El escrito de Mónica Gutiérrez
El Presidente tiene quien le escriba
(*)
Puede que no estuviera en sus
cálculos. Él le juró amor eterno. Un “hasta que la muerte nos separe”. “Nunca
me voy a pelear con ella, somos lo mismo”. Lo dijo una y otra vez.
“De este proyecto ya me fui una vez,
dos veces no me voy”, redundó hace apenas unos días. Tal vez nunca imaginó que
la dispuesta a irse fuera ella, que se manifestara capaz de dejarlo solo, de
tomar distancia, de despegarse en el tenebroso momento en el que todos ven
venir el huracán.
Ella fue quien lo coronó, quien lo
eligió. La que propuso esta unión. El matrimonio por conveniencia puede
que haya llegado a su fin. “Te dejo al frente de la calesita y la chocás”,
parece decir en su carta abierta
El Presidente dijo que entendió la
controvertida epístola como un respaldo a su tarea, a su gestión, pero todo
parece indicar que en la intimidad de Olivos el escrito tuvo efectos
devastadores.
Es cierto que como dice CFK que “hay
funcionarios que no funcionan”. También es cierto que con los ministerios
loteados de modo vertical nada fluye, todo queda trabado.
No se puede estar en la misa y la
procesión, tratando de ensamblar a diario irreconciliables diferencias.
Administrar las tensiones obliga a algunos a tomarse un respiro. Es el caso de
dos cercanos colaboradores del albertismo en el Ejecutivo que se refugiaron en
el centro adventista de Puigari durante 15 días en busca de sanación.
El Presidente tiene quien le
escriba. Su mentora le baja una advertencia cuando ya todo huele a
tsunami. Ella toma distancia, pero a la vez lo conmina a hacerse cargo. Le
corta los hilos en el peor de los momentos. Le marca un camino con un sesgo tan
perverso como contradictorio.
Según CFK, urge buscar y conseguir
acuerdos, sentar a la mesa a todos los sectores. Incluye obviamente a los malos
de la película, aquellos que vienen siendo defenestrados en la conversación
pública de los tiempos K. Un trabajo demasiado sucio desde la mirada ultra K.
Alberto Fernández tendrá que desandar
el camino si pretende seguir contentando a su partner en el
poder. Eso sí, con
una novedad: si las cosas salen mal, el responsable será él y solo él. Ella no
deja espacio para reclamo alguno. El que gobierna es el Presidente. Lo pone de
cara a la crisis pero le da una oportunidad.
CFK se percibe y se declara víctima
de esta situación.
Fatiga la letanía. No lo puso en poder para esto. Esperaba que su elegido
gestionara. Según algunos que la conocen bien, la ex Presidente asume en la
carta su frustración. Ahora le exige que se ponga al frente, que revierta la
anomia en la que el país se hunde a una velocidad de crecimiento exponencial.
Esta semana, no obstante, algo
pareció cambiar. Hay quienes creen identificar un punto de inflexión. La
coincidencia en una misma jornada del operativo de desalojo de la toma de
Guernica y la dramática recuperación de las tierras de los Etchevehere marcó un
inesperado cambio de aire.
Detrás del despeje del predio tomado
muchos creen ver la mano de la mismísima Cristina Kirchner, quien consciente del daño que la
permanente transgresión a la norma que le proponen los exponentes más extremos
del kirchnerismo silvestre habría decidido cortarles el chorro también a “los
Grabois de la vida”.
Quienes hacen esta lectura sostienen
que la rapidez, eficacia y pulcritud con la que se procedió para despejar a las
familias ocupantes del predio en disputa se inscriben en el soterrado pero
sostenido enfrentamiento que
El Evita forcejea con la organización
K por el liderazgo y asistencia a los sectores más vulnerables del conurbano
profundo y sus adyacencias. La refriega tuvo uno de sus capítulos más extremos
el día que Sergio Berni acusó directamente a Fernando “Chino” Navarro de estar
detrás de la toma. Navarro es secretario de Relaciones Políticas y
Parlamentarias del Gobierno y uno de los hombres de confianza de Alberto
Fernández. Otra más de Montescos y Capuletos.
El despeje de Guernica precipitó el
curso de los acontecimientos. El gobernador Bordet se percató del alto costo
político que le tocaba pagar por sostener el aguante a los usurpadores y
procedió en consecuencia.
A la imagen de la policía provincial
haciendo el pasamano de víveres para los okupas se sumó la patética
constatación de que un funcionario provincial salió de la estancia Casa Nueva
en un auto oficial tras haber pernoctado en el lugar. El director de
El mensaje de la fatídica carta tuvo
impacto hacia afuera pero también hacia el interior del kirchnerismo. Hay una sociedad sensibilizada
en torno a situaciones que atentan contra el estado de derecho y sus valores
consagrados en la constitución. De persistir en ese rumbo, no son pocos los que
ven venir un cuadro de desmadre y anarquía. El peronismo en cualquiera de sus
formas no se banca perder la calle.
El curso de los acontecimientos
obligó a muchos a replantear sus posicionamiento en el discurso público. Hasta
En un documento titulado “Del Señor
es la tierra”,
“Fue derrotado el mal”, dijo un
Miguel Ángel Pichetto casi místico ya sobre la tarde del jueves.
Pichetto cantó victoria tras hacer
una esmerada vigilia junto a los Etchevehere y constatar in situ la
encendida adhesión que la familia recibió por resistir la ocupación. La saga, que terminó con la buena
de Dolores detenida y posteriormente liberada, convirtió un litigio hereditario
en una épica nacional en defensa de la propiedad privada.
La neutralización del Grabois, quien
se retiró de la patética sitcom entrerriana alegando haber sufrido una derrota,
tranquilizó a algunos. Están los que creen que el encendido dirigente es un
verdadero problema para
Queda todavía por verse cómo
reaccionará el Presidente de
“Lo dieron vuelta”, dijo Hebe de
Bonafini. La sacrosanta Madre de
La ausencia de Máximo Kirchner del
debate sobre el Presupuesto también marca un enojo de la familia K con la
gestión del Presidente. Quien quiera oír que oiga.
Si el Jefe de Estado acusará recibo
convocando a una mesa de acuerdo en orden a aceptar el reto de su mentora o si
la dejará pasar es todavía una incógnita. Mucho más difícil aún es saber si
llegado el caso de alcanzar algún tipo de consenso, este se pueda implementar,
sostener y respetar.
“La crisis de autoridad solo será
resuelta restableciendo la autoridad, es decir la capacidad para conciliar, la
aptitud para convencer y no para vencer. Estamos proponiendo lo que todos los
argentinos sabemos que necesitamos: la paz y la tranquilidad de una convivencia
en la que se respeten las discrepancias y en la que los esfuerzos para
construir que hagamos cada día no sean destruidos. La construcción y la defensa
de
(*) Infobae, 31/10/020
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