Reportaje a la presidente de facto de la Argentina, Christine Lagarde

Reportaje a la presidente de facto de la Argentina, Christine Lagarde


Paula Lugones es periodista del diario Clarín. En las últimas horas viajó a Washington para entrevistarse con la directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, quien también se desempeña a partir de junio como presidente de facto de la República Argentina. De ahí la importancia de los conceptos que vertió en el reportaje ya que constituyen una buena síntesis tanto del estado actual de nuestro país como del funcionamiento del sistema económico internacional.

Expresó la presidente de facto del país:

“Lo que está en la mente de todos es lograr progresos en relación al comercio internacional (a propósito de la cumbre del G-20 a horas de comenzar en Buenos Aires). Eso sin duda sería muy bien recibido. Estoy segura de que habrá una firma formal y oficial de la USMCA  (el ex NAFTA) en Buenos Aires, lo cual será la conclusión de las negociaciones que han estado en curso durante aproximadamente un año y medio. Pero todos los ojos también estarán puestos en otras naciones, incluso en los Estados Unidos y China, en cuanto a si sus discusiones darán como resultado un marco, un compromiso para avanzar” (…) “También creo que se producirá un fuerte debate sobre el impacto de la tecnología y la necesidad de abordar los cambios, tanto en términos de trabajo como en términos de datos” (…) “Hace solo cuatro meses, muchos observadores habrían temido lo peor (sobre las consecuencias de la llamada guerra comercial). Tenemos ahora un acuerdo. Reunió a tres países. Y ahora al menos no solo tenemos la implementación de aranceles o las amenazas de aranceles, sino que también tenemos dos presidentes que mantendrán una reunión bilateral y esperamos que establezcan los términos de relaciones futuras” (…) “Pero creo que la respuesta (a los desafíos de los gobiernos populistas al multilateralismo) a esto es una mayor apertura y un tipo diferente de multilateralismo. Lo que quiero decir con más apertura es que hay un  segmento completo de nuestras economías que está impulsada por los servicios y no por el intercambio de bienes. El intercambio de bienes y el movimiento de bienes en todo el mundo representa un valor relativamente pequeño del valor global del comercio que se está llevando a cabo. Toda la industria de servicios todavía está cargada y encadenada por restricciones, barreras, aranceles, licencias, etc. Se obtendría una importante ventaja si se abrieran más servicios transfronterizos. Y si se obtiene un mayor crecimiento como resultado de esto, entonces se tendrá más espacio para reasignar el crecimiento y distribuirlo mejor. Eso es a lo que me refiero con una mayor apertura…un tipo de multilateralismo que esté más enfocado en las personas. En otras palabras, el comercio internacional, la digitalización, la nueva tecnología beneficiarán a unos pocos o beneficiarán a la mayor cantidad de personas posibles” (…) “Le diré lo que realmente me preocupa (de la presencia china en Latinoamérica). Me preocupa el exceso de deuda, no solo en América Latina sino en todos los países. Debido a que tenemos, y esto es realmente una preocupación aquí, tenemos una deuda general, pública, privada, corporativa y doméstica que está en su punto más alto. Tenemos una deuda de 182 billones de dólares en este momento. Esto es un 60% más de lo que tuvimos antes de la crisis financiera. No podemos seguir acumulando deuda y hay ciertos países que están en estrés de deuda o cerca del riesgo de estrés de deuda. Por lo tanto, debemos prestar más atención a esto, al esperar y solicitar que haya una total transparencia en la deuda, tanto en términos de quién es el acreedor, cuáles son los términos y condiciones, cuáles son los vencimientos para calcular realmente la sostenibilidad de la deuda de países para que puedan estar en alerta y quienquiera sea el prestamista” (…).

“La razón por la que nosotros, el directorio del FMI, decidimos apoyar el programa diseñado y definido por las autoridades argentinas es por su credibilidad y las necesidades de financiamiento que tenía la Argentina. Entonces, fue un arreglo entre la credibilidad, la propiedad, el diseño y las necesidades de financiamiento. Todo eso combinado, junto con el apoyo internacional expresado claramente por el Directorio en general, dio lugar a este importante programa” (…) “Creo que en respuesta a la situación que vimos en julio y agosto-que la caracterizaría como una combinación de factores externos, más el caso principal de corrupción, sumado a la falta de confianza en los últimos acontecimientos-, las autoridades argentinas definieron y propusieron una respuesta sólida y una fuerte corrección y nosotros pensamos que sería la apropiada” (…) “Yo diría que es un programa que fue concebido, diseñado, ajustado, elaborado y, en última instancia, es propiedad de las autoridades argentinas. Cuando el presidente Macri me llamó por primera vez, tenía en mente qué tipo de medidas eran necesarias” (…) “Por lo que yo veo y por la segunda revisión que se acaba de completar (que aún debe ser aprobada por el Directorio), el programa está funcionando y ha estabilizado la economía y en particular la situación financiera. Estamos empezando a ver algunos resultados en los números y tenemos todas las razones para creer que la situación cambiará en términos de crecimiento en el segundo trimestre de 2019. Así que sabemos que es una fase difícil la que estamos atravesando ahora, y que la sociedad argentina es la que la está atravesando, pero está funcionando. El programa ha tenido un buen comienzo desde el punto de vista de la estabilización y se trata de mantener el rumbo, día tras día, hasta que (la economía) se recupere, lo que consideramos que debería ser en el segundo trimestre de 2019, cuando deberíamos ver una caída significativa de la inflación, donde deberíamos ver que el crecimiento comienza a dar un giro y dejar de contraerse” (…) “Yo diría que vemos una estabilización de la economía, y todas las razones para ver un cambio en el segundo trimestre de 2019. ¿Ha terminado lo peor de la crisis? Creo que aún será difícil durante los próximos tres o cuatro meses, y luego habrá un cambio” (…) “En primer lugar, diría que comenzaremos a ver un desarrollo positivo del programa en el segundo trimestre de 2019, eso es en abril, mayo y junio. En ese entonces debería verse el comienzo del cambio y después de eso será el pueblo argentino el que decida con quién quiere seguir adelante (Macri o Cristina)”.


La presidente de facto de la Argentina alude a dos cuestiones fundamentales: el funcionamiento del sistema económico internacional y la marcha de la economía argentina. El mundo no es el de 2001, cuando se produjo el atentado contra las Torres Gemelas. A partir de entonces y durante 15 años Estados Unidos, con W. Bush y Barack Obama, pasó a ser la única potencia planetaria, el llamado “gendarme” del mundo. Durante todos estos años la seguridad mundial empeoró ostensiblemente a raíz fundamentalmente de la aparición del Estado Islámico, una organización terrorista musulmana que sembró el terror en Medio Oriente. En cuanto a la invasión a Irak en marzo de 2003, terminó en el más completo fracaso. Hoy el país está en ruinas y de lo que fue una extraordinaria cultura milenaria sólo quedan rastros. Siria está siendo desgarrada desde hace años por una cruel guerra civil fogoneada principalmente por Estados Unidos y Rusia, mientras que son incontables los inmigrantes que se escapan del infierno para intentar sobrevivir en territorio europeo. Mientras tanto, Europa se ve conmovida de tanto en tanto por atentados indiscriminados. Nadie está a salvo en su territorio. De a poco pudo observarse un resurgimiento de Rusia y en particular de China como potencias que tratan de desafiar la hegemonía norteamericana. Putin procura recrear la mística de la otrora temible Unión Soviética, el gigante militar que fue protagonista principal de la Guerra Fría. Por su parte, China también desafía el poderío de Estados Unidos pero lo hace a través de la economía. La guerra comercial que tiene a ambos países como protagonistas centrales se inscribe dentro de este contexto de guerra fría comercial. Este nuevo escenario se profundizó luego del triunfo de Donald Trump quien llegó a la Casa Blanca enarbolando las banderas del más crudo proteccionismo comercial y la defensa a ultranza del trabajo de los norteamericanos. En el plano internacional ello significó un cierto repliegue de Estados Unidos, lo que dejó un poco a la intemperie a la Europa liderada por Ángela Merkel e hizo envalentonar a Putin y Xi Jinping. Hoy conviven a nivel internacional tres emperadores-Trump, Putin y Xi Jinping-casi en pie de igualdad, algo que hubiera sido inimaginable durante las presidencias de W. Bush y Obama.

Respecto a la Argentina, la presidente de facto miente descaradamente. Mauricio Macri le rogó al FMI el envío de los dólares que le permitieran salir del atolladero en que se encontraba el país por propia impericia y mucho de soberbia. Lo que hizo el presidente de la nación fue entregar su gobierno a Christine Lagarde y su séquito de funcionarios, algunos de los cuales se encuentran desde hace unos días en el país “monitoreando” la marcha de las variables económicas. Una vez más, la sociedad se ve obligada a soportar un duro plan de ajuste ortodoxo, uno de los tantos que el FMI puso en práctica en diversos países del mundo con idéntico resultado: el fracaso total. Lo que resulta increíble es la aceptación pasiva de una importante mayoría de los argentinos, quienes pareciera que están dispuestos a soportar lo que venga con tal de impedir el regreso de Cristina a la Rosada.

En este contexto nacional e internacional se desenvolverá la reunión del G-20 que está próxima a comenzar. Mauricio Macri se limitará a hacer de anfitrión de los presidentes más poderosos del planeta y nada más. Trump, por ejemplo, quien acaba de emprender viaje rumbo a la Argentina, sólo tiene en mente a Putin, Xi Jinping y quizá a Merkel, y a nadie más. Es probable que lo mismo suceda con los presidentes ruso y chino. De todas maneras Macri tiene la obligación de agradecerle de por vida a Trump la ayuda que le brindó durante las “negociaciones” entre el gobierno argentino y el FMI. Porque de no haber mediado el magnate inmobiliario devenido en presidente de EEUU, es probable que el FMI no hubiera sido tan “generoso” con  Macri, lo que podría haber provocado su caída.







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