La columna política de Ernesto Tenembaum
La Tercera Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner
31 de Octubre de 2021
Infobae
El
miércoles pasado, el ministro de Economía, Martín Guzmán, entró
sorpresivamente en el barro de la campaña electoral. “Hoy la escuchaba a la ex
gobernadora Vidal, por ejemplo, o al ex presidente: es una posición
antisoberanía, antiargentina, en contra de los intereses de
Unas
horas después, la candidata Victoria Tolosa Paz pronunció otro
brulote, muy extraño a su discurso habitual, al acusar a la oposición
de estar orquestando un “golpe blando”. En cambio Julián Álvarez,
el líder de
Esas
declaraciones reflejan bastante bien el clima que se ha instalado dentro del
poder político a medida que se acerca la elección. Los moderados se
radicalizan para sobrevivir. Los más duros se expresan con desenfado e
insolencia, como si ya se estuvieron haciendo cargo de la situación. “La
militancia está lista para entrar”, gritó Máximo Kirchner en uno de sus últimos
discursos, como si
Se
trata de una angustiante cuenta regresiva que no terminará el día de la elección
sino un rato después, el 15 de noviembre, cuando se empiece a revelar cuál
será el enfoque que Cristina Kirchner le imprimirá al Gobierno del Frente de
Todos, luego de la derrota.
Un
breve recorrido por todo lo que pasó desde el impactante resultado del 12 de
septiembre tal vez permita anticipar el rasgo dominante de lo que sucederá en
apenas dos semanas. La derrota en las Primarias fue sucedida por la amenaza de
renuncia por parte de la mitad del Gabinete, la mitad que respondía a
Así
las cosas, parece bastante claro que el 15 de noviembre será la misma
Vicepresidenta, ya con menos intención de delegar su poder o de negociar a cada
paso, la que está dispuesta a asumir cada vez más la conducción del gobierno,
con sus valores, con sus ideas, con sus enemigos, con sus fijaciones, que serán
más o menos discutibles, pero que son las suyas. Los tiempos y los modos de esa
ofensiva irán cambiando. Pero si Cristina es la que es, y la que fue siempre,
seguramente aporten más turbulencia, y no más serenidad, al complejo proceso
que arranca el 15 de noviembre.
Hay
tres antecedentes que permiten analizar el menú de opciones que, grosso modo,
se abren para
La
segunda derrota fue en 2013, contra Sergio Massa. En ese momento, el Estado ya
no disponía de dinero ni de dólares. Kirchner concentró el proceso económico en
las manos de Axel Kicillof. En esos años, el kirchnerismo mantuvo el discurso
de confrontación, mientras el Palacio de Hacienda giraba hacia medidas que
intentaban contener una crisis explosiva: Kicillof devaluó, subió las
tarifas, subió la tasa de interés, cerró un acuerdo con el Club de París,
acordó con la petrolera Chevrón en condiciones secretas y elaboró un plan de
subsidios que las empresas petroleras locales aún celebran. Así, Cristina
llegó al final de su segundo mandato sin profundos sobresaltos y su candidato,
Daniel Scioli, casi gana las elecciones.
La
tercera derrota se produjo en 2017, y de allí surgió la idea de unificar al
peronismo y poner como candidato a un hombre moderado.
¿Qué
hará ahora?
Los
momentos históricos nunca se repiten de manera calcada y, por eso,
En
definitiva, ¿será una Cristina a la ofensiva o a la defensiva? ¿Querrá
ir por todo, aun en medio de la debilidad que la rodea, o -al contrario-
priorizar que el gobierno del Frente de Todos llegue al 2023 sin un crecimiento
dramático de la inflación, o una crisis sistémica? Cada uno de esos caminos
tiene sus riesgos y sus oportunidades. Pero un mal cálculo, dadas las evidentes
muestras de fastidio que expresa la sociedad, y los movimientos de precios y
tipo de cambio, puede ser fatal.
En
el medio, está el mayor de los dilemas: qué hacer frente al Fondo Monetario
Internacional. Cualquiera de las opciones, en este contexto, tiene su enorme
costo político. Un acuerdo puede evitar un desastre, pero también
obliga a tomar decisiones que son muy lejanas a las banderas kirchneristas: no
solo a las históricas, sino a las que se agitan en estas horas. Además,
si no se produce el acuerdo, tal vez la situación económica empeore y la gente
se enoje aún más.
Cristina
ha gobernado con recursos y con mayoría propia. Con menos recursos y sin
mayoría. Pero nunca le tocó hacerse cargo del poder con tantos límites
objetivos y, encima, con una situación extraña en la que, por más que ella
ocupe cada vez más casilleros con su gente, nunca tendrá todo el poder porque
no será
El
poder -al menos el poder dentro del Gobierno- está, cada día más, en manos de
Cristina. El Presidente parece haber aceptado finalmente los límites que ella
le impone. Vienen tiempos movidos, por si alguien no lo había notado.
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