La columna de economía de Roberto Cachanosky
A qué crisis del pasado de la Argentina se asemeja la
crisis que viene
En general las crisis económicas no son
exactamente iguales a lo largo de la historia, sin embargo, en el caso
argentino, suelen tener una cierta similitud.
La pregunta que surge recurrentemente es si
hoy estamos frente a una crisis similar a la del 2001, cuando primero se
estableció el corralito bancario y luego, ya con el gobierno peronista en el
poder, se declaró el default, la devaluación y la pesificación asimétrica.
Claramente, al igual que la mayoría de las
otras crisis, el problema se originó en un desajuste fiscal que se pensó que se
solucionaba con el blindaje del año 2000. En ese momento el gobierno de De
Por eso llegó marzo y renunció el gabinete
económico de De
Justamente eso fue lo que intentó Ricardo
López Murphy y duró en el cargo 15 días y lo reemplazó Cavallo que dejó la idea
de llevar adelante una baja del gasto y avanzó con el megacanje. Nuevamente se
creyó que un manejo financiero sustituía las reformas estructurales.
Pero en ese momento Cavallo empezó a dar
señales para salir de la convertibilidad con el factor de empalme. Sin
financiamiento externo el déficit fiscal, por más chico que fuera, era
infinanciable, recordando que había convertibilidad en ese momento.
Por eso, aproximadamente a mitad de año salió
la idea de déficit cero, que consistía en la regla que el estado solo iba a
gastar lo que le ingresara en impuestos. Por varias razones, pero
fundamentalmente por la debilidad política de De
En definitiva, la crisis del 2001 se desató
por un problema fiscal, pero de mucho menor volumen que el actual y porque, al
regir la ley de convertibilidad, el BCRA no tenía capacidad de financiar a los
bancos en caso de retiro masivo de depósitos.
O sea, la crisis fue de otra magnitud en
términos de déficit fiscal, pero muy fuerte en términos de depósitos porque los
bancos tomaban dólares y prestaban dólares. El descalce de plazo hacía
imposible pagar los depósitos ante una corrida como la que ocurrió y el BCRA no
tenía el franchasing para emitir dólares y financiar a los bancos para hacer
los pagos en ventanilla.
A esta altura del partido, debe haber pocos
economistas que nieguen que estamos inmersos en una crisis económica que
adquirirá mayor dimensión.
La crisis que ocurriría luego de todos los
problemas acumulados más la fiesta de consumo que está implementando el
gobierno de cara a las elecciones de noviembre, ¿a qué crisis podría asemejarse
de las que ya hemos tenido?
Todo parece indicar que es una mezcla de
rodrigazo y crisis del plan primavera, es decir la de 1989.
En efecto, la distorsión de precios relativos
que hoy tienen la economía argentina se asemeja, tal vez no en magnitud, pero
sí en su forma, a la distorsión de precios relativos que implementó José Ber
Gelbard con la inflación cero, allá por 1973. Los controles de precios, atraso
cambiario y tarifario desembocaron en el famoso rodrigazo de 1975, al cual el
pobre Celestino Rodrigo le tocó destapar la olla a presión que había dejado
Gelbard y no había corregido Alfredo Gómez Morales en su breve paso por
Economía luego de la salida de Gelbard.
Ese rodrigazo significó un fuerte aumento de
las tarifas de los servicios públicos y una devaluación del peso que generó una
brutal caída de los ingresos reales, al punto tal que
Estamos, entonces, frente a una suerte de
rodrigazo pero con mucho menor colchón social para soportar la corrección de
los precios relativos. En efecto, la desocupación y la pobreza en 1975 eran
infinitamente menores a la actual.
Pero al problema de los precios relativos, con
un fuerte déficit fiscal, se le agrega un déficit cuasifiscal que, no es de la
magnitud del déficit cuasifiscal de 1989, pero si es importante. El déficit
fiscal financiero previsto para este año en el presupuesto 2021 es de $ 1,5
billones y la pérdida del BCRA por el endeudamiento en LELIQs y Pases llega a
los $ 1,6 billones. Es decir, el déficit cuasifiscal es mayor al déficit fiscal
financiero.
Como el BCRA no puede pagar esa deuda en
LELIQs porque no genera ingresos para pagar ni el principal ni los intereses,
el desemboque de esa deuda del BCRA que el kirchnerismo multiplicó por 4 en
menos de 2 años de gobierno, además de la emisión monetaria que quedó
circulando en el mercado ya que el BCRA multiplicó por 2,3 los billetes y
monedas en circulación, el desenlace no parece ser otro que una gran llamarada
inflacionaria o un plan Bonex. Muchas más alternativas no se observan.
Resumiendo, estamos frente a una crisis que se
parece a la del 2001 en la baja credibilidad que tiene el presidente. Que se
parece a la de 1975 por la distorsión de precios relativos y a la de 1989 por
el gasto cuasifiscal que generaban los depósitos indisponibles de aquel
momento, depósitos indisponibles que eran lo que luego se llamaron LEBACs y
ahora LELIQs. Mismo perro con diferente collar.
La diferencia con las crisis anteriores, es el
escaso colchón social que hoy queda comparado con la pobreza e indigencia de
las crisis anteriores.
Para salir de este gran lío en que el
kirchnerismo metió al país, se va a necesitar un gobierno de coalición muy
sólido y con un plan económico fuertemente ortodoxo para evitar más desastres.
Ya no queda margen para la heterodoxia. Solo práctica de buena economía con
respaldo político.
https://economiaparatodos.net/
Prensa republicana
Director: Nicolás Márquez
30/9/021
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