El diagnóstico de Mónica Peralta Ramos
El diagnóstico de Mónica Peralta Ramos
LOS LIMITES
AL ACUERDO (*)
Los límites del Acuerdo
Petróleo, fondos de inversión y liquidez
LOS LIMITES
AL ACUERDO (*)
A pocos días de la elección presidencial, un Macri
histéricamente agresivo se zambulle en marchas callejeras a lo largo y a lo
ancho del país. Busca convencer a sus seguidores que dará vuelta los resultados
de las PASO. En su osadía muestra que está dispuesto a llevarse todo por
delante con tal de abrocharse al poder: en cualquier circunstancia, sea debate
presidencial, discurso de barricada o spot de propaganda, miente
descaradamente. Entre otras cosas, sostiene que el endeudamiento externo
durante su gestión fue mucho menor al ocurrido durante el gobierno K a pesar de
que los datos del INDEC y del FMI lo refutan categóricamente; asegura que la
inversión en ciencia y tecnología aumentó durante su gobierno, aunque el propio
Directorio del CONICET lo desmiente y le reclama urgentes aumentos de partidas
financieras congeladas. Y así, sucesivamente.
Macri utiliza al pasado para acosar al presente. Este es
un pasado anegado por el drama no resuelto de demandas de inclusión social
sistemáticamente rechazadas. Su gobierno es revanchista, busca provocar cambios
estructurales para terminar con el peronismo. No lo ha logrado y, paradójicamente,
el pasado satura al presente. Esta semana el peronismo celebró el 17 de octubre
de 1945, fecha en que irrumpió en la escena política empujado por el
protagonismo de los “cabecitas negras” que, desbordando las calles de Buenos
Aires, liberaron a su líder encarcelado. Esta misma semana, Macri convocó a sus
seguidores a la “marcha del millón en el Obelisco” para mostrar, en estas
mismas calles de Buenos Aires, que “sí se puede” detener el avance del
peronismo en las urnas y así “cambiar la historia para siempre”.
Desde el inicio de la campaña Macri invisibilizó a los
pobres al mismo tiempo que resaltó la centralidad de la clase media. Ahora, sin
referirse a los pobres, busca potenciar el miedo a las demandas de los
excluidos y convertirlo en una bandera de guerra. Su objetivo es forzar un
balotaje por cualquier medio. Durante sus cuatro años de gobierno ha dado
amplias muestras de su inescrupulosidad en el manejo de los medios y de las
instituciones políticas y judiciales. Ahora intenta comprar voluntades en los
distritos de Cambiemos con un bono a repartir entre desocupados. En este turbio
contexto, la posibilidad de una manipulación de los datos electorales no debe
ser descartada. Los antecedentes de la empresa que se encargará de la
transmisión y recuento de votos apuntan en esa dirección. Si bien las encuestas
anuncian un resultado favorable a la oposición, como dice Macri: a veces “pasan
cosas”.
Su activismo frenético también busca retener el control
sobre Cambiemos, en caso de ser derrotado en las elecciones, y así liderar la
oposición al nuevo gobierno. Este estará sumergido en un verdadero campo
minado: un BCRA casi sin reservas, organismos oficiales desfinanciados, un
mercado de cambios amenazado por una corrida, fuertes vencimientos de deuda a
corto plazo que no pueden ser pagados, una inflación desmadrada y una recesión
sin limites. En síntesis, un país prácticamente al borde del default, sin
liquidez y con un grado considerable de insolvencia. Estas circunstancias crean
un teatro especialmente propicio para una oposición salvaje al próximo gobierno
y Macri se prepara para la guerra de posiciones.
La actual situación del país es el resultado de una
política concertada con el FMI para provocar el caos. Si bien hubo impericia,
lo decisivo fue la aplicación de políticas que buscaron primarizar la
estructura productiva, reproducir el endeudamiento ilimitado, y disciplinar el
conflicto social a través de la recesión y la dolarización de la economía. En
todo esto Macri tuvo éxito. Sin embargo, fue derrotado en las PASO por el voto
castigo de amplios sectores de la población. En este contexto, la movilización
de sus seguidores le permitiría continuar al frente de su partido a pesar de
las turbulencias internas que detonará una derrota en octubre. Al mismo tiempo,
le permitiría guarecerse de las causas judiciales abiertas en su contra
manteniendo su control sobre la estructura mafiosa que ha montado durante todos
estos años y que hoy pugna por salir a la luz a través de las investigaciones
de Alejo Ramos Padilla en Dolores y Rodolfo Canicoba Corral sobre el espionaje
ilegal de jueces.
Así, la marcha del millón de Macri adquiere significado
y relevancia. En ella tendrán participación crucial los sectores de clase media
urbana con mayores ingresos, y vastos sectores de la producción agropecuaria.
De acuerdo a una encuesta reciente, ocho de cada diez productores agropecuarios
votan a Macri, aunque solo el 42% apoya su gestión (perfil.com 31 7 2019). En
las ultimas semanas, productores agropecuarios auto convocados y organizaciones
empresariales del campo han convocado a través de las redes y del WhatsApp a
marchar con tractores y camionetas hacia cincuenta lugares de encuentro en
distintas partes del país. Desde allí avanzarán sobre la capital y en dirección
al obelisco bajo la consigna “Campo+Ciudad en apoyo a la Justicia , la República y la Libertad ” (lanación.com
16 10 2019).
A días de las elecciones, continúa el goteo incesante de
reservas, el dólar oficial sigue levitando a pesar de las ventas continuas del
BCRA y bancos oficiales para detenerlo, la brecha con el dólar fuga (ccl)
supera los veinticinco puntos y la espiral alcista golpea ahora a un dólar blue
cada vez mas demandado. Sin embargo, el verdadero desafío aparecerá en el
periodo comprendido entre las elecciones y la entrega de gobierno. Todo parece
indicar que se intensificaran las presiones sobre las reservas, el tipo de
cambio y la salida de los depósitos en dólares al mismo tiempo que arreciará la
inflación como consecuencia de la puja entre sectores empresariales por definir
estructuras de precios relativos que les sean favorables.
Los límites del Acuerdo
El Partido Justicialista elevó recientemente al Frente
de Todos una propuesta de políticas económicas para poner en marcha si gana las
elecciones. Al conocerla, la Mesa
de Enlace, organización que aglutina a las entidades patronales del campo, se
manifestó “en estado de alerta” por considerar “de suma gravedad” referencias a
“vigilancia de precios”, “precios referenciales”, limitaciones a las exportaciones,
“controles de cambio”, “regulación nominal de productores” y creación de nuevos
impuestos como el gravamen a la herencia o un impuesto inmobiliario nacional.
Según la entidad, “nada de esto ayudará a poner de pie a la producción… son
recetas de política agropecuaria que ya fracasaron notoriamente”. Así
expresó su agravio ante un plan de gobierno que no contiene, según su opinión,
los reclamos que presentó oportunamente a consideración de Alberto Fernández
(ámbito.com 14 10 2019).
Paralelamente, y luego de realizar una reunión conjunta
en la Bolsa de
Cereales, las entidades que nuclean a los sectores mas poderosos del campo:
exportadores, acopiadores, corredores de granos y también grandes productores
agropecuarios, manifestaron un principio de acuerdo con el plan Hambre Cero de
Fernández. Este apoyo, sin embargo, se circunscribe al sector beneficiario de la AUH y rechaza cualquier
limitación de las ganancias de este sector empresario vía determinación de
precios y/o retenciones a las exportaciones (lanacion.com 8 10 2019). Queda así
excluida la mayoría de la población en situación de pobreza e indigencia.
Esta voluntad de circunscribir y acotar al máximo a los
destinatarios de la ayuda se evidencia también en el rechazo del conjunto del
sector agropecuario y de la cadena alimenticia —desde la industria a los
supermercados— a la convocatoria del CEO de Syngenta, de donar el 1% de la
producción para paliar el hambre. Esta empresa multinacional es la segunda a
nivel global, luego de Monsanto-Bayer. Fue comprada en 2017 por el gobierno
chino y se especializa en la producción de semillas, biotecnología y
agroquímicos. La oposición de todo el sector agropecuario y alimenticio al
proyecto de Syngenta pone en evidencia la voluntad de minimizar el problema del
hambre por parte de toda la cadena, incluyendo a los productores de base que en
algunas regiones se autoconvocaron para expresar su disgusto boicoteando la
compra de los productos de Syngenta y/o devolviendo los que han comprado. Estas
medidas de productores agropecuarios fueron acompañadas por panfletos
convocando a “no traicionar al campo” y con suspicacias referidas a la
existencia de un interés geopolítico detrás de la propuesta de Syngenta
(lpo.com 9 y 11 /10 2019).
Mientras tanto, la entidad que congrega a la industria
alimenticia (COPAL) y los grandes supermercados han rechazado la propuesta de
ley de góndolas que acompaña al plan Hambre Cero y repudian los controles de
precios. Esto ocurre en un contexto de alto crecimiento acumulado de los precios
de los alimentos, que en un año supera a la inflación en el mismo periodo (56.9
% y 53,5 % respectivamente) y en circunstancias en que la reducción del
IVA a cero en algunos alimentos de la canasta básica con el fin de morigerar el
impacto de la devaluación post PASO no tuvo prácticamente incidencia, debido a
la dispersión de precios y a las remarcaciones constantes en los comercios
(ambito.com 23 8 2019).
Así, el plan Hambre Cero, base para el Acuerdo propuesto
por Alberto Fernández, enfrenta hoy la resistencia de poderosas empresas que
controlan monopólicamente segmentos determinantes de la cadena agroalimenticia,
que han logrado sumar a esta resistencia a los productores de base. No son, sin
embargo, los únicos actores ubicados en puntos estratégicos de la economía que
resisten los postulados del plan de gobierno del Frente de Todos. Entre otros
sobresalen las empresas petroleras y energéticas, que objetan la
desdolarización de tarifas y combustibles y reclaman subsidios de distinta
índole para funcionar. En este punto adquiere relevancia inusitada la cuestión
de Vaca Muerta y su futuro. ¿Será considerada por el próximo gobierno como la
“nueva pampa húmeda” que permitirá, a través de sus exportaciones conseguir las
divisas que el país necesita, como piden las principales empresas petroleras ya
instaladas en el área? ¿O la explotación de Vaca Muerta será la instancia que
permita bajar el costo local de la energía y contribuir a la industrialización
del país? En ambos casos su desarrollo requerirá de fuertes subsidios estatales
con el impacto consiguiente sobre el conjunto de la sociedad.
Así, profundos conflictos sociales que marcaron a fuego
la historia de nuestro país desde sus orígenes resuenan en el presente. Las
luchas del “campo” por obtener precios de producción acorde con los precios
internacionales de sus productos, y la necesidad de los gobiernos de regular
estos precios para evitar que las ganancias extraordinarias de un sector
derivadas de la renta diferencial de la tierra perjudiquen la capacidad de
alimentación de la población urbana, están presentes desde la época de la
colonia. Al mismo tiempo, la lucha por la apropiación de los subsidios del Estado
y su transferencia para incentivar a determinados sectores de la producción han
agitado al país desde mediados del siglo pasado. La emergencia de una
industrialización basada en una acumulación del capital tecnológicamente
dependiente ha agudizado el conflicto entre campo e industria, encerrando al
crecimiento industrial en el círculo vicioso de una restricción externa
derivada de la imposibilidad de generar con las exportaciones del campo las
divisas que requiere una industria tecnológicamente dependiente.
Todas estas contradicciones aparecen ahora en nuestro
presente, perforadas por una geopolítica cada vez mas dominada por la necesidad
de las grandes potencias mundiales de controlar los recursos naturales no
renovables en vías de extinción (gas y petróleo tradicional y no convencional,
tierra fértil, agua, etc.) Estas circunstancias se dan en un contexto global de
enorme interpenetración de la producción y las finanzas globales y de creciente
fragilidad de un capitalismo global monopólico, amenazado por la posibilidad de
un estallido financiero y una recesión global de carácter inédito en la
historia mundial.
Petróleo, fondos de inversión y liquidez
Uno de los ejes de la estrategia de dominación
geopolítica de los Estados Unidos en las ultimas décadas ha sido la búsqueda
del control sobre las reservas mundiales de petróleo y gas tradicional y no
convencional, y sobre los flujos y precios de estos recursos no renovables. La
política de facilitación monetaria y tasas de interés cercanas a cero adoptadas
por la Reserva Federal
a partir de la crisis financiera de 2008 dio un gran estímulo al desarrollo de
la producción de petróleo y gas no convencional en los Estados Unidos. Gracias
a esta política, en muy poco tiempo ese país fue capaz de disputar cuotas y
precios del mercado internacional. Hacia 2014 y 2015 los países agrupados en la OPEP aumentaron la producción
de petróleo con el objeto de lograr la caída de su precio mundial y así
destruir a la industria de petróleo no convencional norteamericano. No lo
lograron. Al acceder Trump al gobierno en 2016, otorgó nuevos incentivos
impositivos y financieros a las corporaciones y esto estimuló a la industria
del petróleo no convencional que rápidamente transformó a los Estados Unidos en
el primer productor mundial de petróleo. (zerohedge.com 15 4 2019). Esto, sin
embargo, se logró al costo de un sobreendeudamiento de las empresas
norteamericanas vinculadas a la explotación de petróleo y gas no convencional.
Paradójicamente, este endeudamiento sumado a la imposibilidad
del sector de obtener una rentabilidad efectiva y a la imprevista y rápida
disminución del rendimiento de las perforaciones (wsj.com 2 1 2019; zerohedge.com 9 6 2019)
explica la actual reticencia de los bancos a otorgar nuevos créditos a las
empresas del sector y la multiplicación de la quiebra de pequeñas y medianas
empresas altamente endeudadas (oilprice.com 5 9 2019, zerohedge.com 7 10 2019).
Estas circunstancias amenazan con convertir a esta deuda corporativa en un
posible detonante de la próxima crisis financiera internacional (nytimes.com 1
9 2018).
Por otra parte, la mala situación financiera derivó en
la búsqueda de nuevas formas de financiación que fueron encontradas en los
fondos de inversión. Hacia 2018, estos respondían por la financiación de más de
una tercera parte de las inversiones de petróleo no convencional en los Estados
Unidos (knowledge.wharton.upenn.edu,
21 9 2018). Lejos de resolver el problema, estas circunstancias
tornan todavía mas peligrosa la deuda corporativa asociada a la explotación de
petróleo y gas no convencionales en los Estados Unidos. El carácter ilíquido de
los activos de buena parte de los fondos de inversión hace que hoy sean el
principal factor de riesgo de un sistema financiero internacional amenazado por
una crisis de liquidez que ya empieza a ponerse de manifiesto en el mercado
interbancario norteamericano de repos.
Así, las características de la explotación de petróleo y
gas no convencionales en los Estados Unidos y la rápida pérdida de
productividad de las perforaciones explican el interés de las multinacionales
petroleras por explotar los recursos naturales no renovables de la Argentina , aprovechando
al mismo tiempo los subsidios que el gobierno de Macri les ha brindado. Estos
subsidios han tenido como contrapartida la brutal dolarización de los
combustibles y tarifas publicas. Todo esto indica la necesidad de proteger en
el futuro a los subsidios del Estado argentino de la apropiación por parte de
multinacionales y la importancia de no reducir el proyecto de Vaca Muerta a la
mera generación de dólares a partir de sus exportaciones.
(*) El cohete a la
luna, 20/10/019.
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