Para los lectores de Viento del Sur

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Una hipótesis no tan descabellada

"Gobernabilidad por ocho puntos"

Por Lic. Hernán Kruse
* Especial para "Viento del Sur"

Finalmente las urnas dieron su veredicto. El Frente de Todos se impuso a Juntos por el Cambio por una diferencia de ocho punto (48% a 40%). En consecuencia el 10 de diciembre asumirá como presidente de la nación Alberto Fernández y como vicepresidenta de la nación Cristina Kirchner. El resultado causó una gran sorpresa no por quienes resultaron vencedores sino por los escasos puntos de diferencia. Según todas las encuestas publicadas durante la campaña electoral la fórmula Fernández- Fernández superaba el 50% mientras que la fórmula Macri-Pichetto no lograba superar la barrera del 35%. Sin embargo, las urnas dijeron otra cosa. Según el escrutinio provisorio la inmensa mayoría de los nuevos votantes apoyaron a Macri, al igual que casi la totalidad de los votantes de Gómez Centurión y Espert. Ello explica en cierta medida el incremento del porcentaje de votos a favor del oficialismo. Lo que sigue sin quedar claro es el escaso crecimiento de la fórmula del Frente de Todos. Cuesta creer que con un escenario económico dantesco Alberto Fernández y Cristina Kirchner hayan aumentado el caudal electoral de las Paso en apenas 300 mil votos.

En los días posteriores al 27 de octubre escuché la siguiente hipótesis. Luego del contundente resultado obtenido por AF y CFK en las PASO nadie dudaba que en la primera vuelta la diferencia de 16 puntos a favor de AF y CFK aumentaría considerablemente. Esa presunción fue reflejada por todas las encuestas que se conocieron a través de los medios de comunicación. La gran diferencia pronosticada entre Alberto y Macri fue reflejada durante la tarde del 27 por Crónica TV en cuya pantalla aparecía el siguiente resultado: Argentinos 55 Boca 32. Con el correr de las horas el panorama cambió hasta que apareció Rogelio Frigerio anunciando que el Frente de Todos  le sacaba una ventaja de tan solo seis puntos a Juntos por el Cambio (47% a 41%). Finalmente, cerca de la medianoche el score quedó 48% a 40%. Según la hipótesis que escuché en las últimas horas el círculo rojo no podía permitir que Alberto ganara por una diferencia de 20 puntos o más. Ello hubiera provocado un tsunami político e institucional de impredecibles consecuencias. En consecuencia, una vez consumada la victoria el círculo rojo le habría “aconsejado” a Alberto aceptar una diferencia de tan solo 8 puntos para evitar una estampida incontrolable del dólar y un drenaje sin fin de las reservas. En otras palabras, lo que el círculo rojo le habría dicho al flamante presidente fue lo siguiente: “Mirá Alberto, si no querés asumir el 10 de diciembre con un dólar por las nubes y un Banco Central sin dólares, aceptá sin chistar la victoria por ocho puntos”. Ello explicaría la decisión de Macri de aceptar su derrota el domingo y su decisión de invitar a Alberto a planificar de manera civilizada la transición, y la decisión del presidente electo de aceptar desayunar con Macri el lunes por la mañana. Curiosamente, nada pasó con el dólar hasta ahora (no sólo no se escapó sino que bajó su cotización). ¿Extraño, no?

Repito: se trata sólo de una hipótesis o, si se prefiere, un rumor. Lo cierto es que Alberto le ganó a Macri por una respetable diferencia. A raíz de ello contará con mayoría propia en el Senado y en Diputados será, por escaso número, la segunda minoría. Fue una clara victoria que los medios antikirchneristas pretenden presentarla como un virtual empate técnico. Insólito, realmente. Emerge en toda su magnitud la desesperación del círculo rojo por evitar que Juntos por el Cambio se desmorone como un castillo de naipes, lo que transformaría al Frente de Todos en una fuerza dominante (o hegemónica, si se prefiere este término).

31.10.19


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