Charles Wright Mills y el máximo poder nacional en Estados Unidos
Charles Wright Mills y el máximo poder nacional en Estados Unidos
El
afamado sociólogo Charles Wright Mills estudió como ninguno la naturaleza de la
élite de poder de Estados Unidos. Fruto de ese análisis es su libro “La élite
del poder” (primera edición en inglés, 1956). En su primer capítulo, titulado
“Los altos círculos”, escribió lo siguiente:
“Los
poderes de los hombres corrientes están circunscritos por los mundos cotidianos
en que viven, pero aún en esos círculos del trabajo, de la familia y de la
vecindad muchas veces parecen arrastrados por fuerzas que no pueden ni
comprender ni gobernar. Los “grandes cambios” caen fuera de su control, pero no
por eso dejan de influir en su conducta y en sus puntos de vista. La estructura
misma de la sociedad moderna los limita a proyectos que no son suyos, sino que
les son impuestos por todos lados, y dichos cambios presionan a los hombres y
las mujeres de la sociedad de masas, quienes, en consecuencia, creen que no
tienen objeto alguno en una época en que carecen de poder”. “Pero no todos los hombres
son corrientes u ordinarios en este sentido. Como los medios de información y
poder están centralizados, algunos individuos llegan a ocupar posiciones en la
sociedad norteamericana desde las cuales pueden mirar por encima del hombro,
digámoslo así, a los demás, y con sus decisiones pueden afectar poderosamente
los mundos cotidianos de los hombres y mujeres corrientes” (…) “Ejerzan o no su
poder, su experiencia técnica y política de él trasciende con mucho a la de la
población que está bajo ellos. Lo que dijo Jacobo Burckhardt de los “grandes
hombres” muy bien podrían decirlo la mayor parte de los norteamericanos de su
élite: “Son todos lo que nosotros no somos”. “La minoría poderosa está
compuesta de hombres cuyas posiciones les permiten trascender los ambientes
habituales de los hombre y mujeres corrientes; ocupan posiciones desde las
cuales sus decisiones tienen consecuencias importantes. El que tomen o no esas
decisiones importa menos que el hecho de que ocupen esas posiciones centrales:
el que se abstengan de actuar y de tomar decisiones es en sí mismo un acto que
muchas veces tiene consecuencias más importantes que las decisiones que
adoptan, porque tienen el mando de las jerarquías y organizaciones más importantes
de la sociedad moderna: gobiernan las grandes empresas, gobiernan la maquinaria
del Estado y exigen sus prerrogativas, dirigen la organización militar, ocupan
los puestos de mando de la estructura social en los cuales están centrados
ahora los medios efectivos del poder y la riqueza y la celebridad de que
gozan”. “Los individuos de la minoría poderosa no son gobernantes solitarios.
Consejeros y consultores, portavoces y creadores de opinión pública son con frecuencia quienes capitanean sus altas
ideas y decisiones. Inmediatamente por debajo de la minoría están los políticos
profesionales de los niveles medios de poder, en el Congreso y en los grupos de
presión” (…) “Mezcladas con ellos de modos muy curiosos están esas celebridades
profesionales que viven de exhibirse constantemente, pero que nunca se exhiben
bastante mientras son celebridades. Si esas celebridades no están a la cabeza
de ninguna jerarquía predominante, muchas veces tienen poder para llamar la
atención del público, o para brindar a las masas cosas sensacionales, o, más
directamente, para hacerse oír de quienes ocupan posiciones de poder directo”
(…).
“En
la sociedad norteamericana, el máximo poder nacional reside ahora en los
dominios económico, político y militar. Las demás instituciones parecen estar
al margen de la historia moderna y, en ocasiones, debidamente subordinadas a
ésas. Ninguna familia es tan directamente poderosa en los asuntos nacionales
como cualquier compañía anónima importante; ninguna iglesia es tan directamente poderosa en las biografías
externas de los jóvenes norteamericanos como la institución militar; ninguna
universidad es tan poderosa en la dirección de los grandes acontecimientos como
el Consejo Nacional de Seguridad. Las instituciones religiosas, educativas y
familiares no son centros autónomos de poder nacional; antes al contrario, esas
zonas descentralizadas son moldeadas cada vez más por los tres grandes, en los
cuales tienen lugar ahora acontecimientos de importancia decisiva e inmediata”
(…) “Las instituciones religiosas suministran capellanes para las fuerzas
armadas, donde se les emplea como medios para aumentar la eficacia de su moral
para matar. Las escuelas seleccionan y preparan hombres para tareas de las
empresas de negocios y para funciones especializadas en las fuerzas armadas”
(…) “El destino vital del individuo moderno no sólo depende de la familia en
que ha nacido o en la que entra por el matrimonio, sino, cada vez más, de la
empresa en que pasa las horas más despiertas de sus mejores años; no sólo de la
escuela en que se ha educado cuando niño y adolescente, sino también del
Estado, que está en contacto con él durante toda la vida; no sólo de la Iglesia en que de vez en
cuando oye la palabra de Dios, sino también del ejército en que es disciplinado”
(…) “La economía ha llegado a estar dominada por dos o trescientas compañías
gigantescas, relacionadas entre sí administrativa y políticamente, las cuales
tienen conjuntamente las claves de las resoluciones económicas. El orden
político, en otro tiempo una serie descentralizada de varias docenas de Estados
con una médula espinal débil, se ha convertido en una institución ejecutiva
centralizada que ha tomado para sí muchos poderes previamente dispersos, y
ahora se mete por todas y cada una de las grietas de la estructura social. El
orden militar, en otro tiempo una institución débil, encuadrada en un contexto
de recelos alimentados por las milicias de los Estados, se ha convertido en la
mayor y más costosa de las características del gobierno, y, aunque bien
instruida en fingir sonrisas en sus relaciones públicas, posee ahora toda la
severa y áspera eficacia de un confiado dominio burocrático. En cada una de
esas zonas institucionales, han aumentado enormemente los medios de poder a
disposición de los individuos que toman las decisiones; sus poderes ejecutivos
centrales han sido reforzados, y en cada una de ellas se han elaborado y
apretado modernas rutinas administrativas”. “Al ampliarse y centralizarse cada
uno de esos dominios, se han hecho mayores las consecuencias de sus actividades
y aumenta su tráfico con los otros. Las decisiones de un puñado de empresas
influyen en los acontecimientos militares, políticos y económicos en todo el
mundo. Las decisiones de la institución militar descansan sobre la vida política
así como sobre el nivel mismo de la vida económica, y los afectan
lastimosamente. Las decisiones que se toman en el dominio político determinan
las actividades económicas y los programas militares. Ya no hay, de una parte,
una economía, y de otra parte, un orden político que contenga una institución
militar sin importancia para la política y para los negocios. Hay una economía
vinculada de mil maneras con las instituciones y las decisiones militares” (…)
“Si hay intervención gubernamental en la economía organizada en grandes
empresas, también hay intervención de esas empresas en los procedimientos
gubernamentales” (…).
“El
hecho de esa trabazón se pone claramente de manifiesto en cada uno de los
puntos críticos de la moderna sociedad capitalista: desplome de precios y
valores, guerra, prosperidad repentina. En todos ellos, los hombres llamados a
decidir se dan cuenta de la interdependencia de los grandes órdenes
institucionales” (…) “La minoría está formada simplemente por quienes tienen el
máximo de lo que puede tenerse, que generalmente se considera que comprende el
dinero, el poder y el prestigio, así como todos los modos de vida a que
conducen esas cosas. Pero la minoría no está formada simplemente por los que
tienen el máximo, porque no “tendrían el máximo” si no fuera por sus posiciones
en las grandes instituciones. Pues esas instituciones son las bases necesarias
del poder, la riqueza y el prestigio, y al mismo tiempo los medios principales
de ejercer el poder, de adquirir y conservar riqueza y de sustentar las mayores
pretensiones de prestigio. Entendemos por poderosos, naturalmente, los que
pueden realizar su voluntad aunque otros les hagan resistencia. En
consecuencia, nadie puede ser verdaderamente poderoso si no tiene acceso al
mando de las grandes instituciones, porque sobre esos medios institucionales de
poder es como los verdaderamente poderosos son, desde luego, poderosos. Altos
políticos y altos funcionarios del gobierno tienen ese poder institucional; lo
mismo hacen los almirantes y los generales, y los principales propietarios y
directores de las grandes empresas. Es cierto que no todo el poder está vinculado
a esas instituciones ni se ejerce mediante ellas, pero sólo dentro y a través
de ellas puede el poder ser más o menos duradero e importante” (…) “A las
grandes unidades institucionales de la estructura social les acompaña un gran
prestigio cada vez mayor. Es obvio que el prestigio depende, muchas veces de un
modo absolutamente decisivo, del acceso a los mecanismos de publicidad que son
actualmente una característica central y normal de todas las grandes
instituciones de los Estados Unidos contemporáneos. Además, constituye también
un rasgo de esas jerarquías de las instituciones económicas, estatales y
militares el que sus posiciones cumbres sean cada vez más intercambiables entre
sí” (…) “Lo mismo que la riqueza y el poder, el prestigio tiende a ser
acumulativo: cuanto más se tiene, más quiere tenerse” (…) “Porque el poder no
es de un individuo, la riqueza no se centra en la persona del rico y la
celebridad no es inherente a ninguna personalidad. Celebridad, riqueza y poder
requieren el acceso a las grandes instituciones, ya que las posiciones institucionales
que los individuos ocupan determinan en gran parte sus oportunidades para conseguir
y conservar esas valiosas experiencias” (…) “La élite se considera a sí misma, y es considerada por los demás, como
el círculo íntimo de “las altas clases sociales”. Forman una entidad social y
psicológica más o menos compacta, y tienen conciencia de pertenecer a una clase
social”.
Comentarios
Publicar un comentario