La nota de Sergio Crivelli
Las causas de la derrota
Fuente:
(*) Notiar.com.ar
10/9/025
El domingo el ausentismo aumentó un 10% respecto de la
anterior legislativa de 2021. Por eso el presidente Javier Milei había
exhortado en su discurso de cierre de campaña a concurrir a las urnas. En las
elecciones bonaerenses de hace cuatro años el ausentismo fue del 29%, el
domingo pasado, del 39%. Los que concurrieron a las urnas en 2021 en millones
de votos fueron 9,5; el domingo, 8,6.
El incremento del voto peronista fue relativamente
menor: unos 300 mil votos. Lo que, en cambio, resultó clave fue el
desmoronamiento del antiperonismo que pasó de 4,2 millones en
Primera conclusión: la alianza que lograron
libertarios y macristas quedó muy lejos de la suma sufragios que cada uno por
su parte había cosechado cuatro años antes. La unión no hizo la fuerza. No
resultó inesperado, en cambio, que radicales y peronistas anti-K tuvieron el
domingo un desempeño muy pobre con la opción “avenida del medio”. Los
radicales, en particular, están cada vez más cerca de la desaparición en la
legislatura platense.
Más allá de esas cifras, la pregunta clave es por qué
unos fueron a votar y otros, no. Por lo que pasó el domingo el desencanto con
“la política” y la crisis de representatividad de la que hablan los politólogos
sería un fenómeno selectivo.
Otro clisé sin sentido -en este caso del periodismo-
consiste en atribuir los triunfos del PJ al “aparato” de punteros barriales
lubricados con fondos públicos. Esa imaginación no se sostiene porque habría
que tener una flota extraordinaria de buses y remises para trasladar tanto
votante. Una especie de “Dunkerke para
De todas maneras y aunque fuese cierta, esa leyenda
podría ser apenas una explicación parcial de lo ocurrido, porque no aclara por
qué no se movilizó el votante antiperonista. Pero esa respuesta no hay que
buscarla en el folklore político sino en la economía. En ese sentido, lo
ocurrido el domingo fue un voto contra el ajuste fiscal. El recorte dispuesto
por el dúo Milei-Caputo a un gasto público que había sido elevado hasta el
delirio por el kirchnerismo durante el gobierno de Alberto Fernández y la
campaña electoral de Sergio Massa, tuvo un efecto empobrecedor sobre gran parte
del padrón que vive de ingresos estatales.
Con la caída vertical de la inflación muchos pobres
dejaron de serlo, al menos estadísticamente, pero también mucha clase media que
recibe sueldos, subsidios o jubilaciones del Estado (en otras palabras, que
vive del presupuesto nacional) sufrió una merma en sus ingresos a causa de la
austeridad fiscal.
Tratar de resolver ese problema con una “mesa
política” o con un pacto con los gobernadores (que, dicho sea de paso, están
más hambrientos de fondos públicos que los jubilados) es o una ingenuidad o un
despropósito. Tampoco se resuelve dejando de insultar a los opositores. Hoy
como en 2023 “no hay plata”, pero la diferencia es que esa explicación ya no es
aceptada por los votantes.
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