La columna política de Eduardo Aulicino
La columna política de Eduardo Aulicino
Crisis brutal: no sirven respuestas
técnicas sin sustento político y eso involucra a todos (*)
Crisis brutal: no sirven respuestas
técnicas sin sustento político y eso involucra a todos (*)
Alberto
Fernández, dicen, sólo reitera lo que venía diciendo desde antes de las PASO
cuando habla del FMI y de un default virtual. La diferencia sustancial es que ahora lo afirma parado sobre un
enorme triunfo electoral, colocado como centro de la política y en
declaraciones a The Wall Street Journal. Mensaje y simbología
de alto impacto.
El
Gobierno, junto a formales reclamos de responsabilidad, dispone y deja
trascender más medidas para tratar de contener el dólar. El punto es que ninguna respuesta técnica parece
suficiente sin sustento político sólido y eso superaría largamente el poder
actual.
La
jornada financiera de ayer fue otra vez sombría y angustiante. Después de las
medidas anunciada por Hernán Lacunza, en especial para aliviar la presión de
los vencimientos de corto plazo, una circular del Banco Central dio cuenta de
la necesidad de limitar giros de los bancos para
mantener la respuesta a la demanda de dólares que provoca el retiro de los ahorristas.
Eso, en un contexto de versiones sobre controles o disposiciones parecidas para
ellos.
En
el oficialismo, sólo el enojo con las declaraciones de Alberto Fernández relegaban anoche a un segundo lugar las frases
fuertes para descalificar a Julio Cobos. El senador radical
había sugerido que si fracasaba el actual paquete, quizás no quedaría otro
camino que el control de cambios. Otro
síntoma de la gravedad del cuadro y del peso de cada palabra en momentos de
tensión extrema y enorme circulación de rumores.
Por
supuesto, la cuestión central es el candidato peronista. En pocos días quedó
sepultada la consideración –nunca compartida por todos en el oficialismo- que
buscaba explicar algunas definiciones de Alberto Fernández, agigantadas después
de las primarias, como fruto de falta de calibre propio. Preferían valorar la voluntad posterior de evitar las
llamas o, al menos, de no aparecer regando combustible, según
era difundido desde sus oficinas. El ejemplo más usado fue su propia exposición
para desmontar la idea del impulso a un default y reestructuración de la deuda.
En
cambio, varios referentes oficialistas –no sólo Miguel Angel Pichetto, que lo
hizo público, y legisladores de peso, además de funcionarios habitualmente
cautos- creían de entrada que se
trataba de un largo juego pensado a dos puntas. Esa consideración
se afirmó ahora. Señalan el diálogo telefónico con Mauricio Macri y, en sentido
inverso, el duro comunicado luego de la cita con el FMI, rodeada de versiones
sobre vacío de poder y adelanto de elecciones. También, el silencio inicial
sobre los anuncios de Lacunza, explicado como un aporte a la distensión, y las
declaraciones al influyente The Wall Street Journal.
En
el oficialismo, esas declaraciones fueron motivo de muchos contactos y
conversaciones entre funcionarios y referentes políticos para calibrar una
respuesta. Se impuso la posición
tendiente a evitar polémicas y cruces duros. Y se prefirió hacer otro llamado a
la responsabilidad y la prudencia, con Alberto Fernández como
implícito destinatario, algo que fue expresado por un tuit presidencial y que
sería un punto destacado en el encuentro de Macri con la UIA , a principios de la semana
que viene.
Fernández
viene reclamando especial cuidado de las reservas y el mismo mensaje
transmitieron sus economistas en los contactos con Lacunza. También fue parte
de conversaciones de quienes transitan puentes entre las dos costas, de manera
formal e informal, con terminales en La Plata , en la jefatura de Gobierno porteño y en la UCR. "Las medidas de
Lacunza, sobre todo las que estiran vencimientos cortos, van en esa
dirección", se lamentaba anoche uno de esos dialoguistas.
Las tensiones de ayer también proyectaron sombras sobre el
capítulo legislativo. Allí debe llegar el proyecto sobre la
extensión de plazos de la deuda bajo normas locales, algo que, según dejan
trascender oficialistas y fuentes del PJ, no
necesariamente debería cumplir ese trámite. Hay quienes opinan
lo contrario, pero en cualquier caso se trataría de habilitar el ámbito
legislativo para buscar un consenso mínimo y, dato no menor, para que Lacunza
exponga el miércoles ante la bicameral que se ocupa de la deuda, algo era
reclamado desde el peronismo.
Existen
al menos dos elementos que tornan de difícil explicación los gestos más duros
de Alberto Fernández, los dos además con repercusión externa asegurada: el
comunicado sobre el encuentro con el FMI y sus definiciones ante uno de los
diarios más influyentes del mundo financiero.
Uno
de esos elementos está asociado a la valoración de las PASO como proyección ineludible
hacia octubre. Cerca del candidato del peronismo-kirchnerismo evalúan no sólo
que el triunfo está virtualmente asegurado, sino que sería por un volumen muy superior.
En filas del oficialismo, y aún con los cuidados del caso hacia afuera,
consideran que una recuperación sería más que difícil, milagrosa.
¿Por
qué en ese contexto tensar la cuerda al punto de colocar todo al borde del
abismo? Al margen de rechazos personales, las especulaciones van desde una
apuesta a ganar por demolición hasta las versiones más envenenadas, que creen
que además sería una potente señal al frente judicial, foco de Cristina
Fernández de Kirchner y su círculo más próximo. ¿Cuál sería el límite como
estrategia y, más aún, hasta dónde sería manejable? ¿Cuánto podría sumar un
desbarranco dramático, un quiebre institucional? Preguntas sin respuesta,
reparos para quienes creen que la moderación como estrategia podría seguir
sumando.
Pero
hay otro elemento, que se mueve con dinámica propia y que en un sentido supera
el juego político o, más aún, lo condiciona. Se trata de las reacciones de los
mercados -y en atención más amplia, menos doméstica- del mundo de las finanzas,
de los organismos internacionales y en especial del FMI, con Estados Unidos en
primera línea. Parece claro que
las reacciones externas –no únicamente el riesgo país- miden al Gobierno y cada
vez más le hablan al posible sucesor.
La
misma lupa estará puesta sobre el regreso de la ex presidente desde Cuba. Tiene
previsto hoy en La Plata
otro acto bajo las formas de presentación de su libro. Alberto Fernández tiene
agendado un viaje de una semana a Madrid por razones académicas, aunque ya hubo
marchas y contramarchas sobre esa ausencia. La crisis dirá.
(*) Infobae,
31/8/019.
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