La columna económica de Willy Kohan
La columna económica de Willy Kohan
Empezó
la transición con el cepo de Cristina Kirchner (*)
Empezó
la transición con el cepo de Cristina Kirchner (*)
Resultan ambiguas las señales que llegan para la economía y los mercados en las primeras horas de la
transición después del triunfo de Alberto Fernández y su consagración como presidente electo el pasado domingo.
Ayudan la civilidad de los
ganadores y perdedores. Histórico el encuentro en Casa Rosada entre el
presidente electo y el saliente el mismo lunes tras la elección, y
tranquilizador el equilibrio de poderes que surgió de la elección, sin mayorías
abrumantes ni en el Congreso, ni en el volumen de los sufragios entre
triunfadores y derrotados.
Suman todas estas novedades como
necesarias para avanzar, pero claramente no resultan suficientes. No alcanzan
las buenas intenciones si no se ingresa en detalles a esta altura para reducir
la incertidumbre ante la gravedad de la situación económica del presente. Menos
para empezar a dar vuelta la crisis de confianza desatada a partir de las
enormes dudas que se abren respecto de cómo las nuevas autoridades se disponen
a encarar los problemas.
Por
lo pronto, el único acuerdo aparente entre Mauricio Macri y Alberto Fernández ha sido
reponer prácticamente la prohibición para comprar y vender dólares, con el cepo hasta 200 dólares
por persona. Casi un homenaje a la política económica de dos claros ganadores
del domingo, la ahora vicepresidenta electa, Cristina Kirchner, y su gobernador electo en Buenos
Aires, el exministro del cepo, Axel Kicillof.
Lo
notable es que el equipo económico del presidente Macri dice ahora que al cepo
cristinista lo pidió Alberto, mientras que desde el campamento del presidente
electo niegan eso rotundamente. Aseguran que el cepo fue una decisión desesperada
del Banco
Central que
no cuenta con el aval albertista. Un homenaje anónimo, entonces, para el
Instituto Patria.
Conviene aclarar a esta altura que
la decisión de imponer un cepo extremo, casi peor que el que regía con
Cristina, ha sido una decisión política del gobierno del presidente Macri que
no se justifica desde el punto de vista técnico. No tiene que ver con cuidar
las reservas. Lo hacen para que no se legalice un dólar al precio de mercado.
Suponen que la inflación sigue al dólar oficial, y buscan obligar al sector
privado a perder la diferencia de cambio para financiar parte del déficit.
Inaceptable para la foja de servicio de Mauricio Macri, quien se supone
significa todo lo contrario al innecesario cepo con que se despide de su
mandato.
Perfectamente, para cuidar todavía
más las reservas se podría haber establecido un desdoblamiento cambiario, con
un dólar comercial controlado por el Gobierno y un dólar financiero libre,
donde, como se ha visto en el blue en los días posteriores a la elección, hay
más vendedores que compradores.
El cepo, además de la peor imagen
política y económica de lo que los argentinos rechazaron desde 2011, termina
haciendo más caro al dólar en los mercados no regulados. Supone una enorme
injusticia, porque le impide a la gente preservar sus ahorros y el esfuerzo de
su trabajo, mientras permite que las clases altas obtengan dólares subsidiados
de las reservas para pagar viajes y gastos en dólares con tarjeta en el
exterior o importaciones de lujo que se atienden con las cada vez más escasas
reservas.
Naturalmente,
como ya la Argentina
experimentó tantas veces en el pasado, el cepo impide que ingresen dólares,
porque nadie entra a un cine si el acomodador le anticipa que no lo dejará
salir. Las consecuencias del cepo las probó la propia Cristina. Se agravó
la recesión, se aceleró la inflación, y perdió cuatro elecciones
seguidas, de 2013 a
2017.
Tan grave como que la
administración Macri haya optado por el cepo de Cristina en lugar de desdoblar,
es que Alberto y su equipo lo avalen. El ahora presidente electo hace pocos
meses en el famoso encuentro de Clarín prometió gobernar sin cepo. Con gran
razonabilidad explicó que el cepo es como poner una piedra en una puerta
giratoria. 'Nadie sale, pero tampoco nadie entra', dijo.
¿Será
el cepo de Cristina el futuro que promete Alberto Fernández y su hasta ahora
indefinido equipo económico? La señal parece negativa. ¿Cómo se podría lograr
un acuerdo con los acreedores y con el FMI si
se mantiene un cepo cambiario? Se sospecha que se avala el cepo ante la
eventualidad de que no haya acuerdos y reaparezcan turbulencias.
Sospechan
los especialistas que el plan de la transición es un combo complicado. Cepo
extremo, usar las reservas para pagar la deuda en dólares hasta renegociar con
bonistas y con el FMI, y emisión de pesos para pagar gastos y deuda en pesos
reprogramada. De a poco, ir desarmando la bola de nieve de las Leliq, con más emisión si fuera
necesario para devolver los depósitos a plazo fijo en pesos que no se renueven
por la previsible baja de tasas.
Ninguna pista ni de equipos
económicos confirmados, ni de cómo bajar el déficit fiscal, ni de cómo pagar la
deuda. Solo se pusieron de acuerdo en un solo tema: el cepo de Cristina. A
donde tantas veces Alberto y Mauricio prometieron nunca volver.
(*) La Nación , 31/10/019.
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