Editorial
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Todo gira en derredor de
Cristina Kirchner. La ex presidente sigue siendo el centro neurálgico de la política
vernácula y también internacional. Todos están pendientes de sus movimientos.
¿Qué hará CFK finalmente? ¿Se presentará? ¿No se presentará? La incógnita quedó
develada con la publicación de su libro “Sinceramente” que arrasó en las librerías.
Ello demuestra que tanto quienes la aman como quienes la odian no pueden
prescindir de ella.
¿Por qué Cristina conserva la
centralidad política? Evidentemente el desastroso gobierno de Mauricio Macri es
el causante fundamental de que ello ocurra. Macri asumió gracias al odio a
Cristina. Ese poderoso sentimiento le permitió acceder a la Casa Rosada. A partir de ese
momento basó su gobierno en una permanente confrontación con la ex presidente,
especulando con que, por más que cometiera los errores habidos y por haber, el
recuerdo de la ex presidente le garantizaría la permanencia en el poder durante
una larga temporada.
Macri siempre necesitó a
Cristina en el ring. Por eso no podía darse el lujo de que la Justicia ordenara su
encarcelamiento. En caso contrario, Cristina hubiera perdido su libertad
mientras estuvo en el llano, sin fueros
que la protegieran. Si Macri le hubiera bajado el pulgar, los esbirros de Comodoro
Py la hubieran juzgado y condenado. Ello no sucedió por razones de estrategia
política. Nada más.
Lo que Macri siempre buscó fue
esmerilar a Cristina utilizando a la Justicia como ariete fundamental. De esa forma, la
ex presidente se transformaría en un rival incapaz de poner en peligro la
reelección de Macri pero, al mismo tiempo, lo suficientemente fuerte como para
conducir a un sector mayoritario de la oposición. Mientras tanto, la presencia
de los Massa, los Urtubey y los Pichetto, le garantizaban a Macri el protagonismo
de otro sector de la oposición, bautizado como el “peronismo racional”. Con Cristina
como principal contendiente, pero debilitada por las embestidas de la Justicia y sin el apoyo
de toda la opoosición, Macri tenía despejado el camino rumbo a la reelección en
2023.
Luego de la victoria obtenida
en 2017 Macri tenía todo servido. Hasta el propio Pichetto reconoció en ese
momento que la oposición debía pensar directamente en 2023, dando por descontada
la reelección de Macri en 2019. Pero al tiempo todo cambió. En abril de 2018 comenzó
una corrida cambiaria cuyos efectos aún se sienten. Sin embargo, durante todo
el año pasado la reelección de Macri no corrió peligro. Pero como siempre señaló
acertadamente Carlos Heller, el ajuste tiene como límite infranqueable la
paciencia de la población. A partir de enero de 2019 dicha paciencia comenzó a
agotarse. El primero que notó la merma en la intención de voto a Macri fue
Jaime Durán Barba. Pero fue la encuesta de Isonomía la que finalmente confirmó
lo que nadie dentro del oficialismo imaginó: CFK había pasado al frente
superando por nueve puntos a Macri en un eventual ballottage.
Así están las cosas en estos
momentos. Una Cristina en ascenso y un Macri dispuesto a todo con tal de
impedir el retorno del “populismo”. Para ello cuenta con poderosos aliados,
comenzando por el mismísimo FMI que acaba de apoyar una medida de política
monetaria expresamente prohibida en sus estatutos. Cuando las
papas queman todo vale con tal de no caer en el infierno tan temido: una nueva
presidencia de CFK.
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