Los dos grandes electores
Los dos grandes electores
Daniel Bilotta
Hay
inquietud en Cambiemos por un dato desprendido del sondeo de
Isonomía que provocó el rebrote de pánico en los mercados. Confirma que el
impacto negativo de la crisis económica se concentra en el oficialismo y no
daña a la oposición donde cumple ese papel. Es decir, las administraciones
provinciales y municipales que controla desde hace décadas. La pérdida de
intención de voto de Mauricio Macri se relaciona con esa asimétrica absorción del
costo político del ajuste: el incremento de los desencantados con el Gobierno
eleva el número de indecisos y beneficia el crecimiento inercial en las
encuestas de Cristina Fernández de Kirchner. Pero la inesperada forma que cobró
el efecto de polarización no lo modifica en lo esencial. La ex presidenta y el
actual presidente lideran sus espacios políticos. El sistema de decisiones en
cada uno depende de ellos. Lo que provoca exasperación entre quienes se
atribuyen ser afectados por el funcionamiento de ese modelo, dentro y fuera de
él. Sergio Massa y Roberto Lavagna no consiguieron hasta ahora canalizar el
estado de ánimo de algunos grupos de poder, interesados en gestar algo parecido
a un consenso para persuadir a la opinión pública de la necesidad de una
tercera alternativa.
En
una sociedad indiferente y desconfiada de soluciones políticas a cualquier tipo
de conflicto, Cristina y Macri conservan todavía una cuota de poder.
Probablemente no tan importante para hacerse elegir como para convertirse en
electores, lo que implica una significativa capacidad de veto e impugnación
sobre otros. Es con lo que lidia el círculo más cercano. La primera línea de La Cámpora supo por las redes
sociales de la existencia de Sinceramente, el libro de Cristina que es furor antes
de salir a la venta. No fue la única sorpresa de la semana. Felipe Solá lanzó
Red por Argentina sin consentimiento previo del kirchnerismo. Solá justificó la
presentación del frente con el que podría competir en las elecciones en la
necesidad de “construir para ganar sin esperar por un salvador o una
salvadora.” A pesar de los 12 años transcurridos, tiene fresco el recuerdo de
cuando Cristina y Néstor Kirchner incumplieron con el acuerdo para designarlo
presidente de la Cámara
de Diputados en 2007. El lugar fue para el jujeño Eduardo Fellner.
La
desconfianza no es exclusiva de esa corriente. María Eugenia Vidal debió
insistir en que solo competirá por el cargo de gobernadora este año durante el
almuerzo de la
Confederación Interamericana del Comercio y de la Producción (Cicyp).
Pareció defraudar la expectativa de un auditorio empresarial que aplaudió de
pie en dos ocasiones la presentación que efectuó de su gestión en la provincia de
Buenos Aires. Tal vez para no ser confundidos con esa euforia, Eduardo
Eurnekian, Julio Werthein y Hugo Sigman no concurrieron al evento de la entidad
que preside Daniel Funes de Rioja. Por pedido de Macri ante el salto del dólar,
Vidal pospuso la actividad en campaña. Se lo advirtió a Mario Negri, al que
debió acompañar el 26 en Córdoba. Una ajustada crónica de Clarín se apresuró a
interpretar el gesto la noche del 25, al cabo de una jornada de rumores
intensos: eludía una aparición nacional para evitar que fuese percibida como la
pretensión de otra postulación. En lo práctico, le servirá para dilatar una
audiencia con Ricardo Alfonsín que le encargó Marcos Peña después de
entrevistarse con Federico Storani. El radicalismo disidente está dispuesto a
romper con Cambiemos, como le dijo Storani al jefe de Gabinete. Aunque el grupo
se conduce con más prudencia de la aparente. No lo harán si antes Lavagna no
ratifica que competirá por la presidencia. El economista espera a que Juan
Schiaretti ponga al Peronismo Federal en un frente electoral más amplio que esa
fuerza para respaldarlo. En su equipo hay malestar con Massa. Le atribuyen la
versión difundida el 19 de abril por el sitio La Política Online
sobre la supuesta presión de los empresarios Daniel Vila, Jorge Brito,
Claudio Belocopit, Marcelo Mindlin y Enrique Eskenazi, entre otros, para que
desistiera de competir y respaldara a Lavagna.
Si
los gobernadores del PJ resuelven no elegirlo por aclamación, Lavagna debería
librar unas PASO. En una estimación conservadora, precisaría 4 millones de
dólares para cubrir el costo del control de los comicios solo en los 36
distritos que integran el Gran Buenos Aires. Lo que incluye reclutar a unos 40
mil fiscales entrenados en esa tarea. Algo que difícilmente garanticen los
gremios que respaldan su candidatura. Precisamente, por la falta de cultura
democrática derivada de la perpetuación de sus dirigentes en la conducción. Esa
diferencia de métodos le puso algo de tensión al asado de Hugo Moyano con
los intendentes del Conurbano la noche del 24, en la sede que el sindicato de
Camioneros tiene en Constitución. Acompañado por su hijo Pablo, recibió a
Mariano Cascallares (Almirante Brown), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora),
Gustavo Menéndez (Merlo), Gabriel Katopodis (San Martín) y Leonardo Nardini
(Malvinas Argentinas), con la llamativa ausencia de Verónica Magario (La Matanza ) y Fernando
Espinoza. Hugo les reclamó compromiso con la huelga que convocó para el 30
junto a la CTA. No
está claro si el mensaje motivacional que les dio a los postres estuvo asociado
a garantizar el éxito de la marcha o a dejar en claro el recelo que le
inspiran. La mayoría de los intendentes ganó fama de retacear apoyo a las
movilizaciones que convocaba Cristina en su apogeo. Aliados a la ex presidenta,
los Moyano temen por las causas en su contra que investiga la Justicia. Cambiemos
está convencido de que los intendentes respaldarán indirectamente a Vidal si
Axel Kicillof es candidato. Con la turbulencia financiera, volvió a circular
que Cristina no se presentaría. Massa insiste con eso. Esta semana se mostró en
el Congreso con Daniel Filmus por la ley del libro. El diputado está vinculado
a Alberto Fernández, que intenta sumar a Massa al kirchnerismo. ¿Para evitar
que Kicillof sustituya eventualmente a la ex presidenta? ¿Modificaría eso las
candidaturas del oficialismo? Solo Cristina y Macri pueden dar una respuesta.
Son los dos grandes electores.
(*) Perfil, 28/4/019.
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