El informe de Jorge Fontevecchia
Mundo vacuna
Comenzó
como la diplomacia de las vacunas y se está convirtiendo en la guerra por las
vacunas. Muchos países ordenaron compras muy superiores a sus necesidades, y
hoy los laboratorios que las producen tienen cuello de botella en su entrega,
generando situaciones de histeria. Canadá, por ejemplo, ordenó vacunas para
cinco veces su población e Israel pagó un precio mayor por las vacunas de
Pfizer para garantizarse entrega anticipada. Guardando las distancias, lo
que en el siglo XX fue la carrera armamentística hoy es la carrera vacunadora:
quién llega antes a mayor porcentaje de su población. De cualquier forma,
aunque los países ricos logren tener vacunado al 100% de sus
habitantes a comienzos de 2022, si la mitad del mundo recién lograra lo mismo a
comienzos de 2023 y los países más pobres recién a comienzos de 2024, aunque acotado,
el peligro del coronavirus nos acompañará un buen tiempo. Al 29 de enero,
encabezan la lista de mayor porcentaje de vacunación sobre el total de la
población los países con poblaciones más pequeñas como Israel (52%) o Emiratos
Árabes (31%). Les siguen Inglaterra (15%) y Estados Unidos (8%). A partir
de allí viene el pelotón de países de Europa: España, Italia, Polonia, Francia
y Alemania, al que se suman Turquía y Canadá, con entre el 2 y el 3% de la
población vacunada. Luego China, con un poco menos de 2% del total de su
gigantesca población, Rusia con 1%, seguidos por Brasil y Argentina, que se
acercan al 1%. Sigue México, con medio por ciento de su población e India con
0,25% porque, al igual que China, son más de 1.300 millones de habitantes. Que
países como China y Rusia prefieran entregar parte de su propia producción de
vacunas a otros países retrasando la inmunidad de su propia población tiene
explicación en la posibilidad que permite a potencias mundiales utilizar las
vacunas como un arma de posicionamiento geopolítico y la sumisión de su
población a aceptar las decisiones de sus gobiernos sumado a su diferente valor
subjetivo de la vida. Otra curiosidad es Japón, que, teniendo los recursos
económicos de Estados Unidos o Europa, confirmó su singularidad al decidir
comenzar a vacunar recién en febrero.
Controversias
hay de todo tipo, Inglaterra, que decidió vacunar más personas con una sola
dosis que menos con las dos y alcanzar mayor cobertura, o Indonesia, donde se
discute si vacunar primero a los trabajadores esenciales o a las personas de
más edad. La fabricación de 6.400 millones de vacunas previstas en 2021
concentrada en los países más ricos asume la necesidad de repetir en 2022 las
campañas de vacunación como las vacunaciones anuales de gripe. El problema no
se agota en la capacidad de pagar el costo de la vacuna o de producirla. Como
bien demuestran China e India y la propia Rusia con enormes poblaciones y
territorio, el costo de distribución, refrigeración y logística para su aplicación
es superior al de la vacuna misma. Los países más pobres dependerán del
programa Covax, de
(*) Perfil, 31/1/021
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