Crisis venezolana: la intervención económica de Estados Unidos
Crisis venezolana: la intervención económica de Estados Unidos
Ana Vanessa Herrero
reportó desde Caracas y Clifford Krauss, desde Houston.
CARACAS
— El gobierno del presidente de Venezuela Nicolás Maduro buscaba el martes
mantener su control del país, golpeado por sanciones petroleras impuestas por
Estados Unidos y de cara a una nueva jornada de protestas populares. Las
autoridades venezolanas abrieron una investigación contra el líder opositor
Juan Guaidó por supuestos "hechos violentos", además de que ordenaron
congelar sus bienes y le impidieron salir del país.
El
anuncio sobre la investigación, el 29 de enero, se dio apenas horas después de
que el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump declarara que le
había dado control a Guaidó de todas las cuentas y activos bancarios de
Venezuela en territorio estadounidense, con la expectativa de que tenga
herramientas para administrar el país ahora que se juramentó como presidente
encargado.
Es
de las acciones más explícitas de Washington desde hace décadas con la
finalidad de forzar un cambio de régimen en América Latina. El gobierno de
Trump ya reconoció a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela, junto con
otros países de la región, e impuso las sanciones petroleras que dejarían a
Maduro sin una de sus principales fuentes monetarias: la venta de crudo a
Estados Unidos.
Ahora
empieza una fase más incierta para la lucha sobre el futuro de Venezuela. Para
muchos en Caracas, la gran pregunta en reacción al respaldo tan resuelto de
Washington a la destitución de Maduro y a la instalación de un gobierno
interino liderado por la oposición es ¿por qué Estados Unidos se tardó tanto?
"Ya
era tiempo de que alguien tomara las riendas de este desastre", dijo
Angiseth Rodríguez, estudiante de 23 años. "Lo que están haciendo es
rápido y necesario".
Sin
embargo, al otro lado de la calle un grupo de venezolanos jubilados, que
estaban haciendo fila para recolectar sus pensiones, expresaron preocupación
por que las acciones del gobierno estadounidense solo profundicen la bancarrota
del país y la crisis humanitaria que ha dejado a tantos de sus habitantes
hambreados, enfermos y sin acceso a servicios básicos.
"Estados
Unidos no tiene por qué estarse metiendo", dijo Aura Ramos, jubilada de 59
años que comentó que apenas si puede comprar su medicina para la hipertensión.
"Es la gente común la que se va a ver afectada".
Venezuela
tiene las mayores reservas comprobadas de petróleo en todo el mundo, pero el
país lleva años de la gestión de Maduro en caída económica: las pensiones han
perdido prácticamente todo su valor, hay una escasez severa de alimentos y de
medicinas, además de que millones de personas han tenido que emigrar.
Guaidó,
el presidente de la
Asamblea Nacional (el órgano legislativo controlado por la
oposición), se juramentó frente a una multitud de manifestantes como presidente
encargado el pasado 23 de enero, con la promesa de permitir el paso de ayuda
humanitaria al país y de convocar elecciones. Desde entonces, varios países han
denunciado la ilegitimidad de las elecciones del año pasado con las que Maduro
asumió un segundo mandato a principios de enero y han reconocido a Guaidó como
el líder legítimo.
Economistas
consultados aún intentaban el martes entender cuál podría ser el efecto inmediato
de las sanciones estadounidenses —no queda claro cuánto efectivo está en juego
ni cómo ese monto terminaría realmente en manos de Guaidó—, pero se dijeron
preocupados de que la situación acabe sumiendo al país en la anarquía. Incluso
si un gobierno interino consiguiera los fondos, no tendría control sobre las
instituciones, como las cortes y las fuerzas armadas que se han mantenido
leales a Maduro.
Las
nuevas sanciones socavarán de manera drástica el poder de bolsa de Maduro, pues
prohíben que los ingresos de las ventas petroleras en Estados Unidos lleguen a
las manos de su gobierno. Los analistas comentaron que sin el acceso a los
fondos se acelerará la inflación del país, que ya es la peor en todo el mundo,
y empeorarán la escasez de combustible y la capacidad del Estado para comprar y
distribuir alimentos.
Las
sanciones "van contra el corazón de lo poco que queda de estabilidad y de
cuestiones que aún están bajo control del gobierno", dijo Asdrubal
Oliveros, economista que dirige la consultoría Ecoanalítica. "Eso me pone
nervioso".
La
oposición asegura que solo así se puede abrir camino para un cambio muy
necesario para un país que sufre por un colapso económico y un régimen cada vez
más autoritario.
Las
sanciones impuestas por Estados Unidos a PDVSA, la petrolera estatal, echaron
más leña al fuego de la disputa sobre el mandato de Venezuela. El fiscal
general Tarek William Saab, cercano a Maduro, anunció la investigación
preliminar en contra de Guaidó, así como el impedimento para su salida.
Saab
afirmó que tales medidas cautelares se deben a "actos que han dañado la
paz de la república, la economía y el patrimonio nacional", consecuencia
de la juramentación de Guaidó.
El
anuncio de la investigación fue condenada por funcionarios estadounidenses como
John Bolton, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca , quien
advirtió que habría "consecuencias serias para quienes intenten trastocar
la democracia y hacerle daño a Guaidó".
Hasta
el momento, Maduro no ha ordenado el arresto de Guaidó, como hizo en el pasado
con otros líderes opositores que representaban un riesgo a su poderío.
Muchos
líderes de la oposición venezolana están esperanzados en medio de la
turbulencia y han recibido bien el papel de Washington en el enfrentamiento
político, al considerarlo un empuje a sus intentos de reconstruir la nación
tras los malos manejos de Maduro.
"La
gente de Venezuela ya sufrió demasiado", comentó María Corina Machado,
política opositora que desde hace tiempo había emplazado a Estados Unidos a que
tomara acciones más enérgicas en contra de Maduro. "Necesitamos cortarle
todas las fuentes de financiamiento a este régimen criminal".
Hay
pocas dudas sobre el impacto negativo que tendrán las sanciones para Maduro,
pero los expertos indicaron que no hay certeza de con qué rapidez se sentirá
ese impacto o qué tan generalizado será.
Las
exportaciones de crudo venezolano hacia Estados Unidos ya cayeron a la mitad en
los últimos seis años, aunque los quinientos mil barriles diarios que manda
Venezuela hacia ese país suman el 40 por ciento de todas las exportaciones
petroleras. Y el 90 por ciento de los ingresos del gobierno provienen de esas
exportaciones.
Expertos
en petróleo dijeron que una de las mayores vulnerabilidades de Venezuela es la
escasez de combustible; las cinco refinerías de la nación han estado
funcionando al 20 por ciento de su capacidad. Los comerciantes de crudo, las
empresas de buques petroleros y las empresas aseguradoras ahora se muestran
reacias a distribuir gasolina y otros productos en Venezuela porque temen que
serán castigados debido a las sanciones.
"Los
venezolanos necesitan desesperadamente productos de petróleo como la
gasolina", dijo Robert McNally, presidente de la consultoría en materia
energética Rapidan Group. "Ya sea que tengan diez o veinte días de
suministro, eso es un problema".
Las
sanciones no prohíben importar a Estados Unidos el petróleo venezolano, pero el
requisito es que los fondos de esas compras queden en cuentas bancarias a las
que Maduro y su gobierno no tengan acceso. El gobierno estadounidense ya
anunció que les darán el control de esos activos a Guaidó y a su equipo, que
espera utilizar los fondos para llevar ayuda humanitaria a Venezuela.
De
acuerdo con funcionarios estadounidenses, las sanciones resultarían en pérdidas
de 11.000 millones de dólares a las exportaciones en el transcurso del año, un
golpe muy fuerte para un país que de por sí no tiene suficientes reservas
internacionales para comprar alimentos y medicinas. Algunos analistas, sin
embargo, dicen que la cifra estimada por los funcionarios es exagerada.
"Las
sanciones le asestarán un buen golpe al flujo de efectivo hacia la
administración de Maduro, pero los efectos no serán tan pronunciados como
espera Estados Unidos", dijo Paola Rodríguez Masiu, analista del mercado petrolero
venezolano para Rystad Energy, empresa consultora noruega. "El petróleo
que exporta Venezuela a Estados Unidos será desviado a otros países y vendido a
precios más bajos".
Venezuela
le vende 300.000 barriles al día a India y 240.000 diarios a China, además de
hacer ventas adicionales a otros países europeos y del sudeste asiático. Es
probable que varias naciones compren el crudo si se les ofrece a precios
descontados. Mucho del petróleo enviado a China en los últimos años ha sido
para repagar deudas, pero Pekín ya ha aligerado las demandas para esos pagos.
El
aspecto más doloroso de imponer las sanciones sería el bloqueo inmediato de
ventas del petróleo ligero refinado en Estados Unidos a Venezuela, que compra
unos 120.000 barriles al día para mezclarlo con el petróleo pesado en el país
sudamericano. Sin eso, el producto venezolano no puede moverse con facilidad
por los oleoductos hacia refinerías y terminales de exportación. Si PDVSA no
tiene ese suministro, se verá forzado a comprar el petróleo ligero de
productores en África, a un mayor costo y con más tiempo de traslado.
El
martes 29 de enero, mientras los expertos y personas de la industria energética
debatían el significado de las sanciones, muchos venezolanos parecían
desconocer por completo que esas sanciones existían, al igual que sus efectos
potenciales. Los reportes en los medios estatales han pintado las sanciones
como parte de un intento de golpe de Estado desde Washington, pero no han dado
casi nada de información sobre el impacto de la medida.
Blanca
Urdaneta, quien vende velas a los feligreses afuera de una iglesia en el centro
de Caracas, dijo que las noticias sobre las tensiones entre Venezuela y Estados
Unidos solo son una más de sus preocupaciones.
"Así
se va a desatar una guerra", aseguró Urdaneta, quien dijo que no tiene fe
en que Maduro ni la oposición puedan arreglar los problemas de Venezuela.
"Va a traer más miseria para el pueblo venezolano".
*Copyright: c.2019 New York Times
News Service (Clarín, 31/1/019)
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