Los saqueos de mayo de 1989
Los saqueos de mayo de 1989
A 30 años del día más violento de la
hiperinflación: estado de sitio, saqueos y muerte (*)
La Argentina estaba fundida, según
un informe de la SIDE
del 14 de julio de 1989 (el día en que falleció Miguel Roig, el titular de
Economía del nuevo presidente, no había durado una semana): "El 8 de julio, el Dr. Carlos Menem asumió el
gobierno con reservas internacionales en poder del Banco Central inferiores a
100 millones de dólares, o sea apenas un tercio de las divisas para pagar
escasamente un mes de importaciones". La radiografía del
organismo causó malestar en Alfonsín porque abandonó sus vacaciones y pidió una
entrevista con el presidente Menem. Durante el encuentro solicitó la remoción
del jefe de Inteligencia.
A 30 años del día más violento de la
hiperinflación: estado de sitio, saqueos y muerte (*)
Un
día como hoy hace 30 años la sociedad porteña habría de conmoverse frente
al desborde de una grave situación
económica que parecía no tener fin. Como un anunciado
tsunami, primero se vieron las escenas que comenzaron a desarrollarse en la
ciudad de Rosario el 10 de mayo de 1989, cuando se produjo una violenta manifestación frente
a un supermercado contra el alza de los precios.
El
22, un cacerolazo contra
el aumento de precios y la suba de las tarifas conmovió a Córdoba. Al día
siguiente se pasa a la acción directa: comienzan los saqueos y se extienden hasta el
26. En el medio, el 24 comienzan a producirse saqueos en Rosario y se extienden
al Gran Buenos Aires. En su gran mayoría se van a producir entre el 29 y 30 de
mayo.
Los asaltantes (familias enteras) se apoderaban de todos los
alimentos y productos de primera necesidad que podían. Más tarde
tratarían de apoderarse de dinero, cajas registradoras, electrodomésticos y
otros enseres para la casa. No faltaron las medias reses. Tras los primeros
desmanes llegó el turno de Mendoza,
Tucumán, Santa Fe y Capital Federal.
¿Qué había pasado? Había saltado por los aires el Plan Primavera
que el gobierno de Raúl Alfonsín puso en práctica para acompasar a Eduardo
César Angeloz, su candidato presidencial para las elecciones presidenciales del
14 de mayo de 1989. Ni la economía, ni la política, ni mucho menos las
diferencias entre Alfonsín y Angeloz ayudaron al Presidente y su eventual
sucesor.
En
enero un grupo terrorista "apantallado" por el gobierno asaltaba una
guarnición militar en La
Tablada , reavivando dramáticas escenas vividas en la década
del 70; en febrero, en medio de una canícula poco común, los cortes de luz y
agua corriente angustiaron a los porteños; en marzo, por sugerencia del
candidato Angeloz y su equipo, abandonaba
el Ministerio de Economía Juan Vital Sourrouille dejando al país en las
puertas de la hiperinflación.
Su
sucesor, Juan Carlos Pugliese, durante un discurso, dijo: "Apelé al corazón y me respondieron con el
bolsillo". Era la antesala del fracaso porque nadie le
creía.
Era
algo bastante común ver a empleados cobrar su sueldo y amontonarse dentro de
una "cueva" de venta de dólares. Compraban parte de su salario y con
los días los iban cambiando para no perder capacidad adquisitiva y llegar a fin
de mes. Precisamente en mayo del 89 el índice de inflación llego al 114,4% y el
déficit del PBI argentino se hundía hasta el 14,6 por ciento. En este cuadro, el domingo 14 de mayo de 1989 triunfaba Carlos
Menem, el líder opositor con un frente electoral cuyo mayor sustento fue el
Partido Justicialista.
Era
tal la sensación de vacío de poder que
antes de las elecciones ya se conversaba en voz baja que Alfonsín adelantaría
la fecha de entrega del poder prevista para diciembre porque no aguantaría un
día más en la Casa
Rosada. Los saqueos de fin de mayo lo convencieron, mientras
los noticieros televisivos pasaban una y otra vez patéticas imágenes de asaltos
a supermercados y carnicerías; cortinas de negocios cerradas que eran
levantadas con violencia; fuerzas del orden que reprimían con palos y gases.
En prevención de más desmanes Raúl
Alfonsín declaró el Estado de Sitio y en menos de 40 días volvía a su natal
Chascomús. Ámbito
Financiero, uno de los medios más influyentes de la época, sostenía
el lunes 5 de junio que en la última semana de mayo se habían producido
"329 saqueos a comercios de alimentos de los cuales participaron 40.526
personas que desataron una profunda violencia en el país". El balance fue
luctuoso porque murieron 14 personas y cientos de detenidos.
Unos
días antes el presidente Alfonsín concurrió a la despedida de la "Fragata
Libertad" que partía en viaje de instrucción. Lo rodeaban altos jefes de
las Fuerzas Armadas y, en un momento del agasajo, el Presidente se acercó al
general Francisco "Colorado" Gassino, el jefe del Ejército, para
comentarle que si la situación continuaba agravándose iba a pedir la
colaboración de las FF.AA.
Gassino
lo miro con preocupación y le dijo que el Ejército cumpliría la orden del
primer mandatario pero que de llegarse a esa situación iba a reclamar la misma
participación en cantidad de efectivos de la Armada y la Fuerza Aérea. Tras
la conversación, Gassino llamó al almirante Rubén Arosa y el brigadier general
Ernesto Crespo –que estaban en otros lugares de la recepción- y delante de
Alfonsín les explicó cuál era su posición.
Al
no poder dominar la situación, Pugliese –a quien trataban de
"Maestro"- renunció al cargo y el titular de Economía fue el novel Jesús Rodríguez, quien puso el
cuerpo como un bonzo.
Mientras
la tensión reinaba en las calles, el sábado 3 de junio de 1989 el presidente
electo designaba su gabinete. Un matutino no sin ironía apuntaría: "Se
hicieron visibles este fin de semana dos caras del país. Una es la cara
dramática, el país real, meditando todavía en la violencia reciente de los
saqueos pero no comprendiendo aún que el drama de la hiperinflación recién ha
comenzado. No tan detonante como los saqueos viene ahora el problema de
inquilinos, compradores de autos en círculos cerrados, empresas en colapso,
amenazas de desempleo, producciones muy comprometidas como medicamentos. Por el
otro lado hay un país alegre de futuros funcionarios para asumir, pujas de
cargos, sonrisas de unos y decepciones en otros. El país alegre se prepara para
salvar al otro cuando tenga el poder. Lo rescatable es que las designaciones
dan la impresión de que se puede lograr".
Entre
las caras tristes de la sociedad se mostraba la de Rubén Pérez, miembro de la Coordinadora de
Inquilinos de la
Capital Federal , mientras afirmaba: "Por una pieza sin
baño se está pagando hoy hasta más de dos mil australes por mes. Con los índices de índice de inflación de los últimos
meses, en julio tendrá que pagarse el doble. ¿Qué bolsillo aguanta eso?".
En esas horas la política no tuvo una respuesta.
En
medio de dramáticas incógnitas, el Indec daba en esos días los índices de
precios de mayo que para el
minorista registró un aumento superior a 70% y para el mayorista rozaba el 100%,
los mayores de la abultada historia inflacionaria argentina. El periodista
aventuraba que algunos economistas pronosticaban prematuramente 100% de aumento
minorista en junio.
No
solo era angustiante observar los noticieros televisivos. La gráfica no se
quedaba atrás. La periodista Claudia Acuña relató que un ciudadano de bajos recursos, en esas horas,
se enteró que la gente de la villa iba a recorrer el barrio para buscar carne:
"También saqué salchichas, más leche pero en polvo, algunas cajas de
gelatina porque me acordé que cuando el mayor se enfermó el médico me dijo que
le diera porque era nutritiva y cuatro cajas de calditos Knorr". Esa noche
la familia comió churrascos. El vecino de enfrente casi se murió de un ataque
de hígado porque ingirió entera una botella de licor de huevo.
Como
balance, uno de los entrevistados sostenía: "20 años de sacrificio, de
sufrimiento, para hacer esto que es un autoservicio con una sola caja
registradora y tres filas de estantes dobles con un galpón atrás para almacenar
la mercadería. Me llevaron cuarenta kilos de azúcar. Saqué la cuenta: a 140 el
kilo. Me llevaron enterita una caja de queso Sancor: seis mil australes. Las
latas ni las conté".
No
era solo la agobiante situación lo que le preocupaba al mandatario radical. El
miércoles 31 lo invitó a Menem a dialogar en la residencia de Olivos. El
domingo 4 de junio la periodista Silvia Mercado de Página 12 les contaría a sus
lectores que Alfonsín le deslizo
la posibilidad de indultar a militares acusados de violaciones a los Derechos
Humanos y le propuso firmarlos antes de dejar su presidencia.
Menem se negó porque entendió que no habiendo asumido el poder tal decisión
debía asumirla con real responsabilidad la gestión de Raúl Alfonsín.
La
hiperinflación amainó solo por unos meses. Volvería a salir a la luz con una
violencia más amenguada unos pocos meses más tarde. En el medio se llevó a
Néstor Rapanelli, otro ministro de Economía.
(*) Infobae,
30/5/019.
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