
cumplí dieciocho años y ya me siento anciana, los contrastes son brutales de “prima
ballerina” a “la pobre inválida”. La gente es curiosa; Arlette me odiaba;
secretamente deseaba ocupar mi lugar en el grupo; hoy, gracias a mi tontería,
realizó su sueño; cuando me visita, adivino tras su sonrisa, esa sensación de
triunfo que la invade. Transforma su gesto falsamente en una mueca compasiva
que sólo ella y yo entendemos. La gente es extraña ¡y cruel!…
A veces quisiera huir para siempre de esta situación que no
soporto; prefiero el odio, porque es producto de la envidia…cuando eso ocurre,
ese sentimiento despierta en quien es odiado, una sensación de triunfo y
superioridad que mantiene al sujeto alerta, en la competencia. ¡No quiero que nadie me
compadezca! aunque yo, secretamente me auto compadezco… no puedo regresar el
tiempo. Lo mejor sería desaparecer… ¡Y por qué no!
Voy
a salir un rato para romper este círculo vicioso; aún puedo valerme por mí
misma; quiero respirar el aire fuera de la casa, donde no escuche la música de
la academia.
Como no hay nadie en casa a estas horas, puedo salir
tranquilamente sin escuchar la letanía de mi madre: “¡a dónde vas! ¡ten
cuidado! ¡no tardes mucho! ¡llévate tu celular!....” ¡¡¡BASTA!!! El aire
fresco de la tarde despejará mi mente un poco, caminaré hasta la plaza y me
sentaré un rato frente a la fuente, a estas horas no me encontraré a nadie
conocido, pero…¡esta pierna! Mejor subiré a la azotea de la casa; desde aquí no
será difícil llegar, la escalera es cómoda y sobre todo ahí nadie me verá y me
sentiré libre.
Subo con cierta dificultad y me canso, pero el premio a mi
esfuerzo, será una vista inmejorable de la plaza cercana ¡qué bien se ve de
aquí la arboleda! Ya no se escucha la música a lado ¡mejor! ¿y si me atreviera
a saltar al vacío? Sería un momento de gloria, la sensación de volar y después ¡nada!
En un solo golpe todo acabaría, voy a acercarme a la cornisa y… lo haré. ¡esa
es la solución! Volar por los aires por última vez y morir… ¡voy a hacerlo! Mi
corazón se acelera.. Camino hasta la cornisa y…
__¡¿Quien eres tú?! …¡No puede ser! También tienes quebrada
la pierna derecha
__Sí, y no podrás impedirme que salte; ¡vete de aquí!
__Vete tú; ¡ésta es mi casa!
Está en MI azotea, además trae mi sudadera puesta, me habla
de espaldas, ¡no le veo el rostro!...y me habla en tono airado
__Te digo que te vayas, yo sí saltaré y no podrás impedirlo;
no tengo nada qué perder, además sentiré placer en el vuelo antes de caer. Un
golpe que no sentiré y todo termina, así de fácil. Tú nunca te atreverías a
hacerlo.
Estoy llena de rabia ¡quién se atreve a hablarme así en mi
propia casa! Me acerco hasta ella e intento voltearla para verle el rostro. Me
quedo estupefacta al ver que… es mi propia cara, es “mi otro yo” pareciera que
me miro en un espejo y todavía me sonríe!!.
__Sí soy yo, y me atreveré a saltar, no como tú; dices que te
compadeces, pero no haces nada al respecto, sólo lloras y sufres; ven,
atrévete, llegó el momento, saltaremos juntas y ya.
Me toma de las manos y me arrastra peligrosamente a la orilla
de la cornisa, nos tambaleamos, ¡NO QUIERO MORIR!
__¡No me jales, espera! Yo no quiero saltar.
__Entonces qué haces aquí, no puedes engañarme, recuerda,
RECUERDA por qué subiste, no me decepciones, atrévete, ¡ven conmigo!
En el forcejeo pierdo pisada y caigo sin remedio con mi otro
“yo” se ríe a carcajadas y me ve con aire de triunfo…
__Eso querías pero tuve qué empujarte, tú no te atreviste
¡¡Noooo!! Voy cayendo en el vacío y no es como volar, no me
quiero morir ¡mentira! ¡¡Quiero vivir!! Deseo luchar por adaptarme
a la vida, así como estoy, pero voy cayendo al vacío, pasa por mi mente en un
segundo toda mi vida, y ya no hay remedio. ¡¡¡NOOOOO!!!!
El piso está a milímetros de mi cuerpo, en unos segundos más
todo habrá terminado, me equivoqué, yo no quería morir…
¿Qué pasa? Siento la pierna dormida; no puede ser…me quedé
dormida en el reposet. Entonces… ¿todo fue un sueño?...un desdoblamiento, o
realmente ocurrió. La verdad no sé ni me importa, de lo que estoy segura es que
recuperaré el movimiento normal de mi pierna, apenas tengo dieciocho años y
mucho qué hacer…
Comentarios
Publicar un comentario