Artículos publicados en Ser y Sociedad

 


El aporte de Maurice Duverger

29/8/011

 

A comienzos de la década del cincuenta del siglo pasado Maurice Duverger publicó su libro “Los partidos políticos”, el primer intento por sistematizar esta cuestión fundamental de la ciencia política. Duverger comienza su teoría de los partidos políticos abordando su génesis. Los verdaderos partidos políticos emergieron allá por 1850, un siglo antes de la aparición de su clásica obra. En aquel entonces, salvo Estados Unidos, ningún país del mundo (del mundo occidental, se entiende) albergaba partidos políticos según el significado moderno de la expresión. Ello no significa que no hubiera actividad política-opiniones políticas, clubes populares, asociaciones de intelectuales, grupos parlamentarios-; lo que no había eran partidos políticos. En 1850 el mundo desconocía la existencia de los partidos políticos. En 1950 constituyen una de las instituciones políticas fundamentales del funcionamiento de los regímenes políticos. ¿Cómo se pasó, se pregunta Duverger, de la inexistencia de los partidos en 1850 a su institucionalización en 1950? La respuesta a este interrogante obliga a dilucidar la cuestión del origen de los partidos. Duverger comienza su estudio de los partidos políticos enfatizando la gran influencia que sobre ellos ejercen sus orígenes. La historia de los partidos más tradicionales de Europa se encarga de ponerlo en evidencia. “Es imposible, por ejemplo, comprender la diferencia de estructura que separa al Partido Laborista británico del Partido socialista francés, si no se conocen las circunstancias distintas de su nacimiento. Es imposible analizar seriamente el multipartidismo francés u holandés, o el bipartidismo norteamericano, sin referirse a los orígenes de los partidos en cada uno de esos países, lo que explica su proliferación en unos, su restricción en otro” (“Los partidos políticos”, FCE, México, 1979, pág. 15. En nuestro país no resulta posible comprender, por ejemplo, la influencia que ejerció el peronismo desde fines de los cuarenta del siglo pasado hasta el presente si no se conoce el fenómeno del 17 de octubre.

 

Partidos políticos: origen electoral y parlamentario

 

Experto en el arte de clasificar los fenómenos observados para un mejor análisis, Duverger destaca dos tipos de origen de los partidos políticos: a) el origen electoral y parlamentario; b) el origen externo.

 

Los partidos políticos surgen de la relación permanente que se dan entre los grupos parlamentarios y los comités electorales. La creación de aquéllos y la posterior aparición de éstos hicieron posible, al vincularse, el surgimiento de los partidos políticos. La historia ha demostrado que frecuentemente el nacimiento de los grupos parlamentarios se produjo con anterioridad al nacimiento de los comités electorales Sin embargo, la historia ha puesto en evidencia que los grupos parlamentarios pueden existir tanto en una Cámara elegida como en una Cámara autocrática. La lucha entre facciones se ha dado con harta frecuencia en asambleas hereditarias o cooptadas que nada tienen que ver con la democracia, como acontecía en el Senado de la Roma clásica. ¿Cuál es el factor primordial que da lugar a la formación de los grupos parlamentarios? En principio, no sería otro que el ideológico. “A priori, parece que la comunidad de doctrinas políticas constituyera el motor esencial de la formación de los grupos parlamentarios” (pág. 16). Sin embargo, la doctrina apareció con posterioridad en el proceso de configuración de los grupos parlamentarios. Previamente ejercieron un rol fundamental la vecindad geográfica y la voluntad de defensa profesional. En determinados países los grupos locales que luego devinieron en grupos ideológicos dieron lugar a los grupos parlamentarios. Lo acontecido durante la Revolución Francesa corrobora este aserto de Duverger quien describe magistralmente el nacimiento de los jacobinos (págs. 16/17).

 

Otro factor que no debe ser descuidado es el interés. En algunos grupos parlamentarios está muy acendrada la defensa de sus intereses como, por ejemplo, la reelección. En efecto, la preocupación por este interés nunca desaparece por completo de los grupos parlamentarios, incluso en aquellos que alcanzaron un alto grado de madurez institucional. Aquí juegan un rol relevante las técnicas del escrutinio que demandan un esfuerzo colectivo, mereciendo destacarse el escrutinio de lista y la representación proporcional. Ambas técnicas “refuerzan esta tendencia natural: en algunos países (Suiza, Suecia) la formación de los primeros grupos parlamentarios realmente organizados coincide con la adopción del sistema proporcional” (pág. 18). Otro factor que fortalece los grupos parlamentarios es la esperanza en obtener un puesto ministerial. La ambición política juega, qué duda cabe, un rol decisivo en la configuración de los grupos parlamentarios. Por último, debe destacarse, si hay que dar fe s los juicios de Ostrogorski, la relevancia de la corrupción en la edificación de los grupos parlamentarios. Lo que acontece en la política británica lo corrobora. Durante un largo tiempo los ministros ingleses se aseguraban el apoyo de sólidas mayorías comprando los votos. Se trataba de una práctica política “oficial”. En la propia cámara había una taquilla donde los parlamentarios se dirigían para “cobrar” los “servicios prestados”-el voto favorable a los ministros-. La compra de conciencias de los diputados alcanzó tan alto grado de “institucionalización”· que en 1714 fue creado el cargo de “secretario político de la tesorería” para ejercer la función de recaudación de fondos provenientes de los diputados. Como puede observarse, aún en regímenes políticos desarrollados y democráticos como el británico la corrupción está institucionalizada.

 

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